Cuatro

La llegada en la mañana al colegio fue como otros días, Jack estaba en la entrada esperando que Alice apareciera, y la niña llegaba con una sonrisa mayor que otros días.

- Buenos días- le dijo al estar frente a él- ¿Preparado para la sorpresa?- una gran sonrisa adornaba la cara de los dos niños.

- Buenos días- le contestó él apretando las tiras de su mochila por el nerviosismo- Creo que no voy a poder aguantar todas las clases de hoy, y encima tenemos álgebra, el mundo está conspirando en mi contra.- y puso cara de frustración,  si por él hubiera sido,  en vez de entrar al colegio, habría ido directamente para la casa de Alice.

- Jajajajajaja,  no lo creo, eres muy gracioso, entremos que ya es hora- le dijo tomándole la mano y halandolo con suavidad- Y no te preocupes, el día de hoy tendrá las mismas horas que todos los demás, nadie le pondrá más tiempo para hacerte sufrir.

Los niños se adentraron en el colegio tomados de la mano y así hasta llegar al aula que les correspondía bajo la mirada de algunos,  que aunque no se atrevían a meterse con ellos, no les complacía que alguien de un nivel más bajo tuviera tanta amistad con un chico que era el heredero de un gran imperio.

Aquel día transcurrió normal para muchos, menos para Jack que no veía que el gran reloj que adornaba la pared de la clase avanzara y se escuchara el sonido que anunciaba que había terminado el horario lectivo, pero como le había dicho Alice,  aquello no duraría ni un minuto más de lo habitual y para cuando retumbó el timbre que indicaba la salida del centro, el niño corrió por los pasillos, con su amiga de la mano, hacia la puerta donde sabía que los esperaba Josep.

- ¿Josep es el chófer de tu abuela?- le preguntó Jack a la niña tratando de llevar una conversación mientras iban en la parte trasera del auto- Perdón no quise ser imprudente- se disculpó rápidamente por su pregunta creyendo que había cometido un error al hacerla- Es que estoy tan nervioso que no sé ni que hablo.- ella le sonrió sin enfado haciéndole saber que no había problema por tener una conversación así.

- Quizás parezca nuestro chófer,  pero es más bien un miembro de la familia, él era el mejor amigo de mis padres aunque es unos cuantos años menor que ellos- la chica sonreía mientras hablaba- Según me contaron ellos él llegó a casa de mi abuela siendo sólo un bebé con su madre y nunca más se fueron de allí, hasta ahora era militar y estaba destinado fuera del país y cuando mis padres murieron él dejó todo para venir a cuidarnos a mi abuela y a mi. - ella terminó de decirle sobre quién era aquel hombre corpulento de unos veintiocho años que siempre estaba a su alrededor,  pero se notaba la tristeza en sus palabras.

- Siento haber preguntado eso, te hice hablar sobre cosas que te ponen triste, soy un tonto, pero estoy muy nervioso,  aunque no lo creas, nunca he tenido un cumpleaños de mi agrado,  siempre han sido grandes celebraciones,  llenas de gente que la mayoría no se ni quienes son y comportándome como tendría que hacerlo alguien de mi estatus social.

- No te preocupes- volvió ella a sonreírle- Eres mi amigo,  es normal que te intereses por las personas que me rodean.

- Pero tú nunca has preguntado por mi familia.

- Lo siento si eso te ha molestado- se disculpó la niña pensando que a su amigo le ofendió el hecho de que ella no preguntara por los suyos- Pero por lo que me has contado ya he hecho una caracterización de cada uno y no necesito preguntar algo que quizás no te agrade responder.

- No me molesta- le dejó él muy claro- Solamente me extraña, todos siempre quieren saber de ellos y ver como entrar en su círculo sin importarles usar un niño para eso. - le comentó con un poco de vergüenza al reconocer que nadie se acercaba a los suyos si no era buscando un beneficio.

- A mí no me interesa para nada, tu padre es un empresario que no tiene tiempo para otra cosa que no sea trabajar para tener más dinero, no me interesa por ahora nada de eso, cuando estudie una carrera ya veré,  tu madre una ama de casa qué no hace nada en su casa, ni siquiera sabe donde se guardan las cosas de sus hijos, y que vive sumisa a tu padre y pendiente del que dirán sus amigas del club, no te ofendas pero no es mi patrón a seguir, y tu hermano un chico relajado que no le interesa para nada la vida que tu padre les impone y más tarde o más temprano se separará del negocio familiar. - Jack la miraba asombrado.

- Me asustas,  cualquiera pensaría que tienes cámaras instaladas en mi casa para espiarnos, nunca has hablado con ninguno y los describiste tal cuál- Jack se acomodó en el asiento- ¿Y yo, me puedes describir a mí?

- Claro que puedo- ella siguió sonriendo- Tú eres el único amigo que he tenido y en poco tiempo te convertiste en alguien muy importante en mi vida, tampoco te interesa la empresa de la familia como a tu hermano,  pero serás empresario por no defraudar a tu padre y no encajas para nada en esa familia, en pocas palabras, no pareces hijo de ellos ni haber nacido para lo que te espera.- él seguía mirándola con la boca abierta- Lo siento si te ofendí,  y entiendo si ya no quieres ser más mi amigo.

- ¿Qué ?¿ Estás loca? - exclamó él-  Claro que quiero seguir siendo tu amigo, me conoces mejor que yo, este es el mejor cumpleaños de mi vida.- el niño sonrió con toda la cara y cruzó sus manos detrás de la cabeza para dejar caer su espalda en el asiento del auto y sentirse muy feliz.

Y como se lo había dicho en el auto a su amiga, aquel estaba siendo por mucho el cumpleaños más feliz de su vida, sólo estaban él,  Alice,  la abuela Marie y Josep,  pero no tuvo que aparentar ser quién no era, ni caminar erguido con hinfulas de caballero medieval, ni tuvo a su padre todo el rato en su oído diciéndole como se comportaba un hombre de su nivel o a su madre suplicándole que no la dejara en ridículo delante de la alta sociedad. Esta vez pudo ser un niño y correr por el patio de la casa y mojarse en el pequeño lago mientras reía como nunca lo había hecho.

A la hora de partir la tarta no hubo una orquesta que tocara el cumpleaños feliz ni el dulce tenía un monton de pisos ni era de trufas importadas de un lugar que Jack no sabía ni mencionar, pero las voces que se escucharon cantar fueron más que suficientes para hacer llorar al niño de alegría y que al apagar las velas su deseo fuera que la amistad entre él y Alice nunca se terminara, pasaran los años que pasaran.

Y el sabor de aquella tarta, esa era la mejor que había probado de todo el mundo y estaba seguro que él tenía muchas con las que compararla, dentro de sus deberes estaba el de aprender a degustar y catalogar tanto dulces como vinos, aunque de los últimos solo sabía de nombres y cosechas,  todavía no los probaba.

En resumen, aquel día no tenía manera de mejorar, pensó el chico, hasta que llegó la hora de abrir los regalos, la abuela y Josep le habían obsequiado un patinete nuevo, a él le gustaba distraerse con eso, pero la sorpresa mayor fue recibir el regalo de su amiga, nunca pensó que ella tuviera la delicadeza de recordar su amor por la pintura y cuanto le costaba mantenerse cerca de su verdadera pasión.

- Dios Alice- gritó mientras se lanzaba sobre ella para abrazarla- Gracias,  gracias por ser mi amiga, eres lo mejor que me ha pasado en la vida.

- Gracias a ti también por ser mi amigo.- le contestó la niña sonrojada.

Y así fue como Jack tuvo la mejor celebración de cumpleaños del mundo, no importa si había sido adelantada o si solamente la habían festejado ellos, y lo mejor es que pudo llegar a su casa sin que su padre se enterara de donde había estado.

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