El día siguiente de la celebración en casa de Alice trajo a la escuela a un Jack muy muy feliz, el chiquillo no había dejado la gran sonrisa con la que salió de casa de su amiga ni un instante, no hasta que dio menos de diez pasos en la entrada del colegio.
- ¿Qué quieres ahora Jessica?- le habló a la chica que se posicionó en medio de su camino.
- Lo mismo de el otro día, dime cuando viene tu hermano.- la rubia era testaruda y no lo dejaría avanzar si no le decía.
- Llega hoy en la tarde Jessica, no me molestes más y desaparece de mi vida. - le contestó e intentó seguir su camino hasta el sitio en el que siempre se paraba para esperar a Alice pero aquella no se movió - ¿ Qué más quieres Jessica, que te separe una cita? A lo mejor la vas a necesitar para hacerte notar- el chiquillo le sonrió con una sonrisa de burla.
- No te hagas el gracioso pequeño imbécil, recuerda que siempre puedo dar una buena referencia de tu amiga.- ahora la que se burlaba era la rubia.
- Y tú recuerda que en este colegio hay cámara en muchos lugares y si yo hablo y se revisan, tú no vas a acercarte a mi hermano ni a tres metros y tu sueño de ser la señora Williams se va a ir muy, pero que muy lejos, y me imagino que a tu papito y a tu mamita eso no le va a gustar- el niño se había dado cuenta la vez anterior de como se puso de nerviosa la rubia cuando le habló de las cámaras de seguridad del colegio, pero él sabía muy bien que todo era una mentira, si en el centro lo hubieran querido ayudar alguna vez, esas imágenes ya estarían sobre la mesa de su padre- Así que mi consejo es que en el cumpleaños te mantengas con la boca llena de tarta todo el tiempo para que no vayas a hablar de lo que no se debe, y ahora, si me lo permites voy a seguir mi camino, no quiero que me vean hablando contigo, tú no eres de mi estirpe, por algo mi hermano se ha cuidado muy bien de que no lo relacionen contigo.- el niño vio la cara de aquella chica ponerse roja de la ira, parecía que iba a reventar y él se sonrió, pero aquella sonrisa más que de burla era de satisfacción, se había vuelto a enfrentar a su mayor dolor de cabeza en el colegio, y todo se lo debía a su amistad con Alice.
Un momento después llegaba la niña acompañada de su abuela esta vez y mientras se bajaba del auto Jack se acercó para saludar a la señora.
- Buenos días abuela Marie- la llamó como él le había pedido que lo dejara llamarla el día antes y que la señora había aceptado.
- Buenos días cariño, te dejo a mi princesa, cuidala mucho.- le dijo y vio a Alice entornar los ojos al escuchar como la llamó- Y ahora los dejo, aquí no puedo quedarme aparcada.- le aclaró a los dos niños y volvió a salir con el auto.
- Si ella supiera que quién me cuida a mi eres tú - mencionó Jack mientras veían el auto alejarse y los dos rieron.
- Yo no sé de donde tu sacas eso, ni qué le dio al director por arriesgarse por mi, por las veces que lo he visto no me parece un Robin Hood que roba a los ricos para ayudar a los pobres, no sé qué bicho lo habrá picado ese día que escuchaste eso, pero bueno, da igual, eso te trajo hasta mi y es lo mejor que me ha pasado en este último tiempo.
- Y a mi, pero no en este último tiempo, a mi es en mucho, mucho, pero mucho tiempo- dijo el niño haciendo énfasis en la palabra mucho.
- Pues entonces los dos hemos ganado, y ahora vamos adentro o seguiremos ganando, pero esta vez nos ganaremos una reprimenda que nos va a dejar hasta con hambre si no llegamos en tiempo a la clase.- los dos volvieron a reír y salieron caminando hacia el interior del colegio.
Ese día a la salida de la escuela la despedida duró un rato más, Jack no asistiría a clases el viernes por ser su cumpleaños y con el fin de semana en medio sería difícil que se encontraran ya que al estar su hermano en la casa el niño no tendría oportunidad de escaparse a la casa de su amiga donde sabía que sería bien recibido.
Llegó la noche del viernes y la gran fiesta de cumpleaños pasó como las doce anteriores que había tenido el chico, aunque algunas ni siquiera las recordaba, mucha prensa que no paraba de hablar del dinero de los anfitriones y sus invitados, invitados a los que el cumpleañero no conocía, cumpleañero que no veía la hora de que aquel circo se terminara y muchas sonrisas, que más que para mostrar simpatía, a Jack le parecía que eran para vanagloriarse de la ortodoncia que tenían hecha.
- Si no quitas esa cara, en un momento tendrás a papá diciéndote lo infeliz que se siente con tu presencia mientras se toma una copa de su mejor whisky.- escuchó a su hermano Jacob decir a su lado y como todos los demás mostraba una gran sonrisa.
- Dios, no se cuando se acaba esto, creo que está durando más que las otras.- se quejó con su hermano y si no llegan a estar en el medio de tanta gente hasta se habría estirado desperezándose.
- No hermanito, no está durando más, solamente es que ya te estás haciendo mayor y no te mandan a dormir temprano- su hermano le hablo con experiencia, ya él tenía diecinueve años y muchas fiestas- Pero yo si sé cuanto duran, esos son los perjuicios de hacerse mayor en esta familia, y aquí vienen los beneficios- dijo mirando que hasta ellos se acercaba Jessica- Esta noche por lo menos no me iré sin sacar toda mi frustración.
- No sé como la soportas, y su voz, llévatela pronto, no soporto oírla.- Jack le hizo una mueca y el otro sonrió.
- Yo tampoco soporto esa voz que tiene, pero ya la tengo bien enseñada, ella sabe que tiene que estar calladita si quiere un premio.- a Jacob ni parecía importarle lo que decía.
- Vete de aquí, no quiero saber nada de eso, eres un imbécil. - le dijo el niño a su hermano enfadado.
- No soy un imbécil Jack, ella es la que me persigue, esto se terminará cuando yo encuentre la mujer adecuada, no es que piense convertirla en la señora Williams, ese privilegio sólo será de la que tenga mi corazón, te dejo, mañana hablamos, tienes que decirme del equipo de fútbol- y allí lo dejó por que según vio a su hermano le pareció poco aquella fiesta que también tenía que recordarle del equipo de fútbol, aunque Alice le dijera que no, él estaba seguro, el mundo conspiraba en su contra, pero al menos algo bueno le había quedado, había pensado en Alice y eso le había puesto la mejor sonrisa de toda la noche y como si lo estuvieran esperando escuchó un flash y vio un fotógrafo parado frente a él, ahora ya sabía cuál sería la foto que acompañaría los titulares en la prensa al otro día.
- Mamá- le habló a su madre que al parecer había estado junto al fotógrafo esperando para hacer aquella foto- ¿Ya puedo ir a dormir?- el niño ya no soportaba más y la madre lo miró con reproche- Por favor, ya son más de las doce, ni siquiera es ya mi cumpleaños.
- Está bien, vete, ya le inventaré algo a tu padre, pero ya tienes que entender, de ti se espera algo y es tu deber comportarte como se debe en la sociedad en la que naciste.- el niño miró a su madre que no había dejado de sonreir un instante mientras le hablaba, siempre tan correcta y haciendo todo como los demás creen que debe ser, guiada por una sociedad que da más asco que placer y sintió lastima de ella.
- Gracias mamá, hasta mañana. - fue solamente su respuesta y salió caminando despacio hacia las escaleras, aunque lo que en verdad quería hacer era salir corriendo y subir a su habitación lo más rápido posible para desaparecer de aquel ambiente de hipocresía.
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Comments
jacqueline mercedes Velásquez Freite
esa gente podrá tener dinero peno tienen la riqueza del corazón ❤️
2024-06-03
5
Verónica Bustos
pobre gente se creen ricos pero tienen el alma más pobre que el mismo pordiosero
2023-11-10
18