capitulo 17

Elisabetta trato de concentrarse en su trabajo tanto como pudo, al terminar la noche tomo sus cosas y salió corriendo del lugar. Estaba tan ansiosa por lo sucedido que ni siguiera saludo a su amiga, solo se encerró en su habitación tratando de organizar sus ideas.

— Es ridículo de pronto está jugando. Por ahora no debo contarle a Noelia, eso la haría enojar. Estos días ha estado medio rara. Vamos Elisabbeta puedes dormir, tienes clases a las nueve.

Noelia seguía deprimida por la noticia de que su compañero sexual estaba comprometido, ignoro todas sus llamadas y mensajes. No quería saber nada de él en lo absoluto. Muy temprano salió de casa para ir a desayunar a un macdonal.

— Esto sabe horrible, mejor pediré algo en la oficina.

Noelia llegó a tiempo a la oficina, pero su día termino de empeorarse cuando vio a Max sentado en la sala de espera, rápidamente aceleró el paso para subir al ascensor, pero él fue más veloz, la sostuvo de un brazo mientras ella miraba al suelo.

— Noelia, déjame explicarte, no tuve de otra si no contestas mis llamadas.

— Max, vete, no perturbes mi trabajo, así que suéltame.

— No me iré hasta que hablemos.

— A las doce en la cafetería de los pasteles de hojaldre.

— Está bien. Seré puntual.

— Ajá, ya suéltame que llegaré tarde y tengo cosas que hacer.

Noelia subió a ascensor con la cabeza agachada, estaba enojada y avergonzada por lo sucedido, así que al llegar a su oficina se sumergió en el trabajo para tranquilizar su corazón. Elisabetta se levantó más cansada que nunca, como pudo organizo su habitación dándose cuenta del silencio que había, preparo un poco de café hasta que sonó el timbre de la puerta, ella, todavía adormitada, la abrió encontrándose con un repartidor.

— Buenos días.

— Buenos días, señorita Elisabetta Popa.

— Si soy yo.

— Aquí le traigo un pedido firme, aquí el recibido.

— Gracias.

Elisabetta cogió la caja y la puso en la mesa para abrirla, abrió sus ojos al ver el rico contenido, había una pequeña ensalada de frutas, wafles y pequeños sanduches y una botella de jugo natural.

— Yo no he pedido esto, de pronto fue Noelia.

En una esquina de la caja estaba una pequeña nota, la tomo para leerla. "Miss Belo, saliste tan rápido que no pude despedirme, espero que disfrutes el desayuno, este será uno de los tantos obsequios que quiero darte, me gustas. Señor semental".

Elisabetta cayó en la silla sorprendida ante el coqueteo de ese hombre.

— Entonces va en serio. Le gustó, ¿será verdad?.

Al pensar en la posibilidad su rostro se tiñó de rojo, era la primera vez que sentía miedo y a la vez emoción por estar con un hombre, disfruto de la comida con una sonrisa recordando las palabras escritas en ese pequeño trozo de papel. Sin miedo saco su teléfono y le envío un mensaje de texto a Eric.

"Gracias por el desayuno estuvo delicioso".

Eric iba llegando a la oficina cuando casi se choca con un barandal al ver aquel mensaje, respiro profundo cuando freno, ese descuido casi arruina su carro y su vida, él se había convertido en ciudadano estadounidense cuando tenía veintitrés gracias a su difunto padre y los parientes de esa parte de la familia, así como amaba las leyes las respetaba, tenía un historial completamente limpio de multas de cualquier índole, parecía un ciudadano ejemplar. Parqueo su auto y entro al edificio en dónde Rebeka lo esperaba con un vaso de café con crema y caramelo, para ser un hombre frío le gustaban mucho las cosas dulces y tenía una obsesión desde pequeño con el yogur de melocotón, su madre le recalcaba que no parecía francés, se enamoró del jamón ibérico al crecer en España y sobre todo los callos a la madrileña.

Rebeka no dejaba de mirarlo, pues su jefe tenía una sonrisa de oreja a oreja.

— ¿Por qué me ves así?

— Se ganó  la lotería o su madre ya le dio aquel castillo en el sur de Francia.

— Ni lo uno ni lo otro.

— Entonces, ¿por qué sonríe así?.

— Solo estoy de buen humor, mujer. Gracias por el café te daré un bono grande en navidad.

Rebeka estaba perpleja, sabía que esa alegría podría ser causa de aquella pelirroja con la que bailo tan alegremente en la fiesta de aniversario. Con la cual no disimulo ni un poquito, estaba embobado con la dama.

Eric siguió  trabajando el resto del día con el mismo entusiasmo hasta que recibió el mensaje de un número que creyó haber bloqueado. "Me humillaste tanto que te haré la vida cuadros Eric Cohen, pronto te daré una probada de lo que te espera".

Tomo el teléfono y llamo a su amigo, un juez de la ciudad, para poder comentarle sobre el mensaje amenazador, algo que tenía era que jamás permitiría que lo chantajearan y menos con secretos de su vida íntima. Él sabía que Catalina podría ser una piedra en su zapato, ella era una mujer demasiado mimada y acostumbrada a tener lo que quisiera sin importar las consecuencias.

— Sabía que meterme en sus piernas me traería consecuencias desastrosas. Dejaré eso en manos de mi abogado, si quiere guerra se la daré.

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Comments

Aleyda

Aleyda

Eso de ser "amigos con derechos" es puro cuento. Tarde o temprano, uno de los dos acaba enamorándose y sufriendo por algo que nunca tuvo futuro, mientras que el otro sigue como si nada, sin preocuparse ni asumir ninguna responsabilidad emocional y hasta culpando al enamorad@ por ponerle sentimientos a una relación vacía😐😔

2025-02-09

0

Vycthorya Go

Vycthorya Go

mujer caprichosa vive y deja vivir

2024-03-03

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