Capitulo 6

Elisabetta llegó justo a tiempo con un bolso extra grande en dónde cargaba de todo para estar lista ante cualquier problema que se le presentará en la noche, las manos le sudaban mientras ingresaba al camerino preparado para los empleados, allí saludo a las otras chicas que la acompañarían en su primer día como bailarina en oasis. Había notado cierta hostilidad por parte de sus compañeras desde la segunda semana de ensayos y todo se debía a las atenciones de su jefa hacia ella, demostrando que era su favorita en ese momento, no recibió respuesta, así que se dispuso a sentarse para prepararse para la reapertura; en la oficina seguía JJ con Eric charlando sobre el caso y bebiendo un poco del vino rosa que le gustaba mucho a ella.

— Vi por redes que te fue muy bien con el caso, me debes una parte de la comisión.

— ¡Qué graciosa!, te pagué con el vino, confórmate con eso.

— Qué tacaño, bueno amigo, espérame aquí iré a ver a las chicas, ya solo falta media hora para abrir, así que nos vemos en un rato, puedes chismear mientras hago eso.

— Por lo mucho que hay que ver.

— ¡Qué dijiste!. Se devolvió mirándolo ferozmente.

—¡Nada! Estaba hablando solo. Ve ocúpate de tus cosas, yo me portaré bien.

— Está bien francesito.

JJ bajo a los camerinos en dónde ya estaban terminando de arreglarse las chicas, pero realmente iba a ver a su peli roja favorita, ella estaba sintiéndose más atraída por ese bombón aun sabiendo que no la tendría entre sus manos.

— Bueno, niñas, ¿Cómo están?.

— JJ, estamos muy bien con las pilas puestas para dar una excelente presentación.

— Eso espero, bellota.

JJ les dio nombres distintos para mantener un poco la confidencialidad de sus nombres para evitar cualquier contratiempo, su obsesión con el famoso programa las chicas superpoderosas la llevo a ponerle a cada una un nombre de los personajes, excepto a Elisabetta a ella la visualizo como la secretaria del alcalde la señorita Belo quien llevaba un traje ceñido al cuerpo y muchas curvas con cabello rojo ondulado mostrando lo sexi que se veía.

— Miss Belo, déjame verte.

— Aquí estoy, JJ.

El atuendo me quedo perfecto.

— Eso veo, bueno, solo me queda decirles que se diviertan esta noche, este es un nuevo proyecto al cual le he metido corazón y mucho dinero, así que esperemos que funcione.

— Así será JJ.

Salió de los camerinos rumbo a hacia la barra para dar la orden de abrir las puertas. Pudo ver por las cámaras que ya había personas haciendo fila para ingresar, bebió un shot de tequila y dio la orden, la gente comenzó ingresar, la música estaba fuerte y las luces hacían del lugar un espectáculo en cuanto a JJ tomo el micrófono para dar la bienvenida a la reapertura de Oasis caminaba hasta una plataforma circular en todo el centro del lugar miraba a los asistentes con una gran sonrisa y muchos quedaron sorprendidos ante su belleza.

— Sean bienvenidos, esta noche a oasis, abra mucha música bebida y sobre todo diversión. Disfruten cada uno como si fuera el último día de sus vidas.

Al concluir el volumen de la música subió y el confeti cayó, Julia Jones se sentía como el gran gatsby mostrando el esplendor de su disco. Bajo de la plataforma rumbo a la zona vip para estrechar algunas manos de famosos y ricos niños de la ciudad de Boston, ella podía hacer la celebración más elegante hasta la más alocada. Una de las anfitrionas le aviso a las chicas su salida para comenzar a entretener.

Ellas subieron a unas plataformas iluminadas en dónde comenzaron a bailar al ritmo de la música cada una estaba inmersa en hacer bien su trabajo ya en la segunda pista Elisabbeta sintió que algo andaba mal con uno de sus zapatos disimuladamente se agachó tomando el taco y terminando de arrancarlo fue lo más profesional posible hasta que uno de los managers hizo señas para el momento del descanso, pues serían reemplazadas por unas acróbatas que bajarían del techo, la pelirroja camino entre la multitud como pudo logrando llegar hasta el camerino sus pies le dolían quería sentarse rápido hasta que vio a un hombre en el interior viéndose en el espejo. La pobre solo grito asustando a Eric, quien casi salta por la conmoción.

— ¿Quién es usted?.

— Casi me matas de un susto, mujer. Soy amigo de la dueña, solo estoy caminando, me aburrí un poco allá fuera.

— Ok, me duelen los pies para ponerme a comprobarlo de todas maneras, sé cómo defenderme. Sin más se sentó para quitarse los zapatos sin tacos, estaba tratando, pero la hebilla se había atorado.

— ¿Puedo ayudarte?.

— Qué más da, hágalo, por favor.

Él con mucha delicadeza tomo sus pies para soltar de la manera más suave las correas de los zapatos, eso lo tenía sudando, había visto muchos pies, pero estos les parecían perfectos, eran suaves, algo gorditos y con dedos simétricos con lindas uñas cuadradas pintadas de un rojo vibrante. Él estaba tratando de mantener la cordura, pues luchaba con el impulso de acariciarlos.

— ¡Termine!.

— Gracias, eres muy amable, soy miss Belo.

— ¿Miss Belo?.

— Sí.

— JJ les puso nombres fantasiosos como si fuera proxeneta.

— Disculpa.

— Yo me entiendo, soy Eric Cohen, si necesitas abogado para demandarla te ofrezco mis servicios.

Sus palabras solo la hicieron reír muy fuerte. — Oye eres muy gracioso, señor Cohen. Dame tu tarjeta por si acaso. Voy a demandar, es a quien me mato con estos zapatos.

— Tienes razón, estos zapatos no son adecuados para tus pies, además son muy ajustados y podrían maltratarlos, además deberías usar un taco más ancho para estabilizar tu peso.

— Wau, ¿Eres gay?.

— ¡Nooo! Solo he salido mucho.

— Tenemos aquí un semental, señor semental, gracias por su apreciación, por favor saldría quiero retocarme para la próxima salida, gracias.

— Ok, Miss Belo.

Afuera JJ lo buscaba desesperadamente mientras a la vez saludaba a los conocidos.

—¿Dónde se habrá metido esté?. A lo lejos lo divisó mientras se dirija hacia la barra.

— Por fin te encuentro, ¿dónde estabas?.

— Hola, JJ, yo estoy bien.

— ¿Qué bebiste? Tienes una cara de tonto.

— ¿En serio?.

— Sí, respóndeme.

— Creo que encontré a la indicada.

—¿De qué estás hablando?. Creo que te averiaste. Vamos a mi oficina, debo darte algo o te me mueres.

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