Capitulo 4

JJ seguía emocionada por la nueva contratación debido a que se sintió atraída por la exótica peli roja, por ende no perdió el tiempo en hacerla firmar el contrato, el cual entraría en vigencia desde su primera presentación.

Elisabetta Popa es una joven de a penas veintitrés años que dejó su trabajo en una pequeña cafetería motivada por la publicación de la discoteca Oasis y la oferta de pago que la ayudaría a poder pagar gran   parte de la matrícula de la carrera de enfermería, aprovecho para prepararse días antes para dar unos buenos movimientos y no hacer el ridículo, pues si o si debía conseguir el empleo.  Nacida en Boston viviendo desde siempre en South Boston un barrio de clase obrera en dónde vivía con su madre Jenica Popa una mujer rumana que llegó a ese país gracias a un familiar quien le ayudo a conseguir trabajo en una pequeña fábrica local en dónde conoció a su exesposo y progenitor de su hija Josef Murray con quién entablaría una relación turbulenta, su padre las abandono a penas supo del embarazo de ella, destrozándola, al pasar el tiempo las cosas mejoraron, pues su madre contó con la ayuda de sus amigos más cercanos quienes se encargaron de ayudar a criar a la pequeña Elisabetta.

Ella se parecía un poco a su madre en cuanto a sus ojos avellanados, pero había heredado más el lado irlandés de su desaparecido padre, alta, llena de curvas y sobre todo el cabello ondulado rojizo que caía hasta su cintura. No era para nada tímida, aprovechaba para mostrar sus curvas cada vez que podía, eso a veces molestaba a su madre quien le pedía un poco más de pudor.

Trabajo desde los quince en varias cosas: de niñera, en el mercado y desde sus dieciocho trabajaba en una pequeña tienda de abarrotes, en dónde su jefa era su madrina e íntima amiga de su madre, la paga no era muy buena, pues tiendas más grandes hacían competencia llevándose poco a poco a los clientes de la zona.

Su madre se dedicó de lleno a su crianza y a trabajar para darle una buena calidad de vida, tanto así que tomo un segundo trabajo cuando ella ingresó a la preparatoria, pero Elisabetta decidió ayudarla debido a que su sueño era convertirse en enfermera, por eso, suplico a su madre para que la dejara trabajar medio tiempo con el propósito de ahorrar ese dinero para la matrícula la universidad, aunque al principio no estuvo de acuerdo su mejor amiga Mary la aconsejo que la dejara ser un poco independiente.

Y allí estaba ella saltando casi en una pierna por haber pasado el examen de ingreso a la universidad y gracias al adelanto de su generosa jefa logro pagar la matrícula a tiempo, lo que le quedaba por hacer era encontrar la manera de que su madre no se enterará de su nuevo trabajo por qué sabía que lo reprobaría y trataría de hacerla desistir de la idea. Por eso pidió ayuda a su amiga Noelia para que la dejara vivir con ella mientras asistía a la universidad con la excusa de que le quedaba más cerca, pero el propósito era esconder por un tiempo a lo que se dedicaría los próximos meses.

Noelia conocía desde hace años a su madre, pues sus padres se habían vuelto amigos cuando ellas ingresaron a la iglesia de la comunidad, ella era un poco mayor y había terminado su carrera de abogada, pero aun así no ejercía en totalidad debido a que estaba haciendo sus pasantías en un pequeño bufé al sur de la ciudad con ayuda de sus padres se mudó a un pequeño apartamento en dónde experimentaría la independencia, a Elisabetta y a ella las unía no solo la amistad sino sus raíces debido a que ambas descendían de familias irlandesas.

Así que sin pensarlo mucho le dio cobijo a su amiga para que pudiera cubrir su fuente de ingresos y de paso darle un lugar seguro para que pudiera estudiar.

— Lo bueno de todo es que tu señora madre no puso tanto pleito para que salieras de sus alas.

— Solo con saber que era contigo se calmó. Lo bueno es que mi horario solo es desde el jueves hasta el domingo.

— Lo que me sorprende es que te hayan elegido, de cosa bailabas en los bazares.

— Solo usé mis encantos.

— Me imagino que el hombre quedó embobado con tal frente.

— No fue un hombre, mi jefa ella me dio un aire de lesbiana. Sabes que en eso no me equivoco, así que lo aproveche.

— Otro alcance que te conozco, sedujiste a esa mujer por un empleo, tengo que aplaudirte.

— Oye, lo necesitaba además con el adelanto, pude matricularme y comprar mi uniforme.

— Lo sé, en este mundo hay que ser el lobo o la presa. Bueno, ya estoy cansada, me voy a dormir por qué mañana tengo una audiencia temprano.

— Felicidades, por fin ejerces.

— Solo soy un apoyo para mi superior, así que no me emociono mucho. Adiós no se te olvide apagar las luces de la cocina.

— Ajá.

Elisabetta termino de organizar todo, pero aun así no pudo pegar el ojo, estaba demasiado emocionada por entrar a la universidad, ese había sido su sueño desde aquella vez que vio a esa mujer auxiliando a uno de sus vecinos.

Noelia se levantó muy temprano debido a que la corte estaba a casi una hora de su apartamento y su auto estaba en el taller, por ende le tocaba tomar un taxi, pues no habia servicio de bus en esa zona.

Elisabetta aún dormía debido a que se quedó despierta ya entrada la madrugada por la emoción de ir la próxima semana a su primer día de escuela.

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