Él pasó todo el resto del mes concentrado en todo lo que requería el caso hasta el día en que llegó la primera audiencia en dónde se mostraría parte de las cartas que ayudarían o dejarían en desventaja a sus clientes ante el juez.
Todo parecía un circo, los implicados en el fraude fiscal desfilaban hacia la corte con unos escoltas más su equipo defensor, el cual incluía a Eric y otros colaboradores socios de la firma. Todo el mundo estaba pendiente de cada paso de esta noticia, seguro de su equipo comenzaron la contienda a puerta cerrada por petición de sus clientes, todo duro tres largas horas en dónde la fiscalía luchaba por demostrar la culpabilidad y al final terminaron empatados dejando más dudas que aciertos, pero llenando de esperanza a los implicados.
Todo el bufé trabajaba sin cesar para poder lograr ganar el caso, pero una filtración de documentos cambio el juego poniendo en jaque el caso, los ánimos cambiaron rápidamente debido a que alguien mando a los medios documentos que implicaban a uno de los directores y un senador en malversación de recursos los cuales fueron a tener a un paraíso fiscal. El hombre estaba tan furioso, debido al escándalo, sin más llamo a sus clientes para reunirse rápidamente, algunos no asumieron la culpa, otros solo guardaron silencio.
— Señores, si ustedes no son honestos con respecto a todo, esta firma no podrá representarlos de una buena manera, esto que pasó dañará parte del avance que tuvimos en la primera sesión, por tanto, requerimos la verdad para tomar las medidas necesarias para subsanar el percance.
Después de esas palabras, uno de los CEO más influyentes pidió la palabra.
— Señor Cohen, todos tenemos dinero en esos lugares, pero eso no nos hace culpables ante el tesoro, pagamos impuestos y esto que pasa solo es una venganza del director de esa institución por el hecho de no aceptar sus peticiones. Hemos trabajado mucho para que ese parásito quiera lo nuestro, así que hablo por todos para poder salir bien librados de esto.
— Eso espero, presidente. La próxima audiencia es en quince días. Estén listos y mantengan la compostura, No más escándalos.
Cansado decidió regresar a casa para poder dormir un poco y poder pensar sobre cómo solucionar la situación.
— Rebeka me voy a casa, nos vemos mañana. Puedes irte temprano.
— Gracias, señor Cohen.
Mientras bajaba al primer piso, su teléfono personal comenzó a sonar insistentemente. Lo saco de su bolsillo y vio el nombre, solo suspiro por qué sabía que si no contestaba no dejaría de llamarlo.
--- JJ, ¿Qué quieres?.
--- No me hables así, llevo semanas intentando contactarte.
---- No ves noticias, estoy ocupado.
----- Sabes que no veo eso desde que salí de la escuela de leyes, así que saca un poco de tiempo y ven a mi disco para divertirnos, francesito.
— Deja de decirme así, iré cuando haya terminado esto.
— Otra cosa, ¿Cómo pudiste decirle a tu madre que solo tienes conocidos?.
— ¿Dónde la viste?.
— En la galería de una amiga, me sorprendió lo que dijiste, ¡acaso no somos amigos!.
_ JJ, deja de hablar, te tengo aprecio, si me equivoqué, así que te enviaré el vino que te gusta. Me perdonas.
— Sí, bastardo. Bueno, nos vemos cuando termines ese caso fallido.
— Deja de hablar, aún tengo cartas bajo la manga.
— Puedes tener muchas, pero lo mejor es llegar a un acuerdo con el tesoro, de lo contrario amigo mío terminarás perdiendo más de lo que invertiste.
— Sigues siendo abogada.
— A veces. Me sirve para mis negocios y este caso para aconsejar al señor número dos.
— Fue una lucha constante, así que no alardes mucho sobre eso, al menos yo seguí, pero tú decidiste ser empresaria que abogada.
— Pero, me va mejor. Nos vemos.
— Adiós.
Eso lo dejo dudoso. En parte tenía razón, las cosas habían cambiado y el tablero se había movido de manera distinta.
— Consultaré con JJ por la mañana. Tengo que tener una perspectiva distinta en cuanto a esto para no perder mucho en el camino.
Subió a su auto rumbo a su apartamento, pero con lo que no contaba era que al llegar en su puerta tendría una visita no muy deseada, allí frente a su puerta estaba su última aventura, Catalina White, una mujer alta y esbelta con piel bronceada y cabello rubio con ojos azules que usaba para cautivar a cualquiera. Le había terminado hace más de un mes, pues ella insistía en tener toda su atención y eso para él era asfixiante, por eso rompió con ella, pero al parecer no lo comprendía o no quería asimilarlo.
— Por fin llegas, traje algo para comer y el vino que te gusta.
—Catalina, basta de esto, ya estoy comenzando a cansarme, así que vete por donde viniste.
La mujer solo soltó un grito soltando las bolsas para alar su cabellera haciendo una pataleta como niña pequeña, Eric solo la miraba suspirando ante ello, pensando en anexar otra razón para no dejarla estar más en su vida.
— ¿Terminaste?.
— ¿Por qué me tratas así?, yo te amo.
— Firmaste un acuerdo de confidencialidad, recuerdas y estos shows estaban prohibidos en las cláusulas.
— ¡ESO NO IMPORTA!, lo firme porque me lo pediste, pero yo sé que tú me quieres.
— Llamaré a seguridad, no puedo permitir que sigas entrando aquí, estoy cansado, así que hazme un favor y vete. Esta es otra de las razones por la que te deje.
De inmediato la seguridad se encargó de la mujer, quien solo gritaba y lloraba mientras era sacada del edificio, él entró a su apartamento y de inmediato llamo a recepción en donde pidió de manera airada que le prohibieran el acceso a su apartamento a personas que él no autorizo.
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Comments
Vycthorya Go
buenísima historia vamos por más capítulos
2024-03-03
2
Elizabeth Chiriguaya
está interesante, espero que actualice seguido querida autora
2023-06-29
2