capitulo 8

La joven pelirroja llegó justo a tiempo a su primera clase en la universidad, a pesar de haber trasnochado un poco se sentía llena de energía. Regreso temprano a casa aunque al llegar a la puerta dudo un poco en abrir así que tomo un poco de aire y giro la llave, al entrar fue recibida por su amiga quien estaba enfrente del ordenador.

—llegaste temprano.

— Sí, solo tenía clases hasta las cuatro. ¿No interrumpo?.

— Para nada ya se fue, su vuelo se restableció, así que salió corriendo. Aún no preparo algo de cenar, así que relájate un poco, ¿entras a las siete?.

— Sí.

— Bueno, yo te llevo. Y deja de mirarme así.

— Es que pensé que nunca tendrías novio o lago así.

— Para ser tan avispada eres muy ingenua, cariño soy una mujer cuatro años mayor que tú, tengo mis necesidades.

— Lo siento es que yo aún nada de nada. Puedo ser extrovertida y algo coqueta, pero nunca he llegado más allá de un beso.

— Los besos son importantes, por allí comienza todo, algún día llegará ese momento, así que no pienses mucho en eso.

— Bueno, iré a cambiarme para ayudarte a preparar la cena.

— Ok.

Eric regresó a casa temprano su espalda lo estaba matando y quería descansar un poco en su preciada cama, tomo un baño de agua tibia y se puso una pijama ligera al instante se quedó dormido, pero sin querer comenzó a soñar con la chica de los hermosos pies, la vio acostada en su cama mientras él acariciaba sus pies suavemente ella sonreía ante ello, cuando en un momento se vio ante un espejo en dónde se vio desnudo lamiendo y besando los pies de miss Belo, la imagen lo hizo despertar de golpe sus pantalones estaban mojados recordándole el placer que había sentido.

— Estoy hecho un desastre, debo despejar la mente, de lo contrario terminaré volviéndome loco.

Se metió en la ducha, pero el recuerdo del sueño húmedo hizo que su amigo despertara, como pudo logro satisfacer esa necesidad imaginándose a la mujer que tenía esos pies provocativos.

— Debo encontrarla y hacer la mía. ---Susurraba con la respiración entre cortada. Después de un largo baño, decido abrir por fin el regalo que le había dejado su madre, desprendió la bolsa viendo que había un cuaderno de dibujo y una pequeña caja de carboncillo acompañados de una pequeña nota" Si te cansas dibuja, si estás alegre hazlo de nuevo y si me extrañas hazme uno lindo para colgar en casa. Te ama mamá".

J— Siempre sacas lo cursi, madre. Aunque siempre das en el clavo con tus obsequios. Tomo el libro y los carboncillos para sentarse cerca al balcón de su apartamento, cerro los ojos para recordar aquel lugar que una vez lo hizo feliz. Un recuerdo se vino a su mente el campo lleno de flores de lavanda iluminadas por los brillantes rayos del sol al fondo, el pequeño castillo de su familia situado en la Provenza desde hace mucho, su madre lo había llevado a conocer ese lugar cuando tenía doce años, fue un viaje relajante y sobre todo divertido, retomo en esos días partes de sus raíces francesas junto a sus abuelos todo se sentía irreal en ese tiempo. Abrió sus ojos y comenzó a dibujar cada parte de ese recuerdo, sus manos pasaron a estar llenas de negro por el carboncillo, su madre tenía razón, eso lo hizo sentirse feliz. Él había heredado el gusto por el dibujo y la pintura como sus padres, pero decidió convertirlo en algo que usar para calmar sus emociones, pues su verdadera pasión eran las leyes. Tomo una foto del dibujo y se la envió a su madre a pesar de lo adulto que era a veces quería sentir el abrazo cálido de su madre, puso las cosas en la mesa central y se lavó las manos para prepararse algo de cenar, corto unos vegetales para saltearlos y aso un poco de pechuga de pavo para acompañarlos, se sentó en el pequeño comedor que le había regalado su madre cuando recién compro el apartamento, por cada bocado suspiraba la hora de la comida para él se había convertido en algo tortuoso tanto así que prefería comer afuera, pero ese día estaba tan distinto que por primera vez en años sintió la soledad dejo la comida a medias, lavo los platos, y dejo la luz encendida de la sala como hacía desde que se mudó solo, aunque aún no sabía el motivo de ese hábito.

Como pudo concilio el sueño esta vez no soñó nada mantuvo su mente en blanco hasta que escucho la alarma de su teléfono haciendo que abriera sus ojos, los froto un poco se sentó en la cama para estirarse, lavo sus dientes y rostro para comenzar a hacer un poco de ejercicio, reposo un momento mientras veía sus correos y mensajes, se metió a la ducha en donde trato de no pensar en nada, mientras se vestía llamaba a su secretaria Rebeka para que le pidiera algo de desayunar mientras llegaba, se puso un traje vino tinto al verse al espejo sonrió, estaba perfecto como siempre. Antes de salir se aseguró que la luz de la sala estuviera encendida, esa no la apagaba aunque estuviera fuera.

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Comments

Vycthorya Go

Vycthorya Go

buen chico

2024-03-03

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