Anmary conociendo el mundo artístico 1

Recosté la cabeza en el hombro de doña Teresa.Penas y alegrias se mezclaban en mi.Un mundo nuevo se abría ante mis ojos. Massimo me había hecho prometer al partir que si las cosas eran fáciles, lo llamaría inmediatamente.Claro que no lo iba a hacer!.

—Doctor— hicimos todo para que no pierda el bebe llamamos a la policia deben realizar la denuncia.

—Doña Teresa—¿ella estará bien?

—Doctor— como les dije ya esta fuera de nuestro alcance, pero ella es fuerte cree que podra llevar a cabo su embarazo a termino solo le faltan seis meses.

—Anmary—gracias doctor, podemos verlas?

—Doctor— si que pueden verla, solo que trate de estar tranquila.

Despues de hacer la denuncia doña Martha fue presa, quizo negar pero yo fui testigo de como le trato, asi que con doña teresa nos encargamos de Rosa. Rafael quiso ir a verla pero no le dejamos ella estaba muy debil y sencible, claro que si algo pasaba le complicaria mas a su madre.

—Rafael— se que fui un cobarde, pero necesito verla.

—Doña Teresa— despues de dos semanas vienes aqui. claro ya entiendo te mando tu madre¡!

—Anmary— lo siento rafael mi amiga sufrio mucho y es verdad lo que dice doña Teresa, no podias ir al hospital. el se dio vuelta y antes de irse me dijo—me entere ayer por mi hermana— increible y ahora nos miente si Rosa me conto antes de ir al hospital que el se fue dejando que su madre la golpeara se va arrepentir pòr haber desprecviado a mi amiga, dcuando nazca el pequeño el entendera que fue un cobarde.

—Rosa—Y si era rico y famoso, mamá no trabajaría, para darte lo mejor. decia mi amiga con ocho meses de embarazo nosotros la cuidamos Rafael, venia a veces pero mi amiga seguia dolida con el y no queria volver con el. Yo estaba recibida y no me busque un lugar en el pleno centro de capital, doña Teresa lloraba, yo le abrace fuerte ella no estaba sola, pronto rosa daria a luz y el lugar seria ideal para ellas, vendre a verlas prometi.

—yo estaba feliz en Buenos Aires con tantos teatros y tantos cines.Tardaba mucho en aclarar. Llovia con una garúa finita que apenas alcanzaba a esmerilar los vidrios. Me reía al recordar a Dofia Pepa, la dueña del boliche de la esquina de casa de abuela, una viejecita muy viejecita quien, al saber que me iba a Buenos Aires, me había pedido:"Si lo ve al mio figlio, le dice que me escriba. Como si la gente se encontrara a cada rato, como si Buenos Aires fuera como el pueblo.Yo sabía que Buenos Aires era inmensa. Cada vez que viajábamos era como si fueramos, al otro lado de la ciuda estábamos unas horas y otras al volver. No conocer nada hacia que me deprimiera la idea de llegar solo a aquella enorme ciudad.Con ruido de frenos y rieles que se cruzan, el tren llegó a Constitución. Elegí La Prensa para buscar un lugar donde vivir. El aviso decía: "Hotel Familiar, completa, 60 pesos". No dudé más y así llegué tras Preguntar, por supuesto, al Hotel Splendid, en Suipacha 335

Todavía está allí, con su mismo letrero y sus mismos escalones gastados. Cuando me llegué atendieron tres gallegas, gallegas de Vigo: Doña Mary, Doña Concepción y Doña Carmen. En seguida me explicaron que eran todas casadas, gente decente y que en el hotel solo vivia gente decente al menos decentes allí adentro, Me cayeron muy bien; me ofrecieron un cuarto pequeño:"Verá usted, es el paraíso. Hay que subir escaleras, claro está, pero es el cuarto justo para un muchachita".

—Doña Carmen—¿Maestro o estudiante? El cuartito está en la terraza, tiene linda vista, usted verá. La comida es sana; claro que, por lo que cobramos, no pretenderá usted langosta. ¿Tiene usted radio? Eso es un poquitín más. No tiene? Mejor, mucho mejor. Con la radio sólo se aprendeden cosas malas. ¿Y plancha? ¿Trae usted plancha? Aquí nada de traer juntas.

—Mary—Claro que no, ¡vamos Carmen! que es un niña, maestra y dibujante.

—Concepcion—Seguro su padre es catalán. Buena gente los catalanes son buena gente.

Mejoraremos. Una linda colcha floreada, una mesita y todo sera muy bonito. llegamos. El cuarto era chico. En sus buenos tiempos debieron ser un cuarto de servicio en aquel casi derruido petit-hotel. Daba a la terraza ya la cocina. Me gustó. Llené las paredes con fotos de colores recortadas de Radiolandia y Cine Argentino. Herminia Franco, Nury Montsé, Zully Moreno, Malisa Zini, Delia Garcés, Sofía Bozán. Con el tiempo compraría una colcha de colores para la cama turca con dos cajones abajo que nunca pude abrir.A la noche, la luz de los avisos del Cine Ideal, que se prendían y se apagaban, iluminaba la terraza. Me acordé de una vieja película de Joan Crawford en que ella vivía -así; trabajaba de maniquí y por la ventana se veía prenderse y apagarse la luz de un rascacielo de Nueva York. Pronto me convertí para aquellas gallegas buenas en una especie de hijo. Se preocupaban si me cansaba o si me veían triste. Les llamó la atención que saliera poco y que no tuviera amigos. Después empezó a salir de noche. Paseaba y algunas veces tomaba café con muchachitos que conocía al pasar y que, como yo, caminaban de arriba abajo por Corrientes. De Suipacha pasé a Libertad al 200. Vivía en una habitación grande, cor. balcón interior en el cual podia cocinar. El teléfono estaba al final de un largo pasillo todo el día trajinado por lindas chicas a las que gritaba el encargado, llamándolas:"¡Ana María! La llama a usted el señor Bedoya, Lily! Al telefono el señor Anchorena , El señor Botana para Rosemarie.

Todos aquellos apellidos me impresionaron. Evidentemente había cambiado de ambiente y había cambiado para mejor. Además me fascinaron los vestidos largos y brillantes, que usaban esas muchachas en mi pueblo sólo se usaban para los bailes del Club Social St. aquí la cosa era mejor. Llamé a doña Teresa ella se alegro, Rosa estaba pronto a tener y les expliqué: en mi cuarto habla otra cama, y yo ya me iba desenvolviendo, vendiendo dibujos,sobre todo a un modisto de la calle Talcahuano que todavía los tiene colgados en el living" le dije que vivía en un ambiente super elegante.

A los dos o tres días,Massimo estaba conmigo.Cuando él llegó nos enteramos bien: "aquellas damas que lucían largos vestidos después lo supe, eran deshabillés, y olían siempre a perfume, eran todas coperas del Tabaris, del Chantecler y del Marabu".

¡Pero qué buen recuerdo tengo de ellas! ¡Cómo nos protegen! Los domingos nos invitaban a comer en sus cuartos. Nos contaban sus sueños, sus luchas, sus ideales, sus penas, sus alegrías. Una, sobre todo, llamada Ana María, me impresionó. Siempre me habló de un hijito que había dejado en el Chaco con sus padres. Era hija de esclavos y padecía una continua ansiedad. Ella nos hizo conocer El Avión de colados. Nos aconsejaba mucho y nos preguntaba de continuo por nuestra casa, nuestra familia. Por entonces, más por Massimo que por mi, empezamos a frecuentar gente. Así nos vinculamos con un antiguo amigo de mi mama y fuimos a verlo al Consulado de España. Era un verdadero caballero. Había viajado con mama y papa por Europa y volvía a alegrarse contándonos cosas que ya le había escuchado decir a él. De pronto me dijo: "Oye, ¿por qué tú, que quieres vestir actrices, no ves a Bayón Herrera? Lo conozco poco pero es también catalán y es un verdadero capo en EFA. Resulta que entré una tarde en EFA Me pareció un mundo irreal. ¡Un estudio de cine por dentro! Ver allí, al alcance de mi mano, astros y estrellas era más de lo que yo podía esperar. La gente iba y venia. Reconocí muchos ídolos de entonces, algunos ídolos absolutos de hoy: "Tu apasionado Amor"

Hugo del Carril, Amanda Ledesma, Alicia Barrié, Yvonne de Lys, Nini Marshall, Elsa O'Connor, Elisa Galvé.Olinda Bozán, Delfy de Ortega, Aida Luz.Me parecieron increíbles verlos allí, a mi lado.

Entonces era la época del vedetismo y una estrella o un astro eran, absolutamente, una estrella o un astro. Un halo de misterio envolvía sus vidas. Camarines especiales, rodantes; ayudantes para vestirse, secretarias, peinadores y maquilladores para cada uno; enormes coches esperandolos en las puertas del estudio. Todo un mundo perfectamente organizado se mueve alrededor de una Mecha Ortiz o de un Pedro López Lagar. El cine argentino seguía los cánones que imponía Hollywood y, apenas una estrella empezaba a ser famosa ya tenía su casa en San Isidro o en Martínez. Entonces las revistas hablaron del talento, del esprit, de la belleza o de la elegancia de las grandes figuras; hoy sólo tienen importancia los partos. 1975 marca el reinado del semen y la cigüeña. Con mucha firmeza entré y pedí hablar con Bayón Herrera. Zar del cine en aquel estudio, director que traba jaba de continuo, hacedor de astros. Bajo su dirección, Florence Marly, la belleza francesa, filmaba La piel de Zapa. Zully Moreno era la estrella que aportaba al cine su elegancia y su belleza. Nini Marshall, talento que los años no destruyen. Nélida Bilbao, la gran rival de la Moreno, que fue después, pero por muy poco tiempo, (a causa de su horrible carácter), la figura número uno en elegancia y distinción. Elisa Galvé que bajo su apariencia de cordero escondía una verdadera pantera. Todas sumisa bajo las órdenes del director, pero de ahí para abajo eran reinas. Si Ana María Lynch pidió un camarin rodante, con muebles franceses y comodidades para seis personas, al día siguiente, Alicia Barrié tenía el suyo, un poco mas grande y con una gran estrella dorada en la puerta. Era el misterio rio, ese misterio con el que Hollywood se convirtió en diosas a Marlene Dietrich, a Greta Garbo o Katherine Hepburn, ese misterio que hoy tiene entre nosotros Isabel Sarli.

Me preguntaron si tenía cita con el señor Bayón Herrera.— Dije que sí.

El asunto es que me recibió. Pienso ahora que fue mi gracias a ese hombre buen amigo de mis padres. suerte de haber llegado en un momento en que no estaba con uno de sus frecuentes ataques de furia. Entré a su escritorio y me quedé parada sin saber qué decir. Allí, vestida con vaporoso traje de época, estaba Amanda Ledesma, muy excitada, vociferando contra el ilumi nador. Era la estrella número uno de la casa. Su astro empezaba a declinar pero luego, al irse a México, se convirtió, allí y en todo el Caribe, en la diosa rubia del tango. Sin darme ninguna importancia, Bayón me preguntó qué quería.

—Expliqué que era dibujante de modelos para cine y sin más le puse mis dibujos sobre la mesa. La Ledesma, admirada, odiada y querida, miró mis dibujos muy displicentemente:"¡Por fin, mi Dios!¿Será verdad que vamos a tener un diseñadora?Ya es hora de que dejemos de lidiar con esos carcamanes de las sastrerías teatrales y nos vistan como la gente.

Ella ya había filmado en Hollywood.Acto seguido empezó a gritar mostrando los defectos de su enorme traje 1850, de organza verde pálido, que a mí me pareció una belleza.

Pensé para mis adentros: "Si a ésta no le gusta semejante vestido cómo ha de ser de difícil la cosa aquí! Me parece que me voy a meter en camisa de once varas".

Bayón no la escuchaba. Me miró -quizás en ese momento me vio,le expliqué lo que hacía. —Oye chica, eres muy joven. Aquí hay dificultades para la ropa. Todas estas locas se creen la Garbo.

La Ledesma ya se había ido, seguida de maquilladoras, peinadoras, vestidores, caminando muy derecha y sin ver ni siquiera a sus colegas.La Moreno decía después que cuando se soltaba el corsé, había que correrse para dar lugar a sus caderas que se desparramaban como vacas enfurecidas.

Nadie puede con ellas —decía Bayón Tú, ¿a quién vistes o has vestido?

—Anmary—-Bueno, una gente de socieda

—Oye chica, no jodas, que a la sociedad argentina no le importa nuestro cine ni al cine argentino le importa una mierda la sociedad. Dí alguna artista.— Decia Bayon

continuara...

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