2.- El comienzo de todo.

...ALINA...

Los primeros meses intentaba adaptarme a la vida y a la sociedad que rodeaba a Aidan, él era un hombre de economía más que estable, él siempre me dijo que me daría la luna si yo se lo pidiera.

Pero aun así me sentía vacía aunque él me diera todo, fue avanzando las semanas, en donde yo siempre esperaba por él, como si fuéramos un matrimonio algo que estaría bastante lejos de poder serlo algún día.

Hasta que una noche volvimos a reanudar nuestro lado íntimo, después de meses que él me dijo que me respetaría por mi salud mental, en donde al sentir sus besos hacían que recordara a ese monstruo, me negué a parar por esas malditas sombras del pasado.

Y consumamos lo nuestro, quería sentirme viva de nuevo, pero ni con este momento tan esperado para mí lo pude lograr, me sentía tan frustrada que mis lágrimas salieron sin permiso, solo quería olvidar y comenzar a vivir nuevamente.

El tiempo siguió avanzando y nuestros encuentros eran seguidos, pero sentía que me faltaba algo más, me encantaba su romanticismo, pero a la vez no quería que fuera así conmigo, solo sabia y sentía que necesitaba algo más, pero no sabía aún a ciencia cierta que era lo que me hacía falta, me sentía tan perdida, porque aunque estuviera con él, la soledad seguía siendo mi fiel compañera.

Todos los días eran tal cual al anterior, nos levantábamos le daba de desayunar, se iba al trabajo, al llegar de su jornada le daba de cenar, nos duchábamos teníamos relaciones y a dormir, ya no había ese momento en el que él me preguntaba el cómo estaba, la monotonía era parte de nuestra vida y nuestra relación.

Hasta que todo cambio, él se comenzó a distanciar de mí, ya no venía por algunas noches y el miedo me invadía de solo pensar que él quiera dejarme, me había hecho tan dependiente de él, que no era por su dinero, ni nada de eso, solo quería tenerlo a él, en mi vida era como una necesidad para mí.

Me cansé de esperar una explicación o tal vez una justificación, quizás el trabajo, el cansancio, yo que sé, pero que me dijera algo, pero no sucedió, sabía que algo pasaba, por qué sus besos y sus escasas caricias me lo decían a gritos...

Una noche como de tantas, me canse de esperarlo para celebrar nuestro aniversario de noviazgo número no logro recordarlo, pero dieron las doce en el reloj de pared y jamás llegó, le llamé infinidad de veces y nunca atendió, hasta que solo sonaba apagado.

La ansiedad volvía, los sentimientos de dolor y los pensamientos pesimistas taladraban mi cabeza, lloré, reí, me llené de ira, tenía de nuevo un colapsó, me sentía como si mi sistema hubiera echo algún corto.

Subí a toda prisa hasta la habitación, tome un abrigo, las llaves de la casa y solo salí, no tenía ni idea de donde poder encontrarlo, seguí caminando sin rumbo bajo la nieve que comenzaba a caer, hasta que me di cuenta que estaba parada a las afueras de la casa del señor Williams.

No entendía como había venido a parar aquí, me acerque a la puerta y toque el interfono y solo segundos o quizás minutos se escuchó una voz femenina preguntando que quien era.

Y solo dije mi nombre haciéndose un silencio del otro lado, cuando ya no contestaron me di la vuelta para seguir caminando, pero una voz gruesa me hizo detenerme.

- ¿Alina?- gire y era él, mi padre, se acercó a mí hasta tocar mis hombros- entremos a casa, está haciendo mucho frío.

Solo asentí y camine junto a él, viendo la casa inmensa y muy hermosa, en la puerta estaba su esposa, a ella la conocía porque años atrás me busco solo para saber si yo era hija de él; me vio y abrió la puerta.

Al entrar, se escuchaban risas, aún mis sentidos estaban un poco perdidos, cuando cruzamos la sala para ir al comedor, pude ver que había gente, el señor Williams nunca me soltó, hasta que nos detuvimos viendo con detenimiento a las personas.

Pero había una en especial que me había causado asombro, era él, Aidan, él solo me observaba con sorpresa hasta que la voz de mi padre me sacó de ese trance.

- hijos les presento a Alina- me sorprendí al escucharlo decir ¿hijos?- ella es su media hermana,- volteó a verme con una pequeña sonrisa- Alina te presento a Darían y a Aidan.

Al escucharlo decir que Aidan era su hijo, mi medio hermano, solo comencé a sentir desesperación por la noticia, pero él volvió a hablar dándome la estocada final.

- y ella es Giselle, mi nuera, tiene unas semanas que acaba de llegar de Austria- abrí más mis ojos sintiéndolos más que acuosos.

Sabía que mis lágrimas no tardarían en salir, me separé de Williams sin dejar de verlo, él hacía lo mismo sin importar ser tan obvió frente a los demás.

- yo, yo, solo, solo- tocaba mi cabello con desespero, sabía que esto me estaba sobrepasando-, lo siento, necesito, necesito irme- él me vio sorprendido.

- no iras a ningún lado, te veo alterada, ¿te sientes bien?- negué casi al borde de las lágrimas.

- no, no estoy bien, pero tengo que irme- camine hacia la salida, cuando sentí que me agarro del brazo- ¡suéltame!, esta es tu familia, tu reunión, yo no encajo aquí, solo déjame ir Williams.

Al soltarme salí corriendo de la casa, la nieve estaba cayendo más fuerte, me moría de frío, ya que al salir había olvidado el abrigo en la casa de Williams.

Seguí caminando, perdida en mis pensamientos, él me mintió, él tiene esposa, su familia, pero lo que más me duele es que me enamore de mi medio hermano, pero que tonta, su apellido me lo gritaba en el rostro.

Grité con todas mis fuerzas dejándome caer al asfalto lleno de nieve, mis manos estaban rojas y ardían, hasta que sentí calidez sobre mis hombros, al voltear, me di cuenta de que era él.

- ¿por qué me mentiste?, ¿sabías que era tu hermana?, me lastima el saber que tienes esposa- él me abrazo y solo rompí en llanto.- ¿qué soy para ti, en tu vida?, yo no quiero ser como mi madre.

- Alina, te puedo explicar, solo que lo nuestro creció y se me salió de las manos, nunca creí sentir cosas por ti- me aleje de él dándole una bofetada.- de verdad yo te amo, mi vida, lo que empezó como un juego lleno de venganza, solo, ay Dios.

- lo abofeteé un par de veces- eres un cínico y un sinvergüenza, te odio Aidan, no quiero volver a verte en mi vida- él solo negaba.

Me quité el abrigo y me fui corriendo, sintiendo una gran punción en mi corazón, no tenía a donde ir, no regresaría a su casa y la casa de mi madre la perdí, solo caminé hasta llegar a un albergue.

Donde me dieron ropa, comida y un lugar cálido donde poder dormir, los días siguientes me hundí en mi tristeza y en la famosa depresión, tenía el alma rota, por la desilusión del que pensé que era mío, pero en realidad nunca lo fue.

Una semana paso para que según yo ya estaba repuesta y sanada de mi corazón, decidí salir a buscar trabajo, siendo tan difícil sin ningún grado de estudio, solo me cerraban la puerta, negándose.

Yo no quería vivir toda mi vida en un albergue, esperando a las almas caritativas a que me dieran comida y ropa, tenía que salir adelante a toda costa, de lo que sea, pero estaba segura que lo haría.

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Comments

Socorro Ramirez

Socorro Ramirez

qué desgraciado. solo la utilizo para vengarse.

2024-11-27

1

GiovannaXchelMayaCejudo

GiovannaXchelMayaCejudo

que desgraciado

2024-11-20

1

Carmen Maria Julca Juarez

Carmen Maria Julca Juarez

pero si él lo sabia ,que mal hizo al enamorarla

2024-08-05

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