Capitulo 12: Perdedores

Adán caminaba por el camino hacia la salida de la cueva, atrás de él venía una niña con sonrisa en su cara, «no puedo creer que me convirtiera en el niñero de un rey monstruo, lo peor del caso es que me toco el peor tipo de monstruo para rey» pensaba Adán mientras se arrepentía.

La niña salta hacia su espalda sujetándolo con fuerza —¿Qué estás haciendo? —exclamo Adán intentando controlar su centro de gravedad.

La niña se extrañó al oír esa pregunta —no sé a qué te refieres, hago lo mismo de siempre, me voy a sentar sobre ti —menciono con una sonrisa ingenua.

—Creo que se te olvido algo importante, ya no eres un pequeño slime, ahora tienes una figura humanoide —exclamo Adán intentando bajarla de su espalda.

La niña se miró por un momento y dijo —tienes razón, ¿No te extraña que tenga esta figura ahora?

Una vez que Adán logro bajar a la niña le respondió —para nada, yo sé que los monstruos reyes obtienen una figura humanoide gracias a la corona.

—Pero el minotauro no tenía una figura humanoide como la mía —menciono la niña mostrando su delicada piel blanca.

Esto irrito un poco a Adán —no digas cosas ridículas, sabes bien que él no era un monstruo rey, era un monstruo jefe, ellos mantienen en gran parte su antiguo ser, solo obtienen un cuerpo más perecido a un humano en ocasiones.

La niña se molestó por todo su conocimiento —así no te puedo ayudar, tienes demasiada información como para ser alguien nuevo en las pruebas.

Esa palabra le llamo la atención a Adán, ya era la segunda vez que alguien se refería a lo que pasaba como una prueba —si tanta información me quieres dar, dime ¿Qué es una prueba?

La niña sonrió de forma maliciosa al escuchar una pregunta —raro, con tu conocimiento pensé que ya lo sabrías… algo los está poniendo a prueba, quiere saber si son capaces de hacerle una amenaza que llega sin previo aviso.

Esas palabras deja helado a Adán —amenaza sin previo aviso… ¿Te refieres a los cazadores?

La niña solo hace un berrinche y dice —Eso es trampa, ustedes ya conocen sobre ellos y apenas van comenzando, quiero hablar seriamente con el organizador de todo esto, tengo unas cosas que decirle.

Adán traga su saliva y dice sus últimas preguntas —¿Qué es lo sabes sobre una gema? Y ¿Por qué hicimos trampa?

—Cierto, esa mentada gema, solo está ahí para molestar, tal parece es otra forma de ganar, ustedes consigan la suya o ellos la de ustedes, más les vale encontrar la gema en la que esta aparecerá y la trampa es que a nosotros no nos dieron información —dijo la niña de forma maliciosa.

Adán se frenó en seco haciendo que la niña chocara contra su espalda —auch… ¿Por qué frenas?

Adán se voltea a verla y pregunta —eres un monstruo, ¿No?

La niña sonríe y responde con clara felicidad en su rostro —claro, una vez que morimos perdimos todo rastro de nuestra raza, así que decidimos que era mejor ser monstruos.

Esa respuesta dejo helado a Adán, había estado matando durante años, algo que perdió en su prueba.

Adán solo se volteó y continuo con su caminar. Varias horas pasaron hasta que se detuvieron en una habitación a descansar, Adán saco varias frutas normales de su mochila y una de sus especiales para él.

Una vez que ambos terminaron de comer volvieron a continuar con su viaje, todo el camino habían estado en silencio hasta que Adán volvió a hablar —te haré una pregunta, ¿Cómo perdieron ustedes?

La niña recordó aquel tiempo y respondió —como la mayoría de todos los demás, en una muerte brutal y mocosa.

Eso último llamo la atención de Adán —creo que no escuche bien, dijiste ¿Mocosa?

La niña reflexionó durante un momento y respondió ante aquella duda —verás, me imagino que tú ya sabrás que los cazadores vienen desde muy lejos en el espacio —Adán asiente —pues yo soy de un planeta distinto.

—Comprendo, pero ¿Qué tiene que ver todo eso con la palabra mocosa?

—Espera, a eso voy, nosotros tuvimos suerte al convertirnos en monstruos, pues en mi planeta éramos slime con forma humana, gente como tú, pero echas de slime y con cuerpo moldeaba en cualquier momento.

Esto llena de curiosidad a Adán —tuvimos mucha suerte, con decirte que algunos otros perdedores eran cosas gigantes voladoras y ahora son simples ratas tóxicas —menciona la chica con una risa llena de malicia.

Luego de un tiempo de charla más ven una luz al final del pasillo, ambos corren y al cruzar la salida ven el sol brillar con fuerza —que maravilla de sol —exclama Adán disfrutando el quemar del sol con la mirada al cielo.

La niña jala, la playera de Adán —oye, tenemos un problema —menciona.

Cuando Adán baja un poco la mirada sujeta a la niña con fuerza de su vestido y corre atreves de la multitud que rodeaba la cueva sin dejar que ellos reaccionen sobre lo que sucedió.

Adán corrió durante un largo tiempo hasta que estaba seguro de que no lo podrían alcanzar, una vez que eso pasó soltó a la niña y dijo —debo de empezar a reaccionar mejor, se me había olvidado que aún no pasa la novedad de las cuevas.

La niña se acomoda el vestido y dice —¿Qué haremos ahora?

Adán toma una gran bocanada de aire y dice —vamos a volver al orfanato y sobre todo necesitas un nombre, además de todo eso, tu ropa es bastante simple, ¿No tienes frío?

—Te seré sincera, para mí es demasiada ropa, esta simple prenda, recuerda que de normal siempre estuve desnuda —menciona.

Adán sé que cada callado ante esa aclaración, la agarra de la mano y la arrastra hasta la tienda de ropa más cercana, ahí mismo se acerca a la ayudante para decir —necesito ayuda, esta niña no tiene nadie que la cuide y como puede ver solo tiene este cambio, me ayudaría a escoger ropa para ella.

La ayudante sujeto a la niña y empezó a revisar su cuerpo —muy bien, tienes un bonito color de pelo, dime ¿Cómo te llamas?

La niña sin dudar respondió —soy Amy.

Adán quedó en shock al oír eso «qué nombre tan ridículo ¿Por qué lo decidiste sin mi consentimiento?»

La ayudante se la lleva para luego volver con ella, con un hermoso vestido azul con bordados blancos, mallas negras y tenis grises —¿Qué te parece Adán? —pregunta Amy.

Adán ríe un poco —ya te ves más como una persona normal, aunque eso debe ser un infierno para ti.

Amy ríe ante eso, la ayudante le entrega algunos cambios más en una bolsa y le indica donde puede pagar, cuando Adán vio el precio casi se le sale el alma de su cuerpo, era demasiado para unos simples cambios, pero ya no podía hacer nada, compro la ropa y salieron.

Caminaron un rato y Adán dijo —bien Amy, es hora de ir a tu nueva casa.

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