Varios años han pasado y Adán había vuelto a lo que antes era la ciudad donde él vivía en el cuidado de las hermanas, «vaya, parece que aquí no les fue también» lo que estaba frente a sus ojos eran meros escombros, no se podía apreciar vida alguna.
Adán caminó entre todos estos escombros en busca de su destino, «me pregunto si la información que conseguí será de fiar, no puedo estar arriesgándome mucho, no tengo ninguna mezcla que me ayude a repeler a las hordas de monstruos ahora mismo»
En medio de su camino se acercó en donde alguna vez había sido su hogar, «qué malos recuerdos me trae este sitio» pensaba mientras se adentraba a su orfanato en ruinas.
Camino entre los pasillos, observando cómo había tratado el tiempo a este lugar, no encontró mucho, cadáveres de hermanas en putrefacción y algún que otro niño sobreviviente al borde de la inanición.
Ningún niño que estaba vivo ahí reconocía a Adán, tal parece todos los que vivían con él murieron o se marcharon.
Se dirigió hasta la oficina de la madre, empezó a hurgar entre los gabinetes en busca de algo que le llamara la atención, ya que este sitio parece que se utilizó como refugio, no hubo suerte, lo más llamativo fue su archivo, dudo un poco en tomarlo, pero al final lo hizo, lo guardo en su mochila para verlo luego.
Con eso salió de la oficina, los niños se habían agrupado frente a él con ojos llenos de esperanza —disculpe, señor, ¿Tiene un poco de comida que pueda darnos? —pregunto uno de los niños.
Adán tenía planeado pasar de ellos, pero sus antiguos recuerdos lo traicionaron —niños, ¿Cuánto tiempo llevan sin comer? —pregunto Adán mirando el estado débil de cada niño.
—Creo que media semana, a lo mucho, nuestras últimas dos encargadas murieron hace unos pocos días, una de estas menciono que usáramos su carne para sobrevivir y la otra murió siendo abusada de los maleantes que pasan por aquí —respondió el mismo niño.
Esto no sorprendió a Adán, era bastante común hoy en día que eso pasara, pero, tal vez el saber que las hermanas protegieron a niños que no tenían nada que ver con ellas, le conmovió y recordó a cierta hermana que murió hace mucho igual a una de estas.
—La hermana no les duraría tan poco, ¿Qué hicieron con el resto de ella? —cuestiono Adán.
—No fuimos lo suficientemente valientes como para comer a otro ser humano y mucho menos de alguien que nos cuidó durante tiempo —respondió el niño con la voz fracturada.
Adán dejó salir un leve suspiro ante esa respuesta —comprendo, en ese caso traigan un poco de madera, les cocinaré algo y les daré un poco de agua.
La felicidad de los niños no cabía en sus rostros, en cuestión de segundos consiguieron madera y algo en que cocinar.
Adán sacó carne junto a unas especias, con estas condimentó la comida y provoco un efecto energético en el agua. Todos los niños comenzaron a dar bocanadas a sus raciones, de la misma forma también tomaron su agua, Adán solo comió un poco de carne.
Una vez que todo terminaron, los niños se veían felices, se acurrucaron junto a Adán, excepto el primer niño que fue a buscar algo y luego volvió con una mochila —señor, no tenemos mucho, pero tome esto, las hermanas lograron quitárselo a un cazarrecompensas, según ellas se puede guardar un sinfín de cosas y jamás se llena.
Esto llamo la atención de Adán que se la acepto sin dudar, ahí mismo guardo su otra mochila, fue con tanta facilidad que se sorprendió.
Los niños se acomodaron junto a él para luego caer dormidos, Adán hizo lo mismo, a excepción que él suyo no duro mucho.
Cuando se dispuso a salir intento no mover mucho a los niños, camino todo el camino a la salida, una vez afuera se dirigió al bosque, ahí vio el otro cuerpo de las hermanas, fue abusada de formas inimaginables, esto solo hizo que Adán hiciera un gesto repulsión, para luego caminar con su camino.
«Lo siento niños, es mejor que sigan durmiendo para que no vean lo que está por venir»
Ese día fue el último gran día de los niños.
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