Capitulo 6: Trabajo futuro

El lugar donde se encontraba la oficina de la madre era el tercer piso del órgano, este mismo se constituye de esa misma cantidad de pisos; el primer piso, salones de eventos, segundo piso, habitaciones de los niños junto a los baños y tercer piso, las oficinas, también las habitaciones de las hermanas que deciden quedarse ahí.

Adán se encontraba subiendo hasta el tercer piso donde la madre se encontraba, cuando llego vio a detalle todos los caminos recordando el cómo funcionaban las cosas.

La oficina estaba frente suya, cuando abrió la puerta vio a aquella figura tan imponente: una señora con su cuerpo pelirrojo sujetado, una figura robusta y una cara intimidante, esta misma se encontraba sentada detrás de su escritorio.

Adán, al entrar cerró la puerta con sumo cuidado —vamos señora, sonría un poco —exclamo Adán con una sonrisa fingida.

La madre solo hizo una mueca que mostraba su clara irritación y de su boca salió —Adán, toma asiento, quiero hablar contigo sobre algo.

Adán tomó asiento y con algo de duda sobre lo que pueda pasar pregunto —¿Tiene que ver con los rumores que están circulando sobre mí?

Madre, ríe un poco —no es sobre eso, pero tienes razón, deberíamos hablar de ellos, de seguro te sorprenderán los rumores que he llegado a escuchar —menciona.

Adán analizó un momento esa respuesta «no puedo creer que sean tantos rumores que los que escuchamos sean tan diferentes, ¿Qué cosas habrá escuchado?»

—Primero, llámame por mi nombre: Rosario, Adán, me imagino que tendrás en cuenta que el siguiente año es tu último año aquí, después de eso ya no podrás seguir quedándote aquí…

—Sí, comprendo eso, no se preocupe por mí, puedo encontrar un trabajo estable sin ningún proble…

—… Por eso me gustaría ofrecerte un trabajo aquí, tanto a ti como a Sebastián —Rosario, tomo desapercibido a Adán con esta propuesta.

Adán se quedó helado al oír esto, «otra vez cambio, nunca antes aceptaron a hombres para trabajar aquí, entonces, ¿Por qué ahora?»

Tras tragar saliva, Adán respondió —me alegra mucho el haber escuchado esta propuesta, pero, ¿Por qué nosotros?

Rosario comprendió su sorpresa así que decidió darle una respuesta definitiva —desde hace mucho vimos su facilidad de soportar y entender a los niños, de la misma forma también establecieron amistad con el personal, al final muchas hermanas los recomendaron, al ver como controlaron los niños esta semana logre decidirme, ¿Te sientes satisfecho?

Con cada palabra que salía de su boca recordaba cómo fue su pasado en este lugar, «cierto, se me había olvidado lo mucho que me gustaba este lugar, nuevos niños llegando cada vez más»

Adán soltó una risa pequeña y le respondió —bien, de ser ese el caso, claro, me encantaría trabajar aquí, además, algo me dice que Sebastián también lo va a querer

—Bien, en ese caso cuando seas mayor de edad trabajarás en este sitio, mientras tanto relájate —Rosario se levanta para darle la mano y Adán hace lo mismo —bienvenido seas al: Orfanato Temple, cuando salgas podrías llamar también a Sebastián, por protocolo le tengo que decir lo mismo.

Adán asintió para luego bajar las escaleras en camino al segundo piso, en este muchas hermanas estaban reunidas —¿Cómo te fue? —pregunto la hermana Lily que estaba entre ellas.

Adán dio una sonrisa egocéntrica y con un tono arrogante respondió —hay que ser un tonto como para hacer historia y ser el primer hermano de este orfanato.

Todas las hermanas sonrieron al oír esto y se acercaron a acariciarle la cabeza, esto hizo que Adán se sonrojara por tanta atención —pueden detenerse, tengo que ir y decirle a Sebastián que lo llama madre.

Las hermanas sonrieron y se apartaron dándole un espacio para bajar al primer piso, esto fue justo lo que hizo, una vez en este piso se dispuso a salir al patio, «esto hará más fácil mi nuevo plan, si las variables empezaron a salir por mi simple presencia hagamos que todo el futuro mismo sea una variable completa»

Con eso en mente, Adán salió al patio con una sonrisa en su rostro y grito —¡Sebastián, madre te llama!

El patio ruidoso que estaba hace un segundo se silencia a un ruido parecido al de un cementerio y todas las miradas cayeron a Sebastián, el cual estaba azul del miedo, con ese mismo temor en su tono pregunto —¿Puedo saber por qué?

Con una sonrisa maligna, Adán respondió —ja, no, ahora ve, madre no tiene todo tu tiempo.

Sebastián entró temblando al orfanato dirigiéndose a la oficina de madre, cuando este abrió la puerta Rosario lo estaba esperando —vamos, no te quedes ahí, necesito hablar contigo sobre dos temas —menciono.

Sebastián entró, tomo asiento y pregunto —¿Puedo saber por qué estoy aquí?

Rosario lo vio a los ojos y respondió —claro, quiero saber ¿A dónde va Adán cuando sale?, desde ese dichoso pelotazo él cambió bastante, quiero saber si cambio para bien o para mal.

Sebastián quedó en shock ante esta pregunta —no lo sé, no estoy seguro, no comenta con nadie el sitio a donde va, pero, si de algo estoy seguro, es que su cambio fue para bien —esto último fue dicho con una determinación ardiente en sus ojos por la fe ciega que le tiene.

Rosario no estaba del todo satisfecha con su respuesta, pero fue suficiente por el momento —está bien, ahora pasemos al siguiente caso, ¿Quieres trabajar aquí cuando seas mayos?

Los ojos de Sebastián brillaron de emoción al oír esto —claro, me encantaría ser capaz de trabajar, pero, ¿Por qué ahora?

—Fácil, me di cuenta de que a los niños les falta una figura masculina la cual usar como referencia, tú y Adán eran una de las mejores decisiones o al menos eso diría antes de que cambiara tanto, tenía planeado proponerles esto el siguiente año, pero ese cambio hizo que pensara que no era la mejor opción esperar.

Sebastián se quedó frío al oír esto, pero no fue capaz de decir nada más —en ese caso esto sería todo, si tienes alguna noticia sobre él, házmelo saber, por favor.

Sebastián agradeció su tiempo y salió un poco aturdido por lo sucedido, al bajar a la segunda planta las hermanas lo esperaban emocionadas, al ver la cara que Sebastián ellas se asustaron y corrieron a procurar sobre su salud —¿Estás bien? ¿Qué paso?

Sebastián, sin poder reaccionar, estaba perdido en sus pensamientos «Adán, sale a escondidas, nadie sabe a dónde va, será posible que en realidad pueda ser su culpa, que esos maleantes vengan a este lugar, no, no es posible, ¿Por qué quisiera eso? Él no es el tipo de personas que les gusta eso… ¿Me equivoco?»

Con eso circulando en su mente fue perdiendo las fuerzas, de a poco hasta estar al borde del desmayo, todas las hermanas le dieron primeros auxilios y lo llevaron a su habitación para que descansara un poco.

Cuando Sebastián despertó vio a Adán sentado en una silla al lado suyo pelando gajos de una naranja —me alegro de que estés despierto ¿Qué te paso?

Ni bien pudo abrir los ojos Sebastián en un tono amenazante pregunto —¿A dónde vas siempre que sales?

Adán sin dudar respondió —necesito conseguir materiales para algunas trampas.

—¡¿Dónde están esas dichosas trampas?! ¿Cómo sé que no es mentira?

Adán se levantó y dejo la naranja junto a un plato que estaba en a su cama —no tengo nada para hacer que me creas, solo mi palabra —tras decir eso Adán dejo a Sebastián solo en su habitación dudando de todo lo que le había dicho.

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