—Es por aquí —le señala Loïc al forastero, quien se detiene en la entrada de la última habitación al notar que hay otro hombre dentro, sentado de espaldas a la puerta.
Al pasar a la sala se da cuenta de que se trata del otro participante, con el que empató en la final del torneo.
—Que casualidad encontrarnos aquí—le dice a su contrincante, después de sentarse a un lado de él.
Liam solo asiente sutilmente con la cabeza, luego vuelve a hacer una extraña sonrisa y continúa tomando su té, con absoluta calma, erguido y distante.
—Disculpa a mi hermano —le dice Loïc, al ver cómo le tiembla el ojo a Alec por su actitud—. Tiende a portarse algo raro con las personas nuevas, por lo que puede que le tome algo de tiempo adaptarse a ti.
—No hay problema —le responde, volviendo su vista hacia él—. Y por cierto, gracias por lo de hace rato.
—No es nada —le dice riendo—, en realidad este lugar es de…
Liam tose para interrumpirlo, dado que considera una grosería un tanto peligrosa el hablar de los bienes de la familia con ajenos a la misma, lo cual genera un ambiente silenciosamente incómodo.
Por suerte, unos segundos después, alguien llama a la puerta dando fin a ese ida y vuelta de miradas inquietas.
—Adelante —dice Liam, levantando la voz ligeramente mientras hace su rostro un poco hacia la entrada.
—Permiso —responde un hombre mayor, al mismo tiempo que va abriendo la puerta de par a par.
Se trata de uno de los otros encargados de la casa de comidas, quien se acercó para guiar a los meseros hasta la habitación de los niños, y de paso para saludarlos mientras está en ello. Detrás de él comienzan a entrar una fila de personas cargando hermosas y relucientes charolas de plata, cuyo contenido van dejando en la mesa de la sala hasta que esta queda repleta de diferentes platillos, muchos de los cuales son los favoritos de Liam y Loïc.
El menor de los hermanos observa embelesado todo el desfile frente a él, soportando a duras penas las enormes ansias que tiene de lanzarse sobre lo primero que agarre su mano.
Tratando de distraerse para no empezar a comer antes de que estén todos, Loïc examina cada nueva charola que entra con su aguda vista, siguiendo la fila hasta el final en donde aguarda su hermana pacientemente, esperando a que terminen de salir los meseros para luego poder entrar.
—¡Allí estabas! —grita de emoción en cuanto ve a su hermana, mientras se levanta de un solo tirón para luego ir hacia ella.
Tras ver la reacción de Loïc, Liam y Alec también miran hacia la puerta, y al ver a Ada parada a un lado, ambos se levantan para recibirla.
—Es un gusto verlos niños, disfruten su comida —se despide el encargado, cerrando la puerta después de que Ada y Loïc cruzan el umbral.
—Disculpen la demora —les dice Ada, mientras va caminando hacia su asiento acompañada de Loïc, quien la sostiene del brazo vigilando sus pasos—. Hubo una equivocación en el pedido que hice —agrega tras sentarse.
Luego de que los demás vuelven a acomodarse, Ada se quita el característico sombrero que siempre lleva cuando sale de su casa, un sombrero amplio con un largo velo que cubre todo su torso hasta debajo de sus caderas.
Sin un sobretodo puesto, la única niña Aquila de su generación, deja en visto su imponente aura angelical y su particular belleza, provocando que el invitado de los hermanos quede hipnotizado con sus poco comunes y atractivos rasgos faciales.
—Tú debes ser Alec, ¿o me equivoco? —le pregunta Ada, logrando que vuelva en sí.
—¿Qué? Si. Mucho gusto, mi nombre es Alec —responde rápidamente, extendiendo su mano de los nervios.
En cuanto Liam se da cuenta de que el forastero trata de estrechar la mano de su hermana, se entromete haciendo que recuerde que es una dama, por lo que un tanto avergonzado por su imprudente accionar, Alec desciende su brazo lentamente arrepentido.
—No hay problema —le dice a Liam, tras notar la incomodidad del invitado—. Mi nombre es Ada, y soy la hermana del medio de estos dos apuestos muchachos —se presenta a Alec.
Correspondiendo amablemente el saludo del forastero, Ada logra romper esa tensión que se había generado.
—Empecemos a comer, o se enfriará la comida —continúa, señalando la cargada mesa, ayudando a que ese embarazoso momento quede en el olvido.
Los tres hermanos comienzan a servirse entre sí sus piezas favoritas del menú, mientras se comentan una que otra tontería, riendo cálidamente como siempre lo hacen cuando están juntos.
El foráneo observa sin pestañear la armoniosa y envidiable escena frente a él, casi sin creer que una vez más tiene la oportunidad de presenciar un poco de verdadero amor fraternal, lo cual, pese a que él es un simple espectador, lo llena de una calidez que extrañaba.
Al notar que el plato de Alec sigue intacto, Ada y Liam empiezan a colocar una que otra pieza de diferentes platillos frente a él, para que pudiera degustar las especialidades de la casa, pensando que quizás su invitado se siente cohibido con ellos, o que simplemente no sabe por dónde empezar ante tal abundancia de alimentos.
—Prueba este, es el que siempre se acaba primero —le dice Ada, y luego sigue buscando entre los platos de la mesa qué otra cosa le podría llegar a gustar.
—Si no tomas de este ahora el pequeño depredador se lo terminará en un pestañeo —le dice Liam entre risas, señalando a Loïc, quien se sigue embutiendo más trozos de carne estofada, llenando su boca cual castor.
—Cuando te des cuenta ya no tendrás de donde elegir —agrega, levantando la voz para molestar a su hermano.
—¡Mentira! —exclama Loïc tras darse cuenta de que hablaba de él, provocando que su comida casi se salga.
El pequeño Saltamontes se tapa la boca rápidamente evitando un vergonzoso accidente, pero aún así su hermano mayor comienza a reírse a carcajadas.
—¡¿Dónde mentí?! ¡Prácticamente está todo el platillo en tu boca! —insiste Liam sonriendo.
—Basta los dos, se puede atorar —les advierte Ada, haciendo su mejor esfuerzo por mantener la seriedad.
—¡No te preocupes, soy un experto! —exclama Loïc, dándose un golpe en el pecho, lo cual hace que su bolo alimenticio se deslice hacia su garganta quedando atorado allí.
Al notar la situación, Liam se levanta rápidamente y comienza a palmear su espalda, para ayudarle a escupir la comida o para que se la trague de una sola vez, lo que se fuera a lograr primero, mientras que Ada le prepara una taza de agua tibia.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 129 Episodes
Comments