Capítulo 4: Primer encuentro

Los siguientes días previos al torneo principal, Liam se dedicó enteramente a entrenar a Loïc con mayor intensidad, al mismo tiempo que debía seguir cumpliendo con sus deberes como Capitán de su generación; Liam es uno de los mayores entre sus hermanos y sus primos, y también uno de los más capaces, por ello asumió como líder de los últimos descendientes de Tobas hasta que el pequeño Saltamontes esté listo para tomar su lugar como futuro Patriarca.

—¡A desayunarrrr —susurra Clovis en el oído de Loïc, tratando de despertarlo “con cuidado” tal y como se lo pidió Ada…

—¡ERES UN… —Al ver que no respondía a su tan fuerte llamado, el pequeño dio un brinco sobre el abdomen de su primo sin la más mínima consideración.

Logrado su cometido, Clovis salta de la cama al piso y luego trata de huir de allí marchando a toda prisa, pero antes de cruzar la puerta se detiene a medio camino solo para molestarlo.

—¡No me atraparás! —le grita haciendo gestos de burla, a lo que Loïc se levanta de un tirón e inmediatamente sale a correr detrás de él.

—¡Alto ahí!—exclama Ada, posando un plato de carne cortada en tajos frente a los ojos de su hermano—. Tú comerás de este lado —continúa, dejando el plato en uno de los extremos de la mesada, cuyo recorrido Loïc sigue hipnotizado.

El repentino cambio de actitud del Heredero hace que los empleados de la cocina se rían a carcajadas, mientras que Clovis jala del vestido de su prima para después quedarse mirando a Ada con cara de que él también quiere.

—Y tú de este otro —le dice a su primo, dejando un plato igual al de Loïc solo que un poco más chico, en el otro extremo de la mesada para que ambos niños no se peleen mientras desayunan; de todos modos Clovis está tan contento con la pequeña pila de carne frente a él, que se olvida de su primo y comienza a comer alegremente.

—¿Y Liam? —pregunta Loïc con la boca llena, luego de mirar alrededor y no encontrarlo.

—Se fue a ver que esté todo listo para empezar a tiempo —responde Ada, disfrutando de su té y galletas pacíficamente.

—¡¿Por qué no me despertó?! —insiste Loïc.

—Trató de hacerlo, pero no lo consiguió —le aclara su hermana, mientras le va limpiando con cuidado sus comisuras grasientas.

—¡Ya es tarde! —exclama al levantarse abruptamente, y tras pasar una de sus mangas por su boca le da un beso a Ada para despedirse—. Iré primero, nos vemos después —agrega antes de salir corriendo, dejando a su hermana perpleja con su pañuelo en mano.

—¿Y yo? —le pregunta Clovis, estirando sus labios en forma de pico, para que su prima se los limpiara al igual que lo hizo con Loïc.

—Temo que mi pañuelo no será suficiente Joven Clovis —le responde cortésmente, tratando de no reírse de lo gracioso que se ve el niño con sus mejillas y sus manos embadurnadas de grasa.

Llegada la hora del primer enfrentamiento, Ada y Clovis se dirigen hacia el lugar en que se llevarán a cabo las últimas tres rondas, en donde ya tienen reservado un palco de antemano sólo para ellos; los demás miembros de la familia principal están ocupados manteniendo el orden y la seguridad de la frontera y alrededores.

Debido a la gran cantidad de inscriptos en esta edición, se decidió dividir a todos en dos grandes grupos, que al mismo tiempo serán subdivididos en cuatro cuadrillas cada uno. Cada cuadrilla se ubicará alrededor de una de las cuatro torres de madera que resguardan una bandera en sus cimas, y dada la señal, todos los participantes tendrán la oportunidad de ir a por ella al mismo tiempo. El vencedor de la primera ronda será quien logre insertar la bandera recuperada en el mástil correspondiente, ubicados a cada uno de los lados del escenario principal.

El menor de los hermanos Aquila, pese a su corta edad y el poco entrenamiento al que se sometió a lo largo de los años, sorprendió a todos los presentes tras ser el primero en conseguir su bandera con absoluta facilidad. Pero lastimosamente le tocó enfrentarse a su experimentado primo Asim, quien luego de una extenuante batalla logró vencerlo; el hijo de Dagda, el hermano mayor de Kane que falleció el año en que fue designado como heredero del título nobiliario perteneciente a la familia, se quedó de un lado del escenario inmóvil, viendo a Loïc enfrentarse solo a los otros dos participantes con el fin de conservar energías hasta que fuera necesario.

Decidido a dar todo de él para llegar a la siguiente ronda, Loïc peleó insistentemente hasta caer del agotamiento, emocionando hasta las lágrimas a todos los testigos por su perseverancia.

Orgulloso de ver lo mucho que avanzó su pequeño hermano, Liam se sube al escenario y lo ayuda a levantarse para recibir de pie la ovación de la multitud presente, cuyos aplausos se pueden oír por toda la ciudad; pese a que no ha podido pasar a la final, el público quedó eufórico por tan increíble demostración de habilidades.

—Bueno, es hora de descansar hermano —le dice Liam sonriendo, y luego lo acompaña hacia el palco en donde lo esperan Ada y Clovis.

“Ese es un digno nieto de Tobas”, “Podemos estar tranquilos, los Dioses han bendecido el Norte con un buen Heredero”, “Te espera un brillante futuro lleno de proezas hijo, ya verás”, son algunas de las frases que se oyen mientras caminan entre la multitud.

—¡Estoy tan orgullosa de ti pequeño Saltamontes! —exclama Ada al recibirlo, tratando de no llorar por lo lastimado y cansado que se ve.

—Peleaste bien, mereces que te llame primo —comenta Clovis, quien finge no estar preocupado por él, a lo que Loïc solo se limita a frotar bruscamente su cabeza.

Los dos miembros más jóvenes de Aquila tienen una diferencia de edad significativa, de unos siete años aproximadamente, algo a lo que ambos no le dan importancia justamente por ser los menores de su hogar.

Loïc y Clovis tienden a molestarse mutuamente solo por aburrimiento, aunque también podría decirse que esa es la forma en la que se demuestran cariño, porque pese a que ambos siempre lo niegan, los dos primos tienen un carácter y una apariencia similar que los hace tratarse como iguales de una extraña manera.