¡Ese tipo loco!

Nuestro fallido escape quedó en el anonimato para todos. Iara y yo decidimos no decirle a nadie lo que nos pasó. Y si incluso algunos de ellos sabía lo que habíamos hecho, nunca preguntaron nada, por lo que el tema quedó cerrado.

Debido a las palabras que había dicho el Sr. Carter, Iara y yo nos dimos cuenta de que tratar de escapar de Grandiel no era posible.

Al final, era inútil hacerlo.

Bueno…

Al menos para mí. Si mi hermana quería, ella podía irse sola, pero eso era algo que también era imposible.

Hace un par de días saqué el tema a colación y le dije que si ella consideraba que todo esto era demasiado para soportar, podía abandonarme. Podía dejarme.

Le dije que no me iba a enojar y que podía entender su decisión.

Decir aquello fue tan difícil para mí, porque aunque suene egoísta, yo no quería que ella me dejara, no quería quedarme sola en esta pesadilla. Pero, también sabía que ella estaba más segura afuera que aquí en Grandiel. Por lo que contra todo pronóstico, le dije aquello, a pesar de que mi alma se sentía tan desolada con la idea de que ella se alejará de mí.

Sin embargo, Iara me abrazó antes de darme un coscorrón y decirme que no me iba a abandonar.

Me sentí tan feliz al escuchar aquello.

Ella y yo, no, nosotras, no íbamos a caer en el cliché de "Vive tú y déjame morir".

Nosotras ya habíamos perdido demasiado, no podíamos perder más.

Ya había pasado casi una semana desde aquel incidente.

Aquellos seres pequeños y traviesos que se habían llevado a Iara ahora solo formaban parte de un recuerdo lejano.

Lancé un suspiro mientras veía las densas nubes en el cielo. El sol parecía haberse ocultado desde hace mucho tiempo.

El invierno pronto iba a llegar.

— ¿Qué se siente ser un cazador? — le pregunté a Jax.

Jax se rio cuando escuchó mi pregunta.

— Hay demasiada información que procesar. Ni siquiera domino bien mis habilidades de hombre lobo. Así que me siento demasiado abrumado.

Hice un mohín al escuchar aquello.

— ¿Derek no ha dicho nada sobre enseñarme a defenderme? Ya ha pasado una semana desde que le dije que lo haga, pero, aún no me ha enseñado nada — comenté — Ni siquiera sé quiénes son nuestros aliados y quiénes nuestros enemigos.

Jax bajó la cabeza como si se sintiera avergonzado por algo.

— Él sabe que quisiste huir con Iara. Por lo que no está planeando enseñarte más que lo básico. Mi hermano teme que decidas marcharte y algo te pase si te enseña todo lo que sabe — dijo haciendo que lo mirara con asombro.

Aunque su explicación sonó lógica, no pude aceptarlo.

— Eso es una mierda. ¿Y si algo me sucede de nuevo?. Y si soy secuestrada otra vez. ¿Acaso planean vigilarme siempre? ¿Para ustedes solo soy una estúpida presa?

Jax se levantó de la banca en dónde estaba sentado antes de arrodillarse como si me estuviera jurando lealtad.

— Yo no lo permitiré. Ninguno lo hará, Casandra. No pienses así. Solo queremos protegerte.

Al ver sus ojos grises llenos de sinceridad, no pude decirle todas las blasfemias que querían salir de mi boca.

¡Aish!

Él creía que podía engañarme bajo aquella excusa. Sin embargo, no podía hacerlo, yo sé que ellos solo me ven como un arma con el que pueden obtener su victoria.

Al final, ellos no me veían como una persona, no se preocupaban por mí, sino porque su maldito plan no se vaya al fiasco.

Yo realmente quería ayudarlos, tampoco deseaba que el mundo sea destruido, pero, de nuevo, al menos esperaba que sean sinceros y que el intercambio que estábamos haciendo sea recíproco.

Las verdades a medias, las excusas baratas debían parar de una vez por todas.

¡Aish!

Esto no estaba funcionando.

Nada me estaba saliendo bien últimamente.

Me levanté de la banca y empecé a alejarme de Jax.

— ¿A dónde vas? — me preguntó mientras me alcanzaba.

— A casa — le dije.

— Pero, ¿y tu hermana? — cuestionó.

Al escuchar su pregunta le di una mirada larga antes de contestar.

— Ella estará bien. Después de todo está a lado del grandioso Derek. Así que, ¿qué le puede pasar?

Jax me miró confundido. Antes de que siguiera con sus estúpidas preguntas, lo detuve.

— Solo quiero estar sola, así que no me sigas — le dije.

Jax trató de hablar, pero al parecer se dio cuenta de mi mal humor, por lo que no dijo nada.

Lancé un suspiro de alivio cuando lo perdí de vista.

— ¿Por qué no pueden simplemente ser sinceros? ¿Por qué me quieren mantener en la oscuridad? ¿Debería aprender por mi cuenta?

Ante este pensamiento me agaché y recogí una piedra. La observé detenidamente antes de lanzarla como si fuera un dardo.

Después de todo, había quedado sumamente impresionada con la forma de luchar del Sr. Carter.

— ¡Auch! — exclamó alguien haciendo que palidezca.

De repente sentí un déjà vu al ver el rostro malhumorado de Varen Bommer.

— ¿Por qué sigues lanzando piedras a diestra y siniestra? ¿Y si no fuera yo la persona a la que golpeas? ¿Y si fuera un niño o un anciano? Quizás ahora serías una asesina.

Me mordí el labio mientras trataba de encontrar una excusa.

— ¿Por qué estás aquí? Tu casa, queda al otro lado — le pregunté levantando una ceja.

— ¿Y tú? ¿Por qué estás caminando sola? ¿Por qué no estás con el estúpido de Derek?

Al escuchar sus preguntas caí en cuenta de que él me estaba siguiendo.

Después de todo, ahora que tenían alguna especie de alianza, todo era posible.

— ¿Así es como me planean mantener a salvo? ¿Siguiéndome como unos acosadores? — le dije mientras seguía caminando.

Varen resopló como si lo que dije fuera ridículo.

— Es esto o que te encierren en una pequeña habitación negra — comentó con una pizca de diversión, aunque yo no lo encontraba divertido.

Tsk.

¿Otra vez eso de encerrarme?

Je.

¿Cómo si fuese a permitir aquello?

— ¿Por qué simplemente no me dejan en paz? ¿Por qué no me ayudan a que me pueda defender sola sin necesidad de que alguno de ustedes me salvé? ¿Por qué no me enseñan más sobres los Olvidados? — le pregunté.

Varen detuvo sus pasos haciendo que mire la oscuridad dentro de sus ojos. Otra vez sentí aquella sensación que me estaba volviendo loca.

— Quieres huir de nuevo, pero no hay donde puedas escapar de este infierno — mencionó con seriedad — Lo sabes, ¿cierto?

Así que todo el mundo sabía de nuestro fallido escape. Además, ¿por qué debía creer en sus palabras? Tal vez haya una forma de librarme de esta maldición que pesaba en mi sangre.

— El Sr. Carter les dijo lo que Iara y yo hicimos. De todas maneras, ¿qué tipo de ser es él?

Varen torció los labios antes de responder.

— Él es el tipo de ser que te vuelve loco, es el más antiguo de todos nosotros y nuestro líder. Es mejor si no sabes tanto sobre él. Casandra, te doy un consejo, es mejor que aceptes todo esto de una vez por todas. No hay forma de que escapes de Grandiel. Tampoco hay un método que te libre de ser un sacrificio para el Rey Oscuro. Lo único que puedes hacer es disfrutar el poco tiempo que te queda de vida. Por qué solo un milagro puede hacer que sobrevivas al final.

¿Qué demonios?

— ¡Tú y él son unos enfermos! — exclamé con ira — ¡Cómo puedes decirme que solo espere a morir! ¡No me rendiré! ¡Y deja de seguirme!

Varen soltó una carcajada haciendo que lo miré confundida. Debido a que su risa era diferente a todas las veces que lo había visto reír en el pasado. No era fría, ni burlona, era una risa que denotaba felicidad.

— Así que también puedes reír — comenté.

Aquel hombre de ojos oscuros como la noche, se puso serio ante mi comentario, adquiriendo de nuevo aquella expresión de odio hacia el mundo.

De todas maneras, ¿qué pasaba con él?

¿Acaso era un delito sonreír?

Tsk.

— Chica luchadora, te estaré animando. Espero que no te lleves una decepción, al final — susurró antes de tomar mi mano y morder mi dedo haciendo que sangre.

— ¡Oye!…

Varen me miró con aquellos ojos tan magnéticos haciendo que no pueda emitir ninguna palabra.

— Te voy a ayudar. No dices que te gustaría saber más sobre los seres de la oscuridad, aprender a defenderte y esas boberías que no te servirán de nada — enunció haciendo que lo miré con seriedad — Es solo que no lo haré gratis. Además, este será nuestro secreto, no puedes decirle a nadie.

Lo miré con dudas. No sabía si debía creer en él, después de todo, desde que lo había conocido, él se había comportado de una forma tan…

¡Aish!

No lo podía describir con palabras.

Sin embargo, no tuve tiempo para pensar debido a que él se llevó mi dedo a sus labios, tal como lo había hecho en el pasado su hermano, Logan.

Verlo chupar mi sangre se sintió prohibido, casi como si fuera algo tabú. Mi corazón sin querer empezó a latir rápido mientras miraba la expresión de éxtasis que tenía en su rostro.

Él se veía tan satisfecho como si en vez de sangre estuviera bebiendo el néctar más delicioso del mundo.

Cuando terminó de beber de mi dedo, su rostro mostró una imagen renuente como si le fuese difícil apartarse de mi dedo.

— Me pregunto a qué sabrá tu sangre cuando tengas 18 años — susurró de manera inaudible — Dejaré que lo pienses, solo no tardes demasiado, Casandra.

Luego de que dijo aquellas palabras, él se alejó dejándome más que asombrada.

— ¡Ese tipo loco!

Tsk.

Sin querer, me llevé una mano al corazón.

— ¿Por qué lates tan rápido?

Cerré los ojos mientras caminaba rumbo a casa. La propuesta que me había hecho Varen aún retumbaba en mi oído.

Parecía un buen negocio, sin embargo, debía asegurarme de que él era el único camino que me quedaba. Por lo que cuando llegué a casa, tomé el teléfono y llamé a Logan.

Aunque la mejor opción era ir a su mansión, ciertamente, no quería hacerlo. Aquel lugar, me hacía sentir algo incómoda.

— ¡Hola! — contestó animado.

Bueno, parecía que tenía suerte, debido a que la persona que me contestó era Logan. Después de todo, no podía creer que Varen sea capaz de contestar el teléfono así.

— ¿Te estoy interrumpiendo? — le pregunté.

La línea se mantuvo en silencio antes de que oyera una risa.

— No lo haces, Casandra. Dime, ¿en qué puedo ayudarte? — cuestionó.

Dudé un segundo antes de hablar.

— Bueno, la cosa es que quería que me enseñaras algo sobre defensa personal, ya sabes, para que me pueda defender de los duendes, hombres lobos o no sé…

Dejé las palabras colgando mientras esperaba su respuesta.

— No debes preocuparte por eso, Casandra — comentó haciendo que supiera lo que iba a decir — Es más seguro para ti si no aprendes nada sobre Los Olvidados, más que lo que ya sabes. Fuiste imprudente al querer salir de Grandiel por tu propia cuenta, incluso Iara casi se ve perjudicada, por lo que solo vive tu vida, nosotros nos encargaremos de protegerte.

Tras decir aquello, colgó el teléfono. Aunque sus palabras sonaron comprensivas en oídos ajenos, en mis oídos sonaron como una sentencia.

¿Qué diablos les pasaba? ¿Quién quiere que me protejan?

¡Aish!

Me sentí demasiado frustrada.

Porque Logan no podía confiar en mí.

Sabía la razón, tanto él como todos solo veían a la chica con la sangre especial, no veían a la persona llamada Casandra.

Realmente, ellos no me veían como un ser humano, bueno, que podía esperar si ellos ni siquiera eran humanos.

Para ellos solo era alguien que los iba a ayudar a conseguir sus objetivos.

Yo nunca formé parte de ellos, no éramos un equipo, solo era un bien que les pertenecía. Ellos no querían ayudarme a salir de la maldición que pesaba en mi sangre, solo estaban tratando de salvar al mundo, aunque eso significaba que debían sacrificarme.

No eran mis amigos, sino mis verdugos.

Eso de protegerme era una mierda, porque claramente no me estaban protegiendo a mí, sino a la chica de sangre especial que podía salvar el mundo.

Con eso en mente me fui a mi habitación a dormir.

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