¡Qué bastardo!

Pude darme cuenta cuando llegamos al instituto, luego de correr como si estuviéramos escapando del demonio, que la mayoría de las personas no podían quitarnos los ojos de encima.

Iara a mi lado lanzó un suspiro mientras sacaba mis libros de su bolso.

— Sabía que esto iba a pasar — susurró de manera inaudible.

— ¿Qué estás tratando de decir? — le pregunté mientras recibía mis libros.

Iara sonrió antes de tocar mi cabello como si estuviera calmando a un cachorro malherido.

— Ya sabes, Cassie, en estos días no vamos a parar de recibir todo tipo de miradas debido a lo que pasó con nuestros padres — dijo.

Al escuchar aquello torcí los labios pensando en cómo las personas no tenían nada más que hacer que mirar la vida de los demás.

— Pronto lo olvidarán — mencioné — No te preocupes, no me importa que me miren como si fuera un mono de feria, después de todo, cuando recién llegamos a Grandiel también recibimos este tipo de atención. Pero, si preguntan lo que les pasó a mamá y papá, ¿qué debo decir?

Iara suspiro antes de colocar una de sus manos en la cintura.

— Solo diles que se convirtieron en estrellas.

Negué con la cabeza ante su comentario infantil. Sin embargo, no pude evitar mirar al cielo nublado.

— ¿Crees que de verdad lo hicieron? ¿Qué ellos se convirtieron en estrellas? — le pregunté.

Iara volvió a tocar mi cabello de una manera suave, tal como alguna vez mi madre lo había hecho en el pasado.

— Sí, creo que desde el cielo nos están cuidando. ¿Acaso no sabías que los humanos estamos compuestos por casi los mismos elementos que tienen las estrellas?

Justo cuando iba a decirle que era una sabelotodo, alguien llegó.

— ¡Casandra! — saludó Juliet, una joven de cabello castaño y ojos color café claro, tan similares a los míos.

Ella era una de mis mejores amigas, había sido la primera persona que se acercó a mí y me ayudó a integrarme con los demás.

Juliet se llevó una mano al pecho mientras le daba una mirada nerviosa a Iara. Después de todo, a mi hermana le gustaba aparentar ser una chica mala delante de los demás, por lo que le gustaba pintar sus hermosos ojos azules tan parecidos al cielo de un color negro que la hacía ver intimidante. Además, le gustaba llevar siempre en los labios una goma de mascar que la inflaba cada vez que veía a alguien.

Una vez le pregunté por qué le gustaba tanto aparentar algo que no era, sin embargo, no obtuve respuesta.

Curiosamente, mamá había escuchado mi pregunta, por lo que cuando mi hermana no estaba en casa me explicó que esa era la manera en la que Iara se protegía de los demás. Me dijo que debido a que mi hermana había dejado de estudiar durante un año debido a una enfermedad, por lo que siempre había alguien que se burlaba de ella. Y para que esto no sucediera, se inventó a sí misma este tipo de imagen desagradable.

Sin embargo, tal vez debido a todo lo que había sucedido, ella ya no tenía sus ojos remarcados de negro e incluso su pose de chica mala había desaparecido casi por completo.

— Nos vemos, Cassie — espetó con los labios fruncidos antes de darle una mala mirada a Juliet y seguir su camino, no sin antes sacar un espejo y retocar su maquillaje.

Tsk.

Ya veo que pensé demasiado. Esa hermana mía acaso pensaba que estábamos en alguna especie de serie de televisión. Quizás debería decirle que bien podía ser actriz debido a lo mucho que le gustaba actuar.

Negué con la cabeza mientras miraba a Juliet que parecía que ya mismo se desmayaba.

— Tu hermana es tan atemorizante — dijo antes de abrazarme — He estado tan preocupada por ti, Casandra, no respondiste mis llamadas e incluso cuando fui a visitarte no pude ni siquiera verte debido a que parecía que no había nadie.

Le di palmaditas en la espalda al escuchar su voz llena de agravio.

— Ya todo está bien — le dije — No teníamos ánimo de ver a nadie, por lo que no le abrimos a nadie. Queríamos pasar nuestro dolor a solas. Ya sabes.

Juliet me abrazó con fuerza antes de hablar.

— ¡Lamento mucho lo que ocurrió con tus padres! — susurró antes de mirarme con nerviosismo — Ellos… ¿Qué…?

— Ahora son estrellas — le dije interrumpiendo su pregunta.

Juliet asintió antes de separarse de mí.

— Deberíamos entrar — comentó — Las clases están a punto de empezar.

Tras decir aquello caminamos hacia el salón. No sabía por qué, pero parecía que en el tiempo que no estuve el ambiente dentro del instituto parecía más lúgubre de lo normal. No sé si era debido a la llegada del invierno, sin embargo, de un momento a otro sentí un escalofrío que recorrió mi espalda.

Incluso sentí como mis vellos se alborotaban.

Tampoco sabía si estaba siendo demasiado susceptible, sin embargo, sentí como si alguien me estuviera viendo. Miré a todos lados tratando de encontrar la fuente de esa mirada penetrante. Sin querer, miré hacia las afueras del instituto, en dirección al bosque. Y ahí pude ver algo extraño, no podía decir que era, sin embargo, cuando parpadeé ya no había nada, como si todo hubiera sido solo mi imaginación.

— ¡Apúrate, Casandra, el nuevo maestro es alguien al que no le gustan los retrasos! — exclamó Juliet haciendo que dejará de perder el tiempo.

A pesar de que trataba de seguir los pasos de Juliet al final no pude hacerlo debido a que en el camino me tope con algunos conocidos que me dieron las condolencias por mi pérdida.

No me gustaba ver la lástima en sus miradas, pero tampoco era como si pudiera hacer algo al respecto.

¡Aish!

Solo quería que dejarán de recordarme que había perdido a mis padres.

Cuando por fin llegué al salón, la clase ya estaba empezando.

Toqué la puerta un par de veces, sin embargo, pasaron un par de minutos, pero nadie me abrió. Así que como la persona irrazonable que era volví a tocar con más fuerza que al principio, esta vez luego de unos diez segundos la puerta se abrió haciendo que me sorprenda al notar la apariencia del nuevo profesor.

Él era un hombre alto, de cuerpo fornido, ya sabes ni tan gordo ni tan flaco, como si escondiera un tesoro detrás de esas ropas que usaba, es decir, un gran sixpack, su rostro no se quedaba atrás. Él tenía unos ojos verdes como si fueran piedras preciosas.

— ¡De dónde salió este ángel! — solté sin querer.

De un momento a otro, escuche un montón de risas que me hicieron dar cuenta de lo que había dicho.

— ¡Lo siento! — susurré algo avergonzada al notar el ceño fruncido del maestro.

Aquel hombre levantó una ceja antes de hablar.

— Srta. Nethers, ¿cierto? — asentí ante su pregunta esperando sus próximas palabras — Sabe qué hora es, ¿por qué toca la puerta de esa manera?, le informo que en mi clase no acepto a nadie que llegue tarde, así que le agradecería que se retirara y dejé de hacerme perder el tiempo.

Tras decir aquello, cerró la puerta en mi cara.

De nuevo, escuché como algunas personas empezaron a reírse.

¿Qué tipo de ogro era este tipo?

Fruncí los labios antes de dar un par de vueltas por el salón. Al darme cuenta de que aquel profesor estaba siendo serio cuando dijo que no me iba a dejar entrar, no pude evitar lanzar un suspiro antes de alejarme.

Yo tampoco iba a perder mi tiempo.

— ¿Quién quiere escuchar su estúpida clase?

El instituto de Grandiel, no era demasiado grande, tampoco pequeño, debido a que era algo antiguo, parecía como alguna especie de edificación de la edad victoriana. Lo que me hace pensar en los rumores que había escuchado, se especulaba que aquí había fantasmas.

Ante este pensamiento rápidamente me dirigí hacia las canchas.

Sintiéndome frustrada, recogí una botella de plástico que estaba tirada en el sueño.

— De todas maneras, ¿quién deja este tipo de cosas aquí? ¡No sabes que se debe cuidar el medio ambiente!

Tras decir aquello lancé aquella botella con la intención de que cayera en el tacho de basura. Sin embargo, parecía que realmente este no era mi día de suerte debido a que de nuevo golpeé a alguien que parecía haber estado dormitando en las gradas.

— ¡Auch!

¡Oh, no!

Cuando miré el rostro de la persona a la que había golpeado quise cavar un hueco y esconderme. Debido a que tenía algo de miedo, tome mi falda negra entre mis manos.

De nuevo había golpeado a ese muchacho.

— Realmente no fue mi intención, en serio — le dije tratando de sonreír como si fuera inocente.

Aquel chico de ojos tan negros como la noche me lanzó una mirada escalofriante haciendo que sintiera como si no fuera un ser humano el que me estaba mirando, sino un animal muy, muy feroz.

Rápidamente, di un paso hacia atrás queriendo escapar, pero no sé cómo lo hizo, pero en menos de diez segundos él se encontraba detrás de mí.

— ¿A dónde crees que vas? — dijo en voz baja mientras agarraba mi brazo.

Tragué saliva ante la amenaza que sentí al tenerlo tan cerca de mí.

— Yo…

No sabía qué decir.

Todo el coraje que formaba parte de mi cuerpo se había ido por completo. Ante su aura dominante deje de ser un tigre y me transforme en un gatito.

Realmente si alguien más estuviera en mi lugar se estaría cagando del miedo. Después de todo, los rumores que había alrededor de Varen Bommer, eran demasiado terribles.

Una vez escuché a alguien decir que lo había visto aplastar a un ave con una roca solo porque esta lo había ensuciado con sus fluidos, y ese solo es el rumor más leve. Si Iara era considerada una chica mala. Varen, sin duda alguna era el anticristo para todos, a pesar de eso, las personas lo admiran demasiado.

Es como si todos los rumores que había en torno a él ni siquiera les importaran.

Y aunque él era realmente popular en el instituto, en realidad, nadie se atrevía a acercarse a él o a su grupo. Era como si hubiera una pared impenetrable que los separaba del resto de nosotros, los simples mortales.

— A ningún lado — respondí con la voz titubeante antes de zafarme de su agarre y poner mis manos en mi cintura como lo haría mi hermana — Ya me disculpé, así que, ¿no puedes dejarlo pasar?

Varen levantó una ceja ante mi pregunta haciendo que bajé mi mirada.

— No, no quiero. Me golpeaste no solo una, sino dos veces en un mismo día, ¿acaso quieres que esperé una tercera vez para poder cobrar venganza? — cuestionó mientras invadía mi espacio personal.

Antes de que pudiera protestar ante su cercanía o incluso pedir clemencia. Ocurrió algo que me dejó anonadada.

Varen había acercado por completo su rostro haciendo que me sintiera nerviosa.

Yo. Una joven que ni siquiera se había tomado de la mano con un chico ahora tenía a uno realmente hermoso en frente de mis ojos.

Mi corazón empezó a latir rápidamente sin que pudiera controlarlo.

La expresión en el rostro de Varen se endureció por completo, era como si hubiera visto algo que no le gustaba.

Ante esto rápidamente volví a mis sentidos y lo empujé poniendo algo de espacio entre nosotros.

— ¿Qué estabas tratando de hacer? — le pregunté antes de mirarlo de arriba a abajo — ¿Acaso ibas a besarme?

Cuando aquel chico escuchó aquello, frunció el ceño como si hubiera escuchado algo ridículo.

Bueno…

Tampoco debía parecer tan reacio.

— ¡Estás loca! ¿Por qué te besaría? No me interesan las niñitas, mejor anda y sigue jugando con tus muñecas — espetó dándome una mala mirada.

— No soy una niñita, pronto tendré diecisiete años. Además, no juego con muñecas. Espera… Ese no es el punto, entonces por qué razón te acercaste tanto. No me digas que querías ver los pelos de mi nariz — le pregunté tratando de ser sarcástica.

Pero parecía que había fallado porque aquel joven que no era tan mayor que yo no mostró ni una grieta en su expresión. Es más, lanzó un bufido antes de girar sobre sus talones como si no quisiera más perder el tiempo conmigo.

Tsk.

¡Qué bastardo!

Más populares

Comments

Cecilia Fuentes

Cecilia Fuentes

arqueólogos según leí al principio

2025-02-05

0

María Dolores Benítez

María Dolores Benítez

una duda en que trabajaban sus padres para haber llegado a vivir a un lugar así y xk iban al bosque k había ahí para irse x días?

2023-06-11

2

Total
Capítulos

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play