¿Vigilándome?

La persona que se encontraba oculta en la oscuridad era el profesor Carter, aquel maestro que parecía que me odiaba. Debido al asombro que me causo su presencia no pude emitir ninguna palabra por algún tiempo.

Aquel sujeto que no sabía si era amigo o enemigo se acercó a mí haciendo que retroceda hasta quedar arrinconada contra un árbol.

— ¿Usted? ¿Tú?…

No pude continuar con lo que iba a decir debido a la mirada feroz con la que me estaba observando. Sus ojos verdes parecían echar llamas.

— ¿Por qué eres tan estúpida? ¿A dónde piensas ir? ¿Acaso no sabes lo peligroso que es el bosque? Incluso si logras salir de Grandiel quien te asegura que no te encuentres con otro Olvidado dónde sea que vayas.

¿Qué?

Al analizar lo que me había dicho el Sr. Carter pude darme cuenta de que él era parte de Los Olvidados, exactamente un cazador.

Sin embargo, a pesar de la conmoción que sentí al descubrir su identidad, no tuve el tiempo suficiente para pensar en ello debido a que ahora mi única prioridad era encontrar a mi hermana Iara.

— ¡Sálvela! — le pedí mientras tomaba su mano, la cual estaba cubierta por un guante negro de cuero — Salve a mi hermana, por favor — le suplique.

Aquel hombre que desde que me había conocido se había comportado de manera cortante conmigo, me miró de manera severa mientras me agarraba el brazo.

— ¿Por qué debería ayudarte? Tu hermana quizás ya está muerta, así que es mejor que te resignes — masculló mientras me jalaba.

Al escuchar sus palabras me llené de una ira agresiva, incluso olvide por un momento que él era mi profesor y que incluso si no lo era la diferencia entre nosotros era demasiado mayor como para tomarlo a la ligera después de todo, él era un ser de la oscuridad, uno del que ni siquiera sabía de lo que era capaz.

Pero, de nuevo, no podía pensar, después de todo lo que estaba en juego era la vida de mi hermana, de la única persona que tenía en esta vida. No podía perderla, no a ella.

Así que sin pensar muy bien mis acciones, abofeteé al hombre de ojos verdes, como el bosque que se encontraba enfrente de mí, para luego recoger uno de los dardos que se encontraban en el suelo y colocarlo en mi cuello.

No me juzgues.

Esta fue la única forma que pensé en que mis palabras podrían ser escuchadas.

— De aquí solo me voy con mi hermana. Y si dices que está muerta, está bien, pero moriré con ella — lo amenacé mirándolo con ira.

El Sr. Carter me contempló con una mirada que no podía describir con simples palabras.

— No vas a hacerlo — sentenció con la mirada firme.

Negué con la cabeza antes de sonreír con la sonrisa más irónica que tenía.

— ¡Pruébame! ¡Esta es mi vida, así que haré lo que quiera! — proclamé mientras clavaba aquel dardo en mi cuello haciendo que saliera una hilera de sangre — No me iré sin Iara.

Aquel sujeto resopló antes de levantar las manos como si se estuviera rindiendo, a pesar de eso no baje el agarre que tenía en el cuello.

Después de todo, no podía confiar en sus palabras.

— Eres tan desconfiada, está bien, iré por tu hermana. Pero, Señorita Nethers, no pienses que escucharé tus palabras siempre. Esta vez solo lo haré porque no deseo que por tu impertinencia al derramar tu sangre en el bosque atraigas a otros seres — masculló antes de alejarse y dejarme a solas en medio de la oscuridad.

Respire hondo rogándole al cielo que mi hermana se encuentre bien.

Ella era todo lo que tenía y lo que más me importaba. Así que debía estar bien.

Iara lo había prometido, ella había dicho que nunca me iba a abandonar, así que lo único que necesitaba era esperar.

Mientras pensaba en todo lo que me había sucedido, sentí que algo tocaba mi espalda. Rápidamente, los vellos se me pusieron de puntas. El toque se sintió frío como si fuera fantasmal.

Yo no quería voltear.

No quería ver, pero tuve que hacerlo debido a que el toque se intensificó.

Ya no parecía solo el toque de una mano, sino de cientos de manos.

— ¡Elegida! ¡Elegida! — susurró una voz en mi oído.

Tragué saliva mientras volteaba.

La cosa que me había estado tocando la espalda era algo que nunca había visto en este mundo, parecía un humano, pero de nuevo no lo era. Decir que era un animal era demasiado.

Tenía la estatura de un humano, pero estaba cubierto por un montón de hojas secas que hacían que se camuflara con el color de los árboles. En dónde se suponía que debía ir su cabeza había alguna especie de nido, sus orejas eran largas y puntiagudas y sus ojos eran gatunos.

— ¡Ah! — grité cuando aquel ser abrió la boca — ¡No quiero que me comas! — pedí mientras cerraba los ojos.

Mi corazón parecía querer salirse del pecho. El miedo hizo que me quedará paralizada.

— No tengas miedo, no te voy a hacer daño. Te voy a proteger — susurró aquella voz de manera inaudible.

Al escuchar aquello abrí los ojos tratando de ver si sus palabras eran reales. Sin embargo, cuando contemplé la expresión herida en su mirada, no pude evitar sentirme un poco mal.

— ¿Qué clase de ser eres? — le pregunté — ¿Por qué me estás ayudando?

Aquel ser sonrió como si fuera un niño, incluso pude escuchar su risa, la cual era dulce.

— Soy el espíritu de este bosque, el Jefe me pidió que te proteja mientras va por tu hermana a la guarida de los pequeños traviesos — respondió — Mientras esté a tu lado, ningún otro Olvidado podrá encontrarte.

Al escuchar su respuesta lo miré con agradecimiento.

Después de unos diez minutos apareció el Sr. Carter, el cual parecía haber sufrido algún percance, sus ropas estaban deshechas, incluso la forma en la que caminaba era algo extraña. Sin embargo, lo que llamó por completo mi atención es que en sus brazos se encontraba mi hermana.

Ella estaba bien, estaba viva.

Rápidamente, me acerquéa él.

— ¡Hermana! — proclamé sintiéndome feliz.

Pero, al notar la palidez de su rostro, además de los arañazos en su cara, no pude evitar sentirme desconsolada.

— ¿Qué le pasó? — le pregunté.

— Lo que le pasó a todos los que se encuentran con esos bastardos — respondió mientras me daba una mala mirada — Ella estará bien, solo necesita descansar. Es mejor que nos vayamos antes de que algún otro Olvidado salga de su escondite. No tengo la energía y la fuerza para luchar en vano.

Tras decir aquellas palabras le dio una mirada larga al ser que se encontraba a nuestro alrededor.

— Hasta que nos volvamos a encontrar — enunció antes de empezar a caminar.

Luego de que el Sr. Carter dijera eso, giré y me despedí de aquel espíritu antes de correr.

El camino hasta salir del bosque fue algo tranquilo, al menos aquel hombre no dijo ningún comentario cortante que me pusiera de mal humor.

Cuando salimos del bosque llegamos hasta la carretera en donde un auto oscuro estaba estacionado.

Al notar aquello fue que me pregunté cómo fue que él nos había encontrado.

¿Acaso puso algún localizador en mí?

O era por alguna habilidad de su especie, la cual desconocía por completo.

¿Qué era él? ¿Un vampiro? ¿Hombre lobo? ¿Incubo? ¿El hada de los dientes?

¡Aish!

Dejé de pensar en ello mientras sostenía la cabeza de mi hermana en mi regazo.

— No podemos salir de este infierno, hermana, no yo. Pero tú…

Al ver el rostro pálido de Iara, no pude evitar querer que ella se marchará de Grandiel y me dejara detrás.

Después de todo, a ella ninguno de estos seres la perseguirá porque a la persona que querían era a mí.

— Esto es lo que sucede cuando no escuchas a los demás. ¿Qué parte de que tu sangre es especial no entendiste? — comentó aquel hombre mientras me miraba por el espejo retrovisor.

Resople al escucharlo decir eso.

— ¿Nos puedes culpar por querer escapar? ¿No es como si no supiera qué cuando tenga 18 años las posibilidades de sobrevivir sean casi nulas? — le dije.

Aquel hombre de ojos verdes negó con la cabeza.

— Incluso si escapas, las posibilidades de que vivas son las mismas. Tu sangre seguirá siendo un veneno en tu cuerpo que explotará cuando tengas 18 años, atrayendo a todo tipo de seres para que te devore. Al menos, aquí en Grandiel tienes a muchos caballeros que están tratando de cuidarte.

Su comentario no me hizo sentir tranquila, es más, lo sentí como una burla. Sobre todo la parte en dónde dijo que tenía un montón de caballeros.

De que me servía tenerlos si solo sabían decir verdades a medias. No podía confiar en nadie. Por qué todos parecían tener sus propios planes.

¿Acaso era demasiado inútil mi deseo de supervivencia?

Tsk.

Además, a pesar de que él sabía la situación que estaba pasando, tenía que comportarse de una forma tan ruin, no solo en este momento, también en el pasado.

Sin duda alguna, el Sr. Carter era la persona menos empática que existía.

Por lo que decidí ignorar sus palabras y concentrarme en mi hermana.

El resto del trayecto del viaje fue silencioso, no le hice ninguna pregunta al Sr. Carter debido a que sentí que no iba a obtener la respuesta que quería. Él parecía tener un serio problema conmigo.

Cuando llegamos a Grandiel, era casi de madrugada, el cielo mostraba los primeros indicios de la luz del sol.

Suspiré aliviada cuando llegamos a casa.

— ¡Auch! — susurró mi hermana con el rostro desencajado.

Rápidamente, trate de suavizar mi agarre para que no se sintiera incómoda.

— ¡Hermana! ¡Estás despierta! — exclamé jubilosa.

Iara entrecerró los ojos mientras me miraba.

— ¡Cassie! ¿Dónde estamos? ¡Oh! Estamos de nuevo en casa. No sabes, pero tuve un sueño…

Rápidamente, detuvo lo que iba a decir al percatarse de la mirada seria del Sr. Carter.

— Ya veo, no fue un sueño — susurró antes de abrazarme y sollozar — ¡Hermana!

Ante su voz llena de agravio, trate de consolarla dándole palmaditas en la espalda.

— Todo está bien ahora — le dije — Ya nada te podrá hacer daño.

Se me quebró la voz cuando mencioné aquello.

Iara sollozó con más fuerza como si estuviera dejando salir todo aquello que había tenido atorado desde lo que había pasado con nuestros padres.

— Tuve tanto miedo. Esos seres eran tan feroces y atemorizantes. Sus voces, aún puedo escucharlos reír dentro de mi mente.

Después de que dijo aquello miró al Sr. Carter con ojos llenos de agradecimiento.

— ¡Muchas gracias por salvarme! — exclamó.

Aquel hombre bajó la mirada antes de hablar con voz profunda.

— Hice lo que debía hacer — enunció antes de bajarse del coche — Es mejor que descanses, además eviten salir de Grandiel sin la protección de alguien. Así como aquellos duendes las atacaron, hay demás seres que no son tan inofensivos como ellos y que no solo se conformarán con atacar.

Tras decir aquello, ayudó a Iara a entrar hasta la casa.

Cuando estaba a punto de salir me miró con dureza.

— Esta es la última tontería que soportaré de tu parte, si no quieres terminar encerrada hasta los 18 años es mejor que no me tientes. Después de todo, lo único que necesito de ti es tu sangre. No soy como los hermanos Bommer a los que puedes chantajear con sentimentalismos, tampoco soy como los hermanos Hunter que creen que pueden proteger al mundo entero si se lo proponen. Sabes, me convertí en cazador no porque deseo salvar al mundo, sino porque quiero vengarme. Te estaré vigilando desde las sombras.

Tras decir aquellas palabras se alejó con pasos rápidos.

¿Vigilándome, no, cuidándome, sino, vigilándome?

¡Aish!

De todas maneras, ¿qué fue todo eso que me dijo?

Ese tipo parecía ser un dolor en el trasero, incluso más que Varen, y eso era demasiado.

La verdad, sus palabras que sonaban más a amenaza no me importaron debido a que mi vida se había convertido en una pesadilla de la que no podía despertar jamás.

Incluso si me enfadaba por sus advertencias no iba a conseguir nada.

Yo era como una hormiga ante él.

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Comments

Rebecca H

Rebecca H

deberías agradecer inútil
gracias a él tu tonta hermana está a salvo

2024-05-24

0

Rebecca H

Rebecca H

y yo creo que es el más cuerdo y confiable hasta ahora...
yo desconfíe en un momento hasta de Lara
y sigo desconfiado de los hermanos vampiro y los hermanos lobo

2024-05-24

0

Rebecca H

Rebecca H

exactamente
ya se lo dijeron muchas veces y se expone como longaniza en manada de perros
es una idiota.una estúpida y expone a su hermana a una muerte horrible o cosas peores

2024-05-24

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