Iniciativa

Samuel y Elena finalmente llegaron a la habitación donde pasarían la noche juntos en la mansión de los padres del duque. Elena miró a su alrededor con nerviosismo, sin saber qué hacer. se paró cerca de la ventana, observando el paisaje nocturno.

Samuel notó su incomodidad y se acercó a ella. "¿Estás bien, Elena?", preguntó Samuel con voz suave.

Elena giró hacia él, nerviosa. "Sí, estoy bien. Es solo que... me siento un poco nerviosa".

"Comprendo", dijo Samuel, caminando hacia ella.

"No es fácil para ti tener que quedarte en la habitación conmigo".

Elena asintió, mirándolo fijamente.

Samuel aprovechó la cercanía para tomar su mano, haciendo que ella se estremeciera.

"No te preocupes". (Acariciando suavemente su cabello) "Nada va a pasar esta noche, lo prometo". Será una noche tranquila, solo somos dos adultos durmiendo en la misma habitación, Además no es la primera vez que dormiremos juntos", dijo tratando de tranquilizarla.

Elena asintió, pero no podía evitar sentirse nerviosa. Se sentía vulnerable en la habitación con Samuel, aunque sabía que era absurdo ya que él no había mostrado ningún interés en ella desde que se casaron, el máximo acercamiento que había tenido últimamente con Samuel, eran los besos en la mejilla que él de vez en cuando le daba. Pero esto no significara que le gustara, o eso era lo que ella creía.

¿Te importaría si me quito la chaqueta? Preguntó.

Elena, que aún estaba nerviosa por la situación, asintió con la cabeza y observó cómo el Duque se deshacía de su chaqueta.

Luego éste se sentó en el borde de la cama, mirando a su alrededor como si estuviera evaluando la habitación.

Elena se mantuvo en pie, sin saber muy bien qué hacer.

Samuel, por su parte, también se sentía nervioso. Sabía que tenía que aprovechar esta oportunidad para acercarse un poco más a su esposa.

Se levanto de la cama y se acercó lentamente a ella mirándola directamente a los ojos.

"Elena, sé que nuestra relación no ha sido la mejor hasta ahora, y sé que he sido yo quién ha puesto los límites. Pero quisiera intentar cambiar eso. ¿Qué te parece si empezamos de cero y tratamos de conocernos mejor?", le preguntó con seriedad.

Elena se sorprendió ante la propuesta de Samuel, pero su corazón latía con fuerza. Era lo que había querido desde que se casó, pero no se atrevía a pedirlo. "Sí, me encantaría conocerte mejor", respondió con una sonrisa tímida.

Samuel sonrió, luego dijo “Iré a cambiarme al baño, mientras tú te cambias aquí”. Elena asintió y cuando el duque entro al baño se dispuso a cambiarse, una vez habiendo salido del baño. Elena ya se encontraba en la cama acostada, así que el duque se acostó a su lado.

La habitación estaba en silencio y Samuel se dio cuenta de que tenía que hacer algo para romper el hielo. "¿Te ha gustado la mansión?", preguntó en voz baja.

"Si es hermosa, vienes muy seguido aquí", preguntó tímidamente.

"No, pero de niño solía pasar aquí mis vacaciones de verano. A mi madre siempre le ha gustado esta casa, es por eso que ahora no sale de aquí", respondió Samuel con una sonrisa.

Elena se sintió un poco más relajada, y la conversación fluyó naturalmente entre ellos.

Samuel se aseguró de escuchar a Elena y hacerle preguntas sobre su vida, tratando de conocerla mejor.

Finalmente, a Elena la venció el cansancio y se quedó dormida.

Samuel la observó por unos minutos, admirando su belleza. Se acercó un poco más y la besó suavemente en la frente, antes de volver a recostarse a su lado y cerrar los ojos. Sabía que no podía apresurarse en su acercamiento a Elena, pero debía aprovechar cada oportunidad que se le presentara, ya que sus sentimientos hacia ella seguían creciendo.

Al día siguiente, Samuel y Elena se levantaron temprano para desayunar con sus padres y empezar con las actividades del día. Durante el desayuno, Elena notó que Samuel la miraba de manera diferente.

Después del desayuno, sus padres les sugirieron que hicieran un recorrido por mansión para que Elena pudiera conocer mejor el lugar.

Samuel y Elena caminaban por los senderos del jardín, disfrutando de la belleza de las flores y los árboles. Samuel le iba señalando las diferentes especies y hablándole de su cuidado.

De repente, una brisa suave sopló y una hoja se desprendió de un árbol cercano y se posó en los labios de Elena. Samuel instintivamente se acercó para quitarla, y en el momento en que sus dedos rozaron los labios de Elena, ambos sintieron una corriente eléctrica recorrer sus cuerpos.

Se quedaron mirando fijamente por un momento, sin saber qué hacer. Samuel fue el primero en recuperarse, desviando la mirada y tomando un paso atrás.

"Lo siento, no debí hacer eso," dijo Samuel, con la voz un poco ronca.

"No te preocupes," respondió Elena, tratando de mantener la calma, aunque su corazón latía a mil por hora.

Samuel carraspeó y se aclaró la garganta, tratando de disimular su incomodidad. "¿Quieres seguir viendo el jardín?"

Elena asintió y siguieron caminando, tratando de no pensar en lo que había sucedido. Sin embargo, en el fondo de sus corazones, ambos sabían que algo había cambiado entre ellos.

De regreso a la casa, Maribel, le preguntó a Elena si le gustaría ir de compras con ella Elena aceptó.

Durante la tarde, fueron a una tienda local donde Elena compró algunos recuerdos y Maribel la invitó a tomar té en una cafetería cercana.

Mientras tomaban té, Maribel le preguntó a Elena sobre su relación con Samuel y si se estaban llevando bien. Elena le aseguró que sí, y después de lo que habían hablado la noche anterior y lo que había pasado en el jardín sentía que su relación iba por un buen camino. Esto último lo pensó para sí misma.

Después de terminar la charla regresaron a su hogar.

Esa noche, durante la cena, Elena se sintió más cómoda con la familia de Samuel y disfrutó de la conversación. Sin embargo, notó que Samuel estaba actuando diferente con ella, pues era más atento y buscaba la manera de estar siempre a su lado.

Después de la cena, Samuel le pidió a Elena que lo acompañara a dar un paseo por el jardín. Elena aceptó, aunque se sentía un poco nerviosa al estar a solas con él. Durante el paseo, Samuel le contaba trivialidades de su vida, y escuchaba historias de Elena cuando era niña.

Estaban pasando un maravilloso momento, sin embargo, antes de que pudieran terminar de hablar, fueron interrumpidos por la llegada de Maribel y Héctor, que les pidieron que regresaran a la casa para compartir una copa de vino antes de dormir.

Elena se sintió un poco decepcionada al tener que regresar, ya que estaba conociendo más de Samuel y éste se veía interesado en conocerla mejor a ella, pero aceptó y regresaron a la casa.

Mientras bebían vino, Maribel y Héctor les dijeron que se sentían felices de verlos juntos y que esperaban que su matrimonio fuera feliz.

Elena y Samuel intercambiaron miradas y sonrieron.

Mas tarde, Elena caminaba tambaleante por el pasillo, con la cabeza un poco nublada por el exceso de vino que había bebido durante la conversación con sus suegros. De repente, tropezó y Samuel la tomo de la cintura.

"¿Estás bien?", preguntó Samuel, preocupado.

"Sí, gracias", respondió Elena, avergonzada.

Cuando Samuel sentía cerca a Elena, todas sus emociones afloraban, la quería para él, sacando esos pensamientos de él la soltó y continuaron su camino por el pasillo rumbo a su habitación.

Elena aún estaba un poco mareada y se tropezó nuevamente, pero esta vez Samuel que iba inmerso en sus pensamientos reaccionó muy tarde cayendo así Elena sobre él.

Ambos se quedaron un momento en silencio, mirándose a los ojos. Elena estaba sobre Samuel, sintiendo su pecho contra el suyo.

Samuel, por su parte, estaba un poco sorprendido pero feliz con la situación, pues podía sentir de cerca a Elena.

Por un momento, se quedaron quietos, sin decir nada. Fue entonces cuando Samuel tomó la iniciativa y la besó.

Elena se sorprendió al principio, pero luego se dejó llevar por el beso de Samuel.

La forma en que sus labios se encontraron parecía tan natural, como si estuvieran destinados a estar juntos. Elena sintió una explosión de emociones en su interior, una mezcla de felicidad, emoción y un poco de miedo.

Después de unos segundos, se separaron, sus ojos se encontraron y supieron que ese beso había cambiado su relación. Se sonrieron el uno al otro, sin saber realmente qué decir, pero conscientes de que habían dado un gran paso en su relación.

Samuel tomó la mano de Elena y la ayudó a levantarse. Ambos se miraron sonrientes, sabiendo que algo estaba cambiando entre ellos.

Cuando llegaron a la habitación, ambos se sintieron un poco tímidos. Se quedaron en silencio por un momento, mirando a su alrededor, sin saber qué hacer. Finalmente, Samuel rompió el silencio

"¿Quieres sentarte?" – señalando hacia el balcón, le preguntó.

"Sí, gracias" - respondió ella, sonriendo tímidamente.

Se sentaron y se quedaron mirando al suelo por un momento. Samuel intentó empezar una conversación.

"¿Te gustó la cena?" - preguntó.

"Sí, estuvo deliciosa" - respondió ella.

"Me alegra que te haya gustado. Mis padres querían preparar algo especial para ti" - dijo él, sonriendo.

"Lo aprecio mucho. Ha sido un día maravilloso" - dijo ella, sonrojándose un poco.

Elena se levantó y camino cerca del pasamanos y empezó a disfrutar del suave viento nocturno que soplaba. De repente, Samuel también se levantó y caminó lentamente hacia Elena, que estaba absorta mirando las estrellas que brillaban en el cielo oscuro.

Sin decir nada, él la abrazó por la espalda, dejando que ella sintiera su cercanía.

Elena se estremeció ligeramente ante el contacto, pero luego se relajó en el abrazo, sintiéndose segura en los brazos de Samuel.

Él le susurró suavemente al oído, “como te sientes respecto a nuestro primer beso”.

Ella se sonrojó y no supo qué decir, por lo que simplemente se quedó quieta, disfrutando del abrazo.

Samuel no necesitaba palabras para entender lo que estaba sintiendo, y simplemente continuó abrazándola, dejando que ella se sintiera cómoda.

Después de unos minutos, Samuel se inclinó y besó suavemente el cuello de Elena, enviando un escalofrío por todo su cuerpo. Ella giró su cabeza para mirarlo y sus labios se volvieron a encontrar en otro beso un poco más apasionado que el anterior.

Mientras se besaban, ambos se sintieron aún más conectados, como si se hubieran encontrado en otro nivel de intimidad.

Después de un momento, se separaron y se miraron a los ojos, sonriendo el uno al otro.

Después de un rato de estar abrazados en la terraza, Samuel le susurró al oído a Elena

"Creo que es hora de dormir".

Elena se tensó un poco ante la idea de dormir juntos y pensó (a que dormir se referirá, a dormir dormir o a algo más íntimo), Samuel notó su nerviosismo y la tranquilizó.

"No te preocupes, Elena. No voy a hacerte nada que no quieras".

Elena sonrió aliviada y avergonzada por sus palabras y así ambos se dirigieron hacia la habitación.

Una vez dentro, Samuel se fue a cambiar al baño, mientras Elena se cambiaba en el cuarto, se acostaron juntos en la cama.

Estaban cada uno en su lado de la cama, mirando al techo. Después de un rato, Samuel se volvió hacia ella y la miró fijamente. Ella lo miró de vuelta, preguntándose qué estaba pensando. Finalmente, Samuel habló.

"¿Te importaría si te abrazo?"

"¡Eh! No, por supuesto que no" - dijo ella, sonriendo.

Se abrazaron y se sintieron aún más cómodos el uno con el otro. Elena cerró los ojos y se dejó llevar por la tranquilidad del momento, sintiendo el latido del corazón de Samuel.

Por su parte Samuel se sentía feliz, jamás imagino sentirse así nuevamente, aunque lo que empezó a sentir por Elena era mucho más fuerte de lo que antes había sentido. Finalmente, se quedaron dormidos abrazados, sintiendo la calidez del cuerpo del otro.

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