Visitantes

Samuel y Elena se dirigen hacia la mansión, dejando atrás el jardín. Mientras caminan, Elena admira la arquitectura del lugar y se pregunta qué tan grande será la biblioteca. Porque en una casa tan grande, tenía que tener una. Y le encantaría verla, ya que ama leer.

Una vez dentro de la mansión, Samuel conduce a Elena hacia la sala principal, donde se encontraban reunidos los criados, por órdenes del duque. Allí, Samuel presenta a Elena a todos desde: las cocineras, las doncellas, el mayordomo y el jardinero.

"Quiero presentarles a la señora de la mansión", dice Samuel, mientras señala a Elena.

Elena se siente un poco abrumada por la atención de todos los criados, pero trata de mantener la compostura. Agradece a cada uno de ellos su saludo y se presenta brevemente.

Después de la presentación, Samuel le pregunta a Elena si le gustaría conocer la biblioteca. A lo que ella asiente. La habitación es grande y está llena de libros, desde el suelo hasta el techo. Elena se queda sin palabras, impresionada por la belleza de la habitación. Samuel le muestra algunos de sus libros favoritos y le cuenta historias sobre la familia y la mansión.

Elena se siente agradecida por haber sido acogida en la mansión y por tener la oportunidad de vivir allí. Aunque todavía se siente un poco abrumada por todo lo que ha sucedido en el día, sabe que está en buenas manos con Samuel a su lado.

Después de unos días de estar en la mansión, Elena busco a Samuel en su despacho, después de tocar la puerta y que éste le permitirá entrar le preguntó con timidez:

Samuel, ¿sería posible que mi hermana venga a visitarnos? No la he visto desde que nos casamos y me gustaría pasar tiempo con ella.

Samuel cerró el libro que estaba leyendo y la miró fijamente: Por supuesto, mi querida Elena. Será un placer tener a tu hermana aquí.

Elena se alegró al escuchar la aceptación del duque, de que su hermana la visitara.

Si necesitas algo para su alojamiento o estadía, habla con los criados. Ahora, si me disculpas, tengo algunos asuntos que atender. dijo Samuel.

Elena se despidió de Samuel y salió, sintiendo la necesidad de escribirle a su hermana de inmediato para informarle la buena noticia. Pero mientras escribía la carta, no podía evitar sentirse un poco nerviosa por cómo sería la interacción entre Samuel y su hermana.

Mientras tanto, Samuel estaba sentado en su escritorio, pensando en los asuntos de la mansión. Cuando de repente, su pensamiento fue interrumpido por la llegada de un criado que llevaba una carta en la mano.

"Perdoname, señor, pero esta carta acaba de llegar para usted."

Samuel tomó la carta y leyó el remitente: era de su mejor amigo y confidente, quien estaba actualmente en el extranjero. Al abrir la carta, leyó que su amigo había conocido a alguien que podría ser la esposa perfecta para él, y que necesitaba ir a buscarla. Además, pidió de favor que le permitiera a su prima, Sofia, quedarse en la mansión por un tiempo mientras él se ausentaba.

Samuel frunció el ceño al leer el nombre de Sofia. No podía evitar sentirse incómodo por la idea de tenerla en su casa, pero sabía que no podía negarle un favor a su amigo.

Pasaron los días y mientras Samuel y Elena estaban hablando en la biblioteca se escuchó el sonido de un carruaje que se detenía en la entrada principal de la mansión.

Los dos se miraron con curiosidad y decidieron ir a ver quién era. Pues Elena creía que era su hermana, lo cual la llenaba de emoción, lo que nunca imagino fue que del carruaje bajara una joven que se le hacía familiar.

Al llegar a la entrada principal, vieron a un hombre que estaba descargando las maletas. Elena notó que la joven no era su hermana, sino que era una hermosa y elegantemente señorita, quien al girar hacia donde ellos se encontraban, se percato de que la misma era con la que el duque hablo en la entrada de la pastelería. Y se preguntaba que hacía aquella joven en la mansión.

Elena miró a la joven y luego a Samuel y vio que él parecía incómodo. "¿Hay algún problema?", preguntó ella.

"No, no es nada", dijo Samuel, forzando una sonrisa. "Ven te la presentare”.

Cuando llegaron a donde se encontraba Samuel dijo “Ella es Sofia, una vieja amiga mía”.

Es un placer conocerte, Sofia -dijo Elena, extendiendo la mano.

El placer es mío, Elena -respondió Sofia, estrechando su mano-. Pero su mirada era fría y se notaba la rabia de ella hacía Elena.

Samuel notó la mirada fría de Sofia hacia Elena, pero no le prestó demasiada atención. Elena, por su parte, se mostró encantadora y amable durante la conversación, pero algo en la actitud de Sofia la hacía sentir incómoda.

¿Y cómo se conocieron tú y Samuel? -preguntó Elena, tratando de mantener la conversación.

Oh, nos conocemos desde hace muchos años -respondió Sofia, con una sonrisa misteriosa-. Somos viejos amigos.

Elena no podía evitar sentir un poco de celos hacia Sofia, y eso la hacía sentir incómoda. Pero trató de mantener una actitud cordial y educada.

En ese momento y temiendo que Sofia dijera algo que no debía “Sofia se quedará un tiempo con nosotros, pues su primo me lo ha pedido de favor”. dijo Samuel.

Elena notó que Samuel estaba actuando extraño y se preguntó si había algo más detrás de su incomodidad. Sin embargo, decidió no decir nada y simplemente asintió.

Samuel llamó a uno de sus empleados y a una de sus doncellas para que ayuden a instalar a Sofia, en una de las habitaciones de invitados, de esta manera Sofia despidió y se marchó junto con los empleados de la mansión, hacia su nueva habitación.

Mientras tanto, Samuel se fue a trabajar a su despacho estando allí pensó en que debería hablar con Elena respecto a Sofia. Pero que le diría, no quería contarle sobre su anterior relación, porque no quería que Elena malinterpretara las cosas, estaba muy confundido, pero no era por la presencia de Sofia, sino que más bien le preocupaba lo que Elena pensara.

Sin darse cuenta, ya Sofia había salido de su corazón, ahora sus pensamientos y deseos estaban dirigidos a Elena.

Verónica llegó a la mansión al siguiente día, pero no llego sola sino con Gabriel. Samuel se sorprendió al ver que llegaba acompañada por un hombre que no conocía, por lo que su saludo fue distante y frío.

Bienvenida, Verónica -dijo Samuel mientras le besaba la mano-. ¿Quién es este hombre que te acompaña?

Oh, lo siento Samuel. Él es Gabriel, un amigo mío y de mi hermana -respondió Verónica con una sonrisa.

Un placer conocerlo, Gabriel -dijo Samuel, sin mostrar demasiado entusiasmo.

El placer es mío, duque -respondió Gabriel con una reverencia.

Elena, que se había quedado un poco atrás, se acercó y saludo a su hermana con un abrazo.

¡Verónica! ¡Qué sorpresa! No me habías dicho que vendrías con compañía.

Lo siento, hermana, Gabriel me quiso acompañar para que no hiciera el viaje sola. Espero que no sea un problema -dijo Verónica.

No, en absoluto -respondió Elena-. Bienvenido, Gabriel.

Gracias, mi querida Elena -dijo Gabriel con una sonrisa mientras le besaba la mano.

Samuel notó cómo Elena y Gabriel se miraban y se hablaban con cierta complicidad, lo que lo hizo sentir un poco incómodo. Ya que él sabía que sus sentimientos por Elena estaban empezando a cambiar o mejor dicho ya habían cambiado, y no le gustaba la idea de que otro hombre pudiera estar interesado en ella. Y más aún porque Elena aun no era su mujer de verdad y eso era algo que debía cambiar, pero no sabía cómo.

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Comments

Estrella Reyes Reyes

Estrella Reyes Reyes

el duke es tonto o se hace,hay mi díos metio a la putizorra,a la casa malo malo

2024-05-14

6

Topy71 🇦🇷

Topy71 🇦🇷

Grande error

2023-05-22

3

Betty

Betty

mala idea Samuel, no la aceptes

2023-05-12

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