La boda

El Duque y Elena habían pasado varios días juntos, arreglando todos los detalles para la ceremonia. A pesar de que el Duque no estaba emocionado por su matrimonio, no podía evitar sentirse atraído por la dulzura y encanto de Elena. Durante sus encuentros, se mostraba siempre muy formal, pero Elena trataba de hacerlo sentir cómodo con su presencia.

Elena: ¿Estás seguro de que todo está bien para la ceremonia, Duque? ¿Quieres que cambiemos algo?

Samuel: No, todo está bien, Elena.

Elena: Sé que no es por amor, este matrimonio…. pero espero que podamos llevarnos bien. No te pediré nada ni me entrometeré en tus asuntos solo te pido que me respetes y que si tienes mas mujeres que sea con discreción pues no quiero ser el hazme reír del reino.

Samuel: Así lo espero también, Elena.

Elena: No te preocupes, Duque. Por mi parte no vas a tener ninguna queja.

El día de la boda, Elena entró en la catedral y vio al Duque de pie. Se dio cuenta de que no estaba en su silla de ruedas. Por un momento se sintió nerviosa. Lo que la hizo sentirse confundida. Y si se cae, si podrá estar de pie durante tanto tiempo, mil preguntas sin respuestas cruzaban la mente de elena. Entre ellas la noche de bodas, pues al ser un matrimonio sin amor ella esperaba no tener que pasar una noche con el duque y como este era paralitico pensó que esa noche no sucedería nada.

Por su parte el Duque había decidido levantarse para demostrar al pueblo que no era ningún paralitico y también porque eso era lo que había acordado con el Rey.

La cara de las jóvenes al verlo de pie era increíble de ver, pues ninguna de ellas había querido un compromiso con él por su supuesta discapacidad por su parte, la princesa Isabella estaba feliz por su amigo, aunque no sabia como iba resultar esa unión, sabia que su querido amigo respetaría a Elena, y por lo que ella habia averiguando por su cuenta, Elena era una buena persona, "quizás logren formar una hermosa familia". Pensó la primcesa para sí.

Elena seguía caminando por el pasillo de la catedral de la mano de su padre, quien, a pesar de estar feliz por la unión de su hija, se sentía muy triste pues él amaba a su hija y el pensar que no la vería seguido lo deprimía.

Cuando el Duque se giró para ver la entrada de Elena, se quedó asombrado por su belleza. Él sabia que ella era linda, pero ese vestido realmente resaltaba su belleza. El Duque la miró fijamente y se quedó paralizado, tanto que no se dio cuenta cuando el padre de Elena le hablo.

Pablo: Te la entrego, Duque.

Pero este no reaccionaba, no fue sino hasta que Raúl carraspeo y lo llamo, haciendo que volviera a sus sentidos.

Pablo: Te la entrego, Samuel. Trátala con respeto, amor y honestidad, como ella lo merece.

Samuel: (tomando la mano de Elena) Lo haré, señor. Y prometo protegerla y apoyarla siempre.

Cuando la mano de Elena tocó la suya, el Duque sintió algo en su corazón. Era un sentimiento que nunca había sentido antes, un cosquilleo en el estómago que lo dejó un poco desconcertado, pero decidió no prestarle demasiada atención y centrarse en la ceremonia que estaba a punto de comenzar.

La ceremonia pasaba sin ningún contratiempo y cuando el cardenal dice "Puede besar a la novia", el duque se siente sorprendido y algo incómodo, ya que nunca habían hablado de besarse. Elena, por su parte, se pone nerviosa y al notar que el duque se acerca a ella en un movimiento rápido, coloca su mano sobre sus labios, evitando así que el duque la bese.

El duque queda desconcertado y confundido, por la acción de Elena sin saber qué hacer. No puede creer que Elena haya rechazado el beso, pero a la vez se da cuenta de que nunca habían hablado de ello y de que tal vez ella no estaba preparada.

Por su parte Elena se siente aliviada de no tener que involucrar sus sentimientos en un matrimonio por conveniencia y trata de ocultar su nerviosismo detrás de una sonrisa forzada.

Después de ese momento, la ceremonia continuó y la pareja intercambió los anillos. El duque seguía pensando en el hecho de que Elena no había querido besarlo, pero intentó no mostrar su decepción en su rostro. El cardenal sigue hablando y bendiciendo la unión matrimonial. A pesar de todo, la boda fue hermosa y la pareja se veía feliz juntos.

La ceremonia terminó y la pareja salió de la catedral para ser recibidos por una multitud de personas que les lanzaban pétalos blancos y les daban sus felicitaciones. Elena estaba radiante y feliz, mientras que el duque se mostraba un poco más reservado, pero aun así sonreía por cortesía.

La recepción se llevó a cabo en la mansión del duque, con música y una gran cena. Elena estaba encantada con todo lo que veía y se mostraba agradecida por el gran esfuerzo que había hecho el duque para hacer de ese día uno inolvidable.

Después de la cena, comenzó el baile y el duque se acercó a Elena para bailar el primer baile con ella. Mientras se movían juntos al compás de la música, el duque se dio cuenta de que disfrutaba estar con ella y de que, aunque no fuera el amor de su vida, podrían llevarse bien juntos.

Durante la fiesta, Elena se encontraba hablando con su hermana Verónica y algunas invitadas cuando una de las sirvientas se acercó a ella y le dijo en voz baja:

“Disculpe, señora, pero es hora de que se retire a sus aposentos. Es hora de que se prepare para su noche de bodas.”

Elena sintió un nudo en su estómago y asintió en silencio, sabía que esto era lo que se esperaba de ella como esposa. Asi que agradeció a su hermana y a las invitadas por haberla acompañado y se dirigió hacia su habitación, acompañada por las sirvientas.

Una vez dentro de su alcoba, Elena se sentó en una silla mientras las sirvientas comenzaban a desvestirla y a arreglar su cabello. Con ayuda de las sirvientas se baño. A pesar de su nerviosismo, trató de mantener la compostura y sonreír amablemente.

¿Está todo listo? -preguntó.

Sí, señora. Todo está preparado -respondió una de las jóvenes que la ayudaba.

Muy bien, muchas gracias por su ayuda -dijo Elena, mientras las sirvientas se retiraban de la habitación.

Una vez sola, Elena respiró profundamente y se levantó de la silla. Miró a su alrededor y suspiró, sintiéndose atrapada.

Luego, decidió hacer lo que sentía que era lo correcto, se quitó el vestido y se puso uno más cómodo. Sabía que probablemente el duque no se presentaría esa noche y ella no iba a fingir esperando, se sentía muy cansada, por lo que se acercó a la cama y luego de acostarse se quedó profundamente dormida.

Después de despedir a los invitados, El duque se detiene en seco cuando su mayordomo lo llama para informarle que la señorita Elena lo esta esperando en sus aposentos.

Mayordomo: Su Alteza, perdone la interrupción, pero me informaron que la señorita Elena lo esta esperando en sus aposentos.

Samuel: (sorprendido) ¿Qué? Oh, sí, por supuesto, mi noche de bodas. (Casi lo había olvidado).

Mayordomo: Sería apropiado que se una a su esposa en su alcoba, Su Alteza.

Samuel: (suspira) Supongo que tienes razón. (pausa) ¿Está todo listo?.

Mayordomo: Sí, Su Alteza. Todo está preparado para su llegada.

Samuel: (asiente) Muy bien, iré a verla.

El duque había olvidado por completo la noche de bodas. A pesar de su desinterés, sabe que, si no pasan la noche juntos, podrían hablar mal de ella.

El duque se dirige a la alcoba de Elena, abre la puerta con cuidado y entra en la habitación. Allí, ve a Elena durmiendo profundamente en la cama.

Samuel: (susurra) Parece que está profundamente dormida. (se acerca a la cama y se quita la chaqueta).

Decide no despertarla, y se acuesta a su lado.

Aunque no tiene intenciones de consumar el matrimonio, sabe que es importante que pasen la noche juntos. Así que, se acurruca junto a ella, con la esperanza de que algún día puedan tener una relación más cercana y verdadera. No sabe que le a hecho pensar de esa manera, pero sin animos de seguir pensando se duerme.

El sol entra por el ventanal del cuarto de Elena, a lo que ella abre los ojos se encuentra con el duque durmiendo a su lado, lo observa por un momento desconcertada y piensa como puede ser tan hermoso, ella estaba tan concentrada observándolo que no se percata cuando entran las sirvientas, que al ver a los dos juntos pegan un grito que la asusta. Ellas se dan la vuelta, cierran la puerta y se alejan sonriendo.

El duque se despierta con el ruido y se sienta en la cama, fijando su atención en Elena. Con una sonrisa en los labios, le dice: "Buenos días, Elena o, mejor dicho, buenos días esposa."

Elena se sienta también, todavía sorprendida por la situación. "¿Qué haces tú aquí?" pregunta.

Samuel sigue sonriendo. "¿Acaso no te has dado cuenta de que somos marido y mujer ahora? Pues estoy aquí contigo, pasando nuestra noche de bodas.

Elena lo mira con desconfianza, pero también con un poco de curiosidad. "¿Y cómo ha sido tu noche?"

El duque se encoge de hombros. "He…… dormido bien a tu lado"

Elena le clava la mirada “Eso es todo”. Pues la forma en que el duque le hablaba no la convencía del todo.

“Créeme que, si hubiera pasado algo, no lo hubieras olvidado”, responde el duque con una sonrisa pícara.

Elena se sonroja y mete la cabeza debajo de la manta.

Samuel suelta una carcajada y se va a levantar de la cama. Cuando en ese momento Elena levanta la manta y lo hala a su lado quedando a unos centímetros cerca de su cara, Elena desvía la mirada y dice “que vamos hacer las sirvientas nos vieron”

Samuel asiente con la cabeza. “No te preocupes, eres mi esposa, no lo olvides”

Elena asiente con la cabeza también, pero todavía parece un poco confundida.

Samuel le dice, Me cambio y vengo por ti, asi que alístate para mostrarte los alrededores. Le guiña un ojo y sale de la habitación dejando a Elena sonrojada y confundida.

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Comments

Lilian Rodríguez Tórrez

Lilian Rodríguez Tórrez

pongan fotos de los protagonistas por favor 🙏❤️

2023-05-15

6

Betty

Betty

jajaja 🤣 😅 😂 despistado el duque

2023-05-12

1

yami Encarnación

yami Encarnación

Que la enamore

2023-04-17

2

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