Viaje

La partida de Sofia de la mansión fue un alivio para Samuel. A pesar de que había sido un amor del pasado, sus acciones lo habían herido profundamente y nunca había podido perdonarla por su traición. Ahora que se había ido, podría concentrarse en su trabajo.

Pero a pesar de su determinación de no volver a sentir nada por una mujer, no podía evitar sentirse atraído por su esposa cada vez más. Había notado que Elena se sentía un poco insegura después de la visita de Sofia, y aunque trató de tranquilizarla, no podía evitar sentirse celoso cuando estaba cerca de Gabriel.

Gabriel era un hombre encantador y apuesto, y Samuel podía ver cómo su esposa disfrutaba de su compañía. Pero a pesar de sus sentimientos, se negaba a permitir que los celos lo controlaran. Después de todo, él era el duque, y no podía permitir que algo tan trivial como los celos interfirieran en su vida.

Mientras tanto, Verónica parecía estar disfrutando de la atención de Gabriel. Samuel no sabía mucho sobre el joven, pero sabía que era un amigo cercano de su esposa. Aunque eso no le quitaba el hecho de que le producía una leve molestia el hecho de que Gabriel estuviera interesado en su esposa.

Un día, después de que Gabriel y Verónica salieron a dar un paseo juntos, Elena se acercó a Samuel.

"¿Crees que Gabriel está interesado en mi hermana, no te parece que hacen una bonita pareja?", preguntó ella con una leve sonrisa.

Samuel no sabía qué decir. Por la interacción que había visto con su esposa parecía más interesado en ella que en su hermana.

"No lo sé con certeza", respondió finalmente. "Pero si lo está, eso sería un alivio".

Elena lo miro con duda por lo ultimo que dijo y le pregunto “Un alivio ¿por qué?”

Samuel miro a Elena, sintiéndose un poco avergonzado por haber permitido que sus celos lo controlaran. Y cambiando el tema dijo "Que te gustaría hacer hoy, aunque tengo un poco de trabajo, puedo acompañarte un rato o si quieres hacer algo en especial dime. O quizás prefieras leer. Por cierto, mis padres se enteraron que nos casamos y desean conocerte, me dijeron que podrían venir o a ti te gustaría que nosotros seamos quienes lo visitemos”.

Samuel bombardeaba a Elena con preguntas, pero la que más llamó la atención de ésta fue cuando nombro a sus padres, pues antes de la boda no los había conocido. Y olvidándose de lo que estaban hablando

“Tus padres vienen a la mansión” dijo. “Que se supone que les diga, ellos saben el verdadero motivo de nuestro matrimonio”. Elena esta nerviosa pues no sabia como ellos iban a reaccionar al conocerla y si le colocaban las cosas difíciles.

Por su parte Samuel se sintió aliviado, pues había evitado dar explicaciones.

“Mis padres, no saben el motivo de nuestro matrimonio, ellos son muy románticos y jamás aceptarían lo que hemos hecho” dijo Samuel

“Es por eso que debemos fingir que nos casamos porque estamos enamorados” Cuando dijo esto último, sonrío haciendo que Elena se sonrojara.

“Creo que lo más conveniente es que vayamos a su mansión, pero hare lo que prefieras”.

“De verdad crees que es lo mejor” pregunto Elena.

Y Samuel ocultando sus verdaderas intenciones respondió “Por supuesto”.

Pues Samuel pensaba (Si vamos a la casa de mis padres, podre acercarme más a ti, desde que Gabriel y Sofia llegaron a la mansión, he descubierto mis sentimientos hacia ti, y aunque se que no sientes los mismo, sé que podre enamorarte y prometo hacerte muy feliz). mientras tenia esos pensamientos miraba a Elena de forma tierna.

Mirada que Elena no percibió pues estaba nerviosa con la noticia que el duque acababa de darle.

Elena asintió “Cuando partiremos hacia donde tus padres”. Preguntó.

“En tres días”. Dijo.

“¿Qué?, pero no queda nada de tiempo además…”

“No te preocupes ya casi está todo listo, partiremos el mismo día que tu hermana, ahora si me lo permites me retiro, aún tengo cosas que terminar de arreglar” y dándole un beso en la mejilla dejo a Elena confundida y sonrojada.

Elena empezó a ayudar con los preparativos para la partida hacia la casa de sus suegros.

Cuando Elena estaba descansando en el jardín Gabriel se acercó. Ella estaba sentada en una banca, cuando Gabriel se sentó a su lado.

"¿Puedo hablar contigo?", preguntó con una sonrisa amable.

"Claro, ¿sobre qué quieres hablar?", respondió, curiosa.

"Quiero hablarte sobre lo que le dije a Verónica", dijo Gabriel, un poco nervioso.

Elena se sorprendió. Ella sabía lo que Gabriel sentía por su hermana, pero no imaginaba que hablara con ella tan pronto al respecto.

"¿Qué le dijiste?", preguntó Elena con curiosidad.

"Le confesé mis sentimientos por ella", respondió con una sonrisa tímida.

Elena estaba muy emocionada. Pues era una romántica.

"¿Y qué te dijo ella?", preguntó con interés.

"Me dijo que ella también sentía lo mismo por mí", dijo con una sonrisa radiante.

Elena no pudo evitar sonreír también. Estaba contenta por su hermana y por Gabriel.

"Me alegro mucho por ustedes dos, Gabriel", dijo Elena sinceramente. "Verónica es una persona maravillosa y tú también lo eres".

"Gracias, Elena", dijo Gabriel agradecido. "Seguí tu consejo y le hablé con sinceridad".

Elena asintió con una gran sonrisa. Pues estaba feliz de que su hermana encontrara el amor y sabia que Gabriel era una gran persona.

Los dos continuaron charlando por un rato más, disfrutando de la compañía del otro en el tranquilo jardín de la mansión.

Y así pasaron los días. El día anterior al viaje a la hora de la cena estaban Samuel, Elena, Verónica y Gabriel sentados en la mesa del comedor, al terminar de comer. Samuel dijo

“Los preparativos ya están listos, mañana partiremos a primera hora”.

Elena solo asintió, ya que estaba muy ansiosa al conocer a los padres del duque.

Samuel notaba el nerviosismo de Elena, pero no se atrevió a decir nada, pues estaban presentes la hermana de ella junto con Gabriel.

Samuel y Elena se levantan de la mesa y se despiden de sus invitados. Iban caminando por los pasillos hacia sus alcobas y cuando llegaron a los aposentos de Elena, Samuel le dice.

“No te preocupes, todo estará bien con mis padres”.

Elena no dijo nada solo se quedó mirándolo a los ojos.

“Veras que se van a llevar bien, descansa que mañana será un largo viaje”. Y dándole un beso en la mejilla se despidió de Elena.

A la mañana siguiente todos se encuentran en el comedor desayunando, cuando entra el cochero.

Cochero: Señor, los carruajes ya están listos.

Samuel asiente y al terminar todos de desayunar se levantan de la mesa y salen al patio donde se encuentran los carruajes esperando.

Uno está con todo lo necesario para el viaje, el otro carruaje estaba preparado para Verónica y Gabriel, pues éstos partían a sus respectivos hogares y el último carruaje eran donde los duques viajarían este último fue preparado por Samuel pues quería que Elena se sintiera cómoda en el viaje.

Elena se despidió de su hermana con un abrazo y pidiéndole que saludara a sus padres y a sus hermanos de su parte.

También se despidió de Gabriel. Posteriormente Samuel: (Ayudando a Elena a subir al carruaje) Espero que te sientas cómoda, si necesitas algo no dudes en hacérmelo saber.

Elena: (Sonriendo) Muchas gracias.

Elena esperaba que Samuel subiera al carruaje y cuando asomo su cabeza por la ventana vio que se despedia de su hermana y de Gabriel. Por lo que desde el carruaje grito "Gabriel, Suerte cuando hables con mis padres”. Lo que provoco que su hermana y él se sonrojaran.

Una vez que se acomodaron en el carruaje, partieron hacia el hogar de los padres de Samuel.

Samuel se sentía aliviado por lo que Elena le había dicho a Gabriel, lo que significaba que a éste le gustaba su cuñada y no su esposa.

El viaje estuvo tranquilo y agradable aunque un poco largo, en todo momento Samuel estaba pendiente de Elena, asegurándose de que se sintiera cómoda.

Al llegar a la mansión de los padres de Samuel, ambos fueron recibidos con gran entusiasmo. Los padres de Samuel estaban encantados de conocer a Elena, pero al mismo tiempo estaban enfurecidos con su hijo ya que éste no les había contado sobre su boda y por ello no pudieron estar presentes.

Maribel: Samuel, ¿cómo es posible que no nos hayas dicho nada sobre tu matrimonio? No podemos creer que hayas hecho algo así sin invitarnos.

Héctor: Sí, hijo, nos has decepcionado mucho. (En realidad estamos felices de que por fin haya encontrado el amor, aunque también nos hubiese gustado asistir) pensó.

Samuel: Lo siento mucho, padres. Fue algo que tuvimos que hacer rápido, además el rey me estaba presionando y si no me casaba en un mes, tendría que desposar a una de sus hijas.

Elena: Por favor, no culpen a Samuel. Lo siento mucho, señora y señor, pero fue una decisión que tomamos ya que nos enamoramos. Y cuando Samuel me conto que si no se realizaba la boda en un mes podría perderlo acepte casarme con él.

Maribel: Pero, hija, ¿cómo es posible que no nos hayan dicho nada? ¿Samuel te trata bien, no te intimida?

Elena: Claro que sí, madre. Samuel es un esposo atento y siempre me trata con respeto.

Samuel: Por supuesto que la trato bien madre, que intentas decir al hacer ese tipo de preguntas.

Maribel simplemente se encogió de hombros. Pues sabía que su hijo a veces podía ser irritante.

Bueno, supongo que no podemos hacer nada, la boda ya se realizó. Pero esperamos que su relación dure para siempre y me hagan saber cuándo tenga mi primer nieto. Que espero sea pronto. Dijo guiñando un ojo a Elena.

Ante el comentario de la madre de Samuel, Elena se ruborizó y Samuel dijo, Te lo prometo madre, con una cálida sonrisa.

Héctor: Bien, ahora que estás aquí, esperamos que pases una semana agradable con nosotros y podamos conocernos mejor.

Elena: Me encantaría, señor, gracias por su hospitalidad.

Después de la cena, Maribel y Héctor invitaron a Samuel y Elena a su habitación para tomar una copa de vino. Mientras charlaban, Maribel tomó la palabra.

Samuel, querido hijo. No tienes idea de cómo me habría gustado estar presente en tu boda.

Samuel: Lo siento, madre.

Maribel suspiro con resignación. La habitación de Samuel está lista para que ustedes la usen. Comentó de manera casual.

Elena miró con asombro a Samuel, mientras que él trataba de disimular su sorpresa y mantener su compostura.

Samuel: Gracias.

Maribel y Héctor sonrieron, y la conversación continuó por un rato más antes de que todos se retiraran a sus habitaciones para descansar.

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