La visita del duque

Elena estaba sentada en su habitación, pensando en como se iba a casar con un hombre tan frío, si las dos veces que intento acercarse a él, la había ignorado es más no entiendia como habia aceptado tal propuesta de sus padres. Había estado a punto de llorar cuando su padre había entrado en la habitación para hablar con ella.

"Elena, hija, necesito que te calmes y me escuches", dijo su padre, sentándose a su lado en la cama. "Tu madre y yo hablaremos con el duque y romperemos el compromiso. Hija lamento haber malentendido las cosas. Pero la situación de nuestra familia esta muy mal y cuando te vimos acércate a el Duque vimos una oportunidad. De verdad lo siento".

Elena no pudo evitar sentir alivio ante esa noticia, pero también sintió un poco de tristeza. Sabía que no quería casarse con un hombre como el duque, pero también sabía que esa era una buena oportunidad para su familia.

"¿Cómo conseguiras anular el compromiso?", preguntó Elena, mirando a su padre a los ojos.

"Pues, le dire que la familia está en bancarrota", respondió su padre, suspirando. "Y el duque no querra casarse con alguien que no tenga un dote que valga la pena".

Mientra tanto, Raúl se apresuró a encontrar al duque Samuel para contarle la noticia sobre la bancarrota de la familia de Elena. Sabía que esto podría afectar la decisión del duque sobre el compromiso, y necesitaba informarlo lo antes posible.

Encontró al duque en su estudio, leyendo un libro con una expresión sombría en su rostro. Raúl tosió para llamar su atención.

"Su Excelencia, tengo noticias importantes que podría querer escuchar", dijo Raúl.

El duque frunció el ceño, mirando a Raúl con curiosidad.

"¿Qué noticias?", preguntó él.

Raúl explicó la situación de la familia de Elena, y cómo estaban en bancarrota. El duque pareció sorprendido por la noticia, pero también parecía estar pensando en algo. En su mente corría la idea de que Elena se había acercado a él durante el baile solo por la situación de su familia, lo que le hizo pensar que todas las mujeres eran como el creía personas sin corazón y materialistas, estaba sumergido en sus pensamientos, cuando derrepente escuchó decir.

"Cuando entre a la mansión de los Pérez escuché a los señores hablando..., al parecer quieren romper el compromiso"

El duque frunció el ceño, parecía molesto. "¿Por qué querrían hacer eso?", preguntó.

"Porque la señorita Elena no sabía nada de la decisión de sus padres de comprometerla con usted. Y no esta de acuerdo con la propuesta", explicó Raul.

Samuel suspiró. "Comprendo", dijo con un tono cansado. y dijo "Pero eso no cambia el hecho de que necesito una esposa".

Raul asintió, "Lo sé, mi señor".

Samuel se detuvo por un momento, parecía estar reflexionando. "Necesito hablar con ellos. Quiero escuchar lo que tienen que decir", decidió el duque.

"¿Qué piensa hacer al respecto?", preguntó Raúl.

El duque se levantó de su silla y mirando por la ventana de su estudio dijo. "Mañana iré a la mansión de la familia Pérez".

Raúl asintió, sabiendo que no había nada que pudiera decir para detener al duque cuando tenía una idea en su cabeza.

El duque Samuel llegó a la mansión de la familia de Elena en su silla de ruedas, acompañado por Raúl. Mientras pasaba por el jardín, se percató como las flores parecían marchitas.

Una vez acomodados en la Sala de la mansión, el duque escuchó atentamente la explicación de los padres de Elena. Cuando terminaron, Samuel le pidio hablar con Ella, a solas. Los padres de Elena accedieron a su petición y mandaron a llamar a la joven, ya que ella se encontraba en su habitación.

Cuándo Elena bajaba las escaleras, estaba completamente nerviosa, a tal punto que sentia que en cualquier momento se desvanecia. Pues el Duque era un hombre temible y con una reputación bastante aterradora. Pero llenándose de valor entro a la Sala y lo miró fríamente, sin saber qué esperar de él.

Elena se sentía nerviosa y tensa, sin saber muy bien qué esperar de la conversación. El duque parecía frío y distante, lo que la ponía aún más incómoda.

El primero en romper el incómodo silencio fue el duque.

"Elena, he venido aquí para hablar contigo sobre nuestra situación", dijo, con una mirada seria en su rostro. " Tus padres han decidido anular el compromiso, y dijeron que tu familia está pasando por momentos difíciles".

Elena asintió, sorprendida por la manera directa en que el duque estaba hablando.

"¿Y qué piensa hacer?", preguntó ella.

El duque se tomó un momento para responder, como si estuviera pensando en sus palabras cuidadosamente.

"Me gustaría que esté compromiso siguiera su curso", dijo él, con una mirada penetrante en sus ojos fríos y distantes.

Elena se quedó sin palabras, sorprendida por la respuesta del duque. No estaba segura de cómo sentirse al respecto.

El duque también estaba ansioso, pues no quería perder el tiempo en buscar otra pareja, ya que para el cualquier mujer le era igual, y viendo la situación desesperada en la que se encontraba la familia Pérez, quiso sacar provecho, pues Elena no le pediría romanticismo ni amor en esta unión así que dijo.

"Elena, sé que no hay amor en este compromiso, pero puedo ofrecerte mi ayuda y cumplir con mi deber ante el rey", dijo Samuel con un tono serio pero amable.

Elena lo miró con sorpresa. "¿Cómo puedes ayudarme?", preguntó ella.

"Te ofreceré un matrimonio de conveniencia. No habrá amor, pero habrá respeto y beneficio para los dos. Yo cumpliré con mi deber y tú podrás ayudar a tu familia a surgir nuevamente y tener una vida cómoda", explicó Samuel.

"Entiendo que esto es una gran decisión para ti, Elena", dijo él, con una expresión comprensiva. "Pero necesito una respuesta pronto, ya que no tengo mucho tiempo para perder".

Elena lo miró pensativa por unos segundos, sin saber muy bien qué decir. "Pero yo quiero casarme por amor, no por conveniencia. ¿Y si en un futuro usted se llega a enamorar que va a pasar conmigo?, ¿Y qué pasa con mis sentimientos? ¿No importan en esta decisión?".

"Por supuesto que importan, señorita. Pero no podemos permitir que nuestros sentimientos nublen nuestro juicio. Si acepta ser mi esposa, le prometo que le brindaré todo lo que pueda ofrecerle: estabilidad económica, un hogar cómodo, protección y seguridad", afirmó el duque con determinación.

Elena asintió, sabiendo que tenía que tomar una decisión pronto. Aunque no estaba segura de lo que el futuro le deparaba, sabía que no estaba enamorada del Duque y no quería casarse con él. Pero en su corazón había un gran dilema, ya que quería ayudar a sus padres y a sus hermanos.

Elena parecía indecisa, pero sabía que la situación financiera de su familia no era buena. "De acuerdo, acepto su propuesta", dijo finalmente sin mostrar ninguna emoción.

Samuel sonrió levemente. "Bien, entonces hagamos los arreglos necesarios", dijo.

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