pudrete en tu tumba Giancarlo Remington

Ludmila

03:00 A.M.

No podía creer lo que Ozan acababa de decirme. Estaba en shock. ¿Cómo era posible que Elaia fuera hija de Sofía y Alberto? Elaia fue concebida por embarazo subrogado hace 8 años, por lo que es imposible que sea hija de ellos. Ozan se dio cuenta de que estaba en shock y que no entendía lo que sucedía, y me dijo lo siguiente:

- ¿Es posible que alguien más supiera de esto? Me sorprende que no lo supieras. El parecido de Elaia con Sofía y Alberto es impresionante. Puede ser que por eso no te hayas dado cuenta de que estuviste criando a tu nieta.

- Te juro que yo no sabía nada. Después de que Brittany dio a luz, Giancarlo llegó con Elaia a casa. No estuve con ellos en el hospital porque él me había golpeado días antes y no podía salir de la casa. El bebé de Sofía murió en un accidente el mismo día que nació Elaia. Creo que hay una sola persona que me puede responder todas estas preguntas. Te encargo a Sofía y Elaia. Yo vuelvo en un par de horas.

Ludmila salió de la sala y sacó su teléfono. Llamó a Tango y les pidió que la acompañaran a un sitio del que no se iría sin respuestas. Definitivamente, tenían una perra conspirativa en casa, y nadie se dio cuenta.

12:00 P.M.

Ludmila estaba de vuelta en el hospital, hecha una furia. Quería revivir a Giancarlo Remington y volverlo a matar con sus propias manos. Maldito el día en que su padre conoció a ese desgraciado, hizo negocios con él y ese gusano entró en sus vidas. Si existe justicia en el más allá, ese desgraciado estaría pagando sus cuentas. A esta hora, Sofía ya debía estar despierta, y ella no tenía tiempo que perder. Alberto y Sofía merecían saber la verdad, aunque ella tuviera que renunciar a Elaia como su madre. Lamentablemente, no podía devolverles los años con su hija, pero estaba dispuesta a renunciar a ella como madre para reparar el dolor que les había causado la bestia asquerosa de Giancarlo. Entró a la habitación de Sofía. Ahí la esperaban ambos. Por lo que habló con Ozan, Elaia aún no podía recibir visitas porque estaba en una sala especial. Así que tendrían tiempo para resolver esta injusticia de una buena vez.

- Chicos, he vuelto. Necesito que me escuchen a ambos con atención.

- Mamá, ¿qué sucede? Por tu cara debe ser algo muy malo y la verdad prefiero que hablemos después.

Ludmila alzó la voz y ambos decidimos prestar atención a lo que tenía que decirnos. Ella se sentó en uno de los sofás y traía una carpeta en sus manos, lo cual me intrigó mucho.

- Bueno, chicos, si les pedí hablar a solas con ustedes es porque debo revelar algo de lo que me acabo de enterar. Decidí hacer unas averiguaciones antes de hablar. Esta mañana volé a Houston para ver a tu madre porque sabía que ella estaba implicada en lo que les voy a contar. Después fui a ver a la maldita zorra criminal de Brittany. Ella y su madre, mi ama de llaves Elizabeth, fueron expulsadas de mi casa.

- Mamá, ¿qué sucede? Por favor, sé clara.

- No interrumpas, Alberto, por favor. Anoche, Ozan, al revisar las pruebas de compatibilidad entre Elaia y Sofía, notó una coincidencia y decidió realizar un examen de ADN. Después de indagar durante el día, descubrí que Elaia es Alexia, el bebé que tú y Alberto tuvieron hace años.

- ¿Qué? Es imposible. Yo tuve a mi bebita en mis brazos muerta. La vestí para su funeral y la vi. Ella estaba muerta. ¿Cómo es eso posible, por Dios? Esto sí es un juego. Es una broma cruel, señora Ludmila.

- Mamá, por favor, no digas esas cosas. Elaia es el bebé que tú y papá tuvieron por subrogación.

- Eso pensaba yo también, hijo, hasta que Ozan descubrió mediante un ADN que Sofía es la madre de Elaia.

- Esto es imposible. ¿Cómo pudieron hacer algo así? -mientras estallaba en llanto-. He llorado a mi hija por años, pensando que ese accidente me la arrebató, y ahora me dicen que está viva y es la hermana de mi novio. Quiero toda la verdad, por favor. Quiero saber qué tiene que ver mi madre y Brittany en esto.

- Voy a comenzar diciendo: Giancarlo Remington, espero que te estés pudriendo como el animal que eres. Cuando tu madre le dijo a Giancarlo que estabas embarazada de dos meses, él planeó tener un hijo por subrogación, un bebé que jamás existió. Le pagó a Brittany para que fingiera que ella sería el vientre de alquiler y estar embarazada de nuestro bebé. Pero ese plan escondía algo más macabro de lo que se puede imaginar. Cuando descubrió por Brittany que yo estaba con Antonio apoyándote, me golpeó de tal forma que supe que algo pasaría y sería grave. Por eso me comuniqué con tu abuela. La idea era protegerte de Giancarlo lo más que se pudiera. Por eso decidimos enviarte a Nueva York para que dieras a luz y después enviarte a Londres con Alberto.

Pero tu madre escuchó todo y previno a Giancarlo, quien ya tenía planeado secuestrarte y robarte el bebé. Sus hombres siguieron a tu abuela mientras conducían, uno de ellos disparó a una de las ruedas pensando en sacarlas del camino, pero no sabían que moriría de forma instantánea porque chocarían de frente con uno de los camiones de la constructora y que tú saldrías expulsada por el parabrisas. Giancarlo, al saber de esto, hizo que te ingresaran directamente a pabellón para una cesárea con la ayuda de tu madre, quien estuvo en tu parto. Brittany compró un cadáver de una lactante recién nacida fallecida, ya que su plan estaba en marcha. Apenas diste a luz, se llevaron a Elaia. Tu madre, en uno de los pasillos, le entregó a Brittany el bebé y ella el lactante muerto que compró a una traficante de niños. Así comenzó el teatro de que tu bebé no reaccionaba y toda la historia que ya sabemos. Brittany fingió un parto prematuro con la ayuda de unos médicos muy bien pagados por tu padre, haciéndome creer que ella era mi hija Elaia y a ti que Alexia estaba muerta. Tu madre sabía que ese accidente fue a causa de los hombres de Giancarlo, por eso decidió separarse de él. Jamás pudo perdonar que tu abuela hubiese muerto a raíz de su plan. No podía denunciarlo porque ella sabía que el crimen que estaba cometiendo contigo era el peor de todos. Hoy, cuando le pregunté por qué lo hizo, me dijo que fue porque no quería repetir su historia contigo. Por eso la cláusula de matrimonio y que sus hijos se hicieran exámenes para salvar a Elaia, porque ella era biológicamente su hermana.

-No lo puedo creer, ella es mi hija, está viva. Mi amor, nuestra bebé está viva -no podía dejar de repetir eso.

Miré a Alberto, él sonreía y nos abrazamos llorando. Está mi niñita está viva. En eso, vemos a Ludmila arrodillada frente a nosotros.

-Por favor, les pido perdón. Sé que es su hija, pero no me separen de mi niña. Ella ha sido mi hija durante años y no podría evitar separarme de ella.

"Jamás haría eso. Usted no sabía el plan horrible de ellos, y cuando estuve embarazada, usted fue quien me ayudó. Mi abuela fue mi madre y usted es la de mi hija. Ella tiene 2 madres que la aman y darían la vida por ella. Jamás la apartaría de mi hija. Si algo debo darle a Ludmila son las gracias por siempre estar conmigo en mi embarazo y por cuidar a mi niña. Solo quiero que ella sea registrada como mi hija y de Alberto.

"Mamá, no puedo creer que Elaia es mi hija. De verdad, esto no sé cómo procesarlo. Un día me entero que tuve una hija que creí muerta y al otro me entero que mi hermanita es ese bebé que nació del amor de Sofía y mío", dijo Alberto entre lágrimas.

"Aquí les traje los papeles que prepararon los abogados. Deben firmarlos y empezaremos los trámites de reconocimiento. Aquí está mi firma con la renuncia a la maternidad de Elaia. Ahora sí me disculpan, debo tomar un poco de aire. De verdad, este día ha sido agotador".

Alberto y yo nos quedamos mirando la carpeta. No podíamos creer que Elaia era nuestra Alexia, aquella bebé que creíamos muerta. Sabíamos que con nuestra hija se venían cosas fuertes como su recuperación y su adaptación a sus padres, pero sabíamos que con el amor de sus mamás y su papá, ella lograría adaptarse a esa familia nueva.

Ludmila:

"Ozan, ¿puedo hablar contigo en privado?"

"Vamos a mi oficina".

Una vez que cerró la puerta con seguro, Ludmila besó a Ozan con todas sus fuerzas, como si no hubieran pasado más de 30 años desde que los separaron. Ahora era momento de volver a vivir y amar a quien realmente el corazón elige y no con quien tu padre firma un acuerdo.

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