Capítulo 13.

Adam.

Estaba en las duchas pensando en el increíble partido de hoy. Estoy feliz por los resultados. Tanto tiempo preparándonos para esto y salimos victoriosos. No paro de soltar pequeñas sonrisas de felicidad. Nunca me había sentido tan feliz en la vida.

Cuando era pequeño, uno de mis más grandes sueños era ser futbolista. Aún ese sueño se mantiene vivo. Siento que cada vez estoy más cerca de serlo. Sé que aún me falta práctica y conocimientos, pero estoy dispuesto a todo con tal de lograrlo.

Mi conciencia no me deja en paz luego de lo que le hice a mi amigo. En mi defensa, nadie lo mandó a correr por el balón. Yo solo lo patee. La imagen de los auxiliares montándolo en la camilla no sale de mi cabeza, la cara de horror de Kylie en ese momento.

Odié verla así, aunque no puedo mentir al decir que no sentí un poco de satisfacción.

Salgo de las duchas y me encamino a los vestidores. Me cambio y espero a Jhon para irnos juntos a la fiesta.

—¿Te puedo preguntar algo? —dice mientras se amarra la trenza de los zapatos.

—Ya estás preguntando —respondo sarcástico.

Rueda los ojos—¿Podrías dejar de ser así?

—¿Así como? ¿Perfecto? —digo airoso—, jamás.

Suspira cansado por mi comportamiento.

—¿Por qué hiciste eso? —se levanta cuando termina con sus zapatos.

—¿Qué? —levanto una ceja.

—Patear el balón —dice y arrugó la nariz confundido—. Sé que suena absurdo, pero sabías que Noah iba por él y no paraste, solo lo pateaste y ahora nuestro amigo está en el hospital.

—Ah, eso —suspiro—. No es mi culpa que se haya atravesado.

—Adam —se masajea la sien—. Eso no tiene nada que ver. Pudiste no patear el balón y dejar que fuera por él.

—¿Para qué? —inquiero.

—Noah es uno de los mejores jugadores del equipo, Adam, por Dios —se pasa las manos por el cabello—. Le hubieras hecho pase y más rápido hubiéramos ganado. Casi se terminaba el tiempo.

Ruedo los ojos—. Bueno, ya pasó. Cálmate, ¿quieres? Mejor vamos a la fiesta.

—Ningún cálmate, Adam — se pone las manos en la cintura —. Lo que hiciste está mal...

—John, está mal, lo sé — le doy la razón —. Pero lo hice por una buena causa.

Da un paso hacia mí y respira hondo.

—Mira, Adam — me señala —. Te lo voy a decir bien clarito, lo que sea que estés planeando, déjalo. No quiero que me toque arreglar todo el mierdero que sé que vas a causar, así que te me calmas si no quieres que te dé con la chancla.

—Ah, pues, no eres mi mamá...

—Shh — me calla —. Camina, vamos a llegar tarde a la fiesta.

—No voy a...

—Ah — se vuelve hacia mí —. Ningún no, vienes y punto. Tienes que venir, nenito mimado.

—Pero... — trato de hablar, pero el idiota no me deja.

—Ningún pero, muévete — da pequeñas pataditas en el suelo con el pie y sus manos sobre su cintura, con esa pose se parece a mi madre.

Suspiro cansado y me dirijo hacia él. Cuando paso por su lado, me da una palmada en el trasero. Me volteo furioso para encararlo.

—¡¿Qué mierda te pasa?! — le reclamo.

—Cállate y camina, nenito malcriado.

Caminamos por el pasillo y el frío viento nos recibe. Visualizo mi camioneta a unos metros y nos dirigimos a ella. Subimos a la camioneta y tomamos camino en la carretera hacia la casa de Bill.

Llegamos a la casa y subimos las escaleras al segundo piso. Cruzamos la puerta y ahí están todos los integrantes de mi equipo.

—Hola — saluda Bill levantándose. Él es de esos amigos que joden todo el tiempo, te invitan a fiestas, salen contigo, joden contigo y, en vez de subirte el ánimo, se burla de ti.

—¿Qué hacen? — pregunta John.

—Pues, mirando a las personas que acaban de llegar — dice Dylan mirando por la ventana.

Me acerco a la ventana, observo cómo las personas llegan. Algunos se quedan en la afuera hablando, algunos entran y beben alcohol en los vasos rojos. Llega y llega gente, pero no está lo que quiero ver. Se supone que hablaríamos después del partido, pero nooo. Se fue detrás de Noah la muy...

Cálmate.

Sabes lo que tienes que hacer, Adam, calma.

Bill abre la ventana y le grita a la chica de cabello rubio que viene con una botella de tequila.

—¡Emma!

La rubia voltea y pone las manos alrededor de su boca.

—¡Eh, Bill! — le grita.

—¡Trae esa maldita botella! — abre los brazos — ¡Esta noche se bebe!

—¡Eso! — salta.

—¿La loca viene? — le pregunta por Kylie y habla solo ya que Emma se fue de su lugar.

—No, está con Noah en el hospital — hablan a nuestras espaldas, nos volteamos y Emma está con una mano sobre su cintura y la otra sostiene la botella que se lleva a los labios.

Está con Noah... hermoso, simplemente hermoso.

Me quedé como un idiota esperándola después del partido, dijo que debíamos hablar pero nunca llegó. John me dijo que había ido al hospital a ver a su perfecto novio.

—¡Ay, babosa, me asustaste! — se lleva la mano al pecho de forma dramática.

Emma se ríe.

—Ya me di cuenta, nene — me mira —. Oh, hola Adam.

—Hola — respondo secamente.

Nos quedamos en silencio, un silencio muy incómodo. Medio volteo y capto a mi mejor amigo observando a Emma.

—¡Bien! — habla Bill rompiendo el silencio —. Ya la casa se está llenando, deberíamos bajar.

Emma se da media vuelta y camina rápidamente. Huyendo. Creo que la mirada de John la hizo correr. Todos salimos y bajamos las escaleras. «¡Carajo!» No pasaron ni diez minutos y la casa ya está para reventar. Hay estudiantes del instituto, incluso el entrenador está aquí, hay personas que no conozco y no sé de dónde salieron.

—¡Oye! — John alza la voz por la música, está muy fuerte — ¡Deberíamos sentarnos allá! — señala unos sillones.

—¡Sí, deberíamos! — asiente Bill — ¡Vamos, princesos!

Se lleva a John saltando como un saltamontes. Él es la alegría del grupo, pasa algo malo y él siempre está ahí para darnos ánimo.

—¡Emma! ¡La botella!

Viene corriendo, no con una, sino con dos botellas. Se sienta frente a mí y me mira como si quisiera descifrar algo. Abre las botellas y empiezan a repartir. No sé cuánto pasa, cuántas botellas y tragos tomamos, solo sé que estoy muy mareado. Emma parece una loca saltando de aquí para allá, trayendo más botellas que quedan vacías en minutos.

Dylan se fue a bailar con una chica que salió de no sé dónde.

«Tengo graves problemas de alcoholismo». Juré no volver a tomar y aquí estoy, tomando hasta por el entrenador que también está... bueno, él no es importante.

—¿Jugamos? — propone Emma, ebria.

—¿Jugamos qué? — le pregunta John mirándola mientras se humedece los labios.

«Se nota que aún no la supera».

—Yo nunca — sonríe.

Todos se miran entre sí.

—Yo quiero jugar eso — Bill se frota las manos —, tengo curiosidad por saber las cosas que han hecho estos idiotas.

—No, no jugaré — niega Paul con la cabeza.

—¿Tienes miedo? — John alza una ceja.

—No, pero...

—Jugarás — le digo, señalándolo con el dedo —, todos lo haremos.

—Ya habla el príncipe mayor — dice Bill con burla y todos reímos.

—¿Quién va primero? — pregunto.

—Primero las damas — mi mejor amigo señala a Emma.

Piensa por un momento.

—Yo nunca he besado a la novia de un amigo — me mira fijamente.

«Esa chica sabe algo»

«¿Y si Kylie le dijo?»

«Es lo más probable».

Siento que fue una indirecta muy directa para mí. John me mira de reojo, y todos esperan a que alguien beba, y lo hago, tomo la botella de vodka que yace en la pequeña mesa y me la llevo a los labios y doy un largo trago.

—Dios mío, ¿a quién te besuqueaste? — habla Bill, sorprendido.

—A una chica muy hermosa — digo mirando a la rubia que me mira retándome.

John se aclara la garganta.

—Bien, mi turno — se acomoda en el sillón — Yo nunca me he enamorado de la novia de un amigo.

Emma suelta una risita y mira a John con complicidad. «Me están jodiendo». Este puro juego ya me está cansando. Si creen que beberé no lo haré, sí, disfruté besar a Kylie. Me gustó el primer beso y voy por más, aunque no lo sepa tengo muchos planes para ella.

—Ya me cansé de este estúpido juego — tomo mi vaso y bebo un trago.

—Pero no jugamos nada, además, nunca bebí — Bill hace una pataleta de niño pequeño.

Ruedo los ojos.

—Paul, ¿Bailamos con esas chicas de allá? — señala con los labios.

—Sí — se tambalean cuando se levantan.

—Adiós, no nos extrañen — ríe Bill.

Emma, John y yo nos quedamos en silencio por un largo rato. Solo bebemos y nos miramos. "Me siento incómodo". Si ella estuviera aquí, tendría con qué divertirme, pero claro, se fue con su noviecito. A veces me molesta su actitud de niña buena, sé que hay una parte dentro de ella que es pervertida, divertida y extrovertida. Solo que parece estar oculta tras esa máscara que ella construyó para parecer perfecta.

Aunque, ella es perfecta así, sin que trate de serlo. Así sea una loca llorona, seguirá siendo la chica más perfecta y hermosa que haya conocido en la vida. "El trago me está haciendo efecto". No dejo de pensar en esa loca malcriada. La odio tanto, si tan solo se dejara caer la máscara no habría necesidad de hacerle daño. "La odio, la odio y mucho" pero también... la quiero, aunque no lo sepa y me cueste reconocerlo, lo hago. Pero hay veces que se la quiere dar de novia perfecta ¿Y qué pasó? El novio folló con otra... Ah sí, gracias a mí. Bueno, el punto es que... no sé ni cuál es el punto de toda esta mierda, lo único que sé es que la quiero lejos de Noah. La quiero conmigo...

No sé cómo decirle, quiero decirle tantas cosas. La primera vez que la vi, estábamos en tercer grado de primaria. Era solo una niña de lindos ojos azules. Al principio la odié; la detesté, me caía como un grano en el culo era muy llorona. "Bueno, sigue siendo una llorona".

Ahora que lo pienso, mis pensamientos son algo bipolares, y no me importa.

—¿Saben qué? — Emma rompe el silencio — Llamaré a mi amiga. Quiero que venga, esta mierda está muy aburrida.

John alza su vaso.

—Eso, llámala.

La rubia busca el número de su amiga y suena varias veces hasta que contesta. El corazón me late rápido cuando escucho su voz adormilada. La rubia pone el teléfono en altavoz y se acerca para que podamos escuchar.

—Hola.

—Hola, mejor amiga — balbucea.

—Emma, ¿sabes qué hora es?

Emma se ríe.

Bill trae unas frituras y guacamole, y la rubia se los acaba todos.

—Sí, estoy en la fiesta aún y — suelta una carcajada, «Está loca» —. ¡Dame más de eso! — le grita.

—Creí que estabas en tu casa — habla

cansada al otro lado de la línea.

—Nah, no, no, no — vuelve a balbucear «Está muy ebria» —. ¿Por qué no viniste? La fiesta está jodidamente buena.

No es cierto, si estuviera buena no estaría aquí. Estaría bailando con alguna de las chicas que hay, aunque, pensándolo bien, sí estaría aquí bebiendo como loco. Como lo estoy haciendo justo ahora, empinándome la botella.

—¿Sabes por qué...?

—Shh, no me importa tu novio — la interrumpe — Adam — suspira y la miro con el cejo fruncido —. Se ve jodidamente sexy, te lo estás perdiendo.

Me guiña un ojo y curvo mis labios en una sonrisa de satisfacción.

—¿Quieres que te envíe una foto? — se ríe y niego con la cabeza aguantándome la risa.

—Está justo frente a mí, Ky — insiste, y miro a Jhon quien se está mordiendo el labio por la risa —. Deberías venir, ¿sabes? No es tarde.

—No voy a...

—Cállate y escucha — alza un poco la voz — Está vestido con vaqueros negros rotos a la altura de las rodillas, tiene una camisa negra que se le ciñe al torso y se le ven unos músculos. El cabello revuelto y justo ahora se está pasando las manos por él.

Me echo hacia atrás y suelto una carcajada no tan fuerte para que Kylie no pueda escuchar. No sé qué estará pensando ahora, pero espero que cambie de opinión y venga.

—No voy a ir — contesta y la sonrisa que había en mi rostro se borra por completo.

—Anda, no seas mala — Emma insiste.

—No iré — responde decidida.

—Bien — la rubia se da por vencida.

Les hago señas a ambos de que iré a buscar unos tragos y Emma asiente y Jhon alza los pulgares.

Llego a la barra y pido tres tragos; uno para Emma, uno para Jhon y uno para mí. El de Emma se lo pido especial, tiene un nombre algo raro así que... no sé si le gustará o querrá probarlo.

Vuelvo a los sillones y pongo los tragos en la mesita. Emma aún está hablando con Kylie.

—Estás muy ebria, ¿qué estás tomando? — le pregunta.

—Ehhh — piensa antes de responder —. Whisky, Vodka, Tequila y no recuerdo qué más, bebo todo lo que se me atraviese.

—¿Cómo puedes beber tanto? Te podría dar un coma etílico — la regaña.

—Calma, querida — suelta una risita —, si tú estuvieras aquí, también estarías bebiendo hasta caer en coma, así que no hables.

Empieza a balbucear, lo hace para molestarla. Silencia la llamada para que Kylie no pueda escucharnos reír. Me gusta joderla. Bueno, me gusta y pues...

—Emma, no te entiendo, la música está muy fuerte.

Emma agarra el trago que le dejé en la mesita.

—¡Gracias, Adam! — grita —. Oye, tu amiguito es un buen bebedor, me acaba de traer esto que es... se llama — suelta una carcajada —. No sé cómo se llama, ¡qué estúpida! ¡Oye, tú! — me llama.

—¡¿Cómo se llama esto? — vuelve a gritar.

—Bebida del diablo — le digo para que deje de gritar como loca.

—¡Gracias, idiota! — me agradece. —Oye, ¿estás ahí?

—Ajá.

—Bueno, la bebida tiene un color así como salmón o coral, una vaina de esas y... — se ríe como loca «estoy pensando en meterla en un manicomio» — Se llama... ¿sabes cómo se llama?

—No, no sé cómo se llama — bosteza.

Emma se sigue riendo como loca. «ya perdió la cordura»

—Se llama bebida del diablo.

—¿Qué? — suelta sorprendida.

Lo sé, es un nombre demasiado raro para una bebida, pero la gente está loca y la he probado antes y no sabe tan mal.

—Sí, del diablo — se toma un sorbo de la bebida y hago lo mismo con mi trago —, pero es delicioso, tienes que probarlo.

«Mejor que pruebe la mía»

—Ven, ven, ven... — la rubia empieza a cantar.

—No — vuelve a negar —. Tengo mucho sueño y mañana tenemos que ir al instituto. Además, tengo un plan que poner en marcha. Dile a ese Dios del Olimpo que nos vemos mañana en las gradas luego de la clase de Sociales.

Dios del Olimpo... Me gusta, me gusta.

Aunque me divierte que diga esas cosas sin saber que la estoy escuchando.

—Está bien, beberé por ti entonces — dice la rubia.

—Ok. Adiós, disfruta la fiesta — se despide —. No llegues tarde a casa, después no te querrás levantar — le advierte.

—Ok, mamá — dice sarcástica rodando los ojos.

—Pórtate bien — cuelga.

—¿Escuchaste, no? — me pregunta y asiento —. Mañana en las gradas, Dios del Olimpo.

—Está bien, loca maniática.

Rueda los ojos.

—¿Nos terminaremos de tomar las botellas o...? — pregunta.

—Acabemos con ellas de una buena vez — Jhon abre una —. Necesito desahogarme y Adam también.

—Llena el vaso.

                   ∆— ∆ —∆ — ∆—∆

Minutos... Minutos donde solo estamos bebiendo y riendo, compartiendo. Nunca había compartido tanto tiempo con Emma, y es interesante ver cómo ella y Jhon hacen duelo de miradas. Debo confesar que los he estado shipeando en secreto, aunque la rubia no luce nada mal con Iván.

Me pregunto: ¿Cómo nos veremos Kylie y yo juntos? No creo que nos veamos tan mal. Aunque su estatura me causa mucha ternura. Hay veces en las que trata de verse dominante pero lo que hace es verse hermosamente tierna.

¿Qué carajos están haciendo conmigo, preciosa?

Me hice una promesa a mí mismo de no enamorarme jamás después de un suceso traumático en mi vida, pero joder, ella es diferente. Siento que será diferente y que me hará feliz, quiero ser feliz pero a su lado. Pero también quiero...

¿Desde cuándo eres así?

Desde que mi vida amorosa se convirtió en una mierda y creí jamás enamorarme. Cuando empecé a sentir cosas cada vez que la veía, me hundía en el alcohol. No quiero tenerla cerca pero tampoco quiero tenerla lejos.

Quiero verla.

Pero ¿y si no quiere verme?

¿Quién no querría verme?

Si ella no viene a mí, yo iré a ella.

—Me voy — me tambaleo cuando me levanto.

—¿Adónde vas? — pregunta mi amigo.

—Por allí — me encojo de hombros.

—Ten cuidado, te quiero mucho, pendejo — me lanza un beso y Emma se ríe.

—Sí, ten cuidado — dice ella.

Empujo a las personas que están atravesadas. Arrastro los pies hasta la puerta y el frío aire nocturno me eriza la piel. Tambaleando me acerco a mi camioneta, abro la puerta y me golpeo la cabeza al entrar. «Carajo, debo dejar de beber así».

Conduzco por la desolada calle, no sé cuál es su casa pero por lo que Emma ha dicho es grande, de dos pisos y de color blanco. Llego a la calle donde están todas las casas de gente alta.

Conduzco en círculos, «todas las casas son blancas y de dos pisos» ¿Su casa tendrá portón? Creo que sí... o no sé.

Estaciono frente a una casa con un portón negro. «¿Cómo entraré ahí?» Como puedo trepo el gran portón y cruzo al otro lado. «Tremenda casa, nuestros hijos merecen vivir así».

¿Y ahora cómo carajos entro a la casa?

«Piensa».

Camino alrededor y veo una larga escalera. «Bien, ahora, ¿cuál es su habitación?» Joder, no creí que fuera tan complicado entrar a la casa de alguien. «Las cosas que uno hace por amor», o no, ya va, así no era. «Las cosas que uno hace por ver a alguien que detesta», así, sí es así.

Miro arriba y hay un balcón, las ventanas están abiertas, las cortinas se mueven delicadamente por el viento. Tiene pinta de que es su habitación, las cortinas son rosadas, sabía que en el fondo era una princesa.

Refuerzo la escalera antes de subir. Estoy corriendo un riesgo pero qué más da, ya estoy aquí. Cruzo al balcón y entro a la habitación. La busco con la mirada y está dormida, duerme plácidamente.

«Joder, hasta dormida se ve hermosa». Se ve tan inocente y vulnerable. Camino hacia ella y tropiezo con una caja que hay en el piso. Respiro hondo cuando se mueve. Abre los ojos poco a poco, y se queda paralizada cuando sus hermosos ojos azules me miran.

—¿Adam? — habla temblorosa.

—Hola, preciosa.

—¿Qué haces aquí? — se sienta en la cama.

—Vine a verte — me acerco despacio.

—Lo sé, lo sé — suspiro —. Fue una tontería, una locura del alcohol. No debería haber venido aquí, no debería haber dicho esas cosas. Lo siento.

—Está bien — sonríe levemente —. Todos cometemos errores. Pero ahora debes irte, descansa y mañana hablamos con calma.

Asiento y me alejo de ella, sintiendo una mezcla de vergüenza y tristeza. Sabía que había arruinado todo con mis palabras impulsivas y fuera de lugar. Pero al menos había sido sincero, aunque fuera por unos momentos. Ahora solo me quedaba esperar y ver si había alguna posibilidad de arreglar las cosas.

—No podemos hacer esto, Adam. Tengo novio y esto está mal.

—Lo sé, pero no puedo evitarlo. Te deseo desde hace mucho tiempo.

—Lo siento, pero no puedo seguir así. Tengo que irme.

—¿Vas a contárselo a tu novio? — pregunto mientras la veo vestirse.

—No lo sé, pero esto no puede volver a pasar.

—Lo entiendo — suspiro mientras la veo salir por la puerta.

—No quiero... tú sabes — se mira los pies.

—¿No quieres tener sexo? — digo por ella.

—No... bueno, no así. No quiero. No me siento segura — juega con sus dedos —. Siento que es una obligación hacerlo, ¿entiendes? Besos calientes y todo eso que termina allá — señala la cama —. No me gusta así, tan apresurado.

Doy un paso atrás.

—Está bien, lo entiendo.

—Gracias por entender — levanta la cara, está sonrojada.

—¿Quieres que me vaya? — señalo la ventana.

—¡No! — alza un poco la voz —. No quiero que te vayas, estoy mojada y quiero soltarlo.

Alzo una ceja.

—¿La linda unicornio quiere un premio esta noche? — asiente avergonzada — ¿Cómo obtendrás ese premio sin hacerlo?

—¿Es en serio? — me mira como si lo que hubiera dicho fuera lo más estúpido del mundo —. Se puede llegar a ese punto sin hacerlo, Adam.

Camino hasta quedar frente a ella.

—¿Entonces?

—¿Sabes usar la lengua? — susurra.

—¿Qué? — hago como si no hubiera escuchado.

—Nada.

Suelto una risa.

—Sí, sé usar la lengua, ¿quieres probar? — me mira asustada —. Te escuché, preciosa, no estoy sordo. Y sé que no tiene que haber penetración para conseguir un orgasmo.

—No, no quiero probar nada.

—¿Quieres soltarlo?

—Sí.

Me siento en la cama.

—Ven aquí.

Se mantiene de pie frente a mí y la tomo de las piernas para que se siente a horcajadas en mis piernas. Pone las manos en mis hombros y mantengo las mías en su cintura. Llevo mis labios a su oído.

—Termina de quitarte la pijama — ordeno y se levanta. Me mira directo a los ojos mientras desliza delicadamente la tela por sus piernas. La aparta con los pies.

Mis ojos se pasean por su cuerpo cubierto solo con ropa interior. Tiene pequeñas marcas en los senos y una pequeña cicatriz en la costilla del lado derecho. Aún así, sigue siendo hermosa.

Se mira los pies y juega con sus dedos. Esta no es la Kylie de esta mañana; esta es una Kylie diferente, una que muestra su lado vulnerable. Me quito la camisa y sus ojos se pasean por mi torso descubierto.

—Ven aquí — toco mis piernas para que se siente a horcajadas.

—¿Ahora qué? — pregunta tímida.

—¿Ahora qué? — repito —. Me dirás qué quieres que haga para hacerte soltar ese orgasmo.

Me mira, tiene las mejillas carmesí. Nunca la había visto así.

—Yo...— balbucea.

—No haré nada hasta que tú digas — le dejo claro.

Abre la boca para hablar pero la cierra. Estoy notando que en estos temas es algo tímida. Tal vez use eso a mi favor, aunque...

—Haré lo que quieras que haga, tranquila. — le doy un beso en la mejilla —. Habla con confianza.

—¿Qué se te ocurre a ti? — susurra.

La tomo de la cintura y me acuesto en la cama con ella arriba. Poso ambas manos en su cintura y la muevo hacia adelante despacio.

—Esto — la muevo de adelante hacia atrás —. Esta es una forma de llegar.

Suelta un pequeño jadeo.

—El botón de tu pantalón me lastima un poco.

—¿Sí? — asiente —. Pues vamos a quitar el pantalón.

Se aparta, me ayuda a quitarlo y así quedo solo con el boxer. Su mirada queda perdida en el miembro duro que se marca en la tela.

—¿Quieres? — lo agarro.

—No, solo terminemos con esto — se siente a horcajadas sobre mí.

—Bien.

La tomo de la cintura otra vez y es ella la que se mueve de adelante hacia atrás auto complaciéndose a ella misma. Lo único que nos separa es la tela de nuestra ropa interior. Se ve jodidamente sexy así, arriba de mí.

Esto solo es el comienzo.

Cierra los ojos y echa la cabeza hacia atrás, jadeando. Siento como mi miembro se pone más duro de solo pensar cómo se sentirá estar dentro de ella. Mis manos acarician sus piernas, su abdomen y sus senos por encima del sostén.

—Adam...—jadea.

—¿Te gusta?—pregunto con voz ronca.

—Sí.

Y ahí en su cama con sabanas rosas con la única luz que provenía de la luna alumbrando un poco la habitación, entre jadeos, súplicas indecentes de su parte. Entendí porqué no quiero alejarme, entendí porqué quiero seguir haciendo lo que hago sin importar que alguien salga lastimado de este juego.

¿Qué pasará mañana después de haber hecho esto?

No lo sé, tal vez ella sienta culpa por Noah, por ella.

Tal vez me vaya apenas salga el sol para que sea más llevadera su culpa.

O bueno, mejor me quedo aquí con ella que se ha vuelto mi único lugar seguro en todo esto.

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Comments

GiovannaXchelMayaCejudo

GiovannaXchelMayaCejudo

ay no...
los dos saldrán muy lastimados de todo esto...
pero definitivamente la pasión la desbordan enormemente...

2024-03-02

0

Ana Manzo

Ana Manzo

no se por q las cortan y se tardan mucho en continuar se pierde el interes

2023-07-03

1

Ana Manzo

Ana Manzo

si me gusta peri por q la cortan

2023-05-29

0

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