Kylie.
El fútbol es uno de los deportes más populares del mundo. Cuando era niña, mi padre siempre lo ponía en la televisión, mientras lo veíamos siempre comíamos golosinas y nos divertíamos mucho. Gracias a eso, desarrolle un cierto aprecio hacia aquel deporte. Ya casi no lo miro pero siempre voy a los partidos del instituto.
Ya no lo disfruto tanto como antes, desde que papá se fue deje de hacer muchas cosas que amaba pero Emma y su madre siempre me acompañaban mientras mi mamá trabajaba mucho para darme un buen futuro.
Ahora nuestro equipo va a jugar. Tenemos que ganar para ir a las estatales. Me emociona estar aquí, mis latidos están acelerados. No sé si será por el nerviosismo o por otra cosa.
¿Por qué estoy tan nerviosa?
No lo sé, solo espero que pase pronto.
La barra del equipo contrincante no para de gritar y animarlos aún ni salen los equipos y ya están como locos. El campo tiene un color muy verde, parece que está muy cuidado. La verdad es que lo podan una vez al mes. El clima está fresco, el cielo se torno de un color gris que parece que fuera a llover.
Miro al grupo de chicos que está a unos metros, y lo veo...
Adam
Está de espaldas hablando con un chico. Mis ojos admiran lo bien que se ve con el uniforme. Los shorts se le ven bien con esas piernas definidas, la camisa se le ciñe reluciendo esos brazos fuertes. El uniforme es negro con letras blancas. Sin querer, mis inquietos ojos bajan a su trasero y.. tiene un buen culo, debo admitirlo.
—Uy. Se te van a salir los ojos, Ky — dice Emma.
Suelto una risa nerviosa.
—Oye ¿Dónde está Noah? — lo busca con la mirada por el campo.
—No sé. No he hablado con él después de la fiesta — me encojo de hombros.
—Tienen que arreglar las cosas.
—Después del partido lo busco y hablamos — digo.
Respira hondo.
No creo poder verle la cara después de lo que hizo pero que más da es mi novio, no voy a hacerle nada solo será a la niña cara bonita y listo. Volvemos, hablamos y arreglamos las cosas, creo.
—Hola — saluda un chico de cabello negro.
Ambas miramos hacia su dirección y se me hace familiar, lo he visto antes. Ah ya, es Dylan.
—Hola Dylan — decimos Emma y yo al mismo tiempo.
—¿Puedo sentarme con ustedes? - se rasca la nuca —. El partido ya va a comenzar y no hay espacio para sentarme.
—Claro que puedes — respondo amablemente y me hecho a un lado arrastrando a mi mejor amiga para que el chico se siente.
—Lo odio — murmura el chico.
—¿Qué? — volteo para mirarlo con el ceño fruncido.
—Adam — rueda los ojos —. Siempre quiere ser el mejor, siempre quiere estar por encima de todos.
—Me saco del juego, puedes creerlo? — dice indignado —. Solo porque le dije que el uniforme se me quedo en casa. Me lo dijo en una forma tan típica de él — se queja —. ¿Sabes que me dijo el idiota?
Dylan está hablando tan rápido que no me deja procesar lo que está diciendo.
Si, se que el ojos grises es así.
Aunque conmigo no es tan idiota, hace unos minutos se comportó extraño como si le gustara.
Adam no ha hecho más que mirarme como si fuera su amuleto más preciado «ni mi novio me mira de esa forma»
Una mano pasa frente a mi sacándome de mis pensamientos.
—Ky ¿Estás bien? — dice Dylan —. Te quedaste como paralizada.
—Estoy bien — sonrío —. ¿Qué decías?
Suspira.
—Que si querías escuchar lo que el idiota que tengo como capitán me dijo.
—Si.. — respondo dudosa.
—Dijo: "Estás fuera del juego hoy, no te quiero ver poner tus asquerosos pies en el campo" — bufa.
—Oh, que mal — digo.
—¿Es lo único que vas a decir? — alza una ceja.
Abro la boca para hablar pero el sonido del silbato me hace dejar de mirar al chico para prestar atención a lo que está sucediendo en el campo.
—¡Buenas tardes! Démosle la bienvenida a los equipos que el día de hoy se estarán enfrentando para ir a los estatales — dice el árbitro —. Sin más que decir, que entren los Tigres de Washington.
Los fanáticos de los Tigres enloquecen cuando entran al campo, mientras la barra de nuestro equipo los abuchean.
—Ahora ¡Démosle la bienvenida a los Halcones!
Todos gritamos cuando entra nuestro equipo seguros de sí mismos. Se han estado preparando para esto por meses, si no ganamos será una baja para el instituto.
Los equipos están en sus posiciones y la gente no para de gritar y pegar saltos que hacen vibrar el metal de las gradas, me incluyo en el gentío.
Me tapo los oídos.
Emma está gritando como loca me da miedo que se le rompan las cuerdas vocales. Anima a su novio, me parece lindo que lo apoye aunque no estén pasando por un buen momento.
Mis ojos caen sobre él.
Joder, se ve tan atractivo así seguro de sí mismo; se le ve emocionado. No para de curvar los labios en pequeñas sonrisas que hacen que se vea adorable.
Siento mariposas en el estómago de solo pensar en lo lindo que se ve así, felíz.
Desde que lo conocí, mi cerebro no para de pensar en él. No sé que lío está haciendo en mi cabeza pero algo muy dentro de mí me dice que no saldré muy bien de esto.
Estoy sintiendo lo mismo que sentí cuando me empecé a enamorar de Noah. Esos mismos pensamientos que no me dejan dormir por las noches, esas mariposas revoloteando en mi estómago, ese primer beso que nos dimos el cual mi mente no borra.
Kylie ¡Despierta! No puedes sentir cosas por alguien más, tienes novio y lo amas.
Me doy una cachetada mental por las estupideces que estoy pensando. Joder, mi conciencia tiene razón. No puedo sentir algo por alguien que apenas conozco.
—Iván es muy bueno — dice Dylan sin apartar la vista del chico —. ¿Vieron el pase que hizo?
El chico nos pasa unas latas de Coca-Cola y una bolsa de frituras.
—Si, mi novio es muy bueno en todo — dice Emma tomando un sorbo de la bebida —. Incluso en el sexo.
Me ahogo con el refresco.
—¿Qué necesidad hay de decir esas cosas? — murmura Dylan con mueca de asco.
La rubia se ríe.
—El sexo es normal, sabías?
—¿Pueden dejar de hablar sobre eso? — los regaño.
—Ok, ok me calló — rueda los ojos —. Pero no es que tú seas tan inocente, pequeña Kylie — me da una sonrisa coqueta.
La fulminó con la mirada.
Están en la mitad del primer tiempo, Adam está corriendo con la pelota para pasársela a Noah que está más cerca de la portería.
El castaño corre hacia él «Joder quédate ahí, idiota» Adam patea el balón y este le pega a Noah en el pecho.
Suelto un grito cuando veo a mi novio tirado en el piso con la mano en el pecho tratando de respirar.
No lo pienso dos veces a la hora de bajar corriendo la tribuna. Me detengo en la separación que hay entre estás y el campo. Veo como cuatro auxiliares se acercan corriendo con una camilla, no puede ni levantarse.
—¡Noah! — grito desesperada.
Adam me mira y no puedo creer la cara de satisfacción que tiene. Me da una sonrisa torcida de psicópata para luego irse hacia donde está mi novio a hacerse el interesado.
El narrador se aclara la garganta antes de hablarle al público.
—Parece que hubo un choque grave en los Halcones. Los chicos no están de acuerdo con que finalice el juego pero tiene que parar ya que les falta un integrante.
Veo como se llevan a mi novio a una ambulancia y pienso irme con él pero algo me lo impide.
El chico de ojos grises se acerca a la cerca que separa la tribuna del campo, se pone las manos a los lados de la boca para después gritar:
—¡Dylan, ven aquí!
Observo al chico que se queda con cara de 'Wtf' por el llamado de su bipolar capitán.
—¡¿Yo?! — se señala a el mismo.
Adam rueda los ojos.
—¡Quién más! ¡Muevete que no tengo todo el día!
El pelinegro baja corriendo más rápido que el mismo flash y se tropieza con un escalón que casi lo tira al piso pero se mantiene de pie. Da un salto tratando de pasar la cerca pero se tropieza con el tubo de metal y cae de cara en el piso.
Las personas se tragan las ganas de reír, yo incluida. Por las locuras de este chico. Mientras tanto mi mayor tormento lo fulmina con los ojos.
—Levantate ya — lo regaña —. Pareces un jodido gusano ahí tirado.
El chico se levanta rápidamente y camina con su capitán hacia su equipo, se reúnen y le avisan al narrador que ya pueden comenzar.
El partido vuelve a iniciar y me regreso a mi asiento.
—¿Qué pasó? — dice Emma cuando me siento a su lado.
—Al parecer fue un "accidente" — dibujo las comillas en el aire.
—¿Un "accidente" — repite mi acción —. ¿Por qué las comillas?
—Porque no estoy segura de que haya sido un accidente, pareció a propósito.
—Oye. Tenemos tiempo para pensar en eso luego, veamos el partido que está bueno — se mete un puño de frituras a la boca —. Hablo de los chicos que quede claro.
El juego continúa. El chico de ojos grises y cabello negro está corriendo con el balón, se acerca a la portería esquivando a los rivales que tratan de quitarle el balón, lo patea y...
—¡GOOOOOOOOOOOOL! — grita el narrador.
—¡Oh my god! — grita Emma y saltamos como locas junto a la multitud.
—¡Eso! ¡Ese es mi chico! — gritan a mi espalda.
Volteo y.. «respira» La bruja pelirroja está saltando agitando los pompones que tiene en las manos.
«la odio»
La ignoro y me enfoco en el chico que está corriendo por el campo con brazos abiertos, sus amigos se acercan a abrazarlo y lo alzan celebrando su triunfo.
—¡Los Halcones señores! ¡Los Halcones pasan a los campeonatos estatales!
—¿Quieres ir a felicitarlo? — dice Emma.
—¿Qué? — pregunto anonada.
—Que si quieres ir a felicitarlo, no paras de hacerle ojistos desde aquí — me mira.
«¿Que si quiero? Claro que quiero»
Bajo en primer escalón y me detengo cuando voy a bajar el segundo.
«¿Qué carajos vas a hacer?»
Felicitarlo que más.
«No hagas eso, él hizo que tú novio fuera al hospital, recuerdas?»
Mi conciencia me hace devolverme.
Las personas se están yendo, ya que va a ver una fiesta de celebración por el gol del chico.
—¿Vamos a la fiesta? — pregunta la rubia que camina a mi lado hacia el estacionamiento.
—Si, no tengo más nada que hacer — me encojo de hombros.
—Esa fiesta va a estar increíble — habla emocionada.
—Eso espero.
—Vamos a casa para cambiarnos y vernos diosas — me jala del brazo y corre conmigo hacia su auto —. No vamos a ir a una fiesta vestidas así, no nos vemos mal pero creo que necesitamos un cambio.
Nos subimos al auto y emprendemos camino a su casa para cambiarnos e ir a la "increíble" fiesta.
Creo que está noche no podré dormir bien gracias a los pensamientos y sentimientos del día de hoy.
Estoy mal de la cabeza, necesito un psicólogo.
Mi cerebro aún no borra la sonrisa de felicidad de Adam al meter el gol, como corrió por el campo como un niño pequeño emocionado.
¿Qué estás haciendo con mi cabeza, ojos grises?
¿Por qué siento todo esto?
¿Por qué cada ves que me miras me siento atraída a tí?
¿Por qué cada que estás cerca tengo que alejarme pero mi estúpido corazón no me lo permite?
Siento que voy a salir herida de todo esto, si no me alejo. Pero ¿Cómo hago para alejarme si mi corazón lo está dejando entrar sin tocar esa puerta?
Tendré que pensar bien lo que haré los próximos días, tengo un plan en marcha y no puedo estar pensando en otra cosa.
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Comments
GiovannaXchelMayaCejudo
ya está enamorada...
2024-03-02
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