Capítulo 3.

Kylie.

Es viernes y no sé si ir al instituto o no. Sinceramente, no quiero ir. No me siento de buen humor hoy. ¿Será porque estoy en mis días? Son las 5:30 am y estoy debatiendo si ir o no. Debo ir para entregar los trabajos, pero no quiero ir por una razón que tiene nombre y apellido: Adam Jacobs. Lo que dijo ayer aún está dando vueltas en mi cabeza. No dejo de pensar en eso: "Ahora, será mi turno de destruirte". ¿Destruirme? He escuchado que tienes que tener mucho cuidado al meterte con él, pero no sé qué tan cierto sea.

Tomo mi celular y le envío un mensaje a mi novio Noah. No les he contado de él...

Noah, mi novio, a quien conocí hace un año en el instituto.

"Yo estaba en el campo (cancha) en mi clase de deportes - la cual odio con todo mi ser - cuando lo vi por primera vez. Estaba entrenando para un partido - está en el mismo equipo que Adam - quedé flechada cuando vi a ese chico alto, cabello negro y ojos azules. Me gustó en el primer instante. Estaba tan perpleja que no me di cuenta de que el chico me miraba con el entrecejo fruncido. Salí de mi trance cuando el chico venía caminando hacia mí. Me puse muy nerviosa y empecé a hiperventilar.

—Hola, ¿te conozco? —dijo el chico un poco burlón.

—H..ho..hola, no c..creo que no —digo con la voz temblorosa por los nervios de tener a semejante bombón al frente. Siento mis piernas flaquear cuando dice:

—Lástima, creo que no te he visto antes. ¿Eres nueva? —dice— Eres muy hermosa —lo dice en un susurro que casi no se escucha, pero afortunadamente mis oídos lo captaron.

—Eehh.. no, no soy nueva. Estudio aquí hace dos años —dije tratando de sonar normal.

—Mmmm, ok. ¿Entonces, dónde has estado todo este tiempo? No te he visto en ningún lado —dice el ojiazul.

—No lo sé. ¿En casa leyendo libros tal vez? —digo de forma un poco burlona.

El chico suelta una risa ronca que hace que mi corazón se acelere más de lo que está.

—Bien, ya hablamos un poco, nos estamos conociendo, así que ¿cómo te llamas? —dice.

"Kylie, soy Kylie Ferguson", ¿por qué estoy tan nerviosa? Ah cierto, tengo a un chico extremadamente guapo ante mí.

"Ok, Kylie Ferguson, mucho gusto, soy Noah Wilson", dice ofreciendo su mano, la cual tomo un poco nerviosa. Siento que mi corazón se me va a salir del pecho cuando lleva mi mano a sus labios, dejando un corto beso en ella. Un hombre nos interrumpe, es mi profesor de deportes, nos está mirando con el ceño fruncido.

"Ferguson, los besitos y los novios para después, ¡vuelve a la clase! ¡AHORA!", dice molesto. Me despido de Noah, vuelvo a mi clase y él a su entrenamiento.

Luego de eso, nos seguimos viendo por los pasillos e incluso en algunas ocasiones no entraba a clases para verlo entrenar. Salíamos todas las tardes, me llevaba a mi casa, íbamos al cine, al parque y salíamos a dar una vuelta por los alrededores del instituto, hasta que una noche me llevó a una feria muy popular aquí en Seattle. Nos sentamos cerca de un árbol a mirar las estrellas, estábamos comiendo helado y leyendo libros. Sabía que no le gustaba mucho leer, pero siempre, cada que salíamos, me dejaba llevar algunos libros para leer juntos. Hablamos sobre muchas cosas: nuestros gustos musicales, nuestros sueños, qué queríamos ser en un futuro, sobre libros que a mí me gustaban, le hablé sobre mis amores literarios y muchas cosas más, hasta que nos quedamos en silencio.

Noah rompió el silencio preguntando un poco nervioso:

"Ky, ¿te puedo preguntar algo?", dice rascándose la nuca nervioso.

"Claro, dime", respondo ansiosa.

"¿Quieres ser mi novia?", dice y me quedo muda. No sé qué responder ante eso o sí sé qué responder, más las palabras no dejan mi garganta.

"Sí, sí quiero ser tu novia", digo y el chico se acerca a mí, me toma por la nuca y acerca su boca a la mía en un beso tierno. Es nuestro primer beso y se siente tan bien. Su boca se mueve suavemente sobre la mía y se siente tan jodidamente bien. Esa noche comenzaría mi historia con Noah, el chico que conocí en el campo del instituto".

Actualmente, llevamos 8 meses juntos y es la mejor relación que he tenido. Noah es tan único que no sé si encontraría algo mejor que él. Luego de hablar con mi novio, me decidí a ir al instituto. Hablé con él por una hora y me dijo: "Amor, tienes que ir. Necesitas entregar los trabajos. Ya casi terminamos el semestre, solo nos quedan dos semanas". Estoy tan enamorada que solo con el hecho de decirme "Amor" me convenció.

Me levanté de la cama directo al baño. Dejé que el agua caliente evadiera mi cuerpo cansado. Llevo dos noches sin dormir bien por hacer los trabajos que tengo pendientes. Salgo del baño y voy a mi armario. Opto por unos jeans de mezclilla, una camisa ancha de color rosa y zapatos blancos. Bajo a la sala y allí está mamá esperándome. Salimos de la casa, subimos a su Mercedes y tomamos camino al instituto con Imagine Dragons bendiciendo nuestros oídos con "Enemy".

Hacemos una pequeña parada en Starbucks. Compramos café. Mi favorito es el Latte de Vainilla. Subimos al auto y seguimos nuestro camino hasta que llegamos al instituto. Me despido de mamá y le digo que tenga cuidado en el camino, ya que parece que se acerca la lluvia. No dice nada, solo me mira con ojos de adoración por preocuparme por ella. Sinceramente, siempre hemos estado juntas desde que papá se fue. Solo mamá y yo contra el mundo.

Cruzo la puerta del instituto caminando por los pasillos hacia mi clase de Historia y comienzo a tararear la canción que venía escuchando en el camino: "Oh, the misery. Everybody wants to be my enemy. Spare the sympathy, everybody wants to be my...". No termino la frase cuando siento que me estrello con alguien.

—No puede ser, no otra vez—levanto la cara encontrándome con la persona con la que me choqué por estar distraída. ¡Ay no! ¿Cuándo dejaré de ser tan torpe? Adam mira su camiseta manchada de mi café por segunda vez y luego me mira molesto.

—¡¿En serio?! —dice alterado—¡¿No puedes tener más cuidado?!

—En serio lo siento, estaba distraída y no te vi. Perdón —dije nerviosa por cómo estaba reaccionando ante la situación. De repente, Adam se viene sobre mí, tomándome del cuello y pegándome a la pared. Está tan cerca de mí que nuestras narices rozan.

—Perdón, ¿eh? ¿Es lo único que sabes decir cuando haces algo mal? — Lo dice en un tono intimidante como si me estuviera retando. No digo nada y eso parece enojarlo más. Este chico está loco.

—¿Te comieron la lengua los ratones, Kylie? — Dice burlón. Esperen, ¿cómo sabe mi nombre? Ah cierto, estamos en dos clases juntos.

—No — Digo tratando de sonar normal para que no note mi nerviosismo, pero es inútil porque lo nota.

—¿Te pongo nerviosa, no? — Dice con una sonrisa torcida, la cual le queda muy bien, debo admitir.

—No — Digo nerviosa al sentir su aliento rozar mi piel.

—¿Ahora no sabes decir más que eso? Sabes, cuando derramaste tu café en mí por primera vez, dije que te iba a destruir, ¿cierto? — Dice con una voz fría que me hace sentir escalofríos.

—Sí, lo dijiste — Digo con voz temblorosa. Cada vez que Adam está cerca, tengo miedo de lo que pueda pasar.

—Bien, lo recuerdas — Dice sarcástico —que bueno que lo recuerdes, porque planeaba destruirte de una manera no tan agresiva, pero lo has vuelto a hacer. Ahora, prepárate para ser destruida, Kylie Ferguson.

Siento mi corazón acelerarse a un ritmo que creo que se me va a salir del pecho cuando rozó sus labios con los míos. Creí por un momento que me besaría, pero no fue así. Tomó mi labio inferior y lo mordió tan fuerte que me hizo gritar de dolor. Lo empujé y le di una fuerte bofetada que lo hizo voltear la cara. Adam se lanzó sobre mí de nuevo, aprisionó mi cuerpo con el suyo contra la pared, me volvió a tomar del cuello y sentí escalofríos cuando dijo:

—Lástima que tenga que destruirte, eres hermosa — Dice aquello rozando su nariz con la mía —pero tendré que destruirte de todos modos — Dice para luego soltarme de golpe, dar media vuelta dándome una última mirada fría, sonriendo de una forma perturbadora para desaparecer por el pasillo.

¿Qué acaba de pasar? ¿Adam acaba de ponerme contra la pared y morderme? Toco mi labio y estoy sangrando. ¿Qué le pasa a ese chico? ¿Qué se fumó? Me sorprendió lo que dijo e hizo. ¿Me dijo que soy hermosa? Eso lo sé, pero no puedo creer que él lo haya dicho. Voy a mi clase pensando en lo que acaba de suceder. Ahora sí tengo que tener mucho cuidado con él...

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