Secretos

Capítulo 18: Secretos

La reclusa Belorizonte fue la primera en encontrarse con varias cajas sobre el suelo justamente donde la bengala apoyada sobre el suelo seguía desprendiendo algunos destellos de luz roja, faltaba poco para que se apagara.

La mujer se agachó para abrir algunas de las cajas, observo que había alimentos enlatados como por ejemplo atún, duraznos, sardinas, etc.

-¡Ey deja algo para nosotros!

Exclamaron algunos de los reclusos que también llegaron al lugar. Belorizonte de inmediato se puso de pie con una de las cajas y la sostiene como si su vida dependiera de ello, porque precisamente lo que había allí dentro, era algo que le agradaba comer desde que era una niña.

El recluso que se había quejado con Belorizonte se abalanzó sobre ella con la clara intención de arrebatarle la caja, creyó que sería sencillo por las diferencias de tamaño,pero al ver que ella se negaba a entregar la caja, comenzaron a forcejear por quien se la quedaría.

-¡Suelta la maldita caja!

-¡No! ¡Yo llegué primero! ¡Búscate la tuya simio!

Gritó Belorizonte. Mientras ellos dos continúan con el tire y afloje, una de las muchas reclusas decidió terminar con este asunto de la mejor manera,y esta era arrojar un disparo al cielo con su arma.

Debido al estallido tan cercano,Belorizonte y el recluso soltaron la caja de inmediato. Esta cayó al suelo, e inevitablemente,los frascos de vidrios que contenía la caja, se rompieron.

-¡Oh no!

Exclamó triste Belorizonte, y rápido se agachó para verificar si algo de la caja había sobrevivido al impacto. Los frascos de mermeladas estaban rotos, y su contenido se había dispersado por todo el interior de la caja. Todo estaba pegajoso,pero al menos con la caja de cereal, podría comerlos sin ningún problema, por esa razón la reclusa la tomó y huyó del lugar.

La reclusa 035 miró con desagrado al hombre para después buscar lo que había dentro de las demás cajas, en eso se cruza con Kim, y le dedica una sonrisa siniestra.

-Vaya,pero mira a quien tenemos aquí, a la bella Doctorcita. ¿Cómo dice que le va?

Kim sabe que esa reclusa es la misma que la agredió aquella vez, y que ahora mismo la está provocando,pero ella no es estúpida, no caería en esos juegos, por lo tanto, paso por su lado, y suspiro aliviada cuando esa orangutana no la agredió. Cerca de la falsa doctora había una caja aún sin abrir, y creyendo que su niñato estaba detrás de ella, dijo

여보, 상자 안에 뭐가 들어있는지 봐야 해요. (Cariño,tenemos que ver que hay en la caja)

Kim no obtuvo respuesta, y cuando volteo vio que su niñato no estaba por ningún lado. Tuvo un mal presentimiento,pero no debía desperdiciar la oportunidad de ver el contenido de la caja, se agachó, y vio que allí dentro había un arma de fuego, armas blancas de todos diferentes tamaños, un paquete de cigarros, un encendedor, hasta había unos dados de juguetes.

Kim sonrió, no era la primera vez que veía un arma, y aunque jamás había utilizado una, hoy no iba a ser la excepción. Metió la pequeña arma dentro de su pantalón, su calzón serviría de sostén. Ella cerró la caja, y se puso de pie para correr en búsqueda de su niñato. Él era su aliado, por eso lo necesitaba con vida, nada más que por eso se arriesgaría.

Mientras Kim se jugaba la vida, los demás reos que ya estaban con las otras cajas, tomaron los alimentos, ninguno de ellos noto que están vencidos, las ganas de tener algo de comida en sus estómagos no los dejaba pensar con claridad

Macarena y su grupo llegaron segundos después y luego de ver la escena, todos concordaron en separarse para encontrar comida.

-Esto es asqueroso.

Sentenció la rubia al tener una de las latas de sardinas en su mano. Eso era algo que desde niña le provocaba náuseas.

-A caballo regalado no se le miran los dientes, rubia.

Soltó Pía con gracia buscando algo que sea de su agrado.

-Ya lo sé. Pero ¿Quién en su sano juicio desayuna sardinas?

-Tú no,pero yo sí. Dámela.

Exigió el recluso Quintana, y sin dudarlo, la rubia arrojó la lata a las manos del hombre calvo y tatuado.

-Gracias, bonita.

Macarena no respondió, en cambio, siguió enfocada con su búsqueda. Por fin, en una de las tantas cajas encontró algo de su agrado, y cuando lo tomó, observó que en el fondo de la caja había un libro,pero al tomarlo, se dio cuenta que es una biblia.

-oye rubia ¿La vas a necesitar?

Pregunto tímidamente una reclusa muy delgada con el color de cabello extremadamente decolorado. Macarena negó con su cabeza y le entregó la biblia a esa mujer.

Después de ese extraño momento, Macarena se acercó a su grupo, y todos se dispusieron a compartir lo que habían encontrado cada uno.

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Mientras que el grupo de la rubia se dispone a desayunar, Kim camina agazapada por los pasillos del laberinto, aunque no tiene idea hacia donde se dirige, utiliza sus instintos para encontrar a su desaparecido aliado

Pronto alcanza a oír unos suaves gemidos, y por eso se guía, hasta encontrar con una desagradable escena, y es que la orangutana está de espaldas a ella, completamente desnuda, sentada sobre su niñato. Pero eso no es todo, y es que esa mujer prácticamente tiene un arma recargada en la cien del pobre Mateo.

Parece ser una escena candente,pero antes de tomar la decisión de acabar con los dos, Kim observa al niñato con atención, y ve que las lágrimas caen por sus bellos ojos. No lo estaba disfrutando, el está siendo obligado a tener sex* por esa horrible mujer.

매튜! (¡Mateo!)

Grito enfurecida Kim, y esto hizo que tanto como Mateo y la reclusa volvieran a la realidad.

Antes de que la convicta número 035 se girara para ver quien interrumpió el agradable momento con ese niño tan encantador, sintió un gran dolor en su omóplato, y es porque Kim había accionado el gatillo varias veces.

Mateo solo cierra sus ojos, y utiliza el enorme cuerpo de la mujer para cubrirse de los disparos, segundos después,los disparos dejan de oírse, y como puede, Mateo sale del interior de la mujer y luego la aparta abruptamente.

나의 사랑 (Mi amor) 미안하지만 선택의 여지가 없었습니다 (Lo siento, pero no tuve opción).

Exclamó Mateo desesperado mientras se pone de pie sin perder contacto visual con su doctora.

A Kim le temblaba la mano mientras sostenía el arma que seguía apuntando al niñato.

내 사랑, 제발, 그러지 마세요 (Mi amor,por favor,no)

Suplico Mateo mientras intentaba acercarse a Kim. La doctora reafirmó su brazo y simuló apretar el gatillo nuevamente mientras que gritó

죽고 싶지 않다면 지금 있는 곳에 있어 (Si no quieres morir, quédate donde estás)

Mateo observó a Kim con atención, supo que ella está determinada a dispararle,pero el al tener conocimiento en armas, supo que la Doctorcita se había quedado sin balas.

Él sonrió, y lejos de detenerse siguió avanzando hasta la mujer. Kim se sorprendió por la tenacidad de este joven, y a pesar de que está furiosa por la situación, no podía evitar sentir excitación con ese jovencito, para que negarlo, un joven tan determinado como lo es Mateo, la pone cachonda.

Mateo terminó por acorralar a Kim contra la pared, el llevó una de sus manos al rostro de ella, y la besó apasionadamente.

Poco a poco el fue tomando control de la situación, y desnudó a su mujer de la cintura para abajo,pero cuando las cosas comenzaron a ponerse calientes entre ambos, un gemido de dolor los interrumpió.

Mateo estando arrodillado se giró para ver a la corpulenta mujer todavía con vida, Kim volvió en sí, y rápido se apartó del joven. Caminó decidida, y con el arma todavía en su poder apunto a la cien de la agonizante reclusa, y antes de acabar con ella, decidió decir en un perfecto y fluido Español.

-Te dije que algún día me vengaría de ti, maldita gorda Zorra, nos vemos en el infierno.

Kim accionó el gatillo pero el disparo jamás salió. Ella en su inercia agitó el arma, haciendo que Mateo se riera por esto.

La falsa doctora miró al niñato como si tuviera dos cabezas, no entiende de que se ríe, ni mucho menos del por qué el disparo nunca salió.

여보, 총에 탄약이 떨어졌어 (Cariño,el arma no tiene munición)

Kim volvió a mirar a su víctima agonizante y apretó el gatillo varias veces más,pero el resultado fue el mismo. Mateo sonrió divertido y se acercó hasta ella y la víctima, quien al verlo empezó a hiperventilarse. Nunca creyó que por caer en los encantos de ese niño tan bello, le costaría su vida.

Goycochea sonriendo se arrodilló cerca de su víctima, y luego saco una pequeña navaja de su zapato, sin demorar mas tiempo, él comenzó a apuñalar una y otra vez el pecho de su víctima.

La fuerza que empeño el joven sobre el cuerpo de la mujer, hizo que la sangre de la víctima manchara el bello rostro de Mateo, lejos de asustarse Kim sonrió, esta es una faceta interesante y excitante de ese niñato.

Cuando el término de asesinar a la mujer, levantó su mirada para observar la reacción de Kim, y esta sonrió encantada.

Sin importarles el lugar, ni la hora, ambos se entregaron a un mundo inmerso de lujuria y pasión.

Mientras Kim llegaba a su tan ansiado orga*, sujetó con fuerza los cabellos a Mateo, y le sentenció en perfecto Español

-Tú, eres mío. Todo mío ¿Me escuchaste bien, pequeño idiota?

Mateo sonrió y asintió con su cabeza. Ambos continuaron en lo suyo, mientras Kim disfrutaba, Mateo por dentro se regocijaba, ya que su belleza le sirvió para comprobar su teoría.

Manipular y llevarse a la corpulenta mujer le fue fácil, decirle que le calentaba que lo apuntaran con un arma durante el acto también fue fácil, y aunque la mujer terminó pagando el alto precio para el fue regocijante ver a la famosa Dra. muriéndose de celos. De tan solo recordar su expresión cuando los encontró en pleno acto, por poco y casi se ríe, menos mal que se contuvo, si no toda su actuación hubiera terminado en el drenaje.

-¡No pares! ¡No pares! ¡Rayos!

Gritó Kim nuevamente, y Mateo levantó a su mujer del suelo, para después arrinconarla contra la pared, hallando el mutuo placer de esa posición.

Aunque la falsa doctora lo niegue, sabe que ese niño es la horma en su zapato, aprende rápido, y lo mejor es que no tiene miedo de ensuciarse las manos con tal de hacerla feliz. Lo que ella desconoce, es que Mateo tiene muchos secretos, secretos que pronto saldrán a la luz, y la realidad la abofeteara abruptamente.

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