Ya no quería ir a la escuela esas dos brujas no me dejan en paz, Maritza era la única amiga que me escuchaba y me defendía.
Mi mamá seguía enojada, no me escuchaba siempre suponía cosas y seguía limitando con la comida, pero yo me sentía tan vacía que comencé a guardar comida en mi habitación para comer cuando lloraba.
El príncipe azul no llegaba a rescatarme, Ian me hablaba pero siempre era hola y adiós.
Creo que le tenía mucho miedo a Zoe.
Me miraba todo los días al espejo y cada día notaba que mi cuerpo era más grande.
Ya no sabía qué hacer, a veces dejaba de comer y otras devoraba todo lo que tuviera a mi alcance.
Así transcurrió el año escolar con esas dos brujas, burlándose de mi cuerpo y mi madre sin escucharme.
Mi príncipe azul sin mirarme.
Ya había dejado de escribir en el diario, ya no tenía ganas de vivir, esas vacaciones mi madre me mandó a la casa de mi abuela.
Mi abuela me miró y me abrazo muy fuerte, eres muy hermosa cariño, dijo dulcemente.
Yo no le creía nada, todo el año escolar solo escuché gorda, fea, cerda ...
- No digas mentiras abuela, yo estoy fea.
- Eso es mentira cariño.
- ¡Ya basta abuela!, le grite
Mi abuela me abrazo y me hizo mi comida favorita, Tarta de carne con pasta.
Mientras mi abuela me servía, la miraba ella era gordita también, era lógico que yo estuviera gorda pensaba.
Termine de comer y mi abuela me enseñó la habitación donde pasaría las vacaciones, me dijo que teníamos que madrugar por qué tenía que abrir su negocio.
Ella tenía una cafetería cerca de una empresa, tenía que abrir temprano porque los empleados pasaban a comprar su café o sus desayunos.
Eran las cinco de la mañana, la abuela tocó la puerta, me levanté y salimos en su auto.
Mi abuela era una mujer de 57 años, independiente, ella tuvo a mi madre muy joven, su esposo falleció y ella se quedó sola.
- ayúdame a bajar las cajas de pan.
- si abuela
- se puso a preparar los emparedados y las ensaladas.
- Te voy a enseñar para que prepares las ensaladas, me entregaba un cuchillo.
- ¿Y si me cortó?
- Pues no creo que seas muy tonta, dijo sonriendo
- Abuela es que jamás he picado algo.
Mi abuela me explico tan bien que comencé a picar las frutas. Me tardaba mucho en picar pero ella tenía mucha paciencia.
- muy bien ahora quiero que lo coloques todo en el recipiente.
- si abuela.
- Ahora coloca un poco de nuez picada, arándanos.
Mi abuela al empaquetar las ensaladas así un comentario.
- No entiendo por qué las chicas de ahora quieren comer estás cosas, no hay nada tan rico que unos huevos con tocino. En mis tiempos a los hombres les gustaban las mujeres con cuerpo, no que ahora puro hueso quieren comer decía mi abuela molesta.
Se que lo decía por mi, mi madre ya le había contado que yo no dejaba de decir que estaba gorda.
- Buen día, abuela, dijo un chico que se colocaba un mandil.
- Buen día Hijo, ven quiero presentarte a mi nieta.
El chico entro a la cocina y me miró asombrado.
Yo en lo primero que pensé fue en mis lonjas, el me miraba mi cuerpo.
- Hija el es mi empleado, Rodrigo.
- Hola mucho gusto, me expltendio la mano, yo solo dije hola, no pude darle la mano por qué tapaba mis lonjas.
- Voy abrir ya hay gente esperando.
- si hijo.
Rodrigo era un chico delgado y su cabello era negro, no era tan guapo como Ian, usaba frenos y era alto.
Yo estaba en la cocina picando más lechuga, mi abuela y Rodrigo estaban en el mostrador entregando los pedidos.
Después de dos horas intensas, la cantidad de personas disminuyó, mi abuela me miró yo aún seguía picando.
Eres muy lenta cariño pero se que lo harás bien, me abrazo y me dio un beso.
Vamos a desayunar, mi abuela me sirvió un cuernito relleno de carne y queso, lo acompaño con una malteada de chocolate.
- abuela es mucha comida.
- come bien hija, por qué todavía te falta picar esas bolsas de manzana.
Era un costal pequeño.
Rodrigo se sento con nosotras y comenzo a devorar su desayuno.
- Abuela esto está increíble
- Solo me lo dices por qué quieres permiso para faltar mañana.
- no es verdad, ya no te preocupes ya cancele mi boleto.
- ¿Entonces te vas a quedar?
- pues claro, además tu ayudante nueva es muy lenta, me miró y sonrió.
- No es gracioso, dije enojada.
Terminamos el desayuno y regresamos al trabajo.
Después de una hora, Rodrigo se acercó, tomo un cuchillo y comenzó a picar muy rápido.
- ¿que estudias?, me preguntó.
- el último año de secundaria.
- te vez mucho mayor, sonrió.
Yo lo ignore la verdad se me hacía un tipo muy presumido.
- Va ser divertido tener ayuda.
- Esto no es divertido, dije enojda.
- ¿quién te daño niña, eres demasiado amargada?
Deje el cuchillo tirado en la mesa y me metí al baño.
Me puse a llorar en silencio recordando todo lo que viví ese año.
- ¿Estás bien?, pregunto golpeando la puerta del baño.
- si, dije enojada.
Al salir del baño el ya no estaba, regrese a picar lo que me faltaba pero el ya habia terminado.
Vamos a preparar tartas de manzana, dijo mi abuela con la masa en la mano.
Ella me explicaba lo que tenía que hacer, me dejó por un momento sola porque ella tenía que atender a los clientes, Rodrigo salió a buscar unos ingredientes que le hacían falta a mi abuela.
Entro por la parte trasera y escuché que suspiro a mis espaldas.
Me miró y sonrió dejando las bolsas en la mesa.
- ¡Abuela ya regresé!, tomó su mandil y salio de la cocina.
Mi abuela me explicaba cómo preparar la masa, me explico a caramelizar la manzana.
Rodrigo cerro la cafetería y comenzó a meter los pasteles en el horno.
- Muchas gracias hijo, decía la abuela
- De nada
Ahora solo quedaba esperar que estuvieran horneados.
Mi abuela nos sirvió agua fresca y una ensalada de pollo, el no deja de mirar y sonreír, yo lo ignoraba.
Unas horas después sacamos los pasteles.
La abuela me contaba sus secretos para que todo fuera perfecto yo solo escuchaba, pero no ponía atención, solo pensaba en mi cuerpo en qué estaba fea.
- Deberías de poner atención a lo que tú abuela dice, dijo Rodrigo mientras mi abuela iba al baño.
- Eso hago, dije molesta.
- No estás sacando mal los pasteles.
- No es verdad.
Y entonces el pastel que saque terminó en el suelo.
- Esto no es un juego niña, esto es el trabajo de tu abuela.
- perdón es que yo ...
- Solo deja de pensar tanto y presta atención a lo que estás viviendo.
En ese momento me pareció que el no sabía lo que decía, el no paso por lo que yo pase.
Que iba el a enterarme.
La abuela regreso y me miró triste
- Te lo descontare de tu paga fue lo único que dijo
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Comments
Karime
kami se que sufriste pero tienes que conversar gon alguien, simplemente cerrarte soy fea soy gorda no ayuda.
2023-04-14
2
Elizabeth Sánchez Herrera
más ➕ capítulos
2023-04-04
2