En dos meses había subido casi ocho kilos, mi ropa ya no me quedaba, tuve que modificar la falda de mi uniforme y usaba una sudadera para que no se notará que mi camisa ya no me cerraba.
- Estás gorda, dijo burlándose de mi Samantha y lo peor es que lo hizo frente a Ian.
- Ya basta dejala, dijo Maritza.
Me quedé callada no podía defenderme, tenían razón yo estaba gorda.
- vamos ven, me dijo Maritza tomando mi mano y alejándome de ellos.
Ella me abrazo y yo me solté a llorar.
Voy a ponerme a dieta, dije llorando
- oye solo son unos kilos de más, no te sientas mal, ellas están delgadas por qué vomitan.
- ¿vomitan?
- si, por qué crees que siempre después de comer van al baño juntas por qué vomitan.
- ¿eso se puede hacer?
- si pero es peligroso, no se por que pero mi madre me dijo eso jamás lo hagas provocas daño a tu cuerpo. Pero no vayas a decir nada por qué ellas me matan es un secreto.
- Pero si es malo por qué lo hacen.
- Por qué es la solución a sus problemas
Y si yo hago lo mismo, pensé.
Al llegar a casa mi madre nuevamente volvió a pedir hamburguesas con papas.
- mamá ya no quiero comer esto, estoy gorda.
- gorda, por favor estás bien, además es lo único que puedo hacer, no tengo tiempo hija.
- pero podríamos preparar cosas nutritivas.
- no y come que tengo más trabajo.
- no quiero, no tengo hambre.
- Más te vale que comas Kami o te voy a meter la comida a la boca, no seas mal agradecida.
Me comí todo, me levanté de la masa y me dirigí a mí habitación, me miré en el espejo todo estaba aumentando, corrí al baño y metí el dedo en mi boca, solo me dio asco pero no saque nada.
¿Cómo es que lo hacen?, no puedo vomitar y no quiero, que puedo hacer.
Quería escribirle a mi príncipe
Querido Ian
Hoy me llamaron gorda, me siento terrible, eso me hace pensar que jamás te fijaras en mi, espero puedas mirarme, ya no quiero que estés a su lado, esa bruja que solo juega contigo.
Ella está saliendo con otro chico, fue lo que escuche que le decía a Samantha el día que fuimos a comer pizza.
Hoy mi madre volvió a darme comida no nutritiva, a la hora de comer la regale y solo bebí agua, me estaba muriendo de hambre cuando salimos de clases sentía dolor en cabeza, mareo y náuseas. Pero tomaba agua para quitar esas molestias.
- ¿Te sientes bien?, dijo Maritza
- De maravilla.
- ya llegó tu mamá.
- nos vemos amiga, sonreí
Al subirme al auto cerré los ojos.
- ¿te sientes mal?, preguntó mi madre.
- si tengo hambre.
- si quieres revisa en la bolsa de atrás tengo pollo frito.
- Mamá extraño la comida que tú preparas.
- No tengo tiempo cariño, hoy te volverás a quedar sola en casa tengo que regresar a la oficina.
- Muy bien
Encontré en la bolsa unas papas fritas, metí un puñado en mi boca, estaban deliciosas, no podía dejar de comer.
- Despacio o vas a vomitar, dijo mi madre.
Tomé agua y sentí que volvía a la vida.
No creo que pueda dejar de comer, necesito buscar otra opción, pensaba.
Esa tarde mientras miraba las redes sociales, miraba a las mujeres delgadas y las miles de dietas para bajar de peso.
Vi que en un vídeo una mujer hacia rutinas para quemar grasa.
Así que comencé a mover mi cuerpo, seguía como loca los pasos, no llevaba ni dos minutos y me sentía muy cansada, decidí olvidarlo y mejor olvidarme de mis amigas.
Yo soy gordita y si no me aceptan así, es hora de buscar nuevas amigas, por qué no se si soportarme más guardar el secreto de la bruja y no contarle a mi príncipe que ella lo engaña con otro.
Hoy me coloque el uniforme me miré en el espejo y sonreí.
Tenía todo la actitud, sentía que era hermosa, apenas llegué al salón mire a Zoe y Samantha riéndose de mi.
Hay kami el calor es insoportable y tú con sudadera, no me digas que ya no te queda el uniforme, dijo Samantha en voz alta.
Me sentí tan avergonzada que sonreí y me senté mirando al suelo, escuchaba como todos los chicos de mi salón murmuraban sobre mi aspecto.
La culpa es de mi madre, pensaba una y otra vez.
A la hora del receso ellas se me acercaron y me abrazaron.
- Discúlpanos kami solo lo decíamos de broma
- Si quieres podemos darte nuestro secreto para que estés fabulosa y comas todo lo que tú deseas, dijo Zoe.
- No creo que pueda, dije nerviosa.
- Pero aún no te digo que es.
- Ya se que vomitas la comida Zoe.
- Pero quién te dijo eso, me miró furiosa.
- fue la chismosa de Maritza, dijo Samantha
- esa idiota, ella y su vida saludable, tal vez es afortunada de tener padres expertos en el tema pero nosotras no.
- Dejala Zoe si no quiere es su problema, pero seguirá subiendo de peso la gorda con toda la comida que su mamá le da, decía Samantha
- Ok, está bien quiero aprender.
- ven amiga te voy a enseñar, dijo Zoe tomándome de la mano.
Llegamos a la cafetería y comimos toda la chatarra que pudimos, por un momento las tres éramos felices, después caminamos al baño, Zoe me explicaba cómo usar el cepillo dental para estimularme y vomitar.
Mientras Samantha vomitaba toda la comida.
El truco era cerrar la puerta principal del baño ya todos sabían que si Zoe entraba nadie más podía entrar o Samantha se encargaba de hacer sus vidas miserables en la escuela.
Metí el dedo varias veces hasta lograr regresar el alimento, llore por qué fue la peor sensación.
- ¡Ellas se reían de mi, no voy a poder es horrible!, grite
- Te vas a costumbrar, dijo Zoe.
- No puedo, esto no es para mí.
- dejala Zoe, no entiendo por qué te esfuerzas tanto en ayudar a esa gorda.
- No seas cruel, le gritó Samantha.
Ese día Maritza faltó a la escuela así que no podía quitarme de encima a Zoe y a Samantha, ellas me jalaban a todos lados.
Al salir del baño el príncipe azul abrazo a Zoe.
- Te ves hermosa le dijo Ian.
- Lo se.
- voy a ir al centro comercial con los chicos, quieres acompañarnos.
- claro, será divertido.
- genial.
- voy a llevar a las chicas.
- si no tengo problema.
El se marchó, arrojandole un beso a Zoe.
- Es tan patético con sus gestos de amor, decía Samantha.
- Estás celosa que el me trate así.
- celosa yo, vamos Zoe sabes perfectamente que yo tengo lo que tú quieres tener, dijo sonriendo con maldad.
Yo no entendí nada pues apenas tenía unos meses de llegar a la escuela y no sabía mucho de ellas.
- Dile a tu madre que iremos a mi casa hacer tarea, para que podamos ir al centro comercial con los chicos.
- no creo que me deje ir.
- pues si no pides permiso como lo vas a saber, decía Samantha
La clases terminaron el carro se acercó yo iba a preguntarle a mi madre cuando Zoe se acercó.
- hola señora, soy Zoe amiga de su hija nos dejaron un proyecto para mañana, me preguntaba si podría darle permiso para que lo terminemos en mi casa, tenemos que ir a comprar material.
La manera en que ella hablaba con madre era tan encantadora que mi mamá sonreía.
- Claro, me llamas cuando terminen Kami y me entregó un billete.
Yo no podía creer que ella le creyó a Zoe, yo jamás podía mentir, ella siempre me descubría.
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