Victoria bajaba las escaleras y deslumbraba en cada paso que daba. Su nana, Enni, al verla, corrió hacia ella y con sus manos tocó su bello rostro, pues en ella su recuerdo evocaba a la madre de Victoria, que al igual que su hija, no solo destellaba belleza sino una gran nobleza.
Victoria abraza a su nana, la abraza fuertemente y le pregunta dónde se encuentra su esposo. Su nana le indica que él está en el despacho desde la mañana y no ha salido. Solo había entrado Santiago unas cuantas veces y le recomienda a Victoria que debería decirle a su esposo que debe alimentarse bien.
Victoria se dirige hacia el despacho, toca la puerta. Solo hacerlo hace que su vida ya se sienta agotada. Sabe que esta noche no puede cometer ningún error porque eso significaría recibir las represalias de su esposo, y es lo que menos desea a su alma afligida. Aunque no tiene la seguridad, sabe que Elon no pasa por alto a quienes se convierten en una piedra en su camino.
Elon se levanta al escuchar el toque suave de la puerta. Comprende que es Victoria, deja a un lado los documentos, se dirige hacia la entrada del despacho y abre la puerta. Al verla, no deja de detallarla por un momento. A sus ojos, Victoria es una mujer hermosa que no necesita envidiarle nada a nadie. Su color de piel blanca beige, su figura, su rostro y su cabellera castaño claro la destacan en la más perfecta belleza, pero una belleza vacía.
Elon: "Mujer, no te quedes allí parada. Entra, hay cosas que debemos tratar antes de salir".
Le indica que ingrese. Ella se sienta en el sofá junto a la ventana de inmediato frente a él. Sabe que estará condicionada y que cualquier error puede significar grandes pérdidas en las empresas Walton & Lauder. Sus dedos no dejan de inquietarse, su nerviosismo es reprimido en sus manos que no cesan de maltratarse.
Elon: "Victoria, quiero que te quede claro que esta noche es muy importante. Nuestra empresa necesita inversión para poder asentarnos en los negocios extranjeros. Alguno de los inversionistas conocían a tu padre, junto a su espíritu emprendedor y acertado en los negocios. Además, ellos asumen que su linaje ha sido heredado a su hija, esa misticidad en los negocios. Así que, por favor, sé medir tus palabras, que te comportes y no digas nada inapropiado. Sonríe cuando debas de sonreír, te callas cuando debas de callar. ¿Queda claro? Ah, y lo más importante, somos una pareja de esposos muy felices. ¿Entendido?"
Victoria nunca había sido partícipe directamente en un negocio, pero sin saber que lo era, ya sentía la carga en sus hombros. Elon siempre se encargaba de todo y el hecho de que se tomara la molestia de entrar en detalle y colocarla sobre aviso solo maximizaba ante sus ojos la relevancia de las personas con quienes estaban tratando. Y aquella noche, en la que huyó, solo había empeorado las cosas para él, lo que significaba que para ella también lo serían. Sus suegros estarían de vuelta y Elon ya se había instalado en su casa. No necesitaba indagar más, ya lo estaba viendo con sus propios ojos. Y solo se podría preguntar: ¿quiénes eran aquellos inversionistas? ¿Por qué Elon maneja con tanto tacto la situación? No lo debía arruinar, era lo que se repetía cada segundo.
Elon sale del despacho tomando la mano de Victoria. Le indica a Enni, mientras se acerca a la puerta, que se puede ir a descansar ya que regresarán tarde.
Victoria nunca había tocado sus manos y siente que la suya queda perdida y escondida en su agarre. Siente que no es tibia, es tan fría como su corazón. No entiende cómo no puede existir calidez en él. De pronto, siente que su nariz se estrella repentinamente con el hombro de Elon. Este solo la mira con decepción y vuelve a fijar su mirada en su colección de autos. Nuevamente jala de su mano y se dirige hacia su carro deportivo GMA T.50.
Solo hubo silencio mientras, a la velocidad del auto, todo quedaba atrás... Unas cuantas llamadas de negocios fueron respondidas por Elon. Victoria no sabe hacia dónde se dirigen, aún es temprano y la cena es en la noche. Tiene miedo de ser reprendida al preguntarle. Da un gran suspiro y se rinde, solo fija su mirada hacia la ventana, viendo cada edificio que pasan.
Después de un trayecto de 15 minutos, observa que han llegado a la sede principal, Walton & Lauder. Al llegar, se evocan en Victoria recuerdos de su padre, que de niña la traía. A pesar de lo ocupado que siempre estaba, habría espacios para compartir con ella.
Elon ingresa al parqueadero exclusivo, seguido sale del auto y abre la puerta del lado de Victoria. Extiende su mano y toma la mano de Victoria, sacándola del auto sin el menor cuidado. Caminan e ingresan al elevador privado, donde Victoria rompe el silencio.
Victoria: ¿Por qué me has traído aquí? Sabes que no me gusta estar en este lugar.
Elon: Debes acostumbrarte. Ya ha pasado suficiente tiempo, es hora de que dejes el pasado atrás. El mundo no gira alrededor de ti.
En ese momento, el elevador se abrió. Elon toma la mano de Victoria nuevamente y continúa caminando, dirigiéndose hacia su oficina. Victoria observa a su alrededor, donde los empleados, al verlos, bajan la mirada en sumisión y saludan cortésmente sin levantar la vista. Siendo ignorados por Elon, era como si para él ellos no existieran. Pero no ocurre igual con algunas empleadas y para su sorpresa, reconoce algunos rostros de aquella mujer que hablaba a sus espaldas en la inauguración del hotel, en la que huyó aquella noche.
Había tenido un día agitado y devastador. En sus manos había muerto una inocente criatura que, por más que intentó salvar su vida, no pudo. Y a ello se sumaba el tener que presentarse a la inauguración del nuevo hotel, considerado el mejor del país por todos sus servicios brindados. Pues al llegar, no fue nada ameno tener que escuchar cómo una mujer, sin ningún pudor, en un círculo de damas, despotricaba de ella, dejándola por el suelo. Este fue el detonador de todas sus frustraciones guardadas.
Victoria, al verla, siente que sus emociones y recuerdos se pierden en el enojo y, en un momento de ira, se detiene con fuerza, provocando que Elon se detenga y voltee a verla con molestia, solo para ver que el rostro de Victoria está rojo de la ira.
Victoria se suelta del agarre de su esposo y se dirige hacia una de las chicas que se encuentra detrás de una de las mesas de las secretarias del CEO, una mujer bella, muy cuidadosa de su presentación y que no duda en levantar con orgullo su mirada, sabe que como ella no hay quien la supere, cumple con todo lo que se le asigna. Y tiene la confianza de su jefe.
Victoria dirige su mirada hacia la insignia de su nombre que se encuentra al lado derecho de su pecho, luego dirige nuevamente la mirada a su rostro.
Victoria: ¿Amanda es tu nombre?... Estás despedida a partir de ahora. ¡No quiero volver a ver tu cara en mi empresa!
Todos quienes trabajaban en esa zona no pudieron evitar escuchar y dirigir su mirada frente al espectáculo que estaba al frente de sus ojos, y quien estaba más aturdida era Amanda. La mujer abre sus ojos con tan gran asombro que no sabe qué hacer, así que dirige su mirada hacia el CEO y con lágrimas en sus ojos recita oraciones de súplica.
Amanda: Señor, ¿qué he hecho mal? He sido eficiente en mi trabajo, diligente con mis responsabilidades, pero no entiendo por qué la señora me despide tan cruelmente.
Amanda no paraba de llorar y Victoria, en su interior, se asombraba del cinismo de aquella mujer al ignorar su orden y dirigirse a Elon como si su palabra no fuera tomada verdaderamente.
Elon no comprende la situación, pero sabe que su arranque trae consigo alguna situación de disgusto que se ha presentado entre su esposa y Amanda. No le queda de otra que ponerse del lado de Victoria. Se viene una reunión importante y no quiere problemas. Aunque su empleada es ejemplar, no tiene relevancia frente a sus negocios y su esposa.
Victoria queda a la espera de la respuesta de Elon, quien, sumido por segundos en sus pensamientos tratando de entender, emite su juicio...
Elon: "Amanda, ¿ya escuchaste a mi esposa? Ve a Recursos Humanos y pide que te liquiden. La empresa te dará una recomendación por tu trabajo. Reflexiona sobre cuál fue la situación que te llevó a esto".
Elon coloca su brazo alrededor de la cintura de Victoria, guiándola hacia su oficina, quedando de una manera más íntima...
Elon: "¿Qué acabas de hacer? Has hecho que despida a una de mis mejores empleadas. Espero que tengas una buena razón para lo que hiciste".
Victoria: "Solo hago valer mi existencia".
Victoria, con el pensamiento claro, acaba de notar que ha actuado por ira. A su mente vino aquellos recuerdos donde esa mujer se burlaba de ella, haciéndola ver como una basura desechable, utilizando palabras sutiles. Reconocía que últimamente era guiada por sus impulsos de ira y desesperación. Sentimientos que la colocaban entre la espada y la pared frente a Elon... pues en ese momento olvidó completamente la existencia de Elon y el lugar donde se encontraba, pero se sintió aliviada de haberle demostrado a aquella serpiente venenosa cuál era su lugar.
Al ingresar a la oficina, Elon jaló su mano, sentándola bruscamente en la silla de su escritorio. Colocó sus brazos alrededor de la silla, se inclinó hasta que su rostro quedó cerca al de ella.
Elon: Espero que esto no se vuelva a repetir. No sé cuál es tu problema con ella, pero no los traigas a la empresa. Tengo que lidiar con muchos conflictos como para tener que hacerme cargo de los tuyos. Aquí solo veo el potencial de cada uno y su eficiencia, y has provocado que despida a una de mis mejores secretarias. ¿Sabes el hueco que has provocado y el atraso que vendrá a mis asuntos por tu estupidez? ¡Cansas mi paciencia, Victoria! Y eso me molesta. No hagas que llegue a mis límites contigo.
Toma esta carpeta azul. Aquí está todo lo que debes conocer de los inversionistas. Apréndelo para no cometer errores. Y la carpeta roja es para que conozcas lo básico de la empresa. No lo eches a perder. En dos horas salimos.
Victoria no responde a sus cuestionamientos, como tampoco imaginó que la chica fuera eficiente en su trabajo, como lo era con su lengua de serpiente. Quiere defenderse, pero la mirada de Elon no le permite ni siquiera mover sus labios en su defensa. Este era el segundo error en una semana, guiada por sus impulsos salidos de la nada, pero no se arrepiente.
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Comments
Adriana Brito
me fustaria que ella se insteuya y le de haber a el que ella puede ser muy intelugente y que se puede poner a la par de su empresa me gustaria que ya deje de lanentarse y que resuelva trabajar y aprender
2024-07-30
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Vianey Hernandez Ortiz
Bueno😮💨😮💨😮💨, mínimo sacó las garras frente a esta víbora, debería sacarlas para enfrentar a su dizque marido.
2024-01-14
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