Elon escuchaba por primera vez las recriminaciones de Victoria. Al parecer, había comprendido por qué no había regresado a la sala privada. Solo había visto el principio y su débil carácter no le permitió seguir siendo una espectadora de la situación. No tenía la intención de dar excusas, nunca las daba, pero debía dejar clara su postura y dijo: "No tengo nada con ninguna mujer, no me interesan, pero tendré cuidado de que mantengan su distancia".
Victoria observaba a Elon y sus acciones eran contrarias a sus palabras. No podía creer lo que sus ojos veían, ya que le mostraban la realidad. Elon no solo dejó clara su postura, sino que también le hizo saber a Victoria que separarse no era la solución para ninguno de los dos. No era aún tiempo, necesitaban más tiempo para poder consolidarse y no depender del apellido Lauder.
Victoria, al escuchar su egoísta corazón, arremetió contra él arrojando todo cuanto veía. Elon solo se cubría su rostro con su brazo. Victoria se encontraba en un frenesí de desesperación. Elon se acercó a ella y la tomó por su vestido de la parte de atrás, arrastrándola hacia fuera del baño y arrojándola a la cama. Esta intentó levantarse, pero él la inmovilizó agarrando sus muñecas con fuerza. El cuerpo de Victoria había quedado en medio de las piernas de su esposo. Ella sentía miedo por lo que pudiese hacer Elon y le dijo: "¿Qué piensas hacer? ¡No te atrevas, Elon!".
Elon miró con diversión el rostro de Victoria, quien seguía espetando maldiciones y removiéndose como una culebra. Así que, para callarla, le dio un beso en los labios, lo cual provocó de inmediato un absoluto silencio. Habló a su esposa tranquilamente: "Odio que otros toquen mi cuerpo, me da repugnancia que atraviesen mi intimidad. Prefiero tenerte a mi lado, un escudo para que ninguna mujer se acerque. Pero tu silencio ha llevado a que la sociedad te olvide. ¡Victoria, jamás te alejarás de mí! Y si tanto te molesta que otras me besen, entonces podemos resolverlo ahora mismo".
En ese mismo instante, Elon arrancaba parte por parte el vestido de Victoria. La agonía que sentía la hundía en una desesperación profunda. Sus gritos clamaban por clemencia. Solo quería que todo fuera un sueño. Intentaba con todas sus fuerzas sostener lo poco que quedaba de su ropa y, al sentirse expuesta solo con su ropa interior, se sintió más humillada que nunca y esperaba lo peor. Así que, con mucha fuerza, cerró sus ojos. De pronto, sintió que fue levantada y puesta como un saco de papas en los hombros de Elon. Este abrió la puerta y se dirigió a su alcoba. Victoria no comprendía por qué la llevaba a su cuarto. Esto prendió sus alarmas y golpeaba estando boca abajo la espalda de Elon cuando de pronto sintió sumergirse en agua. Elon la había arrojado en la tina de su baño privado. Victoria salió apurada a tomar aire, tosiendo violentamente. Y su mirada cargada de infinito desgaste físico y mental... No comprendía las acciones de Elon. Sentía que a él le gustaba torturarla con el agua.
Elon se acerca y se sienta al borde de la bañera y le menciona a Victoria: "Tienes el privilegio de ser la primera en golpearme, arrojarme cuantas cosas a tu voluntad y, por supuesto, ser la primera mujer a la que me atrevo a cargar y que invade mi espacio. Si sigues llevándome la contraria, situaciones parecidas a esta se volverán a presentar y créeme Victoria, no seré un caballero contigo. Trata de mantenerte tranquila y no dejes que nadie te provoque". Elon se levanta para retirarse, no sin antes advertirle: "Elena estará como sombra a tu alrededor. No caigas en sus juegos. No es alguien con quien se pueda lidiar fácilmente y desaparecer del mapa. Así que estas son las nuevas condiciones a partir de ahora. Si tú te mantienes a la margen cuidando tus pasos, no habrá problemas. Todo marchará como antes. No hay otra opción para ti. Piénsalo y me dices qué desea tu corazón: noches tranquilas o noches tortuosas".
Victoria no creía lo que veía sus ojos. A veces, parecía convertirse en un hombre cruel capaz de todo, pero en un instante se convertía en un hombre razonable con sus palabras y meticuloso. Salió de la bañera y se colocó una de las batas de Elon. Al salir del cuarto de baño, notó que la alcoba de su esposo había sido organizada meticulosamente. ¿En qué momento habían hecho todas estas acomodaciones?
Al observar a su alrededor, solo confirmaba el carácter de su esposo. Las paredes eran totalmente blancas, pero el tocador, la mueblería y su cama eran de un color negro intenso. La curiosidad llevó a Victoria a entrar en su cuarto de closet, solo para encontrar una infinidad de trajes organizados por diferentes colores oscuros. Todo estaba tan limpio y organizado que tocar sus cosas le hacía sentir que ella tenía sus manos sucias. Nunca Elon le había permitido ingresar a su cuarto cuando eran niños, siempre le mencionaba que no era grata.
Cada rincón de su alcoba demostraba la imparcialidad y neutralidad del corazón de Elon… un alma sin colores, sin vida. A pesar de conocerlo de toda la vida, era como si nunca lo hubiera conocido verdaderamente. Una curiosidad golpeó su corazón, nunca se había interesado tanto como ahora en conocer el verdadero rostro de Elon y por lo que pasaba en su mente. De pronto, la realidad la trajo de vuelta y decidió retirarse rápidamente hacia su alcoba. Tomó un baño caliente y se apuró a entrar en medio de los esponjosos y calientes tendidos de su cama, pensando en las dos únicas posibilidades dadas por su esposo, al punto de quedarse profundamente dormida.
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