CAPÍTULO 20 LA SUERTE DE MI LADO

Victoria se sentía feliz, era como si el destino se hubiese puesto de su lado. La felicidad no cabía en ella y aunque no lo expresaba, Amelia lo hacía por ella abrazándola y manifestándole la suerte que tenía... como si el universo hubiera sido su cómplice.

Victoria observó por un momento el formulario dado por su maestro Tomás... y de pronto pensó que tal vez él había influido en todo y por eso le había dado el formato para inscribirse con la seguridad de que podía realizar su práctica final.

Así que sostuvo con sus manos a Amelia, que no dejaba de saltar de alegría, y le dijo: "Espérame aquí, ya vuelvo. Algo se me ha quedado en el laboratorio".

Sin perder tiempo, caminó rápido. No se había alejado mucho. El señor Tomás, al parecer, seguía en el laboratorio sin afán de salir. Así que Victoria ingresó nuevamente, acercándose para expresarle: "Maestro, ¿ha tenido que ver usted con la salida de la señorita Maya de la facultad?"

El señor Tomás, sin entender sus palabras y procesando lo dicho por Victoria, responde con una línea de preguntas desconcertado por aquella situación: "¿Qué acabas de decir?, ¿por qué tendría yo que ver en eso?, ¿Cuándo ha sucedido esto? ¿Quién te lo ha informado?"

Victoria, al ver su reacción, comprendió que él, al igual que ella, desconocía las causas de la situación. Así que respondió: "Lo he escuchado por Amelia. Ella dice que todos lo comentan". Su maestro se levantó rápidamente de su escritorio y salió rápidamente hacia la oficina de la facultad.

Victoria trataba de discernir qué había pasado, si no había sido su maestro quien, dentro de la universidad, había corrido a la señorita Maya que, por su cercanía al decano, era intocable... ¿a caso su amorío escondido había llegado a su fin?

Los 20 minutos de descanso habían transcurrido en un venir y traer de habladurías entre los estudiantes de su facultad por el giro de los acontecimientos. Sin dejar de lado las preocupaciones por el nuevo profesor.

Amelia y Victoria se dirigían al auditorio principal de la universidad, ya que habían sido convocados todos a quienes pertenecían a esa misma facultad. Eso era una clara indicación de que hoy no habría prácticas.

Todos llegaron y se acomodaron en sus respectivos lugares, a la espera del anuncio del decano de su facultad. Sin dar muchos detalles, informó a los estudiantes que había habido un cambio con respecto al maestro de prácticas y que, debido a la situación presentada hoy, tendrían el resto del día libre y mañana retornarían normalmente a la jornada de clases. Solo se podía usar murmullos después de que el decano dejó la plataforma. Cada uno fue saliendo y despejando la sala.

Amelia, sin perder oportunidad, pide a Victoria aprovechar el resto del día y salir a divertirse, a lo que Victoria niega. Amelia no deja de insistir, fue tanta su persistencia que, desde que salieron del salón al portón principal de salida de la universidad, logró que Victoria cambiara de opinión. Así que envió un mensaje de texto a Elon. No quería enfadarlo o que terminara torturando después a su amiga. Pero se percató de que no tenía el número de su esposo, jamás en toda su vida lo había tenido, así que optó por escribirle a Rafael, solicitando el número de Elon, que obtuvo de vuelta. Fue simple en sus palabras: "No tengo más clases, saldré con una amiga a distraerme". Victoria solo tuvo que esperar unos pocos segundos cuando recibió el mensaje devuelta de Elon diciendo: "Lo sé".

En ese momento, Victoria recordó que Yerry era su sombra y que estaría informado a Elon de cualquier movimiento. De pronto, su celular sonó otra vez, era otro mensaje de Elon que expresaba: "No olvides regresar temprano junto a Yerry".

Otro día había transcurrido con normalidad y lleno de sorpresas. Victoria ya no tendría que comprar ninguna cartera Chanel. Y había aprendido la lección de ser cuidadosa. Al finalizar su día en compañía de Amelia, esta se retira. Yerry arrima el carro y Victoria observa que Amelia no está a la vista y sube rápidamente, colocándose sus auriculares para escuchar música mientras llegaba a casa. Sin dejar de pensar sobre lo ocurrido en el día, por un momento en su mente se le cruzó la idea de que Elon podría estar detrás de todo esto. Pero luego descartó la situación. Era imposible que supiera hasta lo que hacía dentro de la universidad, ya que su guardaespaldas Yerry no se le permitía ingresar y quedaba siempre afuera esperando. Así que desechó rápidamente esa idea, quedando dormida en el camino de regreso a casa.

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