CAPITULO 19 UN DÍA DESPEJADO

El camino hacia la Universidad Capital fue algo largo. Rafael se tomó todo el tiempo del camino para que Victoria terminara de desahogarse a través de sus lágrimas. Victoria sabe que falta muy poco para llegar, así que seca sus lágrimas y toma un profundo respiro. Necesita calmarse, ya que no solamente tiene que lidiar con Elon en su casa, sino también con su maestra, quien no pierde ocasión de aprovecharse de ella haciendo solicitudes fuera del contexto escolar. De allí provino el que hubiera estado en el centro comercial Primavera ese día. Había llegado tarde y, a causa de eso, no solamente fue regañada, sino que también debía comprar una cartera Chanel como forma de disculpa hacia su maestra para no recibir una sanción. Pero no contó con el incidente presentado con la señora Bring y, peor aún, no logró comprar la cartera. Su vida sería un infierno.

Rafael dio aviso a Victoria de que estaba ingresando a la universidad. Victoria estaba acomodando su maleta lista para salir, pero la voz de Rafael la detuvo al expresarle: "Niña, no estés triste. Recuerda siempre que por tus venas corre la sangre Lauder y que cada obstáculo debe volverla más fuerte... no lo olvides". Victoria sonríe dulcemente y le responde: "Oye viejo, eres de pocas palabras, pero hoy al parecer sentiste compasión por mí... no te preocupes, llorar me alivia el corazón y me drena las tristezas". Después de la corta charla, sale del automóvil y se dirige al edificio principal en el cual se encuentra el laboratorio donde tendrá una de sus clases favoritas.

Al llegar al edificio, saluda al conserje y se dirige rápidamente al ascensor que está a punto de cerrarse, pero coloca su mano e impide que este se cierre. Los ojos de quienes ocupan el ascensor se dirigen hacia ella, quien se disculpa e ingresa y oprime el piso tres.

Al salir, sigue por el pasillo en frente para llegar al laboratorio. Hoy, la sección de clase será identificar las toxinas que llevaron a la muerte al difunto. Su maestro, como siempre, estaba sentado en su escritorio y al ver a alguien ingresar, con sus manos ajusta sus lentes tratando de agudizar su visión. Al ver que era su preciada alumna, suelta una carcajada y le dice: "Así que has cumplido... dijiste que después de vacaciones tu rostro sería lo primero que vería. Estaba atento a ver qué tan verdad era". Victoria sonríe y le expresa: "Es un placer verle, maestro. Extrañé mucho estar en sus clases".

En ese momento, ingresaron varios estudiantes que venían desde el pasillo conversando. Saludaron cortésmente y se ubicaron. Victoria aprovechó y también se ubicó en uno de los puestos de atrás. Siempre trataba de pasar desapercibida con todos, poco se relacionaba con sus compañeros, pero había alguien que había roto sus muros; esa era Amelia, quien al ingresar corrió y se abalanzó sobre Victoria, besando su frente y reclamándole el no haberle regalado una llamada y contestado sus mensajes.

Victoria solo se ha disculpado, excusándose que no era de usar su teléfono en épocas de vacaciones. Amelia se sentó rápidamente a su lado debido a la mirada amenazante de su maestro. Y disimuladamente preguntó: "Viki, ¿acaso has atrapado a un pez gordo?" Victoria la observó sin entender sus palabras. Entonces, Amelia fue al grano: "Vi que bajaste ayer y hoy de un carro Dodge Challenger Black Ghost, así que no me lo puedes negar".

Victoria le responde sin ninguna expresión: "No conozco de marcas, pero mi tío trabaja para una familia de prestigio y aprovecha para traerme".

Amelia analiza por un momento la situación y al ver el vestuario de Victoria, toma por sentado lo dicho por Victoria.

^^^...tres horas después...^^^

La felicidad no podía ser completa, una clase tan agradable había transcurrido rápidamente. Era hora de un descanso corto para luego ingresar a las clases de prácticas, que si no fueran por aquella maestra, serían agradables. La mente de Victoria se había llenado nuevamente de miles de pensamientos, situaciones o discursos que se podían devenir con aquella mujer si no veía su cartera Chanel. Parecía que el momento de la tormenta no tardaría en iniciar y tendría problemas en aquella área. Era como si aquella mujer se hubiese ensañado con ella y todo por haberla corregido el semestre anterior en una patología incorrecta delante del grupo de clases.

Mientras su mente trataba de conciliar con la realidad y se disponía a salir del salón, su maestro, el señor Tomás, solicitó que Victoria se quedara un momento. Amelia le da un codazo y le pregunta en susurro si también al señor Tomás se lo ha echado de enemigo y le advierte a su amiga: "Viki, debes graduarte, no respondas si te llaman la atención... es mejor agachar la cabeza y aguantar un poco... Te espero en la cafetería".

Victoria ríe en sus pensamientos. Aguantar es precisamente lo que ha estado haciendo desde hace tres años. Al salir, Victoria se acerca a su maestro y pregunta: "¿He hecho algo mal?"

"¿Y por qué piensas, niña, que te he pedido quedarte un momento para regañarte? ¿Acaso crees que soy un viejo inconsciente?", respondió el señor Tomás.

"No, señor", le respondió Victoria.

El señor Tomás pide a Victoria que se siente y le comenta: "Siempre has sido una estudiante destacada, al punto que has avanzado en materias y no te has descuidado en ninguna. Si continúas así, es muy probable que en un año termines tu carrera, pero para ello tendrás que haber realizado este año tus prácticas oficiales. Además de seguir con tu buen rendimiento en las demás asignaturas... Dime, Victoria, ¿crees que serás capaz de sobrellevar semejante carga este año?"

Victoria siente felicidad al saber que lo que consideraba dos años de larga espera podía reducirse a un solo año. Al parecer, sus esfuerzos habían dado frutos. Pero solo recordar los problemas que se le avecinaban con su maestra de práctica, su corazón se desilusionaba. Y a eso se añadía que, para realizar las prácticas antes de tiempo, debía tener una carta de recomendación. Pero ¿de dónde podría sacarla? Su rostro se tornó triste. Su maestro, al notar su desánimo, le preguntó: "¿Qué te preocupa, Victoria?"

Victoria suspira y haciendo una mueca inconsciente responde:"Maestro, ¿de dónde sacaré una carta de recomendación? Y, por otra parte, se ha presentado una situación al finalizar el semestre pasado con la maestra de prácticas y me está haciendo la vida imposible desde el primer día".

Sorprendido, su maestro pero jocoso le dice: "No me digas que te atreviste a corregirla en clase jajajajaj... Tienes agallas. Es una mujer bastante sangrona para ser treintañera... Busca la manera de suplir la situación y, con referente a la carta de recomendación, esa te la daré yo... Así que anímate y llena este formulario y me lo traes. Yo haré el resto. ¿Estás de acuerdo?"

"Sí, señor. No desaprovecharé esta gran oportunidad. Me ha hecho muy feliz hoy cuando pensé que mis días serían negros", contestó Victoria.

Victoria se despide y sale muy feliz hacia la cafetería donde se encuentra Amelia... pero en mitad de camino, ésta viene corriendo como alma que lleva el diablo, gritando su nombre y dejando expectantes a todos.

"¡VICTORIAAAA!....¡VICTORIA…! Te traigo buenas noticias..." Al llegar, frena en seco y casi cae junto a Victoria al suelo. Toma aire por unos segundos y le informa: "He escuchado que la maestra de prácticas, la señorita Maya, ha sido cambiada de departamento en la facultad. Al parecer, no era tan intocable. Ahora han designado a un nuevo maestro. No se sabe cómo es, pero por lo menos ya no tendrás problemas... ¿No estás feliz?"

Victoria no comprendía el giro de los acontecimientos, pero todo lo que le había pasado en este día eran buenas noticias y si el cielo le estaba ayudando, debía aprovechar la oportunidad.

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