—Yoga —dijo Sonia en venganza, sonriéndole por el asombro en su rostro.
Él y su boca traicionera, pero no se detuvo para pedir perdón. Estaba tan prieta que le dolía; todo su cuerpo era suficiente afrodisíaco sin añadir esto. Estaba demasiado loco, debía parar un poco e Ir más despacio. Pero no podía, el cuerpo no le respondía solo quería tomarla como un animal en celo.
Ella lo empujó con sus brazos y lo giró sobre su espalda contra la cama tomándolo desprevenido. A manotazos le sacó las manos que querían atraparla y se dirigió a su premio. Si pensaba que solo él tenía derecho a disfrutar, estaba loco. Ella le enseñaría lo que era chupar.
Lo agarró de sus pelotas presionando con un poco de fuerza para inmovilizarlo y su boca tragó de un solo empuje su miembro hasta el fondo.
—Ah. Mierda, hasta el fondo —dijo jadeando en inglés Steven.
Esto era muy bueno. No sabía por qué era, pero ella estaba matándolo.
Riéndose sobre la gruesa cresta, Sonia lo miró con ojos llenos de lujuria sorbiendo la gota perlada de su deseo; mientras seguía su desquiciadora tortura. Suavemente y sorbiendo lento, volvió a soltarla y degustó lentamente en círculos llevándosela nuevamente a la boca, hasta el fondo donde tocaba su garganta y volvió a soltarla. Le dio pequeños mordiscos a la parte oculta para luego saborear la parte interna del eje y volver a pasar la lengua por esa zona sensible de su roma cresta.
Él siseó de placer cuando la atención fue directamente a sus crestas con fuertes chupadas y azotes de su lengua, y de vuelta se la volvió a tragar hasta el fondo en un ritmo parejo al que igualaba su mano mientras jugaba ahuecando sus ya tensas y calientes pelotas. Su sabor era un afrodisíaco malvado.
—Oh demonios, sí; tómame así… hermosura —dijo agarrándole el pelo, timoneándolo un poco —toda… toda.
Su spanglish hacía a este hombre más adictivo y sensual, pensó Sonia.
Su boca era la mejor que había tenido sobre su hombría y había tenido muchas haciéndole una felación, pero esta no era como las otras, no… era la mismísima maestra de las mismas. Sí, eso era, y si no la sacaba ella iba a lograr exprimirle hasta la última gota de simiente que tenía. Pensó Steven.
Soltó su eje y comenzó nuevamente a degustar sus pelotas lavándolas suavemente, haciéndolo blasfemar por lo malvada que era. Los soltó y volvió a atender su porción de carne subiendo por la parte oculta, lamiendo despacio con movimientos cortitos de su lengua.
Él le agarró del pelo y empujó firmemente hacia atrás. A ella se le ocurrió enseñar sus dientes de gata y suavemente raspó el largo de su miembro con ellos avisándole que no le gustaba, pero la calentaba. Mierda, esto era muy bueno y si no estuviera ya a punto dejaría que se lo hiciera otra vez, le encantaba.
La tomó del cuello, aun con la otra mano en su pelo y presionó obligando a Sonia a abrir la boca. Ella le clavó las uñas en los bíceps mientras él le comía la boca, sintiendo la inseguridad de ella, pero a la vez el calor de la pasión. Muy bueno, demasiado bueno ¿Cómo sería si fuera sumisa? Se preguntó emocionado.
Aflojó su agarre del cuello, pero no así del pelo y no paró de comer su boca con una serie de devoradores de besos. En cambio, bajó su mano y la arrastró hacia su vientre sentándola mientras posicionaba la cabeza de su eje en la húmeda entrada de su secreto, líquidamente ardiente.
—Mierda —dijo él en su deliciosa y carnosa boca —Estás lista y tu placer es mío.
Ella se rio mientras lo besaba. Esa boca era adictiva.
Sin previo aviso, Steven la empaló en un único movimiento, haciendo que gritara su placer.
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Comments
Tere Roque 🇨🇺
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2024-10-26
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