Capítulo 2 parte III

Lo que no le dijo, fue del trabajo de investigación que había hecho sobre ella, gracias a su amigo, por obligación y bajo pena de muerte, el hacker Mercury al que había conocido cuando se metió en sus cuentas bancarias y La Lady le dio caza dándole un ultimátum sobre un acantilado de rocas filosas al fondo: vivir y trabajar para ella en un lugar seguro o morir a manos de CIA, FBI y demás “Gringos”. Por supuesto, él había aceptado la primera opción.

Sabía de Sonia mucho más que ella misma.

—Demasiada gentileza —dijo Sonia desconfiando de esta mujer—. ¿Qué debo hacer para ganarme ese dinero?

—Solo ser mi amiga y distraer a un Gringo y su prole de bastardos llenos de testosterona. —Respondió mientras se llevaba otra vez, el vaso a los labios luego de largar un suspiro tan cansado como los que ella misma largaba cuando se quejaba de la injusticia de su vida.

—Um, ¿una orgía? —Estaba por declinar, ella ya no jugaba en ese terreno.

— ¡No! —Ella gritó, mirándola con algo más que miedo y bajando la voz le dijo —Solo bailar. Calentales el bocho y llévate a la cama al que llaman Clark —dijo mirándola con sus grandes ojos abiertos de par en par, dando énfasis a su contrato.

— ¿Nada más? —preguntó Sonia todavía sin creerlo y dudando mucho de este “negocio redondo”.

Lo que la Flaca no le informó era que el hombre en sí era una promesa andante de placer duro.

—Nada más y por Dios, hazlo gritar —contestó La Flaca finalizando su bebida y suspirando de placer, por el ardiente trago que caló por su garganta preparándola para la muerte cercana que a ella no le causaría placer alguno.

Sonia la observaba y le parecía que la media máscara era despreciable y casi dejando escapar las palabras “con esa máscara la cagó”.

Intentando arreglar lo que casi había dicho, resoplo con:

—Eres despreciable, pero adorable —respondió con una media sonrisa suspirando de alivio al ver que ella no se ofendía.

—Ya lo sabía y me encanta —respondió con una carcajada La Flaca, sabiendo que era por su máscara.

Entre risas y charlas, La Flaca y Sonia salieron del bar camino al centro de la ciudad de Puerto Iguazú, Misiones para buscar un “atuendo indicado para la ocasión”.

Esa la noche llegaron en una 4x4 último modelo, nada extraño en la zona, ya que muchos chacareros cambian sus camionetas por el uso, entraron en una de las peñas que hay en la ciudad y se pusieron a bailar al ritmo del pagode, cumbia argentina, algún chámame, polka y samba brasilera.

Sin embargo, lo que La Flaca buscaba, lo que encontró primero Sonia, y era el sueño de cualquier princesa. Ella y el Gringo charlaban y él estaba en el papel de gran conquistador y la bestia a su vez. Al hijo de puta, aun así, el guion le quedaba lindo. La Flaca seguía sosteniendo que era todo un modelito GQ.