“Esto no estaba nada bien: él en Atlanta, Estados Unidos, ella quién sabe en qué lugar de la Argentina”.
La rabia bullía en el aire alrededor de él y era palpable en su cara. Y ambos hombres él tenía el mismo pensamiento, solo que uno de ellos hoy saldría con mentiras verdaderas y respuestas que le podrían llegar a costar su vida. La ley y la trampa de la vida le harían un profundo surco a partir de hoy.
—En que parte de la historia me perdí, “Gringo” —dijo en inglés, Joshua Stanton, arrastrando la i, con sus manos a la altura del pecho, cruzando sus dedos.
Su aire de playboy con aire de “mala fama”, perfectamente diseñado para la nueva misión en la que se enfrascó por verla de cerca, aunque sea “un ratito no’ má”, y lo hacían un galán de videoclip. Su look de gánster, pero caro y chic, como los cantes de moda, que cantan con ese ritmo nuevo llamado reggaetón.
Hoy vestía unos pantalones de jeans negros, una camisa blanca de diseñador, un reloj de oro y cadenas; pero lo que más contrastaba era las dos cosas que menos debería tener, un pañuelo Bulgari que fue diseñado especialmente para él, al igual que la hebilla. .de su cinturón que era de plata y tenía el símbolo de Lady River y que ella portara en su cuerpo, algo que él no había permitido que le cambiaran en su look.
Steven miró a Joshua y observó que estaba haciendo su típica mirada de “habla o eres hombre muerto antes de lo previsto”.
—La única que usa esa mirada conmigo es La Flaca, no tú.–Lo fulminó con la mirada respondiendo en español, aunque continuó en inglés—.Y tampoco vengas a amenazarme. Hice lo que se me ordenó. Y tú eres parte responsable.–Aunque indirectamente, omitió decir.
—Preguntó, ¿en qué parte de la historia me perdí?–contestó Joshua. Esta situación no le gustaba nada. Algo que él desconocía se estaba gestando o ya estaba en marcha.
Sin prestar atención a la pregunta Steven anunció:
—En cuanto sepa que alejó a mis ahijados de la mano muerta de tu abuelo, te avisaré. Pero que no te quepa la menor duda, Joshua, que te arrancan el corazón si algo les pasa a niños esos. Son mi alegría y la de mi esposa. No voy a permitir que ni tú, ni tu mierda de familia les hagan algo. La Flaca es otro asunto.
—Última vez Steven, ¿en qué parte de la historia me perdí?–se enderezó, y apoyándose sobre sus nudillos, puso sus manos en puños sobre el antiguo escritorio de nogal, haciendo gala de su metro noventa y cinco y de sus 120 kilos de músculos trabajados al punto del acero y con la locura contenida a su favor.
Steven bajó la cabeza como si le pesase y con dolor por haberle mentido. Miró a Joshua entonces, pidiéndole disculpas. Mierda esto era el infierno, se dijo Steven, era hora de contar una pequeña historia…
—Ah sí, se me olvidaba que no estabas al tanto de esta mierda. —Por Dios que el estómago se le estrujó al saber que, lo que contaría, haría mucho mal —La cuestión es que tu abuelo quiso agrandar aún más su obscena fortuna y estuvo un poco lento en el tema, ya que tu madre no se moría tan rápidamente como él creía que debería.
Le dio la espalda. Levantándose del sillón caminó hacia uno de los ventanales, miró hacia el sur y siguió hablando, no podía mirar a su amigo después de esa frase tan horrible pero cierta.
—Según dijo, tenía muchas molestias por su poca colaboración para morir y lograr engrandecer aún más el apellido Stanton. Él quería que tu padre se casara con una joven heredera millonaria, una puta avariciosa y desenfrenada igual que ellos dos juntos. Es más, soy testigo directo de algunas de sus fiestas privadas y muy recientes.
El atroz comentario estaba hecho y ahora era el momento de enfrentar al Alpha, se dijo para sí mismo.
Con la mirada asesina y llena de asco de Joshua, fue con lo que Steven se encontró al darse vuelta nuevamente hacia él. Aunque estaba nuevamente sentado, con su pierna derecha cruzada sobre su izquierda y su cuerpo en pose relajada, aparentaba una tranquilidad que Steven sabía, que no tenía. Su furia estaba contenida y eso lo hacía aún más peligroso.
— ¿Cuál, era, mi, juego, en, esto?–Joshua remarcó cada una de las palabras porque estaba a punto de romperle la cara a golpes si no comenzaba a hablar.
Con un amargo suspiro la charla continuó hasta que todo, todo quedó en claro y parte la conciencia de Steven quedó en paz, pero el celular en el escritorio le hacía recordar cómo había conocido a La Flaca; cómo forjó su cariño y no su odio por una mujer que, supuestamente, era débil, ya que era una niña cuando la conoció. Era apenas un soldado recién entrenado, cuando el informe oficial emitido por la SIDE (1) sobre su situación, llegó a sus manos, dijo que quería ingresar como aspirante en la ESSC (2) aunque por un inconveniente jamás lo logró. Él se sintió orgulloso de aquel intento, aunque algo le decía que por su otra cara, ella no había tenido esa oportunidad.
Tantos recuerdos… pero el más importante, el más influyente en esta hermandad de razas, era cómo consiguió a la mujer que lo acompañaría en su vida, gracias a ella.
Más tarde, luego de que Joshua saliera por la gran puerta de Nogal, Sonia entró en la oficina viendo la mirada perdida en algún recuerdo de su marido. Entendía lo que le pasaba a su corazón cada vez que Joshua traspasaba por el umbral de la puerta principal, a ella le pasaba lo mismo cada vez que recordaba la mirada de La Flaca cuando alguien le mentía, y en este caso ella era la mentirosa y el infierno se desataría en cuanto se enterara de la verdad.
Tocando su espalda, pasó sus delgados, pero no menos fuertes brazos, por debajo de los suyos cerrando sus manos en su amplio pecho, abrazándolo y besando su columna haciendo suspirar, le dejó saber que junto a su abrazo y ese tierno par de besos en su cuerpo, intentaba poner un bálsamo para el dolor y la frustración.
Dándose vuelta y con sus enormes brazos, la abrazó junto a él, queriendo que se pegara a su cuerpo más de lo que ya estaban unidos.
Algo hizo que el Gringo saltara hacia atrás y dejara un espacio entre ellos.
— ¿Por qué me soltás?–preguntó desconcertada y asombrada, dejando sus brazos abiertos.
— ¿Por qué me pateas?–preguntó él con asombro por la sensación y cruzando sus brazos a la altura del pecho para darse cuenta por ofendido, aunque su sonrisa lo delataba.
—Yo no te pateé —dijo Sonia entornando sus ojos con una falsa cara de enojada y en español.
—No hablaba contigo —dijo El Gringo, señalando la redondeada panza de seis meses de su mujer —Le hablaba a él/ella, aunque preferiría un “ella” —respondió en el mismo idioma.
—Claro, todos siempre piden la “nena” y después se cuelgan del techo cuando la nena es grande, libre, linda e independiente; y la quieren meter en una caja fuerte —dijo enfatizando la Linda y resoplandando con sorna y mucha alegría. Esta indiecita lo iba a sacar de las casillas.
—Ah, pero tú mi dulce Sonia, vas a hacer tu mejor esfuerzo y no la vas a hacer tan… Y después de todo ¿por qué Linda?–eso no le gusto, ¿ese era un indicio de qué?
—Porque así se llama, Âbi Linda Malone Stone.(3)
— ¿perdóname…?— dijo en inglés mientras su pensamiento decía: “a la mierda, y yo había comprado una camiseta de fútbol americano de los Atlanta Falcons”. Era su equipo favorito.
—Sip. —Dándole risa la cara de su esposo, ella guardaba unos escarpines y zapatillitas de danza.
—Heeee —dijo palideciendo Steven
—Sip —En verdad lo sorprendí, pensó Sonia contestándole de nuevo cortito y sencillo.
—Mi Dios —Steven levantó su vista al techo.
Diciendo eso, con una sonrisa de lado a lado, tomó a su esposa alzándola y haciendo que su cara quedara a la altura de su boca, besándola con una pasión y agradecimiento por la hermosa familia que tenían y que se agrandaba.
Nota de la Autora
S.I.D.E.: Es la Secretaría de Inteligencia (SI), más conocida por su nombre anterior. La Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) fue el mayor servicio de inteligencia de la República Argentina entre 1946 y 2015. También se dirigió al Sistema de Inteligencia Nacional. Fue a su vez dirigido por el Secretario de Inteligencia, quien era un miembro especial del Gabinete de Ministros de la Presidencia de la Nación Argentina, al cual la organización estaba subordinada.
ESSC: La Escuela de Suboficiales Sargento Cabral, tuvo sus orígenes en el reclutamiento de suboficiales llamado de Clases hasta 1916. En dicho año pasó a denominarse Escuela de Suboficiales. En marzo de 1933 pasó a llamarse, Escuela de Suboficiales “Sargento Cabral”, en homenaje a ese soldado que supo ser fiel a su juramento de entregar su vida en el cumplimiento del deber, ejemplo supremo de desprendimiento, coraje y nobleza. En 1950 se le asigna un nuevo cuartel dentro de Campo de Mayo, donde funciona en la actualidad la Escuela de las Armas. Posteriormente y después de algunas modificaciones a los cursantes que egresaban, no solo se le otorgaba el grado de Cabo Primero de las armas, sino que también el título de Instructor Auxiliar con orientación docente, y título secundario equivalente al Bachillerato Nacional.
Âbi: Nombre Persa que significa “Luna”. Más adelante entenderán el porqué de ese nombre.
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Comments
Ꭿ𐒄ᎯᎿᎥᎦᎿᎯ☙
pobre 🤣🤣🤣
2024-06-30
1
Iris Analia Martínez
Hola gente como andan. Por favor necesito que me apoyen conla novela, se que el principio es un poco pesado, pero es porque explica la vida de mí asesina y de los personajes. Manden sus regalitos, me gusta y comentarios para mejorar mis novelas y seguir caminando junto a Sonia y Steven por esta novela.
2023-04-16
3
Elizabeth Sánchez Herrera
más ➕ capítulos
2023-03-29
1