¿Está desaparecida?

Capítulo 16

Mientras tanto, Momo seguía con los ojos cerrados y medio dormitando en el coche que se deslizaba por la ciudad suavemente. Ni siquiera se dio cuenta de que en un momento se detuvieron. El vehículo y sus pasajeros, en medio de un hangar, se dispusieron a esperar un rato en lo que preparaban el avión privado de Nethal. Sabía que los chicos estaban a punto de llegar también, por el mensaje que le envió el señor Jones. 

Habían salido de la exposición de lujo apenas media hora después que ellos, y eso porque debieron cumplir con algunas formalidades antes de despedirse. El sitio había quedado revolucionado después de la marcha de Momo y Nethal, pero después le contarían todo lo que pasó, le dijo el manager alegremente.

“Nada grave”, le confirmó, “pero mejor que la señorita Momo sea puesta a salvo de habladurías y ya veremos como solucionar todo para ponerlo a su favor, con el equipo de relaciones públicas”. 

Eso lo decidió a sacarla directamente de la ciudad en avión. Además de eso sabía por sus informantes que su exnovio la esperaba en la que era su casa y no quería de ninguna manera que ese tipo se le volviera a acercar y menos después de lo que vio en las imágenes. Claramente, ese tipo era un maltratador en potencia y él no iba a permitir que su flor de melocotón sufriera ni un rasguño a manos de nadie. 

La rubia pagaría por lo que le hizo, se prometió. Y ese horripilante hombre, también. Ya estaba calculando cómo podría acabar con él por haberla insultado en público. El no era un hombre agresivo, por lo común. Pero no era un pelele ni permitiría que nadie dañara a su mujer. 

La miraba dormir y sus ojos se llenaron de ternura. Era escurridiza la maldita, pensó, y por eso a partir de ese día la tendría siempre controlada, al menos hasta que se quedara a su lado por propia voluntad. “¿Y si nunca quisiera quedarse?”, se preguntó. No quería ni pensarlo, porque entonces él simplemente moriría. 

La limusina gigante que llegó media hora después, fue la que llevó a todo el grupo y al manager hasta el sitio donde estaban. Ya reunidos se dispusieron a subir al avión que los llevaría de vuelta. Daba pena despertar a Momo que parecía haber caído como una piedra en su sueño, seguramente debido al estrés que pasó en la fiesta.

Nethal la cargó suavemente ayudado por uno de los guarura, y ni tan siquiera abrió los ojos así que él la depositó en la cama de su habitación dentro del aparato. Había varias estancias, debido al gran tamaño de la aeronave. El chico se recostó al lado de la mujer, con mucho cuidado. Sin querer, se durmió.

......................

Len Dorcas había pasado casi toda la noche en vela. Esperó a Momo sentado en su apartamento y atento a cualquier ruido del exterior. Había estado preparando un buen discurso para convencerla de seguir juntos y estaba casi seguro de que ella lo perdonaría. Pero las horas pasaron y la mujer no se presentó para disgusto del exnovio, que estaba pensando con quien pasaría la noche.

Quizá era ella más casquivana de lo que había querido parecer, porque estaba claro que la noche la estaba pasando fuera y con otro hombre probablemente. El cantante de Kyō Tō parecía tener mucho interés en ella, en vista de cómo la había cuidado y defendido. Esto cada vez le gustaba menos. Pensando en que a lo mejor le estaba poniendo los cuernos, el hombre empezó a acumular rabia dentro de él y ahora la esperaba, no ya para reconciliarse, sino para darle una lección si es que acaso se había atrevido a traicionarlo.

En un momento dado, debido al cansancio perdió la consciencia y se quedó dormido sobre el sofá. Por la mañana cuando se levantó, le dolían la espalda y el cuello por la incomodidad. Fue a la habitación de su novia a comprobar que efectivamente no había regresado y empezó a preocuparse. ¿Y si en realidad le había sucedido algo?.

Momo era una mujer sencilla en sus hábitos y le gustaba pasar tiempo en su casa. Cuidaba cada detalle de su apartamento y se esmeraba mucho por crear un bonito ambiente en el que vivir, de hecho, Len venía muy a menudo a dormir y a quedarse con ella porque era más agradable estar allí que en su propio aparentemente, menos cálido y hogareño que el de la chica. Quizá se había equivocado y ella no estaba con aquel hombre por gusto, o quizá la había dejado en algún sitio y ella no consiguió volver a casa.

No lo sabía, pero como trataba de llamar y su teléfono le enviaba al buzón y tampoco recibía mensajes, cabía la posibilidad de que algo le hubiera pasado. Cogió algunas de sus prendas del armario que compartía con ella y se duchó para estar presentable. Desde ahí, marchó directo a la comisaría más cercana a poner una denuncia por desaparición.

Al principio, los policías lo miraron con sorpresa, puesto que muchos ya sabían lo que había pasado en la gala. Estaba en todas la prensa y por todo internet corría el escandaloso cotilleo. Pero, por otra parte, podía ser que la mujer hubiera desaparecido y el único que se preocupaba era este hombre, pues según contó, ella no tenía a nadie, no tenía familia y era muy anormal que ella no regresara a su propio apartamento. Nadie sabía nada de ella desde el día anterior. Ni sus amigos, ni conocidos, ni tampoco había ido al trabajo. 

¿Y si se hubiera suicidado por lo ocurrido? ¿O si alguien le había hecho daño?. Tenían que esperar algunas horas para que pasaran las 24 horas requeridas antes de activar los protocolos en los casos de desapariciones. Pero ya estaban alertados y empezarían las pesquisas cuanto antes, le aseguraron al hombre. Este asintió, no muy conforme, pero se dispuso a marcharse. Justo cuando salía por la puerta alguien lo alcanzó y lo llamó por su nombre.

—¡Señor Dorcas! —le gritaron. Él se detuvo y giró para mirar al hombre que corría tras él.

—¿Necesita algo más para la denuncia? —preguntó intrigado.

—¡No!. Venía más bien a avisarle. Ya hemos conseguido hablar con la señorita y está perfectamente bien. Al parecer, se marchó con el grupo Kyō Tō a Ciudad S, así que no hay de qué preocuparse. Es una mujer con suerte —aseguró el policía impresionado. No cualquiera tenía esa clase de amistades, pensó. Se fue, dejando allí al otro, con la mirada oscura y pensamientos sombríos. 

Quizá debía ir también hasta allí a hablar con ella en persona. No iba a esperar sin más, desde luego. Definitivamente, quería saber cuál era la relación de su novia con esa gente y especialmente con el cantante. Y tendría que volver con él así fuera a rastras. Salió del recinto y se subió al coche. Iría a su apartamento a preparar el viaje sin más dilación.

......................

—Dígame —contestó Momo al teléfono. 

No sabía donde se encontraba, pero   estaba adormilada y su móvil sonando sin parar. Era del trabajo preguntando si se iba a presentar allí ese día. La secretaria de presidencia estaba al tanto de lo que había sucedido la noche anterior y sus jefes estaban preguntando por ella. No sonaba nada bien.

—No, me voy a tomar unos días. Por razones obvias —le dijo—. Por favor, comunícalo al departamento de recursos humanos, Sandra.

—¿Estás bien? —la mujer le preguntaba a título personal, pues la chica y ella habían hecho buenas migas en el tiempo que llevaba trabajando para esa agencia.

—Supongo —contestó vagamente. 

Se despidió de ella, prometiendo llamarla en otro momento y contarle todo y, ahora sí, se detuvo a observar donde estaba. Una habitación no muy grande y blanca y con aire metálico, pues al parecer se encontraba dentro de un avión. Como había llegado hasta allí era un misterio, pero imaginaba que Nethal la había traído.

No sabía si enfadarse o darle las gracias por eso. Se levantó despacio y se llevó las manos a la cabeza que le dolía bastante. Aún llevaba puesta su ropa interior, pero alguien le había puesto una camiseta grande, de hombre, y ese fue su pijama. En la mesilla tenía un botellín de agua y bebió. 

Era hora de levantarse y curiosear el exterior. El avión no se movía ni estaba en el aire y no sabía si habían despegado o si habían llegado a destino. Se sorprendió al salir y ver al final del pasillo en una sala enorme a todo el grupo Kyō Tō y al manager. Estaban desayunando servidos por dos asistentes de vuelo y hablando de todo un poco, cuando la vieron. Fue muy gracioso que la recibieran a los gritos y silbando, cosa que la hizo avergonzar un poco. 

—Princesa, por fin despiertas —le decían.

—Siéntate. Estamos muy orgullosos de ti —dijo Kami y se levantó para acompañarla, mientras Nethal le hacía sitio y daba palmaditas en el asiento a su lado.

—Queremos saberlo todo, nena. El bochinche completo —se reían.

—¿Quién era el perro infiel, ese con el que estabas? —preguntó Amos, otro de los integrantes, el que tocaba el bajo.

—De verdad que estamos tremendamente impresionados contigo. ¡Eres una verdadera reinona!. Que digo, eres la puta ama —todos en la mesa soltaban carcajadas, a cuál más fuerte, recordando su striptease en medio de toda aquella gente y su alegato final.

La remedaban y todos hacían imitación de sus palabras, compitiendo.

—¡El barato eres tú! —coreaban.

—Se me ocurre que como título de una canción no está nada mal ¿Que creen?.

—Buena idea, seguramente un éxito —confirmó el manager, sonriendo.

No dejaban de charlar en voz alta, sonsacando todos los detalles escabrosos del tal Len y su relación con Momo. Ella, que no está acostumbrada a tanta fiscalización, contestaba sumisa pero también un poco agobiada. La familiaridad con que la trataban le parecía excesiva, pero, ¿qué podía hacer?.

Así eran ellos. Descarados, irreverentes, risueños. El más tranquilo era Nethal que se mantenía callado, y se limitaba a darle de comer a su chica, poniendo cosas en su plato y cortando trozos para ella. La mirada la tenía brillante, pues estando Momo ahí, sentía que la familia estaba al completo. Todos lo entendían así, pues lo conocían bien y sabían de su soledad. El señor Jones pidió un poco de silencio.

—Señorita Momo, queda claro que estamos felices de tenerla con nosotros. Debe saber que llevamos varios años buscándola. —Momo se sorprendió—. Hay algo de lo que queríamos hablar con usted y este es el momento apropiado.

Lo decía con tanta seriedad que la chica detuvo el tenedor en el aire y luego lo soltó sobre la mesa, esperando lo siguiente. Todos ellos la miraban ahora en silencio pero con una especie de emoción en las caras. 

—Queremos que trabaje con nosotros. En el equipo. Queremos que forme parte del staff de Kyō Tō. ¿Qué me dice?.

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Comments

Ruth Cuéllar

Ruth Cuéllar

¡Wow! Que giro. Momo trabajando con Kyo to

2024-02-12

0

Elvira Fretes

Elvira Fretes

jajja Momo de estar en el arte ahora de un grupo de rock metal, jajja, aunque Momo está muy lejos de eso😂

2023-07-08

1

Sandra Bertinelli

Sandra Bertinelli

como siempre autora su novela es excelente!!!! por favor no deje nunca de escribir. 💜

2023-07-01

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