Hubiera sido bonito...

Capítulo 15

Hubiera sido bonito salir así de digna. 

Desde luego, su interpretación de mujer íntegra y orgullosa había sido magnífica para todos los que la observaron poniendo en su sitio al despechado de su exnovio infiel. Aparte de quedarse babeando por su cuerpo de infarto con aquella prenda de encaje que resultaba más sensual y sexy que si se hubiese desnudado completamente. Aparte todo el mundo reconoció la marca de lujo y lo exclusivo del body enterizo que lucía. Fue uno de esos momentos de la vida, perfecto.

Y entonces todo se jodió.

Una tipa rubia que salió de no se sabe donde se lanzó hacia ella gritando y arrancándole el abrigo que la cubría al tiempo que le tiraba del pelo con tan mala suerte que la hizo caer. Se hizo daño en las rodillas y las manos y además no conseguía quitarse a aquella loca de encima.

La mujer le gritaba que quien se creía que era ella para tratar así a su hombre, además de adjudicarle varios improperios que nunca deberían salir de la boca de una señorita bien. Cuando decía su hombre, evidentemente estaba hablando de Len. ¿Acaso esa tipa no sabía que ella era la novia oficial?.

Len moría de vergüenza y Nethal trataba de sujetar a la agresora sin conseguirlo hasta que los guardaespaldas la agarraron sin contemplaciones y la sacaron fuera del recinto lanzándola sin piedad a la calle. Nethal volvió a envolver a Momo con el abrigo y Len trataba de acercarse diciéndole que no le dejara así y que debían hablar. 

Ella lo miró con odio. Toda la prensa presente en el evento había sacado fotos de todo y si bien el acto de devolverle sus cosas en público fue retratado alegremente, pues los reporteros ya hacían reseña del escándalo, lo que sucedió después se convertiría en una bomba mediática sobre todo porque la mujer parecía tener alguna relación íntima con los miembros del grupo del momento y especialmente con su líder.

De pronto aquella aburrida gala de exhibición de obras de arte, se había convertido en lo mejor del año en cuanto al punto de vista de la prensa rosa.  Momo se levantó como pudo y le propinó tremenda cachetada al botarate de su ex y fue Nethal el que tuvo que sacarla de allí agarrándola por la cintura mientras ella despotricaba de él, acusándolo de sinvergüenza y el otro la perseguía pidiendo perdón. 

—Déjame explicarte, Momo, no me dejes así —rogó—. Yo te amo a ti, esa mujer no es nada. ¡Dame una oportunidad! —gritaba. Pero Momo no le daba ni la hora. El tipo corría detrás de ella. Los guardaespaldas de Nethal no lo dejan ni acercar y la protegen a muerte.

—Eso explícaselo a esa, ¡desgraciado! —señalaba a la desharrapada que aún permanecía fuera gritando indignada—.  No te quiero ver más, así que no te acerques a mí de nuevo o te juro que acabas mal —la cara de la mujer daba miedo. 

—Cariño, ya no te enojes más, ¿sí?. Ese hombre no te merece —le susurraba Nethal, sacándola de allí y buscando la limusina. Pero ella no escuchaba nada. Estaba en otra dimensión. 

Por fin logró meterla en el coche y el chofer no esperó ni la orden y ya estaba en marcha, alejándose a toda velocidad de la prensa y todo el guirigay que se montó en dos minutos. Nethal contestó a la llamada del señor Jones.

—¿Todo bien, muchacho? —se interesó.

—Todo bien, señor Jones —se reía—. El paquete está a buen recaudo —dijo, refiriéndose a Momo. Ella lo miró con cara agria.

—¿Dónde vas a llevarla?. No la pierdas de vista esta vez —le recomendó. 

—No hay cuidado. La llevo a casa.

Momo se quedó más tranquila al escucharlo, sin saber que él no se refería en absoluto a llevarla a su casa. Quería decir que la llevaría con él a su propia mansión en la ciudad S. La chica ignora muchas cosas, de hecho. Ella era lo más preciado de Nethal, que la ama, y ahora de Kyō Tō y del señor Jones, también. 

La habían escogido como musa y lo que pretendían era convertirla en la joya de la corona del equipo. Tal era la importancia que tenía para todos ellos, pues nadie en el mundillo de los que se dedican a crear algún tipo de arte, desconoce que, de vez en cuando, aparece en la vida de un creador alguien que se convertirá en la fuente de su inspiración, aun si no hay razones que fundamenten demasiado ese suceso. 

Y así como, según la mitología griega, las musas descendían a la tierra para susurrar ideas a los mortales para despertar la creatividad, hay humanos que poseen la capacidad de encender en un artista ese interruptor maravilloso que da como resultado obras hermosas y trascendentes, de quien tiene la suerte de encontrar su criatura mítica aquí en la tierra. 

Para Nethal, esa persona era Momo. Lo fue desde el día en que rodó hasta sus pies y él improvisó una canción de amor sobre el escenario, que no supo de dónde venía. Ahora reconocía que había venido desde ella directamente. Era su idea y nadie lo podía hacer cambiar de opinión con respecto a eso. Y luego, cuando la volvió a encontrar y estuvo en su casa, de inmediato en apenas unas semanas surgió un disco completo. Eso le demostró a todos la certeza de lo que el artista ya les había sugerido alguna vez. Que Momo era importante para él y que la necesitaba. 

Era una realidad. Esa realidad, ella no la conocía aún. Pero lo iba a descubrir bien pronto. Sobre todo porque el cantante no la llevó a su apartamento y ni siquiera se interesó por preguntarle la dirección. Momosuke fue recostada en la ventanilla todo el camino, con la cabeza dando vueltas a lo que había pasado en la gala. Estaba acabada como marchante de arte.

De ahí en adelante nadie querría contratarla después de tremendo espectáculo. Todo por culpa de aquel infeliz y traidor de Len. Ahora se arrepentía de haberle dado una oportunidad sabiendo que era un mujeriego y se daba cuenta de que alguien así no cambiaría nunca. Ahí tenía la prueba. 

Nethal, a su lado, la contemplaba sin hablar. Tendrían tiempo al llegar, de ponerse al día y de momento le bastaba con saber que estaba a su lado. Estaba tan feliz de verla que casi podría decirse que flotaba. Su corazón por fin volvía a latir después de años de estar en encefalograma plano. Esa mujer, era su mujer. Por siempre. 

......................

Len se marchó de la fiesta después de que la limusina que llevaba a su novia, desapareció calle abajo. No tenía idea de adónde la llevaban ni qué relación la unía con ese hombre al que él había estado esperando toda la noche. Maldecía el hecho de que si se hubiese presentado antes, él no se habría marchado con la rubia oxigenada y nada de esto habría sucedido.

No sabía qué hacer para arreglarlo. No quería dejar a su chica, él era feliz con ella. Tendría que entender que Len tenía sus necesidades y que aunque con ella tenía buen sexo, el necesitaba la variedad en su vida. Había sido siempre así y no podía cambiar de la noche a la mañana aunque lo internó por ella si le daba oportunidad de volver. 

Eso en caso de que Momo no pudiese aceptarlo como era, completamente. Se pasó la mano por el pelo. De momento, no podía pensar, sino en cómo arreglarlo con ella. Después hablarían sobre cómo llevar la relación. Una relación abierta sería ideal para él. Aparte de no querer separarse, también le interesaba que ella le facilitara el camino hasta la estrella de la música.

Ya le explicaría qué demonios hacía ella con ese hombre y porque se tomaba tantas libertades con su novia. Sí, seguía siendo su novia porque él no estaba dispuesto a renunciar a ella. El era Len Dorcas, reconocido a nivel mundial por su trabajo, y si sabía lo que le convenía Momo estaría a su lado o se vería reducida a la nada en el mundo de los marchantes de arte. Mientras se dirigía a su coche, aquella estúpida mujer que agredió a Momo se puso en su camino.

—Amor, le di una lección a esa estúpida. No sé quién se cree que es para… —Len le dio una torta que la dejó con la cara hinchada y la mujer pegó un grito de dolor.

—¿Quién demonios piensas tú que eres para mí, zorra? —le lanzó a la cara. Todo había sido por culpa de esta mujer. Si no lo hubiera tentado para empezar, Len no se habría buscado problemas con la mujer que quería.

—Pero, Len. Creía que nosotros teníamos algo…

—Nosotros no tenemos nada, maldita idiota. ¡Solo eres un polvo!. ¡Ubícate! —la humilló—. Mejor dicho, eras un polvo. Vete a buscar a tu próximo hombre para que te folle como la puta que eres, pues es lo único para lo que sirves. 

Y la dejó allí tirada, sin querer verla más. Ya se encargaría de que la despidieran de la galería para no tener que lidiar con ella y su estúpida cara, jamás. La mujer quedó atrás, llorando, pero el hombre no tenía ni la más mínima compasión. Y ese era Len Dorcas, que aunque siempre cuidaba su imagen de caballero, elegante y cortés, frente a sus clientes, en realidad podía ser agresivo y violento como había quedado demostrado en ese momento.

La chica no merecía esa violencia, y en realidad él sabía perfectamente que ella no era la culpable de nada, pues era él mismo quien tenía un compromiso que respetar. Simplemente, debió decir que no a la chica cuando intento algo. Pero tenía que descargar su frustración con alguien y ella era la víctima perfecta en ese momento. Cómo rubia que era y haciendo honor a la fama, no tenía más luces, pensó con desprecio. 

Se dirigió al departamento de Momo a esperarla dentro. Cuando la viera tendría que darle muchas explicaciones, pero eso sería después de conseguir que le perdonara por esta tontería con esa amante ocasional. De todos modos, no se iría de su vida, sin importar lo que ella dijera. Nadie lo había abandonado jamás y no iba a empezar esa mujer ahora. Si era necesario le haría chantaje. Ella no sabía que él tenía algunos ases bajo la manga. 

Mientras el tipo se marchaba buscando su transporte, alguien en la oscuridad estaba siguiendo todos sus movimientos y grabando la escena con la chica, en la calle. El tal Len creía que nadie lo estaba viendo cuando la maltrató. No sabía que en todos lados hay ojos, y que él se había convertido en objeto del interés de alguien. El hombre en la oscuridad hizo señas a un compañero para que se acercara con el coche. Tenían que seguirlo y saber cuál sería su próximo movimiento.

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Comments

Elvira Fretes

Elvira Fretes

vaya Len si que sos horrible, pero Momo ahora tiene quien lo proteja, aunque ella no lo necesita, pero aveces es bueno tener un protector por si las cosas se vuelven muy feas 🤷🏻‍♀️

2023-07-08

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