Ares

Juré que mataría a cada uno de los 10 reyes que firmaron la alianza, ellos me arrebataron a la única hermana que me quedaba, yo en realidad amaba a Verónica, ella me mantenía tranquilo sereno, me ayudaba a controlar las ganas de asesinar a todo el mundo, pero al no estar, ya nada me importaba.

Comencé mi cacería, uno a uno los reyes iban cayendo a mis pies, me apoderé de sus reinos, hice crecer a Dinamo, me enteré que los emperadores de Zenda estaban apoyando al maldito de Armando, así que en mi lista de destruccion estaba este reino.

Prepare mis hombres para él ataque a Falls, todo iba perfecto, mis espías me informaron que los Zenda estaban presente, la verdad esa información llego muy tarde, ya te había visto ahí toda imponente.

Al verte de frente quede hechizado, jamás imaginé que una mujer tan hermosa estuviera dispuesta a morir en batalla. Descubrí que eras la nueva emperatriz, supuse que solo eras una niña mimada y malcriada.

Al comenzar el ataque vi que tu familia era muy poderosa, habían historias, la que más resonaba era el tema de la inmortalidad, tantos años y ustedes seguían vivos.

Cuando te enfrentaste a mi, no daba crédito a la magnánima mujer que me enfrentaba, tu aroma me distrajo por solo un segundo, pero ese segundo bastó para que me atacaras. Sentí el filó de tu espada en mi cuerpo. Fuiste muy ágil, me neutralizaste. Cuando te recostaste sobre mi, por un momento la maldad salió de mi cuerpo, vi tu alma atraves de tus ojos, Con el último aliento que tenía dije tu nombre, quería recordar la mujer que me hizo perder la cabeza.

Al despertar me encontré con la noticia desgarradora, me dejaste vivo pero muy mal herido, los médicos y hechiceros del reino trataron de curarme, pero vaya que fuiste muy astuta, dejaste esa piedra muy bien escondida.

Te maldije una y otra vez, jure que si me levantaba de esa cama te destruiría, ya no era solo una venganza por ser un reino aliado y proctector de los 10 malnacidos reyes, ahora había algo personal, pero el destino tenía otra cosa preparado.

El día que llegaste a mi palacio yo estaba muy débil, el hombre que viste era el gran Zeus, ese día me contó por los dioses me habian elegido, miles de recuerdos llegaron a mi, el dolor fue tan fuerte que sentí morir, toda mi vida estuve en negación, pero ya sabía quien era, mejor dicho quien era mi verdadero yo, pero el hombre al verme en mi estado, me dijo que estaban defraudados, de nuevo no era digno de ser su hijo. Por segunda vez estaba siendo derrotado por mi verdadero padre.

“Los dioses eligen un cuerpo cada mil años para ser su reencarnación, no estaba en sus planes que yo volviera a la vida, estaba confinado en la oscuridad, se me permitió salir solo por que la maldad estaba desbordada en este mundo, yo vendría a limpiar y poner una balanza. El cuerpo elegido debía ser mi hermano Roberto, era el mayor y el mejor emperador que existía, poseía la maldad en el corazón, pero no se le concedió ser dios, mi madre antes de morir, en su lecho de muerte suplico que su hijo pudiera cobrar venganza, ella entregaría su alma a cambio de una consideración conmigo. Fue así que los dioses me dieron el alma del dios del caos”

Siempre he sido Ares, ese es mi verdadero yo, solo que lo descubrí, con la nada emocionante visita de mi padre, trate de alejarte mostrando una parte horrible de mi, pensé que tendrías miedo, te habías casado con un dios cruel, me dije que quizás acabarías con el matrimonio, pero en cambio descubrí que querías sacarlo de mi cuerpo, nunca me reclamaste ni me preguntaste, sabía tu intención. Me querías liberar, te vigilé, siempre estaba observando tu actuar, eres una mujer justa, honorable, cada noche tenerte tan cerca en la cama me intranquilizaba, tu no me ayudabas mucho ya que dormías abrazándome, muchas veces me desperté con tus piernas sobre mi cintura, siempre te corria, para que cuando abrieras los ojos no estuvieras cerca a mi.

El día de la boda, el único pensamiento que tenía era que al ser el Emperador de Zenda fácilmente podía utilizar el poder que me dabas y quedarme con todo. Pero mis pensamientos se borraron cuando te vi en el altar, estabas tan hermosa, tu cuerpo era una divinidad, el vestido que utilizaste me hizo desearte. Ese día conocí que son los celos, sentía que todos te veían, que te querían comer con la mirada, me llene de rabia. Me odie a mi mismo, la idea de quedarme con Zenda estaba pasando a segundo plano, ahora mi deseo era poseerte.

La supuesta noche de bodas te vi desnuda, al llegar a la habitación te fuiste a quitar el vestido, desde donde yo estaba ubicado vi el reflejo tuyo al espejo. Hubiera dado mi vida por que esa noche fuera como de una pareja normal. Era imposible, yo era un minusválido y tú fuiste la que me lo causo.

Saliste de la habitación y me dejaste con María, en el mismo momento que tú saliste yo la despache, la mujer que deseaba estaba afuera por eso fui a buscarte. Los guardias me informaron que estabas en el lago, así que fui por ti, al principio me dije que estaría viéndote de lejos, pero al ver tu ropa en el suelo, entendí que estabas completamente desnuda, ya no te vería atraves de un espejo, ahora tu cuerpo estaría delante de mi.

Te vi salir del agua, lo hiciste tan lento que sentí que el mundo se paralizó, el reflejo del espejo se quedaba corto ante tu belleza. Tomaste tu ropa y te marchaste, yo te seguí, ese día entendí que no quería estar lejos de ti ni un solo día.

Nuestros días se hicieron más amenos, te hablaba y me respondías, sabia que preguntaba más por mi, eso me daba a pensar que de cierta manera te preocupabas. El día que me diste responsabilidades del reino pensé que quizás podrías quererme, no soy un mago pero podía ver que cada vez que estaba a tu lado tú te ponías nerviosa, cuando nos besábamos tú lo disfrutaba, no había asco, no había obligación, tu rostro se tornaba rojo de la calentura que te provocaba.

Cuando insinuaron el tema de los concubinos, algo se activó en mi, yo no lo iba a permitir, ese cuerpo que mis ojos habían visto no lo vería nadie más. Entonces decidí dar un paso más, quise seducirte, de nuevo estaba siguiéndote por todos lados, vi tu magia, eres una mujer asombrosa y poderosa, quedaste hecha un desastre, te lleve una capa al campo de entrenamiento, ya se hacía noche y debías tener frío, te ví salir del lugar, tú vestido estaba roto, tu cuerpo estaba casi expuesto, quise ser amable y te brinde la capa pero la rechazaste, tuve que seguirte, aunque iba detrás tuyo podía visualizar a los guardias, ellos al ver mi rostro, cerraban los ojos ante tu presencia, ese día expresaria mi deseo por ti, era una bomba de tiempo, podías rechazarme pero no lo hiciste, te metiste a la bañera conmigo, dejaste que mis besos te marcara el cuerpo. Pensé que haríamos el amor en la bañera pero sentí un dolor en mi abdomen, de nuevo estaba siendo herido por ti, esta vez no quise pelear, pensé que era un tonto, que tú me deseabas, solo me besaste para distraerme.

Ese era mi fin, al menos así lo creía, mi padre tenía razón, era un débil, ¿pero quien no ante una mujer como tú? al salir el sol, estaba en nuestra cama, me senté en la cama y todos mis recuerdos volvieron. Lo primero que me pregunté es si estaba muerto. Revise mi cuerpo y no tenía ninguna herida, por impulso moví mis piernas, fue toda una sorpresa ver que tenía de nuevo movilidad. No me habías atacado, me habías devuelto la movilidad.

“Mi mente era un caos, ¿me curaste para dejarme libre? ¿Ya no serías mi esposa? O ¿me amabas?”

Decidí aferrarme a esa última pregunta, te busque por todo el castillo, me dijeron que estabas en el pueblo, así que fui a alla, te vi con los niños, estabas jugando, definitivamente tú no eras mala, tú corazón era puro. Tome las tropas, quise alejarme unos días, en mi mente estaba esa maldita idea de que yo no era digno para ti, debía pensar muy bien que haría de ahora en adelante, lo mejor era volver a Dinamo, pero rumbo a mi reino decidí pasar por Falls, acabar con Armando era un tema pendiente, si tú me habías curado era por que no querías nada de mi, así que aproveche el viaje para destruir a ese rey. Armando cayo, el muy cobarde me suplicaba por su vida, no tuve consideración alguna, lo torture hasta que me complací, su cuerpo lo colgué en las afueras del reino, que todos vean que el Emperador Demonio había vuelto. No asesine a su familia solo la desterré, ellos no tenían que pagar por los crímenes de Armando.

Le iba a pedir a las tropas que volvieran a Zenda, yo seguiría mi camino a Dinamo, tome las riendas de mi caballo, pero noté que en mi dedo estaba ese resplandeciente anillo de bodas, algo me decía que no debía huir, así que me lo quite, pero al verlo de cerca vi que tenía grabado tu nombre por dentro, era la más clara señal que tenía que volver y hablar contigo. Cambie el destino de mi viaje, volvería junto a ti.

Al llegar al palacio pregunté donde estabas, los guardias me informaron de la reunión, llegue Justo cuando volvían hablar de los concubinos, iba a matarlos a todos, pero tuve que contenerme. Cuando colocaron en duda mi hombría, estallé, como se atrevían hablar así, pero lo peor cómo podían llegar a pensar que yo les dejaría el camino fácil, yo era tu esposo, y desde ese momento no sería una farsa.

Juana de Zenda yo en realidad te amo, eres el ser que defenderé con mi propia vida. Y juro que estaré adorándote por toda la eternidad.

Juana: No puedo creer todo lo que me cuentas, la verdad apoyo tu manera de cobrar venganza, también lo haría por mi familia, pero en este momento algo me da vueltas. Me case con Ares ¿verdad? eres tu mi esposo…

Ares: Eres la legítima esposa del dios del caos.

“¡Carajo donde me metí!”

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Comments

Edith Murillo

Edith Murillo

huy que horror ahora que pasará con Ares o Bastian y Juana? y los reinos? esperemos un buen final

2024-04-17

1

Patty Molina

Patty Molina

ayyy

2024-02-17

4

Barbarasl73 🇨🇱

Barbarasl73 🇨🇱

aquí si que te diste el salto supremo, ahora es nivel Dioses.

2024-02-10

5

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