CAPITULO 20. Me haces falta

Había encontrado un consuelo para tantas heridas, una forma más efectiva de canalizar todo el estrés que sentía por no tenerlo a su lado. Sus padres se lo habían prohibido (No lo quiero ver más en esta casa) fueron sus palabras. Barbie no discutió ni peleó, solo obedeció porque en el fondo era lo que debía ser.

Iván tampoco la volvió a buscar ni intentar comunicarse con ella, a pesar de que moría de ganas por verla, estar con ella, hacerla suya una y otra vez. Solo de pensarlo y recordar lo que pasó en la clínica se encierra en el baño, (esté donde esté) las ganas son más fuertes y se entrega al placer que le brindan sus propias manos.

Ninguno de los dos fue capaz de eliminarse de las redes sociales, por lo que si alguno subía una publicación el otro la podía ver. Por el momento ninguno publicaba nada, no tenían deseos de hacerlo. Se notaba que sufrían por no estar juntos, todos se daban cuenta pero no decían ni hacían nada.

Pasaron ocho semanas y Barbie volvió con todas las energías a sus clases de baile, se la veía radiante, a pesar del dolor que llevaba en su pecho, nadie podía decir que se la veía mal. Volvió a irradiar vitalidad y frescura, hasta la actitud le cambio.

Ruth decidió tomar las mismas clases de baile para acompañar a su amiga, estaban felices de compartir más tiempo juntas; ver feliz a su amiga haciendo lo que le gusta la incitó a tomarle una foto, la subió de inmediato a sus redes:

@BarVfuerte: Amo verte así hermosa 💖

Los comentarios y los likes no tardaron en aparecer, Barbie seguía con su rutina (ni se imaginaba en lo que su amiga estaba).

Iván se encontraba en el hospital haciendo algunas prácticas, (además de la teoría, tenía que tratar con pacientes reales viendo y asistiendo a sus docentes). Se toman una pausa y él va por un vaso de agua con suma urgencia, había visto cosas que no pensó que fueran tan fuertes.

Se sienta en una banca cerca de unos jardines y agarra su celular que lo tenía en el bolsillo de la bata. Estaba mirando sus redes cuando de pronto aparece la foto de Barbie frente a sus ojos; no puede evitar tragar saliva, suspira y toma de un sorbo toda el agua que había en el vaso de plástico.

Se queda mirando esa imagen por un momento, comienza a leer los comentarios. Si antes se sentía triste, ahora que la ve después de mucho, se siente peor. "Seguro que ya ni me recuerdas" pensaba mientras guarda el celular nuevamente en sus bolsillos. Ganas no le faltan de salir corriendo e ir a buscarla, pero no podía, no porque se lo prohibieran sino porque no podía mirarla a los ojos después de haberle confesado todo lo que pasó con Suely.

Su comportamiento cambió notablemente, ya no salía a fiestas, se lo veía triste y callado, vivía encerrado en su cuarto, si no estaba allí, estaba en la universidad o en el hospital haciendo las prácticas, Suely lo seguía buscando pero ya no quería estar con ella (ni con nadie) decidió bloquearla en todas las redes sociales y borrar su número de teléfono.

Esa noche (como todas las noches) Iván llega y se encierra en su cuarto, Nati ya estaba preocupada, hace dos meses que su hijo no prueba bocado en la casa, prepara una bandeja con algo de comer, y sube al cuarto de su hijo.

Nati: - golpea la puerta en silencio -

Iván: - De la misma manera va y abre, ve a su madre, espera a que pase y vuelve a cerrar -

Nati: Te traje algo para que cosas

Iván: Gracias - agarra la bandeja y la coloca sobre la mesita de luz-

Nati: ¿Podemos hablar?

Iván: ¿Tiene que ser ahora? - contesta de mala gana-

Nati: Estoy preocupada por ti.

Iván: ¿De veras madre? -con ironía-

Nati: Mira Iván, a mí no me hables en ese tono, yo no tengo la culpa de las cosas que te están pasando, ¡no te descargues conmigo! - enojada-

Iván: - carcajadas - ¿Y que diablos me está pasando según tú? ¡Madre!

Nati: Te dije que no me hables así, ¡O no respondo!

Iván: *Ok, ¿Qué es lo que te preocupa?

_Si es por lo de Barbie, Relájate, porque hablé con ella, ya sabe toda la verdad acerca de Suely.

_¿Quieres saber si la sigo viendo? Pues no.

_¿Quieres saber si me sigo acostando con su prima? Pues no. Porque aquí, la única que importa es Barbie, no lastimen a Barbie, no le mientan a Barbie. ¿Se preguntaron en algún momento si yo la estaba pasando bien? A alguno de ustedes les importa lo que yo siento*? -enojado-

Nati: Hijo...

Iván: - No la deja terminar de hablar - ¿Ahora soy tu hijo? Hasta hace poco no era más que el desgraciado que engaño a una niña inocente, un degenerado que se la pasa acostando con cuanta falda se le aparece enfrente. En vez de tenerme en cuenta y hablar conmigo a ver cuál era el problema, vas y me haces quedar mal con papá, te falto gritarlo a los cuatro vientos para que los vecinos lo pudieran escuchar. Me tienen harto, aburrido, ocúpense de sus asuntos y déjennos vivir nuestras vidas en paz.

Nati: Yo te advertí, te dije que tuvieras cuidado.

Iván: Mira, ¡ya basta! Estoy cansado y con sueño. Mañana tengo un día muy largo y necesito descansar. Mejor ve y habla con Barbie, que es la que en verdad te importa, a mí déjenme fuera. - señala con la mano la puerta -

Nati: - sale en silencio de la habitación -

Si las cosas estaban mal, ahora están peor, Nati hizo el intento, pero Iván no quiere saber nada, ya no aguantaba más vivir así, tomó la decisión de mudarse, vivir solo sin que nadie se metiera en su vida era su prioridad en ese momento.

Barbie cada día lo extrañaba más, necesitaba sus besos, sus caricias, _Me haces falta_ decía dormida en las madrugadas. Solo las paredes eran testigos de tanta añoranza, en público cualquiera pensaría que nada la aflige.

Iván también la necesitaba más que nunca, en la soledad de su habitación algunas veces lágrimas rodaban por su mejilla, lo único que le queda de aquellos momentos son los recuerdos.

Cada uno siguió como pudo su camino, con altas y bajas (sobreviviendo). Lucca seguía frecuentando la mansión, es muy bienvenido por todos, Oliver estaba encantado con él, compartían anécdotas, supo ganarse el cariño de toda la familia.

Suely de vez en cuando intentaba agarrarlo desprevenido y hacerle lo mismo que a Iván pero la ponía en su lugar y se calmaba.

Iván buscó por unas semanas un departamento que le quedara cerca de la universidad, cuando lo consiguió no dudó en mudarse llevándose solamente una maleta con alguna de sus ropas, el resto (incluso el auto) lo dejó en la casa sus padres.

Decidió emanciparse, consiguió un trabajo de medio tiempo y con eso cubría algunos gastos. Salió de la casa sin despedirse de nadie, Nati vivía llorando, se echaba la culpa de la decisión que había tomado su hijo.

Intento de todas las formas que pudo, pero no logró convencerlo de volver a la casa. Iván se sentía muy bien estando alejado de todos, por primera vez estaba viviendo en paz.

Su cumpleaños era una fecha que ya no volvería a ser la misma, (ese día la había conocido) su familia y seres queridos quisieron compartir con él ese momento, lo único que hizo fue apagar el teléfono, agarrar algo de dinero e irse a su lugar favorito.

Allí iba siempre que se sentía mal o necesitaba un lugar para estar completamente solo. Hacía años que no iba, pero ahora más que nunca necesitaba conectar consigo mismo, encontrarse y perdonarse.

Desde ese día visitaba ese lugar con más frecuencia, a veces hasta de noche se acostaba en el suelo a escuchar como caía el agua de la cascada. Un momento solo suyo, sin nadie que lo moleste, solo con sus pensamientos.

De a poco se iba volviendo más independiente, ya no era el hijo de papi que hacía y deshacía todo cuando se le daba la gana. Se estaba volviendo un hombre, aunque muy solitario y hasta serio (amargado) pero un hombre.

Uno que se tomaba las cosas muy en serio, cambió las noches de fiesta por otras más tranquilas, encontró placer en la naturaleza y en hacer actividad física, comenzó a cuidar su cuerpo y por sobre todo su mente.

Barbie como siempre buscaba ocupar su mente en todo lo que podía, en las vacaciones se las arreglaba para ir de viaje ya sea con sus padres o con el abuelo. Anhelaba conocer el mundo, así que lo estaba haciendo un paso a la vez (ya cuando fuera mayor de edad iría a donde le plazca sin pedir permiso ni depender de nadie) pensaba mientras escribía las páginas en blanco de su amigo y confidente diario.

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