CAPÍTULO 19.
Por CHLOE HAMILTON.
Al ingresar al bar, comencé a ambientarme. Era increíble, el techo decorado con velas, como lucían los techos de Hogwarts, secciones divididas por las cuatro escuelas que integraban el castillo. Los colores se combinaban a medida que observabas, habian estatuas de los personajes más icónicos. Realmente fascinante. Busque con la mirada a mi hombre fugitivo. Hasta que finalmente lo vi, sentado en uno de los sillones bebiendo. Lentamente, me acerqué a él, con algo de dudas, pero decidida a recuperarlo. Al verme, su rostro se transformó.
-Vine a este lugar porque estaba seguro de que aquí no me encontrarías. –Dijo él.
-Pues te equivocas. –Dije. –Tal vez te conozco más de lo que quisieras.
-¿Cómo llegaste aquí? –pregunto.
-Tu padre me trajo. –Dije.
-Debí saber que ellos estarían involucrados. –Dijo. –¿Papa también te dijo donde encontrarme?
-No… Fui yo quien le pedí que me deje aquí. –Respondí. –Algo me decía que estarías aquí.
-No me digas… Intuición femenina. –Dijo con su notable sarcasmo.
-Puedes llamarle como quieras. –Dije. Vi pasar a un mesero en ese momento y le pedí que me traiga algo para beber.
-Veo que tienes planes de quedarte. –Dijo él.
-Podemos irnos si quieres hacerlo. –Dije.
El río.
-Quiero que TÚ te vayas. –Dijo.
-No me iré sin ti. –Dije.
-¿Qué esperas realmente de mí, Chloe? –pregunto él. –¿Que reconozca tu gran hazaña de atravesar medio mundo por venir a buscarme?
-No… Eso lo haría cualquier persona. –Dije. –Pero yo no soy cualquiera. Vine a decirte que aquí me tienes… A tu completa disposición. Renuncie a todo por ti. Ya no me importa ser detective o ser tan buena como mi padre… Nada de eso tiene sentido si no estas tú a mi lado.
-¿Como se que la policía no está al asecho? ¿Qué no es una simple mentira? ¿Como se que no estás aquí para meterme a la cárcel?
-No es así. –Dije. –Viaje con un pasaporte falso, para que no me rastreen. Si sabían que saldría del país, podrían sospechar que vine a reunirme contigo.
Vigo suspiró.
-Te llevaré a casa Chloe. –Dijo él. –Estoy cansado.
Él se puso de pie y yo lo seguí. Ambos nos montamos en el carro y Vigo comenzó a conducir. Ambos en completo silencio. Cada tanto lo observaba, él tenía la mirada fija en la carretera, estaba serio. Su pelo alborotado le daba un toque de chico rebelde. Me encantaba eso de él. Una corriente fluyo dentro de mí, e hizo que actuara de manera inesperada, me desate el cinturón de seguridad, y acercándome a Vigo, comencé a desabrochar sus jeans.
-¿Qué haces? –Dijo él, frunciendo el ceño.
Sin darle importancia, comencé a acariciar su miembro hasta que, finalmente, me lo lleve a la boca. Sentía como él jadeaba ante aquella acción.
-Chloe… Basta, nos vamos a estrellar. –Dijo él. Sin embargo, no le hice caso. Sentía como él se estremecía debajo de mí. Finalmente, acelero el coche y aparco en algún lugar. Me tomo de los hombros, haciendo que me levante y corriendo la butaca hacia atrás, me sentó sobre él.
-¿Quieres jugar conmigo, Detective? –Dijo él, besando mi cuello, a medida que bajaba mis pantalones y mis bragas. Luego me quito el suéter junto con la blusa que llevaba debajo y comenzó a besar mis pechos por encima del sostén.
-Hazme tuya. –Dije, con apenas un hilo de voz.
Sin decir más, Vigo me penetro de una estocada, y guiando mi cuerpo para subir y bajar sobre el de forma desesperada, el coche pronto se inundó de jadeos, sus vidrios estaban empañados, ya que si bien afuera estaba frío, adentro hacía demasiado calor. Tome a Vigo por el cabello, besándolo con desespero. Me estaba volviendo loca por sus movimientos. Hasta que, finalmente, dio la estocada final. Haciendo que ambos lleguemos a la liberación. Él me soltó, y yo seguí aferrada a él, mientras recuperaba el aliento.
-Eso estuvo increíble. –Dije. Mientras salía de encima de él y acomodaba mi ropa. Él hizo lo mismo con la suya y luego arranco el coche, rumbo a la mansión. El camino fue en completo silencio. Al llegar a la casa, me dirigía a mi habitación, la cual casualmente estaba junto a la de Vigo. Antes de ingresar a mi habitación, él me tomó por el brazo y me arrastro a la suya. La cual posteriormente cerro con seguro.
Lo miré confundida. Estaba a punto de decir algo, pero él solo me hizo una señal para que haga silencio. Lentamente, me llevo a la cama y allí pasamos la noche. Enredados entre las sabanas. Haciendo el amor y besándonos, descubriendo cada parte del cuerpo del otro. Cuando finalmente nos saciamos, nos quedamos enfrentados y besándonos. Vigo acariciaba mi cabello con ternura.
-Descansa. –Dijo finalmente antes de cerrar los ojos.
-También tú. –Dije. Y así, enredada entre las sabanas y el cuerpo de mi amado, me quedé profundamente dormida.
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Comments
Nana Fernandez
por fin !! menos tonterías y al lío si señor jajaja
2024-03-13
1
Arminda Ovelar
uii si q se extrañaban 😁 😁 😁 😁
2024-02-10
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