CAPITULO 6

CAPÍTULO 6.

Por VIGO COSTELLO.

Fueron días y días en los que me sometieron a golpes, por supuesto que no me dieron agua ni comida, por ende, mi estado no es el mejor. Cuando oí a una mujer con voz dulce, pero a la vez fuerte, creí que era mama. Solo ella tiene esa voz tan cautivadora como para calmar a cualquiera de los Costello. Me llevé una gran sorpresa cuando la chica revelo que era un agente del FBI. ¿Tan mal estaban las cosas que mi familia recurrió a la justicia legal? Eso sí que es algo nuevo.

Cuando desperté en el hospital, estando consciente, ella estaba ahí. Como era de esperar comenzó a hacerme preguntas. Pero, ¿qué le diría? ¿Qué es un mafioso que tiene cuentas pendientes conmigo, que soy un ex mafioso, proveniente de una familia de mafiosos y con un hermano que es casi líder de la mafia más peligrosa de Italia? Tuve que improvisar. Ella se fue, dejándome con mi familia, que acababa de llegar. Todos estaban aquí, excepto los abuelos, que no están en el país, ya que aún viven en Italia. Mama estaba furiosa, los gemelos lloraban… Fue desastroso.

Alessandro y Francisco habian prometido salirse del negocio, así que papa dijo que mañana mismo viajarían a Italia para entregarle el mando a la familia que nos sigue en la línea sucesora. Me cuesta creer que Ale haga algo diferente, a pesar de haber estudiado medicina, ya que le encanta el bajo mundo. Sin embargo, si mis padres pudieron, él también podrá.

Por lo que me contó mi familia, estuve desaparecido una semana, A pesar de que ellos buscaron ayuda donde fuera, lo cierto es que en Estados Unidos no tenemos demasiadas relaciones con los mafiosos y con los que solíamos tener, no tenían idea de donde encontrar a Charles. Por eso mi pequeña hermanita tuvo la brillante idea de recurrir al FBI.

Al día siguiente, fui dado de alta y tal como lo prometieron, mi hermano y mi primo viajaron a Italia para entregar el mando. Papa estaba orgulloso. Lo cierto es que ellos jamás quisieron que tengamos relación con esa clase de negocios, pero así estaban las cosas.

Estuve tres días en casa, haciendo reposo y luego comencé a ir a la oficina, cuando mama lo supo, puso el grito en el cielo. Y créanme, mama es toda una fiera cuando se enoja. Intente calmarla, aunque fue casi imposible. Así que, sin más, seguí revisando unos expedientes, pronto me enfrentaría a un juicio. Se trataba de una famosa modelo acusada de asesinar a su esposo, 20 años mayor. Ella jura que es inocente y aunque veo en sus ojos su inocencia, aún no pude esclarecer donde estaba ella el día del crimen. Las cosas se ponían cada vez más complicadas. Pero puedo hacerlo, no me gane mi prestigio por nada.

A media mañana, recibí la visita del tío Giovanni.

-¿Puedo pasar? -pregunto asomándose.

-Claro que sí, pasa tío. -Dije.

-¿Cómo estás, Vigo?

-Estoy bien. -Dije. -Retomando mi trabajo. Algo dolorido aún, pero nada que no pueda soportar.

-Eres igual a Max cuando joven. Aunque también tienes cosas de tu madre. ¿Sabías que cuando estaba embarazada de ti, peleo con tres mujeres a la vez? Tu padre estaba furioso.

-Sí… mama es una mujer muy ruda. -Dije sonriendo.

-Tu madre está preocupada por ti. -Dijo. -Y Max está desesperado, ella lo vuelve loco. -Dijo riendo.

-Y supongo que tú estás de intermediario para apaciguar las cosas. -Dije, suspirando. -Mama se preocupa demasiado. —Exclame. —Estoy bien, me hace bien estar ocupado en algo.

-Lo se… De todas formas quería asegurarme que estés bien… Tu padre quiere que tengas guardaespaldas. ¿Qué te parece Nicolás? ¿James?… Son nuestros mejores hombres.

-No… Me niego rotundamente a tener guardaespaldas tío. -Dije. -Sabes que lo detesto.

-Lo se, pero estamos hablando de tu seguridad.

-Nada va a pasarme, ¿ok? Tendré más cuidado la próxima. Pero me niego a tener hombres detrás de mí todo el tiempo para ver lo que hago y lo que no hago. Ese no soy yo.

-Está bien. -Exclamo Gio.

-¿Que sabes de Charles? -pregunte.

-Lograron atraparlo, lo interrogaron y ahora está detenido a la espera de un traslado a una prisión de máxima seguridad.

-Eso es bueno. -Dije.

-Sí… Supongo. -Dijo Giovanni.

-Massimo y tú lo hubieran asesinado cuando tuvieron la oportunidad.

-No… No te creas. -Dijo Giovanni. -Una vez cometimos un error. En realidad el error fue mío, le perdoné la vida a una mujer, que fue un real grano en el culo. Tu padre la volvió a atrapar, se encargó de torturarla y ya sabes el resto. La mujer fue un verdadero grano en el trasero, lo juro. Pero yo le decía a tu padre que ella nos llevaría al centro de la organización y lograríamos acabar con todos de una vez. Sabía que no estaba sola. Y tuve razón. Sin embargo, Massimo no pudo perdonarla. Tu madre casi te pierde por su causa. -exclamo suspirando. - Mi idea fue una tontería, sufrimos mucho en el proceso, pero al final, logramos descubrir la verdad. ideamos un plan que nos llevó hacia los responsables y se podría decir que matamos tres pájaros de un tiro.

Sonreí orgulloso. Papá y mi tío siempre piensan en todo.

-Bueno, campeón. Solo venía a asegurarme de que estés bien. -Dijo Giovanni.

-Lo estoy tío. Gracias por preocuparte por mí.

-Siempre lo haré. Ustedes son mi vida entera. -Dijo Gio, abrazándome. -La tía Vic te envía sus saludos.

-Los amo. —Dije, sonriéndole, mientras lo veía irse.

Papa y mamá nos educaron de la misma forma que a ellos, unidos y fieles celosos a nuestra familia. Siempre he sido una persona normal, no soy de esos típicos empresarios fríos, rudos… Soy solo yo, una persona comun y corriente, que demuestra cariño cuando lo siente y que intenta dejar de lado su orgullo cuando cree que vale la pena. He estado con varias mujeres, no lo niego… Pero nunca me he enamorado, nunca tuve tiempo para ello. Me dediqué demasiado a mi trabajo…

Un rato después de la salida del tío Gio, salí de la oficina rumbo a la prisión, debia visitar a Morgan Hawke, la modelo que debo representar en el juicio. Ingrese al lugar tan detestable, me imaginaba pasando el resto de mis días ahí y juro que preferiría morir. Luego de que me revisaran y me hicieran dejar mi teléfono celular y mi billetera, mostré el resto de las cosas que consistían en un bolígrafo y el expediente de mi cliente para que me autorizaran ingresarlo; finalmente me dejaron pasar a la sala de visitas.

-Hola Morgan. -Exclame al verla sentada esperándome.

-Vigo… Que agradable verte. Supe que estuviste enfermo. -Dijo ella.

-Sí… Nada grave. Ya estoy de regreso. —Dije dedicándole una sonrisa amable. A pesar de estar en prisión, Morgan no perdía su humildad y buen comportamiento. Se trata de una mujer rubia, de aproximadamente 1,70 de estatura, ojos azules, pestañas negras bien definidas, labios gruesos. Era de las pocas modelos que no tenía ni una sola cirugía. Realmente una belleza.

-¿A qué debo tu visita, Vigo? Creí que no nos veríamos más hasta antes del juicio. Y para eso falta un mes.

-Lo se… Es solo que necesito repasar algunos detalles del caso. -Dije.

-Vigo…

-Morgan, por favor… Necesito saber, ¿qué estabas haciendo al momento del asesinato de tu esposo? Es muy difícil defenderte si no se todo.

-Vigo… No me obligues a decirlo.

-Confía en mí, Morgan… Explícame tus razones… La hija de tu esposo está presionando a los jueces para que te encuentren culpable. Hay un empleado de la casa que jura que era tu amante y habian planeado asesinar a tu esposo para quedarse con todo. Dime, ¿qué hago Morgan?

-¿Quedarme con todo? Mi esposo estaba en la quiebra, no tenía un solo peso en el bolsillo.

-Lo se, Morgan… Tengo pruebas sobre eso… Pero de todas maneras su hija jura que tú lo asesinaste con la idea de quedarte con todo y huir con tu supuesto amante.

-Vigo… Se que mi esposo tenía 20 años más que yo, pero lo amaba… ¿Ok?, yo lo amaba. Soy una modelo exitosa, siempre tuve el mismo representante. A pesar de que mi fallecido esposo en el pasado fue un importante productor, jamás acepte que me diera nada, ni siquiera que maneje mi carrera.

-Eso ayudará Morgan… Pero no alcanza… -Suspire frustrado. -Morgan, te prometo que si me cuentas la verdad, haré todo lo posible para buscar otra excusa, pero necesito saber exactamente donde estuviste ese día.

-Está bien. -Ella suspiró. -Quiero que me des tu palabra de hombre, Vigo.

-Te lo prometo, Morgan. -Dije.

-Estaba viendo a mi hijo. -Exclamo ella.

-Tú… ¿Hijo? ¿Tú tienes un hijo?

-Él tiene 15 años… Lo tuve cuando era una niña… Mi… padrastro abusaba de mí, él fue producto de eso… -Exclamo. -Nadie sabe de su existencia. Cuando nació, me lo quitaron de mis brazos y se lo entregaron a otra familia. Pase años buscándolo, hasta que finalmente, a mis 21 años, logre dar con la familia adoptiva. Ellos me recibieron muy bien y desde entonces aceptaron que tenga una relación con el chico…

-¿Me dices que ves a tu hijo a escondidas desde hace 13 años?

-Sí. -Dijo ella. -Sin embargo, dadas mis condiciones, le rogué a la familia que no lo traigan aquí… Ellos creen en mi versión, después de todo estaba con ellos cuando mi esposo fue asesinado. Les pedí que le digan al niño que me había ido de viaje… No quiero que él piense mal de mí, es un adolescente y sabes como funciona eso.

-Ay, Morgan, Morgan. -Suspire.-Gracias por confiarme tu secreto… Haré lo que pueda… Pero, ¿por qué ocultarlo?

-Porque no quería que se viera expuesto… Además, no sabía como decírselo a mi esposo… No sabía como lo tomaría… Y quería proteger a mi hijo… Es lo único que me da fuerzas, Vigo. ¿Te imaginas que pasaría si la prensa se enteraría de que la gran Morgan Hawke tiene un hijo producto de una violación? Vigo, él no lo sabe… Y quiero que siga así hasta que sea mayor… No quiero que la prensa lo vea como comida para peces, me niego.

-Señor, se acabó el horario de visitas. -exclamo una guardia y yo asentí.

-Haré lo posible, Morgan… Te veré antes del juicio.

-Gracias… Y recuerda que me diste tu palabra de hombre.

-No lo olvido. -Dije.

Sin más, Sali de aquel lugar con más dudas que respuestas… ¿Qué haré ahora? Maldita sea. Mientras iba distraído en mis pensamientos, hasta que choque con una persona conocida…

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