CAPITULO 4

CAPÍTULO 4.

Por CHLOE HAMILTON.

Después de que los chicos se fueran y yo haya hablado con Richard acerca del caso, me quede unas horas leyendo el expediente de Vigo Costello y con la idea de ir temprano por la mañana a buscar cualquier cosa que sea de interés a su bufete, ya sean las filmaciones de las cámaras de seguridad o lo que sea. Vi una foto suya adjunta en el montón de papeles. Vaya hombre, de verdad debe robarse todos los suspiros cuando pasa por algún lugar. Supongo que por eso la mayoría de sus clientes son mujeres. ¿Qué dices Chloe? ¿Cómo se te ocurre pensar en eso?, borre esos últimos pensamientos de mi mente, tome mis cosas y salí de la oficina, tomando el expediente y todos los datos que pude ir recopilando acerca de este muchacho.

Me despedí de mis compañeros y antes de ir a mi apartamento, pase por mi casa. Decidí ir a ver a mis padres. Tal vez podría hacerles algunas preguntas sobre Ressler. Aparque mi coche frente a mi antigua casa e ingrese anunciando mi llegada.

-Papá, mamá… Estoy en casa. –Dije.

-Princesa. –Dijo papá, viniendo a mi encuentro para abrazarme.

-¡Mama! ¡Hay un hombre guapo en la casa! –Grite bromeando.

-¿Lo has visto? –pregunta mama. –Creí que me iba a derretir cuando apareció aquí.

Los tres comenzamos a reír.

-¿Cómo estás, preciosa? –pregunta mamá.

-Bien mami. –Dije. –Vine a visitarlos. Quería contarles que tengo un nuevo caso que probablemente sea un impulso para mi carrera de detective.

-Te felicito preciosa. –Dijo papa. –Confió en que lo resolverás… Eres la mejor, incluso mejor que yo.

-Me encanta ver que cumples tus sueños, amor. –Dijo mama. –Pero recuerda ser feliz, salir, conocer personas… Chicos tal vez.

-Claro que no. –Dijo papá, celoso. –No lo permitiré.

-Alexander… No volveremos a los viejos tiempos, ¿sí? –Dijo mamá. –Puedes creer que tu padre avergonzaba a cada hombre que se acercaba a tus primas… Incluso lo hizo con tu tío Francisco.

Comencé a reír, había escuchado esas historias por la tía Jade. Papá y el tío Liam son los hombres más celosos del mundo. Incluso creo que Tomás es como ellos.

-¿Dónde está Tom? –pregunté.

-Estudiando. Tiene que rendir el ultimo examen final para convertirse finalmente en ingeniero naval, Liam está tan orgulloso y no ve la hora de tenerlo trabajando exclusivamente en la empresa.

-Ya papá, queda poco para recibirme. –Dijo mi hermano, bajando las escaleras. Me dirigí hacia donde estaba para abrazarlo. Mi pequeño come libros.

-Estoy orgulloso de ustedes dos. –Dijo papá. –No saben cuanto los amo.

-Nosotros a ti, pa. –Exclamó Tom.

Me quede a cenar con ellos y hablamos de varias cosas, hasta que finalmente junte valor y les hable acerca de lo que quería preguntarles desde que había llegado.

-Oye pa, ma… –Dije, tomando valor. –Que creen que en la agencia mis compañeros se la pasan hablando de ustedes, sobre todo de ti, Alexander. –Dije mirándolo con admiración.

-¿Ah sí? Espero que cosas buenas.

-Sí… De hecho, hablan mucho acerca de un increíble caso, el último en el que trabajaste antes de retirarte del Buro…  Acerca del criminal más buscado de la Lista Negra.

En ese momento, mamá se ahogó con la comida.

-Liz, amor, ¿estás bien? –pregunto papá.

-Sí, lo siento… Comí demasiado rápido. –Dijo, pero la noté incómoda.

-Pa… Como decía… Ronald Ressler es el tipo… ¿Que puedes decirme de ese caso?

-No lo sé, hija… Ni siquiera lo recuerdo, ¿han pasado qué? 26 o 27 años desde que deje el FBI.

-Lo se papa, pero algo… algún detalle debes recordar… Quiero decir, en todo este tiempo nadie lo ha olvidado, supongo que tú como protagonista tampoco.

-Tu madre y yo participamos en ese caso. –Dijo él, suspirando. –Era prófugo de la justicia, recibimos una pista que nos llevó a él y cuando llegamos al lugar, tanto el cómo otro criminal estaban muertos allí. Según las pericias, el otro hombre mato a Ressler y luego se suicidó. Algo así como un pacto. El caso se cerro y nosotros dos dejamos el FBI porque teníamos la oferta de trabajo en la Casa Blanca.

-Yo… No lo se papa… No creo que haya sido solo eso, siento que hay algo más ahí.

-Chloe… Olvida ese caso, ¿ok? Pasaron casi 30 años… –Dijo mama. -Además, no fue tan importante como dicen.

-Pero mama…

-Chloe… Basta. –Dijo papa.

-¿Que diablos ocurre con ustedes? ¿Por qué nunca quieren hablar de su pasado? ¿Por qué nunca hablas de ti, mama? ¿Ah? ¿Y por que nunca hablan de su trabajo? Mamá, ¿por que nadie conoce a Elizabeth Shore en la agencia? Recuerdan a la flamante esposa de Alexander Hamilton, pero todos coinciden en que no existe ninguna Elizabeth Shore.

-¿Que es esto Chloe? ¿Un interrogatorio? –pregunto mama. -Porque si mal no recuerdo no estamos en la comisaria.

-No lo se. Dime tú. ¿Quién eres, en realidad, Elizabeth Shore o Elizabeth Steel?

-Chloe, se acabó… ¡Basta! ¡No quiero volver a escucharte! –Dijo papa.

Me pare de la silla y me fui de la casa sin despedirme de nadie, ni siquiera de Tom, que escuchaba atentamente callado y se sorprendió también al oír como llame a mi madre. Jamás había tenido una discusión con mis padres y ellos tampoco habían reaccionado de esa manera conmigo, jamás. Estaba tan enojada, sabia que ellos me ocultaban algo. Pero si no me lo decían ellos, lo averiguaría por mi cuenta.

Al llegar a mi apartamento, volví a concentrarme en el caso de Vigo Costello, pero no lograba encontrar ninguna otra pista, así que al día siguiente, me desperté muy temprano para ir a buscar pistas a su oficina. Al llegar a la dirección que me habían dado los gemelos, baje de mi coche y comencé a mirar a mi alrededor. Había por lo menos dos cámaras en el Bufete y otras dos en el edificio de enfrente, intentare pedir esas e intentare recopilar algún dato, de ser necesario le pediría al resto de las empresas.

Llame a Ezequiel para que me consiga una orden judicial en caso de ser necesaria para pedir las cámaras. Comencé por las de la oficina. Una oficina muy elegante que tenía un enorme cartel donde se leía “Costello, Bufete de Abogados”, en una elegante tipografía en color dorado con detalles en negro. Precioso.

Entre a su oficina y la asistente, quien parecía ya saber que iría, me permitió el acceso. Me informo que podía acceder a los videos de las cámaras desde la oficina de Vigo, ya que era él quien tenía acceso a todas las filmaciones. Me adentré en la oficina y comencé a observar todo minuciosamente, la señorita que me había atendido anteriormente, volvió a ingresar para traerme un café, el cual agradecí cordialmente y luego de que se retirara, continúe con mi investigación.

La oficina era un lugar muy elegante, bien organizado y limpio. Tenía algunas fotografías, de él con un grupo de chicos, otras con sus padres, sus hermanos y otra que se notaba era una familia numerosa.

Comencé a chequear sus cajones, en busca de algún indicio de amenazas o cualquier cosa que me diga que pudo haber pasado con él. Solo encontré algunos expedientes, los cuales supongo pertenecen a sus clientes. Decidí ir un paso más adelante e intentar entrar en su computadora, la cual tenía contraseña. Maldición, ¿cuál será?

Llame a su asistente para preguntarle, pero ella no la sabia. Suspire, algo rendida y decidí seguir hurgando en las gavetas, tal vez consiga algo que me dé una pista de cuál puede ser la bendita clave. Finalmente, decidí intentar, con fechas especiales, probé con su cumpleaños, el de sus hermanos… Ninguna era y solo tenía un intento más… Mi ultima idea fue el casamiento de sus padres, ingrese los dígitos y ¡uala! Me permitió el acceso.

-Eres una genio Chloe. –Me dije a mí misma.

Comencé a visar cada archivo en el escritorio de la computadora, todos eran documentos referidos a su trabajo, ya sea contratos, actas, expedientes digitalizados, entre otros. Sin embargo, un archivo llamo mi atención: “Charles Gagliano”. Ese nombre resonaba en mi cabeza, lo he oído antes. Decidí ingresar y leer lo que había escrito ahí.

Allí estaba su información personal. Y lo que más llamo mi atención, “Ocupación: Mafioso, traficante de armas, traficante de drogas, traficante de personas”, Vaya que es todo un hijo de perra este Charles. Dije para mis adentros.

Lo tendré en cuenta, así no tenga nada que ver con Vigo, será un buen pez gordo para el FBI. Imprimí todo lo que había ahí acerca de ese hombre, incluso unas fotos suyas y donde se lo veía con otras personas.

Finalmente, una vez revisados todos los archivos, comencé a ver las filmaciones de las cámaras de seguridad de hace cuatro días, donde se estima que Vigo desapareció. Se lo vio entrar y salir de la empresa durante la mañana y la tarde. Hasta que finalmente, por la noche, se lo vio salir de allí nuevamente, pero al querer subir a su coche fue interceptado por una camioneta negra, polarizada. De allí vi salir a tres tipos, y logré ver el cañón de un arma, que asomaba apenas por entre la ropa de uno de los secuestradores. Logre pausar el video y hacer algunas capturas, las cuales las imprimí y pase las filmaciones a una memoria para llevarlas a la oficina, por si acaso observe las filmaciones de los siguientes días en busca de alguna otra pista, pero no hubo nada. Logre captar algunas fotos de la camioneta y con eso en mente y con la orden que ya Ezequiel me había mandado a mi correo electrónico, salí de la oficina y me dirigí a otros edificios del área para pedir el acceso a las cámaras. En su mayoría, nadie se opuso y a quienes tuvieron la intención a hacerlo, les mostré la orden judicial. Logre captar algunas imágenes más nítidas en algunas otras cámaras, sobre todo las que estaban cercanas a los semáforos. Entre una de esas imágenes, capte la patente de la camioneta. Con toda esa información, me dirigí a la oficina para seguir mi investigación. Ya estaba un paso más cerca de encontrarlo.

Una vez en la oficina, no dejaba de observar la foto del tipo que subió a Vigo a la camioneta. Se que lo he visto anteriormente. Decidí usar el suelo de mi oficina para acomodar todas las fotos que encontré y las pistas, ya que el tablero me había quedado pequeño. Sin embargo, no había terminado de ordenar todo cuando me di cuenta, era el mismo hombre que se encontraba en una de las fotos con Charles Gagliano. Lo logré… Te encontré hijo de perra.

Sali corriendo de la oficina para pedirle a Ezequiel que rastree los datos de la matrícula y se encargue de buscar esa camioneta en cada cámara de la ciudad. Vigo Costello aparecería de una forma u otra.

Mientras Ezequiel hacía lo que le pedí, se me quedo viendo.

-Creo que estás obsesionada con este caso. ¿Qué hace? Dos días que vinieron los hermanitos y ya lo tiene casi resuelto. –Dijo sonriendo.

-Ya sabes, me conoces… Cuando me obsesiono con algo, no paro hasta conseguirlo.

-Y… Aquí está. –Dijo Ezequiel. –Se la ve por estas calles, pareciera que busca dirigirse a alguna parte alejada, pero… Aquí ya no hay más cameos…-Dijo. –Luego de un momento de pensar, volvió a hablar. - Un momento. Conozco este lugar. –Dijo Ezequiel. –¿Recuerdas cuando te conté acerca del chico que conocí que vivía en una especie de hacienda?

-Oh, sí, como olvidarlo… El del sexo salvaje en los establos.

-¡Exacto! –Dijo. –Pues queda en este camino… Recuerdo que está su casa y me dijo que unos kilómetros más adelante hay una granja abandonada. Me había dicho que, en algunas ocasiones, creyó ver movimiento ahí, pero la casa está en total deterioro, por lo que dudaba que alguien la habite. Probablemente solo algunos vagabundos. –Dijo. -Pero… Tal vez sean mafiosos.

-¿Crees que llevaron a Vigo a ese sitio?

-Pues… Es ahí o a la hacienda del niño bonito. –Dijo él. –Sin embargo, soy muy joven para creer que dormí con un secuestrador.

-Muy bien… Comenzaremos por la granja abandonada, pero no descartare a tu pequeño desliz. –Dije a modo de broma. –Necesito que prepares otra orden judicial, le avisare al jefe para realizar el operativo. Necesito equipos Swat, refuerzos… Este operativo no puede salir mal.

-Cuenta con ello. –Dijo Ezequiel.

Luego de hablar con el jefe, me dirigí a mi oficina a buscar mis pertenencias. Tome mi arma, mi placa, un chaleco antibalas y salí de allí con la orden judicial en manos. Cuando Ezequiel se lo proponía, las cosas salían enseguida.

-Chloe… Confío en ti. –Dijo Richard. –Me quedare en la oficina esperando novedades, este es tu caso… Y no quiero que un viejo como yo lo opaque, ¿está bien? Por favor… No dudes en llamar si las cosas van mal.

-Gracias Richard… No se que haría sin ti.

-Conozco a tu familia, Chloe Hamilton y tú… Tienes el mismo espíritu que tu padre… Aprovecha eso. Ahora vete, ya di aviso a la familia del muchacho para que estén atentos.

Asentí y salí de la oficina, nerviosa… Este era mi primer caso verdaderamente importante.

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Comments

Arminda Ovelar

Arminda Ovelar

q emoción!!!!

2024-02-09

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