CAPITULO 17.

CAPÍTULO 17.

Por CHLOE HAMILTON.

Llegar a Italia fue una gran experiencia para mí. De verdad es un país hermoso. El primer día recorrí las calles, busque un lugar para alojarme y dormí mucho, supongo que por el cambio de horario. O tal vez porque los días previos a mi viaje no he podido dormir pensando en que hacer. Aún no tengo idea de lo que estoy haciendo, solo sigo a mi corazón. Espero estar haciendo lo correcto al haber entregado el expediente de la familia Costello a ellos mismos, confío a que será destruido y ya no será una amenaza para nadie.

Durante los siguientes días, averigüe lo que pude acerca de Massimo Costello y familia, para así saber donde podría encontrar a Vigo. Aunque una sensación me decía que él no se encontraba en Italia, comencé a preguntarle a varias personas, llegue a un bar y espere a alguien que pueda responder mis preguntas, hasta que finalmente me dijeron que debido a la seguridad, casi nadie sabía llegar a la mansión Costello. Mis esperanzas comenzaban a caer. ¿Qué diablos debo hacer? Estaba a punto de irme, cuando vi a un hombre sentarse en la barra, pidiendo un trago. Lo reconocí de inmediato. Lo he visto un par de veces entre los escoltas de Massimo y Camila.

-Eres… ¿John, verdad? – pregunté.

-Y tú eres Chloe. –Respondió él, viéndome amable.

-Estás aquí porque…

-No estoy con Vigo, si es lo que quieres saber.

Suspire frustrada.

-Olvídalo… Seguiré buscando. –Dije, girándome en dirección a la puerta de salida.

-Vigo no está en Italia. –Dijo el hombre. Me giré en dirección a él y ni siquiera me estaba viendo. –Deja de mirarme, ven aquí y pregunta sin rodeos.

Me acerqué a él, lentamente.

-Tú… ¿Sabes donde está?

-Tal vez.

-¿Puedes decírmelo? Por favor… Me urge encontrarlo.

-¿Con que fines, Detective? –pregunto él, sospechando.

-Yo… Necesito explicarle las cosas…

-Te diré algo, Chloe… –Dijo él, bebiéndose de un trago su bebida. –Voy a arriesgar mi trasero y te llevaré con Vigo, pero quiero advertirte una cosa.

-¿Qué?

-Si algo le pasara a la familia, así sea solo un rasguño, voy a buscarte hasta debajo de un volcán si es necesario y voy a matarte. –Dijo. –Y no seré comprensivo ni compasivo contigo.

Asentí. Sabía que para ser un mafioso, estaba siendo demasiado bueno conmigo. El hombre se paró de su asiento y me hizo una seña para que lo siguiera. Nos subimos a su coche y pasamos por el hotel a buscar mi maleta. Después nos dirigimos a una pista de aterrizaje.

-¿Que hacemos aquí? –pregunte.

-Voy a llevarte con Vigo. –Dijo él.

Caminamos unos metros más, mientras el hombre cargaba mi valija gentilmente, y frente a mis ojos vi un jet ploteado que pertenecía a “Bonatello Tec”. Por deducción, el jet pertenece a la familia. Abordamos el avión, mientras que John intercambiaba unas palabras en un perfecto italiano con otros hombres, para luego seguirme hasta mi asiento. Él se sentó frente a mí. Un rato más tarde, apareció un hombre con unas bolsas con ropa. Las cuales me extendió.

-¿Que es esto? –pregunte.

-Debes cambiarte, al lugar que vamos, el invierno es muy crudo.

Asentí dudosa y me dirigí al baño a cambiarme. Allí me coloqué unas calzas térmicas, unas botas de cuero, un suéter abrigado y también tenía un gorro y una campera superabrigada, también unos guantes.  Estos últimos me los dejaría para colocarlos al bajar del avión. Cuando termine de cambiarme, regrese a mi asiento.

-Debo confesarte algo, Chloe. –Dijo el hombre que permanecía en silencio y yo lo mire con atención. –Los señores Costello están al tanto de tu visita y luego de pensarlo mucho, me enviaron aquí, a encontrarte y llevarte con su hijo… Ellos confían en que harás las cosas bien…

-Así será. –Dije. –Yo… Amo a Vigo y… quiero explicarle la verdad.

-Por alguna razón, verte a ti y a Vigo, me recuerda mucho a Massimo y Camila. –Suspiro. –Eran un verdadero dolor de cabeza esos dos.

Sonreí.

-Mis padres eran así también. –Dije recordando nostálgica. –Papa siempre fue un galán, orgulloso y… algo arrogante. –Dije riendo. –Y mama… Ella era una mujer dulce pero igualmente ruda.

-Eso explica mucho. –Dijo John.

-¿Por qué me ayudas? – pregunté.

-Ya te lo dije… Órdenes. –Dije. –Supongo que algo de lo que dijiste, conmovió a mis jefes. Sobre todo a Camila, ella siempre fue demasiado bondadosa. Incluso se ha metido en problemas por eso.

-¿Crees que Vigo quiera verme?

-No estoy al tanto de mucho. –Dijo él. –Pero creo que si tus intenciones son sinceras… Lo hará… Sin embargo, no será fácil… Conozco lo suficiente a los niños como para saber que Vigo está dolido después de como terminaron las cosas entre ustedes, sobre todo porque arriesgo a toda la familia…

-Entiendo. –Dije.

Horas más tarde, aterrizamos.

-Señorita Hamilton. –Dijo John. –Bienvenida a Moscú.

-¿Rusia? – pregunté sorprendida.

John asintió.

-Voy a llevarte con Vigo. –Dijo él. –Todos en la casa están al tanto. Tengo la orden de guiarte al despacho y de ahí, tú te harás cargo. No tengo permitido entrometerme, a menos que me den la orden.

Asentí, algo preocupada.

-¿Esta casa es de la familia Costello? – pregunté.

-No… Pertenece a los hermanos Rostov. Supongo que has leído sobre ellos en tu investigación. –Dijo John.

Asentí.

Después de una hora, llegábamos a la enorme mansión Rostov. Una casa muy grande, con una impresionante arquitectura propia de Rusia. Simplemente hermosa.

-Muy bien Chloe. –Dijo John, al bajar del coche. –Me encargaré de tu equipaje.

-Do… ¿Dónde lo llevarás? –pregunte.

-A tu habitación. Te quedarás aquí, por seguridad. –Dijo John. –Primero te dejaré frente al despacho de Vigo. –Dijo llevándome dentro de la casa, la cual estaba vacía. –¿Dónde están los Señores? –le pregunto a otro de los guardias.

-Las Señoras fueron de compras y los Señores acaban de dirigirse al campo de tiro. –Exclamo el hombre.

-Bueno, supongo que estarás sola. –Dijo John, esta vez dirigiéndose a mí. –Que tengas suerte Chloe, la necesitaras. –Él me acompañó al estudio y poniendo una mano en mi hombro en señal de apoyo, me dejo parada sola frente a la puerta.

Después de dudar por unos minutos, finalmente golpeé la puerta.

-Adelante. –Lo escuché decir. Sin embargo, quede petrificada… Sentía terror, miedo, inseguridad. Me sentía débil y… sumisa. Pero no podía ser así… Había viajado muchas horas, desde Estados Unidos a Italia y desde Italia a Rusia… Había llegado hasta aquí. No podía retroceder ahora. -Ya me iba, así que puedes limpiar. –Dijo él, supongo creyó que era la señora de la limpieza.

-No vine a limpiar. –Dije.

-Chloe. –Dijo, parándose de golpe. –Que haces aquí?

-Se acabó tu ventaja. –Dije –Te encontré.

Más populares

Comments

Arminda Ovelar

Arminda Ovelar

a ver como reacciona

2024-02-10

1

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play