“Ya ha llegado el jefe… pero ¿por qué no respondió con mi bienvenida?, puede que sea un día difícil para el, pero se me olvidó desayunar ahorita veo que como” “mejor voy rápido por una torta que a cabo de ver qué venden aquí a fuera, puede que sepan rico”: así que sin mas salió del lugar y fuera lo más rápido por una torta de milanesa con aguacate que antes darle su vecina cuando era tan sola una pequeña niña. Cuando subió nuevamente al su oficina de secretaria el teléfono que conecta al despacho y oficina del ceo sonaba son para por lo que ella se abalanzó con el estómago lleno debido a la torta y sin mas contesto lo antes posible para no hacerlo esperar más.
–Buenos días habla con la secretaria del joven señor Rinolusa ¿qué se le ofrece? –comento de la forma más sería posible para ella y no sonar nada nervios a parte con el teléfono en la mano y levantándose del sueño muy veloz.
–Señorita Tirilith, soy su jefe venga de inmediato con los documentos que se encuentran en el cajón debajo del escritorio –menciono con voz grave y sentado en su silla con un pluma en mano así que no tardó en esperar la respuesta de su nueva secretaria.
–Como ordene jefe –hablo con el tono de voz segura de su misma y tomo la llave para abrir el cajón e irse directamente al despacho de su jefe que muy lejos no se encontraba ya que está a tan solo unos cuantos metros de ella y sin más tocó la puerta para poder entrar y el ceo le respondió al mismo que se levantaba de su asiento para recibir cuanto antes los papeles debido a que son de real importancia. Tirilith entro con la mente en blanco para no pensar en lo nerviosa que se encontraría si algo vergonzoso le llegase a pasar por su mente.
Maruen sujeto con su brazo de la cintura a Tirilith evitando su caída pero dejando caer los documentos que ella estaba apuntó de entregarle, con el tacón roto por rozar con el piso bastante liso se terminó por desprenderse del calzado de la hermosa chica de cabello negro con un inmenso parecido al cielo en las noches, con un labial caramelo como sus ojos pero un poco más ligero, con un broche de lata que aunque algunos dirían que es tonto y ridículo para ella es un regalo de su mejor amigo, de unos botines negro que hace juego con su blusa ligera por los días calurosos, con un saco largo que le llega hasta la entrepierna de color blanco como las hojas para dibujar, sus pestañas enchiladas pero que verdaderamente se ven increíble, una pulsera desgastada color verde menta que es su color preferido, de una piel color gluten del pan y con un lunar pequeño debajo de su barbilla que si pasas tu debo en ella es mas probable que lo sientas, sus mejilla delgadas pero al sonreír se abultan y que darían unas ganas de pinchar las o apretarlas con tus manos o dedos, un peinado ligero que se podría describir una cola de caballo con el flequillo muy poco despeinado que le llega hasta ceja, un listón que sujeta de cabello que no está bien cuidado pero si que luce genial, un callo en el dedo por recargarse mucho al escribir en los dictados, unos aretes largos de plata color gris con mucho parecido a los postes de luz, unas cejas medianas bien depiladas color negro como su cabello, un nariz pequeña y con lunar muy pequeño que no se ve pero que ella solo sabe que esta ahí, unas pestañas largas y risadas.
Ella al sentir la mano del ceo se sorprendió mucho por que no creía que el impecable empresario la ayudaría a tal cosa sin importancia, mientras que Maruen sintió que ayudarla era lo correcto pero una emoción extra recorrió su cuerpo aunque no sabía el por qué de dicha palpitación en su pecho.
—Gr-gracias por interrumpir mi caída pero por desgracia deje caer lo papeles, le pido un inmenso perdón por mi estupidez —hablo con la voz un tanto decaída y bajando la cabeza para que el ceo aceptará su disculpa ya que tiene un gran miedo de ser despedida como a los otras jóvenes que han tenido errores con el “como es posible que sea tan tonta”, “tanto cuidado que he tenido desde que entre para que simplemente sea despedida; tuvo razón mi hermano de traerme el otro calzado ya que estos están muy desgastados”, “por favor dios te pido que no me despida verdaderamente necesito este empleo para poder seguir estudiando y apoyar a mi hermanito con sus estudios”; pensó aquella chica que se sentía tan estúpida por ese error.
El mientras tanto intentaba no reírse de la situación ya que para el, el ver a Tirilith con la mirada hacia el suelo le hace recordar a él cuando era niño y su madre lo regalaba por comerse las galletas; “por qué se esconderla de mí será que me tiene miedo o piensa que la voy a despedir por este pequeño incidente no soy tan cruel y estúpido para despedir a alguien así” ;pero tampoco era por eso el que se le saliera esa sonrisa que tapo con su brazo y luego sobo la cabeza de ella con tranquilidad pero ella al sentirla se extraño por que nunca le pasó en la mente que el empresario tendría un lado cariñoso.
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