Capitulo XX

05 de mayo, año 2050

Querido Roy: Finalmente, hoy hemos regresado a la mansión Rufino y creo que mis mini vacaciones han terminado. De regreso a las locuras, a los hermanos perversos y los enojos de Druscila. Junto con Coram y Flora, regresamos en el mismo carruaje. La joven no paraba de hablar y de preguntar.

— ¿Por qué aquí hay tantos cultivos? ¿En Metrópolis solo hay mujeres? ¿Por qué Mia es tan famosa?

Coram estaba en silencio, miraba por la ventana melancólico. Quizás se había arrepentido de nuestros besos o pensaba en Druscila y en qué sucedería si nos descubría. Yo no lo iba a presionar para que la dejara, ni nada parecido. Soy consciente de que lo que sucedió estuvo mal, pero así se dieron las cosas. La realidad es que soy una dócil y mi deber es con la familia Rufino. Y lógicamente, Druscila es parte de la familia, así que le debo fidelidad también a ella.

Para mi sorpresa, fuimos recibidos por Roxana, y también estaba el presidente John Rufino, Leo, Druscila y hasta su hermana gemela May. Esta última estaba bien vestida esta vez, aunque muy pálida por el encierro. Quizás ya no está tan enferma, pero de todos modos no se la ve muy cuerda, miraba todo el tiempo a Flora mientras esta bajaba del carruaje. Creo que si May Rufino está enamorada de su hermano Leo, probablemente siente celos por la joven de Asunción. Además, Flora es mucho más hermosa y es la prometida de Leo. Lo más probable es que la joven esté en peligro sin siquiera saberlo.

— Oh, bienvenidos, qué alegría que lleguen justo para la gran ceremonia de festejos — nos dijo el mismísimo presidente cuando bajamos del vehículo — ¡Mia, el orgullo de nuestras dóciles, estás encantadora como siempre, mi heroína valiente!

— Es usted muy amable, mi presidente — le respondí cortésmente — ¿Festejos? — le pregunté a Coram, cuando John Rufino se alejó de nosotros, escoltado por un séquito de soldadas fornidas.

— 'Son por la conmemoración del triunfo del gobierno ultra machista sobre las mujeres rebeldes' — me susurró al oído.

Nos acomodaron en unas mesas que estaban horriblemente decoradas con imágenes de mujeres rebeldes castigadas por dóciles. El resto del "circo" estaba armado alrededor de nosotros, en el amplio parque principal de los Rufino. La ceremonia era grotesca y de muy mal gusto, pero me senté dispuesta a aguantar. Al parecer, yo era una invitada más de honor. Mis compañeras dóciles iban y venían con comida, al igual que las sirvientas. Al menos ellas no debían estar atentas a lo que sucedía en el escenario.

— Trata de mantener la calma, todos los años es lo mismo. Se mofan de las mujeres que intentaron la revolución y fracasaron. Es un canto a la soberbia y el orgullo del régimen, pero te acostumbrarás — me dijo Coram, luego de sentarse a mi lado en una de las mesas.

Por suerte, Druscila estaba ocupada. Uno de los funcionarios que su padre había invitado le hablaba directamente al odio mientras le acariciaba el brazo derecho.

— ¿Quién está con Druscila? Es un hombre mucho mayor que ella, pero parece que quiere cortejarla — le pregunté en voz baja a Coram.

— Sí, su nombre es Raúl Ruggieri. Es un diputado, obviamente afín a John Rufino, ya que no puede haber otros partidos políticos. Es el pretendiente que John quiere para Druscila, pero ella lo ha evitado desde hace meses.

La incomodidad de Druscila era evidente. De seguro prefería estar sentada en la mesa con su amor Coram. Por un momento me sentí culpable y mal por ella. Si bien era una dominem, también era mujer y la vida no era nada fácil. Lo más probable es que la obligarán a casarse con ese diputado.

El espectáculo fue bochornoso, un asco para ser más directa. Actrices disfrazadas de hombres "atacaban" y se batían a duelo con otras que tenían las ropas rojas y representaban a las feministas vencidas. Estas últimas fueron muchas veces ridiculizadas, les pegaron y las humillaron de mil formas. El público de las mesas aplaudía visiblemente jocoso. Roxana festejaba cada humillación levantando una copa, mientras que su hija Druscila se mostraba seria y preocupada. Tal vez el "espectáculo" era demasiado para ella. Muchos de los presentes eran fanáticos fieles al régimen y aplaudían como focas entusiasmadas. Leo miraba todo con asombrosa satisfacción, mientras que Flora, a su lado, no salía de su espanto. Esto último no era extraño, en su nación tenían una democracia directa consolidada hacía años y tanta violencia le era ajena.

En el acto final, unos enanos representaron a los hombres que colaboraron con la revolución feminista. El abucheo del infame público fue mayor que nunca y les arrojaron verduras y hasta pequeñas piedras a los actores. Todos, los enanos y "las mujeres rebeldes", terminaron en el mini escenario armado para la ocasión, atados y arrodillados para ser ajusticiados en el acto final. Unas espadas falsas los atravesaban y la supuesta sangre que salía de sus cuerpos hacía todo más espectacular. En un momento de aplauso total del público, me percaté de que una de las actrices había caído de la pequeña tarima y yacía inerte en el suelo; su sangre falsa era diferente a la del resto. En ese instante, Druscila dio unos pasos al frente y gritó:

— ¿Cómo se atreven? ¿Cómo se atreven? ¡La han matado! ¡Es mi amiga Elizabeth!

Coram también se puso de pie. Yo no entendía qué estaba sucediendo, pero sí me di cuenta de que el actor verdugo que había acuchillado a Elizabeth estaba vestido diferente al resto.

Muchos se abalanzaron hacia el escenario ante el horror generalizado. Leo pudo alcanzar al falso verdugo que torpemente trató de escapar y, al quitarle la máscara, todos vimos que era su hermanastro Fredy.

— ¡Tanto escándalo por una sucia mujer subordinada, se lo merecía, se lo merecía! — repetía el pequeño hombre con nariz porcina.

— ¡Eres un cerdo, una mierda inmunda! ¡Has matado a mi amiga de la infancia, cerdo machista! — le gritaba Druscila, arrodillada en el suelo. Su amiga estaba entre sus brazos, quieta y pálida, con la misma expresión de horror con la que murió.

— ¡Se lo merecía, ella nunca quiso darme un beso! ¡Era mi derecho darle su merecido! ¡Soy un dominem, soy un dominem! — balbuceaba Fredy con los ojos rojos y una mirada lunática.

— ¡Te mataré, te juro por Dios que te mataré! — le contestaba Druscila, llena de odio y angustia. Con su dedo índice lleno de sangre, apuntaba a su hermanastro maldito para señalar al evidente culpable.

Las otras mujeres, compañeras de Elizabeth, se acercaron a Drusila para contenerla. Algunas de ellas visiblemente impactadas, otras lloraban y se lamentaban. Leo se llevó a su hermanastro junto con su padre y algunas soldadas que lo escoltaban.

— Esta vez no lo van a poder defender, su locura ha cruzado todo límite — me dijo Coram mientras se despedía, seguro iba a tratar de ayudar a Drusila.

El resto del día me dediqué a guiar a las dóciles en la limpieza de todo lo que dejó la "ceremonia". Flora nos estuvo ayudando por momentos, ya que Leo no estaba y no deseaba estar sola. No podría haber sido menos escandalosa nuestra llegada a la mansión. De haber tenido la posibilidad, ya le hubiera rogado a los Villa que me compraran.

Tu Mia

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Comments

Denny Lopez

Denny Lopez

pero Freddy cada vez más loco

2023-06-05

0

⊹🌸𝔎ᥲrіᥒᥲ 𝔖ᥲᥣ᥎ᥲ𝗍᥆rᥱ🌸⊹ᶠⁿᵗᵠ࿐

⊹🌸𝔎ᥲrіᥒᥲ 𝔖ᥲᥣ᥎ᥲ𝗍᥆rᥱ🌸⊹ᶠⁿᵗᵠ࿐

OMG...

2023-06-03

2

Ana Laura Ruiz Rivas

Ana Laura Ruiz Rivas

un hijo de p*** más bien

2023-05-04

1

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