Capitulo XV

23 de abril, 2050

Querido Roy: como no podía ser de otra forma, dormí muy mal. No es que mi cama sea incómoda, es espaciosa y, a diferencia de mi situación en la academia, aquí no tengo que compartirla con Alma* ni con nadie. Mi problema para descansar fue la ansiedad. Hubiera querido levantarme en la madrugada y buscar a Druscila en su enorme habitación para que me lleve a ver el cuarto de Fredy, dónde tuve la desdicha de estar encerrada por unas pocas horas. Para colmo, además de que soy ansiosa, mi cama está justo debajo de una enorme ventana y mis cortinas son demasiado cortas para evitar que ingrese luz de la luna; por las madrugadas suelo ver para el exterior cuando no puedo dormir. Hace pocos días que estoy en esta habitación nueva, pero te sorprenderías de todo lo que he llegado a ver afuera, merodeando las paredes de la mansion. El otro día observé a un pequeño niño corriendo desesperado, parecía estar escapando de algo o alguien, otras veces animales, como lobos o perros salvajes, o incluso a la primera dama Roxana en una bata, fumando despreocupada. La noche siempre trae consigo misterios.

En fin, a las 4 de la mañana ya estaba despierta haciendo mis ejercicios, 40 flexiones de brazos, 40 abdominales y otros pocos de tríceps. Mi cuerpo se empieza a moldear cada vez más, eso es lo que obtienes cuando eres constante, algo que siempre me había sido esquivo hasta ahora. A las 5:30 AM, luego de hablar con la nueva dócil Alfa, le asigné diferentes tareas a las dóciles y fui a reunirme con Druscila. Mientras recorría la mansión, las sirvientas me evitaban sin disimulo, la mayoría de ellas eran muy jóvenes y sus tareas suelen ser: servir la comida, lavar platos y ropa y pasar la escoba por la mansión. Sus turnos son de pocas horas y deben obedecer a cualquiera de las 4 dóciles encargadas. Pienso que quizás ya me han hecho fama de estricta, algo que tiene su cuota de verdad.

Al llegar a la oficina de Druscila la puerta estaba abierta y una sirvienta muy joven, de cabello oscuro, ordenaba su escritorio. Lucía triste con su uniforme y sus tareas.

— Busco a la dominem Druscila, ¿Puedes decirme dónde está? — le pregunté sin darle los buenos días

— Sí, mi dócil encargada, estaba esperando a su hermano Leonidas, quien está próximo llegar de la nación aliada de Asunción

— '¿Tan pronto?' — pensé que era una mala noticia, ya que estaba disfrutando de mi libertad sin los caprichos absurdos de Leo

Obviamente, no me quedé a esperar su respuesta, si había un sitio preferido para recibir visitantes solía ser en los establos detrás de la mansión y en la puerta principal. Pero, ¿A donde iría Leo?

— ¿Niña, sabes en qué sitio va a esperar Druscila a su hermano? — le consulte a la sirvienta, quien dicho sea de paso, yo sospecho que es su principal espía

— Sí, en la puerta principal, mi dócil encargada

— Bien. Ya no pierdas tiempo aquí y ve a limpiar las ventanas del salón principal con un paño y que queden relucientes ¿Te queda claro?

No esperé su respuesta, más tarde enviaría a una dócil para supervisar que hubiera cumplido mis órdenes. Me acerqué a la entrada de la mansión, Ruth y Noe estaban colocando unas cortinas, les dije que se fueran a descansar, no quería chismosas escuchando cuando llegaba Leo. Me miraron extrañadas, pero claro que no me cuestionaron y se fueron deprisa, ya que yo suelo cambiar de opinión en poco tiempo. Me entretuve sacando el polvo de dos hermosas esculturas, ambas ubicadas en sitios donde se lucían. De repente, la escuché. . . ¡Era Druscila! Estaba afuera, con una enorme sonrisa, algo sin dudas poco común en ella. Leo se estaba bajando de un auto eléctrico, según las dóciles, él nunca perdía una oportunidad para conducir.

— ¡Bienvenido hermanito, veo que vienes acompañado!

— Muchas gracias, ¿A qué debo este honor querida hermana?

— Quería ser la primera en decirte hola y saludar a tu nueva amiga, muy joven por cierto. . .

Leo se puso muy incómodo, se daba cuenta que algo no andaba bien. La jovencita a su lado tomó de su mano, sin embargo, parecía muy tímida y frágil, con una piel parda poco común en nuestras tierras. Sus ojos azules muy claros resaltaban en su bello rostro con nariz pequeña.

— En realidad. . . es mi prometida, su nombre es Flora — dijo él con solemnidad mientras se encogía de hombros

— '¿Acaso escuché bien?' — pensé sorprendida, no podía creerlo. Quizás se había enamorado de ella o ya estaba pactado. Sea como fuere, reconozco que no me gustó mucho ver la ternura con que ella sujetaba su mano. Leo sería un imbécil, pero me daba celos verlo con otra joven. No pude escuchar mucho más, estaba a muchos metros y acercarme más hubiera sido ponerme en evidencia. Solo pude ver que Druscila le decía algo al oído a su hermano y él se perturbaba. Seguro la conversación era sobre el cuarto secreto que había descubierto.

Decidí irme de allí y esperar a Druscila en su oficina. Cuando al fin nos reunimos ella estaba hecha una furia, con su habitual seño fruncido y sus puños apretados. Se la veía espléndida, con un vestido de terciopelo rojo y unas botas negras.

— Ese maldito, tiene otra prometida, una pobre niña ingenua que de seguro va a acabar en un pozo, muerta. Al parecer tiene 17 años nada más—

No supe que decirle sobre eso, la realidad es que me había dado celos. Tampoco me olvido que me obligó a ir a esa maldita fiesta de disfraces, de hecho nunca le comenté a Druscila nada sobre eso. Por otro lado, Leo me había curado las heridas de la espalda y me había protegido en una ocasión. El viaje a Metrópolis con él había sido negativo, muy incómodo y perturbador. Y finalmente, aunque probablemente era cómplice de su hermano Fredy, también me había rescato del escondite del pequeño sádico.

— ¿ Y el cuarto? ¿Encontraste a alguien allí?

— No, hicieron desaparecer todo rastro, no hay sirvientas allí, pero está claro que las había. Quien sea que haya limpiado la evidencia dejó algunas pruebas. Hay parte de un uniforme, también sangre y hasta unas medias que parecen de una joven

— Oh, ¿ Y qué hacemos? — le pregunté intrigada

— Mañana vamos y le contamos todo a mi madre, ya que estará en la mansión al medio día

— ¡Perfecto! — le dije conforme

El resto del día me dediqué a tareas muy rutinarias, evitando a Leo y a su nueva prometida. A la tarde noche tuve la dicha de entrenar media hora con Coram, sigue sorprendido por mi manejo de la espada. Creo que hay una conexión con él, me gusta mucho la admiración que le provoco y sus miradas suelen ser directas a mis ojos. Sin embargo, debo tener cuidado de mi relación con él, sobre todo cuando Druscila está cerca.

Me voy a descansar querido diario, mañana será un gran día.

Tú Mia 🌹

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Comments

Lunanemrac

Lunanemrac

Desquita en el entrenamiento lo que no puedes hacerle a los viejos cochinos 1 y 2, yo te apoyo Mía

2023-04-23

1

Lucile dreams

Lucile dreams

a veces Mia es un poco descortés, creo que el poder la está cambiando de a poco (corrompiendo) y es interesante que ahora le guste tanto dar órdenes.
Quizás hasta pueda llegar a ser dominante 🔥

2023-04-22

5

Lucile dreams

Lucile dreams

hmm celosita. Amo tu forma de escribir, que nunca muera esta historia ❤️

2023-04-22

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