Capitulo V Los nuevos y morbosos amos

05 de abril, año 2050

Querido Roy: Son las 4:30 AM, aún me queda media hora para descansar antes de mí primer día como dócil de los Rufino, pero no puedo dormir más. Mis compañeras dóciles seguramente van a aprovechar cada minuto para recuperar sus cuerpos. Yo, en cambio, solo necesito unas 6 horas de sueño para sentirme bien.

Ayer, cuando nos íbamos acercando a la propiedad, pudimos apreciar el enorme poder económico de la familia, atravesamos un prado enorme lleno de árboles y un camino de adoquines marcado con ruedas de carretas y pisadas de caballos. Todo se veía ordenado y bello y me dio una sensación agradable dicho paisaje.

Al llegar a la mansión todos los miembros del personal se encontraban formados para vernos bajar del vehículo. Fui la última en descender del viejo carruaje y pude percibir las miradas curiosidad y expectación.

Al ingresar en el enorme hall de entrada conté unas 18 sirvientas esclavas, 5 dóciles y algunas otras empleadas. Me sorprendió gratamente la cantidad de luz que ingresaba por las ventanas, los pisos se percibían limpios al igual que los uniformes.

 De las 4 dóciles que venían conmigo, Sharon y Noe se mostraban perplejas y sorprendidas. Eran chicas sumisas, habían crecido en la extrema pobreza de los suburbios y nunca habían causado problemas en la academia. En ese momento de seguro también les sorprendía tanto lujo.

Por otro lado, Ruth y Marion tenían personalidades muy diferentes. La primera estaba seria cuando llegamos y pareció no emocionarse con nada, en la academia tenía fama de ser muy buena en defensa personal y muy aplicada. Marion era quizás la oveja negra de nuestro pequeño grupo de "nuevas". Había intentado escapar de la academia y a causa de eso recibió 10 latigazos eléctricos* que le dejaron marcas en la espalda de por vida. De más joven solía tener mala actitud, pero había ido cambiando gracias a la academia hasta transformarse en una joven pasiva y sumisa.

— Bienvenidas dóciles, han llegado a la famosa mansión Rufino, el sitio donde van a vivir y trabajar para la familia más importante de la Nación— nos dijo una mujer anciana y encorvada, vestida con un fantástico traje negro de trabajo.

Las 5 inclinamos la cabeza e hicimos la pose de espera

— Mi nombre es Lidya y soy la dócil Alfa*. Mis 2 dóciles encargadas* se encuentran ocupadas en estos momentos, pero ya las van a ir conociendo. Sepan que deben obedecer a ellas si no hay nadie de la familia a cargo y si no tienen órdenes de sus Dominantes—

Las 5 asentimos. Ya sabíamos que íbamos a pagar derecho de piso, por lo tanto, esas 2 que no estaban presentes, probablemente serían quienes nos iban a hacer la vida imposible, al menos los primeros días.

La vieja dócil siguió hablando acerca de reglas protocolares cuando personas ingresaron por la puerta principal, una chica joven muy hermosa, a simple vista dominante y un hombre enano, pequeño como un niño y con un traje a su medida. Todas hicimos la pose de espera, atentas y extremadamente curiosas.

— Bienvenidos, jóvenes Rufinos, ¿Me permiten presentarles a las nuevas dóciles? por favor — les dijo Lydia con una reverencia.

— Por supuesto, estoy intrigado por ver a las nuevas "conejitas"— contestó el enano. Su pequeño traje se veía impecable y costoso, era de color gris plateado.Su sonrisa era espléndida y sus dientes muy blancos. Sin embargo, su rostro no era tan agradable a la vista, estaba lleno de marcas y su nariz era grande y estirada como la de un chancho. Me aprecio un hombre en su totalidad horrible.

Nos presentamos todas y él prestó especial atención a mis palabras. Sentí que me observaba los labios y el cuerpo y eso me puso algo nerviosa.

— Mi nombre es Fredy, soy hijo adoptivo de los Rufino y soy soltero chicas. Además soy su dominante, así que espero sean obedientes— dijo en tono divertido.

Ninguna de nosotras nos reímos y creo que no le hizo mucha gracia nuestro silencio, pero debió suponerlo, somos dóciles así que él es intocable para nosotras. Además, el enano necesitaría un banquito para besarnos.

La otra presentación fue aún menos amistosa. La joven dominante estaba espléndidamente vestida, con un vestido negro pero llamativo. Su cabello también daba curiosidad y combinaba con sus ojos que eran de un púrpura claro, probablemente lentes de contacto. En su rostro perfecto su nariz era pequeña y suave, muy agradable a la vista. Mientras nos hablaba movía en sus manos una copa de champagne o alguna otra bebida.

— Mi nombre es Druscila, tengo 21 años, soy la hija más grande y hermana gemela de May, quien se encuentra enferma desde hace varios días. Soy directa y sincera, me gusta que me obedezcan — nos dijo con tono burlón y agresivo.

Yo percibía que las dóciles más antiguas estaban incómodas, se sentía tensión en el ambiente. Y tuve un mal presentimiento. De repente, los dos Rufinos intercambiaron una mirada cómplice. Y todo se volvió turbio y extraño.

— ¿Lidya puedes retirarte por favor? — le preguntó el enano Fredy con una enorme mueca en el rostro. La dominante Druscila también sonreía con satisfacción.

— Por supuesto, amo Fredy. Ustedes nuevas, obedezcan — fue todo lo que susurró la vieja dócil alfa antes de dejar el salón y cerrar las puertas con llave.

Ambos dominantes empezaron a caminar alrededor nuestro. Sobre todo las cinco nuevas éramos observadas. Fredy me rozó una de mis nalgas con uno de sus dedos gordos de enano.

— ¿Te gusta alguna en particular hermanita?

— Todas son bonitas, aunque esta me da más curiosidad que las demás — le respondió la dominante mientras miraba fijamente a Marion, pasando su lengua por sus labios inferiores, a escasos metros de los ojos de la dócil.

— ¿Qué están esperando dóciles? Quítense toda su ropa ahora mismo— dijo el enano, ahora con la mirada seria y oscura.

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