Capítulo XI De repente, me ascienden a encargada

13 de Abril de 2050

Querido Roy: Has de saber que me fui de la habitación donde Leo me cuidaba a altas horas de la noche. Pero, no pienses mal. Yo estaba sola. Leo me dijo que esa noche le tocaba ir a Metrópolis, al parecer había una rebelión de mujeres en el centro y él debía estar presente.

Por lo tanto, me quedé allí descansado tranquila. A las 2 de la mañana, con la seguridad de que ya no había nadie por los pasillos del primer piso, me escabulli hasta la habitación de más dóciles. Solo pude dormir 3 horas y baje a trabajar muy puntual.

— Mia, la señora Roxana te llama a su oficina privada ¿Hiciste algo? Parece enfadada — me dijo Marion en tono burlón al verme bajar las escaleras.

— Marion, no es problema tuyo y en todo caso deberías ocuparte de tu trabajo

— Ja, ja aún me tengo que cobrar muchas contigo, desde que éramos niñas quiero fastidiarte y tengo la sospecha de que te estabas divirtiendo anoche.

— Imposible, estaba descansando— le dije mientras me alejaba. Marion es peligrosa, pero por ahora creo que puedo manejarla.

— ¡No estaba en tu cuarto! ¡Todas se preguntan en donde y con quién estabas! — me gritó burlándose.

Caminé preocupada por la mansión, no quería encontrarme con el enano Fredy. Luego de caminar y pasar varias habitaciones me tope con el mini teatro, me encantaba el escenario con sus reflectores y el telón rojo.

De repente, ví que estaban las dóciles Ruth y Cecil limpiando y acomodando escenografía. Druscila las miraba con su habitual ceño fruncido mientras las insultaba, tenia un vestido rojo y perlas que brillaban y relucían, su belleza y su ropa destacaban ante los clásicos uniformes de mis compañeras dóciles.

Junto a Druscila también estaba de pie una joven llamada Elizabeth, era su mejor amiga de la infancia. Según Ruth era una huérfana que la familia Rufino adoptó como criada. Siempre había tenido talento para la actuación así que Druscila, que amaba el teatro, le tenía mucho afecto. El cabello rubio y ondulado de Elizabeth era hermoso y con la luz del teatro destacaba aún más.

— Cecil eres muy lenta e inútil, por eso te han degradado, dócil estúpida — le dijo Druscila en un momento, mientras la empujaba levemente.

— Si señorita, soy lenta — se limitó a responder la dócil Cecil, visiblemente humillada

— Y tú Ruth, eres una perra sumisa ¿No?

— Si señorita, lo soy. Me gusta obedecer sus órdenes

— Que humillante esa vida ¿Estás orgullosa de lo que eres?. . . ¡De rodillas! — le gritó Druscila.

Elizabeth estaba visiblemente incómoda, además ¿Quién podría practicar sus diálogos mientras a sus espaldas alguien estaba siendo humillado de esa forma?

Vi que Ruth se arrodillaba mirando directamente al suelo ¿Qué le sucedía a Druscila? Parecía estar llena de odio y resentimiento hacia las jóvenes por el solo hecho de ser dóciles.

— ¡Quiero que limpies el suelo con la lengua dócil mal educada y no me vuelvas a ver a los ojos!

— Si señorita Druscila — se limitó a decir Ruth, quien había sufrido humillaciones similares en la academia.

Las dejé, solo Cecil me había visto, pero sabía que yo no podía hacer nada.Tal vez la mayoría de los Rufino estaba mal de la cabeza. Hasta ese momento, la clara excepción era Leo.

Finalmente, llegué a la oficina de Roxana. Pero, cuando estaba por golpear la puerta alguien me tomó del brazo, ví una mano pequeña con un enorme reloj de oro ¡Era el pequeño sádico! Me volteé y vi que tenía su cabeza vendada, al parecer su hermano lo había noqueado para salvarme .

— ¿Cómo escapaste dócil ? Ayer de improvisto ni te vi mas. Fui a buscarte anoche porque quería divertirme un poco, pero habías desaparecido también de tu habitación — susurró a mi oído, claramente no quería que su madre escuchara.

En ese instante, me di cuenta la repulsión que me causa Fredy, no sólo por su aspecto físico. Todo lo que el representa es grotesco y asqueroso, de otro modo yo nunca le hubiera hablado a un Dominante de ese modo. Más bien hubiera bajado la cabeza como Cecil y Ruth con Druscila.

— ¿Cómo te atreves a hablarme así? — me gritó con odio en sus ojos, mientras apretaba su mandíbula.

Luego, no se pudo contener más, levantó su mano derecha, parecía que me iba a golpear en el rostro. En ese momento, se abrió la puerta de la oficina. Roxana apareció con un cigarrillo en la mano, miraba a Fredy con incredulidad. Él se contuvo de inmediato, como un niño al que acaban de atrapar robando dulces.

— No esperaba otra cosa de ti Fredy ¿De verdad la ibas a golpear? ¿No sabes lo costosa que fue comprarla? ¿ No te dijo tu padre que las jóvenes de Metrópolis aman sus comic?— la voz de Roxana iba en aumento

— Madre ella me respondió mal y...

— No quiero oírte más Fredy, fuera de mi vista. A veces pienso que fue un error haberte adoptado. Debí dejar que te abandonaran en los suburbios. Serias mas útil como bufón . . .

Fredy se fue en silencio, mientras yo disfrutaba de otra pequeña victoria. Aunque, él ya me odia más que a nadie en esta mansión y eso es muy peligroso.

— Mia siéntate, quiero que me escuches con atención

— Si, la escucho señora

— A partir de hoy, vas a ser encargada, cecil fue degradada por Leo. Y hoy tuve que ascender a la encargada Isis a dócil Alfa, así que creo que tú puedes ser encargada. Tienes buenas referencias y espero no nos decepciones — me dijo con el ceño fruncido

Mi sorpresa fue enorme ¿Que había sucedido con la vieja Lidya?

— Veo que estás sorprendida, Lidya está muy enferma Mía, aún no sabemos que es, por eso está aislada en su habitación personal

— ¿Enferma? ¿Parece grave?

— Creo que sí, hoy temprano vino a hablar conmigo, me dijo que lo mejor era buscarle un reemplazo y que los resultados médicos le habían dado mal.

De improvisto, había obtenido un ascenso a encargada. Pero, también me di cuenta que ahora tendría aún más responsabilidad y si bien y estaba educada como dócil, no tenía experiencia trabajando aún. Roxana aún tenía un anuncio más.

— Mía, ahora que eres encargada, quiero que te encargues personalmente de las compras en Metrópolis —

— Si señora, no hay problema mentí — me daba pánico que las personas me reconocieran en la calle, pero lo último que dijo me tranquilizó un poco.

—Puedo ofrecerte una capucha negra y unos lentes si quieres pasar desapercibida — me dijo antes de terminar su cigarrillo

— Perfecto señora— le dije con una leve sonrisa. Parecía que me había estado leyendo la mente.

Ahora voy a tener más responsabilidad, pero a la vez más libertad para moverme por la mansión. Mi suerte empieza a cambiar y me empiezo a parecer, al menos un poco, a la Mia de las historias.

Tu Mia

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Comments

Betty Saavedra Alvarado

Betty Saavedra Alvarado

Ese Fredy y Priscila merecen un castigo ejemplar por sádicos

2024-07-20

0

⊹🌸𝔎ᥲrіᥒᥲ 𝔖ᥲᥣ᥎ᥲ𝗍᥆rᥱ🌸⊹Off

⊹🌸𝔎ᥲrіᥒᥲ 𝔖ᥲᥣ᥎ᥲ𝗍᥆rᥱ🌸⊹Off

Que asco

2023-05-15

2

Ana Laura Ruiz Rivas

Ana Laura Ruiz Rivas

q desagradable uggggg

2023-05-04

1

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