Capítulo III Subastada

El viaje en sí fue lento y apenas bajamos del tranvía, nos quedamos boquiabiertas. El sitio donde íbamos a ser subastadas era impresionante, parecía una vieja estación de trenes, aún se veían vías, pero también había extrañas sillas oscuras decoradas con símbolos del gobierno en sus respaldos; un puño de hombre en alza empuñando un látigo.

Un enorme escenario, decorado con bellos colores púrpuras y azules despertaba mi curiosidad, estaba al fondo del enorme salón, además se podían apreciar flores por doquier y espadas en las paredes. Yo nunca había visto un edificio tan grande y majestuoso, aunque este probablemente había tenido mejores épocas, intuyo que le estilo arquitectónico era gótico.

Las ventanas eran enormes, pero estaban en general sucias y no permitían que ingresará mucha luz. No quiero parecer Narcisa, pero me veía espléndida y sin luz suficiente, no podría resaltar. Pasaron las horas y yo sentía que la subasta era interminable; si no fuera porque somos dóciles, no hubiéramos aguantado tantas horas esperando.

Todas estábamos en una especie de galpón subterráneo antiguo, sin luz solar. Por fortuna, nosotras estábamos sin cadenas ni grilletes eléctricos. Confiaban en que no íbamos a escalar por nuestra educación de dóciles.

Por el contrario, algunas esclavas estaban atadas de pies para dificultar su escape. Algunas incluso estaban en jaulas con barrotes y cada tanto las venían a buscar para subastarlas. También en esa situación se encontraban algunos esclavos corpulentos, quienes seguro serían vendidos como obreros.

Era evidente que los Amos Dominantes no confiaban en ellos. Algunos esclavos nos miraban con desprecio, otras esclavas con curiosidad. Una joven rubia no paraba de mirarme, al punto que empecé a sentir incomodidad. Quizás era mi precioso vestido o mi corte de cabello con el flequillo tupido y las puntas muy largas, lo que despertaba su curiosidad insaciable.

— Eres la perra de los amos, traidora de tu género y de tu clase—. Me dijo al pasar una esclava que estaba atada en las manos en una pequeña celda. Tenía tatuado un código de barras en el cuello. Los números 545 indicaban que sería vendida como prostituta.

De repente, nuestro momento había llegado, éramos en total unas 50 dóciles formadas en el escenario. Una presentadora gritona nos apresuraba con palabras suaves:

— ¡Adelante, hermosuras, vamos queridas, sin miedo, las estábamos esperando con ansias mis preciosas esclavas! — nos decía mientras nos miraba subir.

— "Soy una dócil, no una simple esclava" — pensé con bronca.

Al subir sobre la tarima el aplauso del público fue conmovedor, sin dudas nos estaban esperando. Algunas niñas y otras jóvenes me saludaban con mucha alegría. Incluso me daba la sensación de que algunas de ellas gritaban mi nombre ¿Pero cómo podría ser posible aquello? No había salido de la academia en 4 años. Me sentía muy observada. Finalmente, fui la última en ser vendida.

— ¡Con nosotros, señoras y señores, la maravillosa Mia!—dijo la presentadora, al mismo tiempo que levantaba su puño izquierdo y sonreía.

Avancé unos pocos pasos mientras el público aplaudía y silbaba. Luego hice la clásica pose de espera de las dóciles, incliné un poco mi cabeza hacia abajo mientras miraba las puntas de mis pies, mis brazos estaban extendidos 180 grados; mi corazón latía más fuerte que nunca '¿Dijo maravillosa?'

Miré en forma descuidada hacia las butacas, muchos ojos se posaban en mí y a pesar de todo me sentía cómoda siendo el centro de atención. Mis párpados habían sido retocados por una de las maquilladoras de la subasta, quien se enamoró de mis ojos rojos.

Por otro lado, mi vestido de color negro se ajustaba perfectamente a mi cuerpo esbelto, era muy corto con pliegues en su parte inferior, pero suficientemente largo para dejarme conservar mi pudor. No tenía mangas y esto me fascinaba, además el escote corazón permitía mostrar mi piel pálida.

La tela de terciopelo era suave y era agradable sentirla en mi piel, además luego de tantas horas parecía yo ya no distinguía que era piel y que era material.  Unas botas negras largas y con "tachas" en los costados, unos guantes negros de cuero y unos pendientes rojos que combinaban con mis ojos completaban mi vestuario. Nunca antes me había sentido tan hermosa ni atractiva. Por unos segundos olvidé que estaba siendo vendida. Al recordarlo de repente, la idea de usar un uniforme común y corriente me repugnaba.

En cierto momento, percibí a un joven de ojos azules y flequillo con mechones largos y oscuros. Me miraba fijamente, recorría mi cuerpo, cada centímetro de él. Me quitó el aliento por un instante. No podía permitirme sentir nada por ningún hombre, eso estaba prohibido y de pequeñas nos daban medicación para no tener deseos sexuales. Así que el sentimiento era extraño.

La puja no duró más que unos pocos minutos, al final todo se redujo a la pelea entre dos familias por tenerme, los Villa y los Rufino, ambas relacionadas con el gobierno. Ganaron los Rufino, la familia del mismísimo presidente y para mi sorpresa y la de todos los presentes fue por una suma récord en Criptomonedas. No tengo idea de las cifras, pero asumo que ayer logré que mi familia reciba cierto alivio con mi venta. El 10% es para ellos y me alegro mucho por mis padres y mis hermanas más pequeñas.

En el viaje de regreso a la academia, donde pasaremos esta última noche, todo fue extraño. Algunas dóciles lloraban desconsoladas por su destino, al menos 5 de ellas habían sido compradas por familias que tenían muy mala fama. La familia Alonso compra dóciles para diversión de sus 3 hijos varones y se habían hecho con 3 de ellas. Sentí tristeza por ellas y las dejé llorar en paz.

Yo tampoco podía recuperarme del shock de mi venta en todo el viaje de regreso, mientras miraba por la ventana, las personas de la ciudad me saludaban y algunas me mostraban imágenes con un rostro muy similar al mío. Si yo era famosa entre las esclavas y ciudadanas ¿Se debía a mis calificaciones? No había a quien preguntarle tal cosa y en la academia no nos dejaron hablar desde que llegamos, simplemente fuimos aisladas.

Estoy muy cansada, querido diario. Espero que me sepas disculpar. Exhausta, pero ansiosa por otro gran día te digo adiós.

Tú Mia

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Comments

Betty Saavedra Alvarado

Betty Saavedra Alvarado

Darian una historia que es como la vida real

2024-05-02

0

Nadia Rodriguez

Nadia Rodriguez

guau que historia

2023-05-08

0

Cande Ibarri

Cande Ibarri

Qué sucede aquí? Cómo que desnudas obligadamente!?!!! 🤯

2023-05-03

1

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